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La brigadier general Clara Esperanza Galvis es una de los dos únicas mujeres en ocupar ese cargo en todas las Fuerzas Militares de Colombia. Fue, además, la primera general médico en el Ejército y hoy, es la directora del Hospital Militar.
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Cuando se le pregunta sobre la relevancia que han empezado a adquirir las mujeres militares en el Ejército tras muchos esfuerzos, ella resalta que la Institución también se ha abierto de manera trasversal a darle cada vez más espacio a las mujeres. Eso sí, señala que lo primordial es que sea cada persona la que se encargue de cultivar su perfil y capacidad profesional en la carrera militar.
¿Cómo ve usted la inclusión de las mujeres en las Fuerzas Militares?
Nosotras estamos ingresando a las Fuerzas Militares hace más de 40 años. El número ha ido creciendo. Inclusive, iniciamos solo mujeres en el cuerpo administrativo, pero ahora tenemos mujeres de escuela en las tres fuerzas (Armada, Ejército y Fuerza Aérea). Empezamos como oficiales y ya tenemos suboficiales.
La inclusión es cada vez mayor. Yo creo que la presencia de las mujeres en las Fuerzas Militares ha generado eficiencia, que es lo que se busca. Aprendimos a trabajar hombres y mujeres de la mano por un objetivo común que es la seguridad del Estado.
Además de la eficiencia, ¿qué otras ventajas trae la incorporación de más mujeres en esta Institución?
Sensibilidad, diálogo, calma, disciplina y capacidad de integrar. Hay un dicho que dice que las mujeres tenemos ojos por todos lados, es decir, podemos trabajar en varias cosas al tiempo sin descuidar nuestro rol de mujeres, de mamás. Pero nuestra profesión como militares es absolutamente primordial. Esa sensibilidad que nosotras le dimos ha sido algo espectacular, además le demostramos a la sociedad que dentro de las Fuerzas también hay hombres y mujeres, que todos somos parte de esta sociedad.
¿Usted qué opina de la poca incorporación y ascenso de mujeres dentro de las Fuerzas Militares?
Lo que pasa es que hay proyecciones. Sí se presentan más mujeres, pero en la proyección hay unos cargos establecidos. Además, tenemos otro problema que es la estabilidad porque a veces tenemos que sopesar la profesión con la maternidad y preferimos la segunda. Sin embargo, las puertas están abiertas para que nos presentemos.
Los ascensos se dan también por las capacidades, yo misma he participado en los procesos de selección. A nosotras nos escogieron hombres en su momento, ahora nosotras ya hacemos parte del grupo que selecciona. Esto se hace por perfiles y nos estudian la hoja de vida desde el primer hasta el último día. En una estructura piramidal obviamente se van a quedar ciertas hojas de vida.
Usted es uno de los contados casos en Colombia de mujeres militares que ocupan altos rangos. ¿Cómo ve estos cambios y qué cree que falta?
Entraron muy pocas mujeres, pero cada vez somos más, entonces ha sido un reconocimiento a la labor de la mujer, a la equidad y obviamente al respeto por la dignidad de la mujer y lo que ella representa. Pero pienso que debemos seguir creciendo. Estamos en un proceso de transformación dentro de las Fuerzas y estamos empoderando a las mujeres.
Se habla de que hay muy pocas mujeres en los rangos como el mío. Yo creo que tal vez nosotras no estábamos convencidas de que podíamos llegar acá, pero cada día yo veo más convencimiento de las oficiales y suboficiales de bajos grados, y lo estamos logrando. Antes teníamos en las suboficiales una sargento mayor, hoy entraron ocho. No pensamos que las mujeres íbamos a llegar a ser generales y hoy somos dos y cuatro en la Policía. Creo que el convencimiento está dentro de nosotras, porque las Fuerzas Militares trabajan por perfiles y necesitamos competencias, independientemente de que seamos hombres o mujeres.
¿El deseo de ser madres, como usted dice, puede generar algún tipo de barreras? ¿Usted lo ha notado así?
Sabe que no. La carga militar nos obliga a estar en todo el país, en zonas difíciles y fáciles, pero cada cual prioriza lo que quiere, entonces lo que vemos es que en ciertos grados hay una deserción porque las mujeres queremos tener nuestras familias.
¿Esto influye en que posiblemente sean más las mujeres designadas a tareas administrativas que a misiones de riesgo?
No es que estemos siendo relegadas a eso. En la Escuela uno puede escoger el arma a la que quiere pertenecer y la especialidad en la que quiere estar. Solo tenemos una limitante que es Infantería, porque la sociedad de este país no está preparada para que las mujeres sean las primeras en las líneas de combate. Obviamente el riesgo de morir en un combate es altísimo y muchas de estas mujeres tienen una familia y una gran responsabilidad en su casa. Como en muchos países las mujeres no estamos en la Infantería, pero estamos en todas las demás áreas. Así como estamos en lo administrativo y logístico, tenemos mujeres en Caballería, Artillería, Inteligencia y Comunicaciones. Tenemos mujeres pilotos, mujeres de la Armada que navegan, comandantes de buques, comandantes de batallones donde hay mucha responsabilidad y el riesgo.
A lo largo de esta transformación que menciona dentro de la Institución, ¿qué cambios ha notado en los hombres militares, en sus compañeros de trabajo?
Ha cambiado mucho, porque el respeto nos lo hemos ganado. Yo llevo 30 años en las Fuerzas Militares y en todo ese tiempo nunca he vivido algún tipo de discriminación. Cada vez los hombres piden tener más mujeres en sus áreas por el detalle, por la rigurosidad, por la tranquilidad, por la comunicación, por la negociación, porque siempre hay momentos de tensión. Nuestra profesión es una profesión de riesgo y siempre necesitas una persona calmada que ayude a tomar una decisión y que equilibre lo escenarios.
¿Considera que aún existe un ambiente masculino y dominante?
Seguramente existen todavía personas así, lo que pasa es que la política que tenemos dentro de las Fuerzas es que eso no puede pasar. Soterradamente puede haber ese tipo de actitudes, ¿no? A veces uno no necesita las palabras, sino que son actitudes que todavía existen, pero cada día son menos porque sí tenemos una transversalidad en la educación de inclusión de género.
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¿Nota alguna diferencia cuando una orden proviene de un hombre o de una mujer?
Soy la directora del Hospital Militar, tengo casi 3 mil personas a mi cargo, entre militares y civiles. Pienso que todos ellos saben que las mujeres somos más estrictas, nos gusta todo milimétrico y perfecto, entonces a veces esa imagen no es fácil de asimilar, pero el cumplimiento a mí me ha parecido excelente. Yo no he tenido ningún tipo de inconveniente, la gente se acerca y habla y por eso la comunicación es tan importante.
Hace algunos años los estereotipos eran marcados, es decir, las Fuerzas Militares se hicieron para hombres. Todo estaba escrito para los hombres, pero todo ha cambiado en una construcción de la doctrina, ahora tenemos que hablar de ellos y ellas, o si no, hablamos de las personas. Lo que yo les digo es que no piensen si es hombre o mujer, sino el cargo y el perfil de la persona.