Disidencia de Mordisco anuncia suspensión de todas las operaciones ofensivas en el país
Además, el grupo armado reconoció su responsabilidad en el atentado con explosivos ocurrido el miércoles en Timba, Cauca. En el comunicado se afirma que frenarán las acciones contra fuerzas militares y policías desde este viernes hasta el 8 de octubre, cuando iniciará el cese al fuego bilateral.
A través de un comunicado difundido este viernes, la disidencia de las FARC, autodenominada como Estado Mayor Central, anunció que suspenderá “las acciones ofensivas en todo el territorio nacional contras las fuerzas militares y policías” desde el 22 de septiembre hasta el próximo 8 de octubre, fecha acordada esta semana para el inicio del cese al fuego bilateral con el Gobierno.
“En concordancia, ordenamos a todos los frentes, columnas y compañías pertenecientes a las FARC-EP suspender las acciones ofensivas en todo el territorio nacional”, dice el comunicado en el que también afirman que darán todas las garantías de seguridad para las elecciones regionales del próximo 29 de octubre.
De acuerdo con el documento, esa disidencia también asumió la responsabilidad por el atentado con carro bomba ocurrido el miércoles pasado en Timba, Cauca, contra la estación de Policía y que dejó dos personas muertas. De acuerdo con autoridades del Cauca, las víctimas serían Ardany Álvarez, residente en Jamundí (Valle) de 32 años, y la docente Estela Balanta.
Este hecho, calificado por el ministro de Defensa Iván Velásquez como una actitud homicida, no solo puso en duda las intenciones de paz de este grupo armado para sentarse en una mesa de diálogo con el gobierno, sino que dentro de la población civil recobró un temor que no se veía desde los días más álgidos del conflicto armado.
De hecho, desde el mismo despacho del secretario de Gobierno del Cauca aseguraron que con este atentado y una seguidilla de amenazas “han afectado gravemente a la población civil y por supuesto ha generado miedo, preocupación y pánico”.
La Defensoría del Pueblo también hizo un llamado de rechazo frente al atentado en Timba. En la jornada del 20 de septiembre, el defensor Carlos Camargo Assís aseguró que contrario a ese ataque en el Cauca, se necesitan “verdaderos gestos de paz de los grupos armados, pero solo se han estado burlando del anhelo que tenemos todos los colombianos”.
Por si los hechos violentos de las disidencias de las FARC hubiesen sido poco en Timba, a lo largo de los últimos días fueron recurrentes hostilidades a lo largo del departamento del Cauca. De acuerdo con información oficial, el pasado miércoles se reportaron pancartas alusivas a ese grupo armado en la vía Panamericana, cerca al ingreso a Santander de Quilichao, y fue hostigada la base militar de Los Pinos del municipio de Suárez, (Cauca), en la que, desde una camioneta, lanzaron artefactos explosivos.
En el norte y oriente del Cauca delinque el frente Jaime Martínez, adscrito a la disidencia comandada por Mordisco y de la que hacen parte unos 3.200 hombres, la mayoría de los cuales no se acogieron al Acuerdo de Paz de 2016.
“Lamentamos profundamente los hechos ocurridos en el corregimiento de Timba, Cauca, en una acción de guerra contra la estación de policía, ubicada en medio de la población civil, entre un colegio y un hospital, infringiendo normas del Derecho Internacional Humanitario. Reconocemos como error la imprecisión en esta acción militar en la que resultaron dos civiles muertos y cinco heridos, nos solidarizamos con sus familiares y amigos, sabemos que las heridas de guerra son difíciles de sanar, por mucho que digamos o hagamos”, dice el comunicado.
La vicepresidenta Francia Márquez también se pronunció sobre estos hechos de violencia desde Washington. Este viernes, la alta funcionaria dijo que la paz es competencia de todos y que “esto no es una disputa de Petro o de Francia. Todos los colombianos y colombianas nos merecemos vivir sin miedo”.
Agregando que: “el camino para la paz es el diálogo y este gobierno ha estado con toda la disposición para encontrar a través del diálogo una salida definitiva al conflicto armado. Colombia, el país de la belleza, tiene de todo para todos. Podemos vivir dignamente entre todos y en paz, pero la guerra no deja tranquila a nuestra gente”, afirmó Márquez Mina, quien además le solicitó a la Fiscalía General de la Nación investigar si los recientes ataques de las disidencias en el Cauca responden a una especie de saboteo a los diálogos de Paz Total que el Gobierno Nacional adelanta con distintos grupos armados.
No es el primer ataque que comete esa disidencia tras el anuncio el pasado martes de la instalación de la mesa de diálogos con el Gobierno y el inicio del cese al fuego el próximo 8 de octubre.
En contexto: Gobierno y disidencia de Mordisco instalarán mesa de diálogo el 8 de octubre en Catatumbo
Este viernes otro atentado con carro bomba contra una estación de Policía se reportó en el sector de Potreritos en Jamundí (Valle del Cauca). Fuentes de la Policía le confirmaron a El Espectador que el balance que se tiene hasta el momento es de tres civiles lesionados, cinco casas y dos vehículos afectados por la onda explosiva. En esa zona también delinque el frente Jaime Martínez.
Todo este panorama parece mostrar la tensión entre el Gobierno y esa disidencia que se abrió porque militares intentan retomar el control del cañón de Micay, una de las grandes subregiones cocaleras del Cauca. Como detalló un investigador cercano a los temas de derechos humanos y paz en esa zona a Colombia+20, esta es una de las regiones más complejas de Colombia. “Se trata de un enclave cocalero histórico, donde hay altos índices de asesinatos a líderes sociales y firmantes de paz, accidentes con minas antipersonales y un poder casi absoluto del Carlos Patiño, que se ha expandido en la región en los últimos cuatro años”.
A lo largo de Argelia, El Tambo y López de Micay, los tres municipios que comprenden esta zona, la guerra por los controles del narcotráfico han llevado a que estructuras como la Carlos Patiño se disputen a sangre y fuego estas rentas con otros actores armados y en medio queden comunidades ajenas a ese conflicto.
Facciones de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la Segunda Marquetalia (disidencia de las FARC comandada por Iván Márquez) hacen presencia en algunas áreas, e incluso hay quienes aseguran que se han aliado para combatir al frente Carlos Patiño y restarle poder.
Por orden presidencial, en la última semana se ha robustecido la presencia militar en estos municipios que rozan la cuenca del Micay. Esto, lejos de dar soluciones de fondo, siembra más dudas para las poblaciones civiles que se enfrentan a hostigamientos que no han cesado y que ven en este llamado al desescalamiento por parte de las filas de Mordisco una salida para frenar tanta violencia que durante la guerra dejó allí un saldo de más de 26.500 víctimas.
A través de un comunicado difundido este viernes, la disidencia de las FARC, autodenominada como Estado Mayor Central, anunció que suspenderá “las acciones ofensivas en todo el territorio nacional contras las fuerzas militares y policías” desde el 22 de septiembre hasta el próximo 8 de octubre, fecha acordada esta semana para el inicio del cese al fuego bilateral con el Gobierno.
“En concordancia, ordenamos a todos los frentes, columnas y compañías pertenecientes a las FARC-EP suspender las acciones ofensivas en todo el territorio nacional”, dice el comunicado en el que también afirman que darán todas las garantías de seguridad para las elecciones regionales del próximo 29 de octubre.
De acuerdo con el documento, esa disidencia también asumió la responsabilidad por el atentado con carro bomba ocurrido el miércoles pasado en Timba, Cauca, contra la estación de Policía y que dejó dos personas muertas. De acuerdo con autoridades del Cauca, las víctimas serían Ardany Álvarez, residente en Jamundí (Valle) de 32 años, y la docente Estela Balanta.
Este hecho, calificado por el ministro de Defensa Iván Velásquez como una actitud homicida, no solo puso en duda las intenciones de paz de este grupo armado para sentarse en una mesa de diálogo con el gobierno, sino que dentro de la población civil recobró un temor que no se veía desde los días más álgidos del conflicto armado.
De hecho, desde el mismo despacho del secretario de Gobierno del Cauca aseguraron que con este atentado y una seguidilla de amenazas “han afectado gravemente a la población civil y por supuesto ha generado miedo, preocupación y pánico”.
La Defensoría del Pueblo también hizo un llamado de rechazo frente al atentado en Timba. En la jornada del 20 de septiembre, el defensor Carlos Camargo Assís aseguró que contrario a ese ataque en el Cauca, se necesitan “verdaderos gestos de paz de los grupos armados, pero solo se han estado burlando del anhelo que tenemos todos los colombianos”.
Por si los hechos violentos de las disidencias de las FARC hubiesen sido poco en Timba, a lo largo de los últimos días fueron recurrentes hostilidades a lo largo del departamento del Cauca. De acuerdo con información oficial, el pasado miércoles se reportaron pancartas alusivas a ese grupo armado en la vía Panamericana, cerca al ingreso a Santander de Quilichao, y fue hostigada la base militar de Los Pinos del municipio de Suárez, (Cauca), en la que, desde una camioneta, lanzaron artefactos explosivos.
En el norte y oriente del Cauca delinque el frente Jaime Martínez, adscrito a la disidencia comandada por Mordisco y de la que hacen parte unos 3.200 hombres, la mayoría de los cuales no se acogieron al Acuerdo de Paz de 2016.
“Lamentamos profundamente los hechos ocurridos en el corregimiento de Timba, Cauca, en una acción de guerra contra la estación de policía, ubicada en medio de la población civil, entre un colegio y un hospital, infringiendo normas del Derecho Internacional Humanitario. Reconocemos como error la imprecisión en esta acción militar en la que resultaron dos civiles muertos y cinco heridos, nos solidarizamos con sus familiares y amigos, sabemos que las heridas de guerra son difíciles de sanar, por mucho que digamos o hagamos”, dice el comunicado.
La vicepresidenta Francia Márquez también se pronunció sobre estos hechos de violencia desde Washington. Este viernes, la alta funcionaria dijo que la paz es competencia de todos y que “esto no es una disputa de Petro o de Francia. Todos los colombianos y colombianas nos merecemos vivir sin miedo”.
Agregando que: “el camino para la paz es el diálogo y este gobierno ha estado con toda la disposición para encontrar a través del diálogo una salida definitiva al conflicto armado. Colombia, el país de la belleza, tiene de todo para todos. Podemos vivir dignamente entre todos y en paz, pero la guerra no deja tranquila a nuestra gente”, afirmó Márquez Mina, quien además le solicitó a la Fiscalía General de la Nación investigar si los recientes ataques de las disidencias en el Cauca responden a una especie de saboteo a los diálogos de Paz Total que el Gobierno Nacional adelanta con distintos grupos armados.
No es el primer ataque que comete esa disidencia tras el anuncio el pasado martes de la instalación de la mesa de diálogos con el Gobierno y el inicio del cese al fuego el próximo 8 de octubre.
En contexto: Gobierno y disidencia de Mordisco instalarán mesa de diálogo el 8 de octubre en Catatumbo
Este viernes otro atentado con carro bomba contra una estación de Policía se reportó en el sector de Potreritos en Jamundí (Valle del Cauca). Fuentes de la Policía le confirmaron a El Espectador que el balance que se tiene hasta el momento es de tres civiles lesionados, cinco casas y dos vehículos afectados por la onda explosiva. En esa zona también delinque el frente Jaime Martínez.
Todo este panorama parece mostrar la tensión entre el Gobierno y esa disidencia que se abrió porque militares intentan retomar el control del cañón de Micay, una de las grandes subregiones cocaleras del Cauca. Como detalló un investigador cercano a los temas de derechos humanos y paz en esa zona a Colombia+20, esta es una de las regiones más complejas de Colombia. “Se trata de un enclave cocalero histórico, donde hay altos índices de asesinatos a líderes sociales y firmantes de paz, accidentes con minas antipersonales y un poder casi absoluto del Carlos Patiño, que se ha expandido en la región en los últimos cuatro años”.
A lo largo de Argelia, El Tambo y López de Micay, los tres municipios que comprenden esta zona, la guerra por los controles del narcotráfico han llevado a que estructuras como la Carlos Patiño se disputen a sangre y fuego estas rentas con otros actores armados y en medio queden comunidades ajenas a ese conflicto.
Facciones de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la Segunda Marquetalia (disidencia de las FARC comandada por Iván Márquez) hacen presencia en algunas áreas, e incluso hay quienes aseguran que se han aliado para combatir al frente Carlos Patiño y restarle poder.
Por orden presidencial, en la última semana se ha robustecido la presencia militar en estos municipios que rozan la cuenca del Micay. Esto, lejos de dar soluciones de fondo, siembra más dudas para las poblaciones civiles que se enfrentan a hostigamientos que no han cesado y que ven en este llamado al desescalamiento por parte de las filas de Mordisco una salida para frenar tanta violencia que durante la guerra dejó allí un saldo de más de 26.500 víctimas.