El Museo de la Memoria está en riesgo, advierten sus funcionarios
En una carta enviada al director del Centro Nacional de Memoria, Darío Acevedo, 20 funcionarios de esa dependencia alertan sobre la crítica situación de ese proyecto por la inestabilidad que han generado las constantes renuncias en su dirección.
Una nueva alerta sobre el futuro del Museo de Memoria para las víctimas del conflicto armado en Colombia advierte que el lugar para las víctimas de la guerra está en riesgo. Tras los reiterativos llamados de la comunidad académica, las víctimas y otros sectores sobre el rumbo de ese proyecto del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), ahora la advertencia viene desde adentro. En una carta dirigida a Darío Acevedo, cabeza del CNMH, los mismos funcionarios del Museo aseguraron que el lugar atraviesa una situación crítica a pocos meses de su puesta en marcha, una promesa del gobierno de Iván Duque.
Lea: El desfile de funcionarios que han salido del Centro de Memoria en la era Acevedo
La misiva está firmada por 20 integrantes de la dirección técnica del Museo de Memoria. El detonante, explican en el documento, fue la reciente renuncia de Laura Montoya, quien venía dirigiéndolo, y que se convirtió en la tercera directora que renuncia al Museo en apenas tres años.
“Frente a los constantes cambios de director técnico en los últimos tres años, el equipo técnico se ha visto abocado a trabajar en un escenario de inestabilidad e incertidumbre”, explican los funcionarios en su carta. Y agregan que “la falta de continuidad en los procesos de la Dirección Técnica deviene en la fragilidad del proyecto que busca construir un Museo de la Memoria para las víctimas del conflicto armado interno, poniendo en riesgo su consolidación y legitimidad social”.
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Lo grave de esa inestabilidad al interior del Museo, dicen los funcionarios, es que tiene un impacto negativo en la confianza de las víctimas – pilar de ese proyecto – hacia la entidad. “Frente a esto consideramos que se pone en riesgo la relevancia y trascendencia de la importante labor designada al CNMH, deteriorando no solo la credibilidad del proyecto del museo, sino de toda la entidad en su conjunto”.
En la misiva también hicieron referencia a otro de los puntos que ha estado en tela de juicio durante la administración de Acevedo en el CNMH: el diálogo con las víctimas. Según los funcionarios, el museo debe construirse sobre las bases de ese diálogo, “para que la institución cumpla con su misión de contribuir a la reparación simbólica, el derecho a la verdad y como garantía de contribución a la no repetición de los hechos ocurridos en el marco del conflicto armado interno”.
Para poder cumplirles a las víctimas del conflicto y de cara a superar la crisis que atraviesa el Museo, sus funcionarios demandan “de manera imperativa” garantías administrativas, logísticas y técnicas, que permitan alcanzar los compromisos adquiridos por esa entidad.
Esa relación fracturada ha quedado en evidencia en otra serie de cartas y comunicados públicos que han circulado luego de la renuncia de Montoya. Una de esas fue la que le envió el Consejo Internacional de Museos en Colombia (ICOM) al director Acevedo en la que le expresó su preocupación por la inestabilidad institucional del Museo de Memoria y lo exhortaron a acoger los postulados establecidos en el Código de Deontología del ICOM, que plantea los principios básicos de trabajo en este sector.
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“Para su conocimiento, le informamos que las faltas al código de deontología ICOM pueden significar la suspensión o pérdida de la membresía del Museo de Memoria Histórica como miembro institucional de ICOM”, se le advirtió en ese documento.
Otro llamado similar hicieron los profesores de la Maestría en Museología y Gestión del Patrimonio de la Universidad Nacional. En un comunicado público, sostuvieron que la salida de Montoya del Museo muestra “los lesivos obstáculos que él (Acevedo) ha impuesto para implementar la participación de las comunidades académicas y las organizaciones sociales en el proceso de construcción social de este nuevo museo”. Allí mismo dejaron ver que Montoya, en principio cuestionada por su cercanía con el uribismo, venía liderando la reconstrucción de la confianza con organizaciones sociales, principalmente con la Red Colombiana de Lugares de Memoria.
Ese último punto también lo reafirmó el Museo Itinerante de la Memoria y la Identidad de los Montes de María, desde donde explicaron en un comunicado que la renuncia de la directora del Museo “vuelve a cerrar la brecha que a través de la gestión de la señora Montoya empezábamos a abrir luego de tres años de negacionismo y reticencia del actual director del CNMH, Darío Acevedo”.
Durante los primeros años de la gestión de Acevedo en el CNMH las críticas le llovieron por sus posiciones en las que negaba que hubiese conflicto armado interno en Colombia, pero en los últimos meses los llamados han recaído sobre su capacidad administrativa y de gestión para cumplir los objetivos del centro. El Museo de la Memoria de las víctimas sería inaugurado antes de agosto de 2022, cuando Duque deje la presidencia de Colombia. Esa promesa hoy está en veremos.
Una nueva alerta sobre el futuro del Museo de Memoria para las víctimas del conflicto armado en Colombia advierte que el lugar para las víctimas de la guerra está en riesgo. Tras los reiterativos llamados de la comunidad académica, las víctimas y otros sectores sobre el rumbo de ese proyecto del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), ahora la advertencia viene desde adentro. En una carta dirigida a Darío Acevedo, cabeza del CNMH, los mismos funcionarios del Museo aseguraron que el lugar atraviesa una situación crítica a pocos meses de su puesta en marcha, una promesa del gobierno de Iván Duque.
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La misiva está firmada por 20 integrantes de la dirección técnica del Museo de Memoria. El detonante, explican en el documento, fue la reciente renuncia de Laura Montoya, quien venía dirigiéndolo, y que se convirtió en la tercera directora que renuncia al Museo en apenas tres años.
“Frente a los constantes cambios de director técnico en los últimos tres años, el equipo técnico se ha visto abocado a trabajar en un escenario de inestabilidad e incertidumbre”, explican los funcionarios en su carta. Y agregan que “la falta de continuidad en los procesos de la Dirección Técnica deviene en la fragilidad del proyecto que busca construir un Museo de la Memoria para las víctimas del conflicto armado interno, poniendo en riesgo su consolidación y legitimidad social”.
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Lo grave de esa inestabilidad al interior del Museo, dicen los funcionarios, es que tiene un impacto negativo en la confianza de las víctimas – pilar de ese proyecto – hacia la entidad. “Frente a esto consideramos que se pone en riesgo la relevancia y trascendencia de la importante labor designada al CNMH, deteriorando no solo la credibilidad del proyecto del museo, sino de toda la entidad en su conjunto”.
En la misiva también hicieron referencia a otro de los puntos que ha estado en tela de juicio durante la administración de Acevedo en el CNMH: el diálogo con las víctimas. Según los funcionarios, el museo debe construirse sobre las bases de ese diálogo, “para que la institución cumpla con su misión de contribuir a la reparación simbólica, el derecho a la verdad y como garantía de contribución a la no repetición de los hechos ocurridos en el marco del conflicto armado interno”.
Para poder cumplirles a las víctimas del conflicto y de cara a superar la crisis que atraviesa el Museo, sus funcionarios demandan “de manera imperativa” garantías administrativas, logísticas y técnicas, que permitan alcanzar los compromisos adquiridos por esa entidad.
Esa relación fracturada ha quedado en evidencia en otra serie de cartas y comunicados públicos que han circulado luego de la renuncia de Montoya. Una de esas fue la que le envió el Consejo Internacional de Museos en Colombia (ICOM) al director Acevedo en la que le expresó su preocupación por la inestabilidad institucional del Museo de Memoria y lo exhortaron a acoger los postulados establecidos en el Código de Deontología del ICOM, que plantea los principios básicos de trabajo en este sector.
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“Para su conocimiento, le informamos que las faltas al código de deontología ICOM pueden significar la suspensión o pérdida de la membresía del Museo de Memoria Histórica como miembro institucional de ICOM”, se le advirtió en ese documento.
Otro llamado similar hicieron los profesores de la Maestría en Museología y Gestión del Patrimonio de la Universidad Nacional. En un comunicado público, sostuvieron que la salida de Montoya del Museo muestra “los lesivos obstáculos que él (Acevedo) ha impuesto para implementar la participación de las comunidades académicas y las organizaciones sociales en el proceso de construcción social de este nuevo museo”. Allí mismo dejaron ver que Montoya, en principio cuestionada por su cercanía con el uribismo, venía liderando la reconstrucción de la confianza con organizaciones sociales, principalmente con la Red Colombiana de Lugares de Memoria.
Ese último punto también lo reafirmó el Museo Itinerante de la Memoria y la Identidad de los Montes de María, desde donde explicaron en un comunicado que la renuncia de la directora del Museo “vuelve a cerrar la brecha que a través de la gestión de la señora Montoya empezábamos a abrir luego de tres años de negacionismo y reticencia del actual director del CNMH, Darío Acevedo”.
Durante los primeros años de la gestión de Acevedo en el CNMH las críticas le llovieron por sus posiciones en las que negaba que hubiese conflicto armado interno en Colombia, pero en los últimos meses los llamados han recaído sobre su capacidad administrativa y de gestión para cumplir los objetivos del centro. El Museo de la Memoria de las víctimas sería inaugurado antes de agosto de 2022, cuando Duque deje la presidencia de Colombia. Esa promesa hoy está en veremos.