El perdón del Estado que Aída Quilcué esperó durante 9 años
La líder indígena del norte del Cauca aceptó el perdón del Ministerio de Defensa y el Ejército. El acto había sido pospuesto tres años por estas instituciones. Quilcué pidió que la Comisión de la Verdad retome el caso.
Edinson Arley Bolaños / @eabolanos
Terminó por fin una de las batallas más difíciles de la líder indígena Aída Quilcué, cuyo epílogo fue el asesinato de su esposo José Eduin Legarda el 16 de diciembre de 2008. Hace más de 9 años, después de sepultar a su compañero en el resguardo indígena de Tierradentro, Quilcué emprendió la lucha por la verdad, la cual consiguió durante el proceso penal en el que fueron condenados un sargento viceprimero, un cabo tercero y cuatro soldados del batallón José Hilario López de Popayán. Hoy, después de que la justicia la acusara de ser la responsable del homicidio y luego la absolviera, el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Militares reconocieron su inocencia y le pidieron perdón.
El acto se desarrolló en el resguardo indígena de Monterilla en el municipio de Caldono, centro del Cauca. Ahí, más de dos mil comuneros de la etnia nasa le abrieron paso al viceministro de Defensa Aníbal Fernández de Soto y al general Jorge Hernando Herrera, comandante de la Vigésima Novena Brigada del Ejército en el Cauca. “Hechos como los del 16 de diciembre de 2008, en los cuales lamentablemente el señor Eduin Legarda perdió la vida, enlutan a toda la institución militar y ensombrecen la importante labor que a diario desarrollan los hombres y mujeres que la integran”, dijo Fernández de Soto cuando miró a los ojos a Aída Quilcué y llevó a cabo el acto de desagravio que ordenó en segunda instancia el Consejo de Estado el 2 de febrero de 2017.
“Hoy se ratificó de manera pública que el Ejército colombiano tuvo una responsabilidad en el crimen de Eduin”, dijo Aida Quilcué, quien habló con Colombia2020 de este hecho emblemático en la guerra colombiana. Dijo que aceptó el perdón del Estado, pero públicamente le pidió al padre Francisco de Roux, actual presidente de la Comisión de la Verdad, que acoja el caso de su esposo para terminar con el sufrimiento de no saber quiénes fueron los autores intelectuales del homicidio que iba para ella, lo asegura con firmeza hoy más que nunca.
También lea: Indígenas nasa se quedaron esperando pedido de perdón del Ejército
¿Sintió que fue sincero el perdón que le pidieron el Ejército y el Ministerio de Defensa por el homicidio de su esposo?
La actitud del viceministro ayudó muchísimo porque se vio la voluntad. Pero más allá de la sentencia del Consejo de Estado y de mi caso, en el marco del proceso de paz que hoy vive Colombia es importante que el Ejército lo haga con muchas víctimas en todo el país.
¿Qué significa este perdón después de nueve años de espera?
Es un hecho muy importante, pues en el momento en que ocurrió el crimen de Eduin a mí me estigmatizaron muchísimo. Primero dijeron que yo era la culpable del asesinato de mi esposo. Sin embargo, en la sentencia judicial se demostró hace años mi inocencia y hoy se ratificó de manera pública que el Ejército colombiano tuvo la responsabilidad material de este crimen.
¿Qué le dijo el Ejército durante el acto de desagravio?
El Ejército dijo que, aunque están cumpliendo una sentencia judicial, piden perdón de corazón, y yo espero que sea así. Aunque nosotros sabemos que los autores intelectuales están en la política nacional y que todo fue por la Minga de 2008. Por eso, públicamente le solicitamos al padre Francisco de Roux, presente en este acto, que acoja este caso y aplique la premisa más importante del acuerdo de paz para las víctimas: que haya verdad y se establezca quién o quiénes ordenaron el asesinato de Eduin, para así reparar moralmente al movimiento indígena de Colombia.
A parte de aceptar el perdón, ¿qué más le dijo al Viceministro de Defensa y al general del Ejército durante el acto en el resguardo de Monterilla?
Solicitamos que la Fuerza Pública no siga cometiendo este tipo de crímenes contra los civiles. Se hace necesario hablar sobre este tema de frente, porque aún ocurren situaciones confusas y extrañas. El viceministro dijo que estaría atento para dialogar sobre el tema y eso es valioso.
¿Por qué exigieron que el acto de desagravio se realizara en un resguardo indígena del norte del Cauca?
Queríamos que este acto no fuera a puerta cerrada, conmigo y con uno de los consejeros, como lo quiso en varias oportunidades el Ejército. Queríamos que fuera público y en el marco de una minga, porque, reitero, los hechos sucedieron durante la histórica movilización del 2008. Y así sucedió. Por eso, que el propio Estado esclareciera públicamente lo que sucedió ese 16 de diciembre de 2008 para todo el movimiento indígena es parte de la reparación.
¿Qué mensaje le o les envía a los autores intelectuales del crimen?
Que la justicia en Colombia tiene que llegar y que esto va a cambiar. No podemos permitir que nos sigan asesinando por pensar diferente, por vivir en un país diverso como es Colombia. Nosotros entendemos que la ideología de muchos es distinta a la de nosotros y la respetamos, pero también queremos que respeten nuestra identidad, cultura y forma de ser indígena.
Terminó por fin una de las batallas más difíciles de la líder indígena Aída Quilcué, cuyo epílogo fue el asesinato de su esposo José Eduin Legarda el 16 de diciembre de 2008. Hace más de 9 años, después de sepultar a su compañero en el resguardo indígena de Tierradentro, Quilcué emprendió la lucha por la verdad, la cual consiguió durante el proceso penal en el que fueron condenados un sargento viceprimero, un cabo tercero y cuatro soldados del batallón José Hilario López de Popayán. Hoy, después de que la justicia la acusara de ser la responsable del homicidio y luego la absolviera, el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Militares reconocieron su inocencia y le pidieron perdón.
El acto se desarrolló en el resguardo indígena de Monterilla en el municipio de Caldono, centro del Cauca. Ahí, más de dos mil comuneros de la etnia nasa le abrieron paso al viceministro de Defensa Aníbal Fernández de Soto y al general Jorge Hernando Herrera, comandante de la Vigésima Novena Brigada del Ejército en el Cauca. “Hechos como los del 16 de diciembre de 2008, en los cuales lamentablemente el señor Eduin Legarda perdió la vida, enlutan a toda la institución militar y ensombrecen la importante labor que a diario desarrollan los hombres y mujeres que la integran”, dijo Fernández de Soto cuando miró a los ojos a Aída Quilcué y llevó a cabo el acto de desagravio que ordenó en segunda instancia el Consejo de Estado el 2 de febrero de 2017.
“Hoy se ratificó de manera pública que el Ejército colombiano tuvo una responsabilidad en el crimen de Eduin”, dijo Aida Quilcué, quien habló con Colombia2020 de este hecho emblemático en la guerra colombiana. Dijo que aceptó el perdón del Estado, pero públicamente le pidió al padre Francisco de Roux, actual presidente de la Comisión de la Verdad, que acoja el caso de su esposo para terminar con el sufrimiento de no saber quiénes fueron los autores intelectuales del homicidio que iba para ella, lo asegura con firmeza hoy más que nunca.
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¿Sintió que fue sincero el perdón que le pidieron el Ejército y el Ministerio de Defensa por el homicidio de su esposo?
La actitud del viceministro ayudó muchísimo porque se vio la voluntad. Pero más allá de la sentencia del Consejo de Estado y de mi caso, en el marco del proceso de paz que hoy vive Colombia es importante que el Ejército lo haga con muchas víctimas en todo el país.
¿Qué significa este perdón después de nueve años de espera?
Es un hecho muy importante, pues en el momento en que ocurrió el crimen de Eduin a mí me estigmatizaron muchísimo. Primero dijeron que yo era la culpable del asesinato de mi esposo. Sin embargo, en la sentencia judicial se demostró hace años mi inocencia y hoy se ratificó de manera pública que el Ejército colombiano tuvo la responsabilidad material de este crimen.
¿Qué le dijo el Ejército durante el acto de desagravio?
El Ejército dijo que, aunque están cumpliendo una sentencia judicial, piden perdón de corazón, y yo espero que sea así. Aunque nosotros sabemos que los autores intelectuales están en la política nacional y que todo fue por la Minga de 2008. Por eso, públicamente le solicitamos al padre Francisco de Roux, presente en este acto, que acoja este caso y aplique la premisa más importante del acuerdo de paz para las víctimas: que haya verdad y se establezca quién o quiénes ordenaron el asesinato de Eduin, para así reparar moralmente al movimiento indígena de Colombia.
A parte de aceptar el perdón, ¿qué más le dijo al Viceministro de Defensa y al general del Ejército durante el acto en el resguardo de Monterilla?
Solicitamos que la Fuerza Pública no siga cometiendo este tipo de crímenes contra los civiles. Se hace necesario hablar sobre este tema de frente, porque aún ocurren situaciones confusas y extrañas. El viceministro dijo que estaría atento para dialogar sobre el tema y eso es valioso.
¿Por qué exigieron que el acto de desagravio se realizara en un resguardo indígena del norte del Cauca?
Queríamos que este acto no fuera a puerta cerrada, conmigo y con uno de los consejeros, como lo quiso en varias oportunidades el Ejército. Queríamos que fuera público y en el marco de una minga, porque, reitero, los hechos sucedieron durante la histórica movilización del 2008. Y así sucedió. Por eso, que el propio Estado esclareciera públicamente lo que sucedió ese 16 de diciembre de 2008 para todo el movimiento indígena es parte de la reparación.
¿Qué mensaje le o les envía a los autores intelectuales del crimen?
Que la justicia en Colombia tiene que llegar y que esto va a cambiar. No podemos permitir que nos sigan asesinando por pensar diferente, por vivir en un país diverso como es Colombia. Nosotros entendemos que la ideología de muchos es distinta a la de nosotros y la respetamos, pero también queremos que respeten nuestra identidad, cultura y forma de ser indígena.