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                                                                                                                                El perdón en el último acto de reconocimiento de la Comisión de la Verdad en Chocó

                                                                                                                                En la subregión chocoana del Bajo Atrato, por donde llegó la guerra al Pacífico colombiano, la Comisión de la Verdad propició un acto donde jefes de la antigua guerrilla aceptaron su responsabilidad en los daños al territorio.

                                                                                                                                Jóverman Sánchez,"Manteco", antiguo comandante de las Farc, abraza a la indígena Delia Casama. / Marcela Villano - Comisión de la Verdad
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                “Llegaron con mentiras y se lo llevaron de la casa, que el comandante lo necesitaba para una reunión, él salió con ellos”, recuerda José Ángel Palomeque, su hijastro. “Él me dijo: ‘Esto no me convence, no me parece, pero bueno, vamos pa delante a ver’”.

                                                                                                                                Fidel Angulo no volvió esa noche a su casa, fue el hijastro José Ángel quien salió a buscarlo y averiguar qué era lo que había pasado. Para describir ese instante que ocurrió hace ya tres décadas, José Ángel Palomeque emplea dos veces la misma palabra: “Terrible, terrible. Me tocó encontrarlo entre las montañas, lo encontré solo, al bajar a una quebrada”. El cuerpo había sido arrojado al borde del camino y tenía un brazo tirado hacia la espalda, mientras en el otro se advertía empuñada la peinilla, como si en un último arrebato Fidel Angulo hubiera intentado defenderse forcejeando con los guerrilleros que lo ejecutaron.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                El asesinato de Fidel Angulo Cortés es uno de los múltiples casos de violencia contra las comunidades étnicas del Bajo Atrato chocoano atribuidos a la extinta guerrilla de las Farc, casos que fueron examinados durante 13 meses por pobladores y excombatientes, en un trabajo liderado por la Comisión de la Verdad.

                                                                                                                                Le puede interesar: Los 11 hallazgos de la Comisión de la Verdad sobre el conflicto en Colombia

                                                                                                                                El propósito era propiciar los encuentros para que entre la gente y los antiguos guerrilleros pudiera lograrse el esclarecimiento de una verdad que ha sido esquiva a las comunidades y, sobre todo, generar un espacio en el que antiguos mandos y excombatientes reconocieran sus responsabilidades en los crímenes y afectaciones contra los pueblos afrocolombianos e indígenas de la cuenca baja del río Atrato.

                                                                                                                                El evento final, que tuvo lugar después de múltiples encuentros privados, se realizó en Apartadó (Antioquia) el 23 de junio con apoyo de la Comisión de la Verdad y el Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep). Fue el último acto de reconocimiento de responsabilidades realizado por la Comisión de la Verdad, apenas pocos días antes de la entrega de su Informe Final el pasado 28 de junio.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “¿Por qué volver?”, se preguntaba Adith Bonilla durante el evento, y ella misma ofrecía la respuesta: “Porque acá empezó la guerra”. Bonilla es una funcionaria que ha pasado por varias dependencias oficiales y acompañó a estas comunidades en la víspera del nuevo milenio, cuando luchaban por conseguir los títulos de propiedad de sus territorios, mientras de forma paralela se desarrollaba la invasión paramilitar desde el Urabá hacia el río Atrato, cuya punta de lanza fue la Operación Génesis en 1997, una ofensiva conjunta de las Fuerzas Armadas con los paramilitares para desalojar a las Farc del río y sus afluentes, que se habían convertido en su fortín y retaguardia. “El conflicto no ha parado un minuto”, sentenció Bonilla.

                                                                                                                                También puede leer: Paz territorial, cómo saldar las deudas con el campo para ponerle fin a la guerra

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Tan solo en Riosucio, la Unidad de Víctimas lleva un registro de 33.447 personas que han sufrido desplazamiento por causa del conflicto armado. En Carmen del Darién, otro municipio vecino más pequeño, la cifra alcanza las 6.549 personas.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Le puede interesar: Sin EPS ni salud: Así capacitan civíles en el Bajo Atrato para atender emergencias

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Comunidades y firmantes de la paz. / Marcela Villano - Comisión de la Verdad
                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                También se sumó el reclamo de las comunidades por crímenes como los de los líderes Fidel Angulo y Manuel Moya Lara, que minaron desde adentro las organizaciones propias: “Los líderes fueron suplantados por ustedes”, les dijo a los excomandantes Yilio Perea, un habitante del río Truandó.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Relatos del horror

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                No obstante, José Ángel Palomeque considera que el proceso ha valido la pena: “Por parte de muchos líderes hoy se siente ese valor de decirles a esos excombatientes que antes veíamos como un tigre, como un ogro, poder decirles, ¿por qué hicieron esto? ¿Por qué cometieron tantos errores? ¿Por qué nos humillaban? Logramos en estos 13 meses, pudimos reclamar por lo que había pasado”, asegura José Ángel. “Sabemos que la verdad ciento por ciento no la vamos a tener, porque muchos excombatientes ya fallecieron, se llevaron parte de la verdad, muchos no la conocen. Hoy nos queda avanzar, y eso es compartir con las comunidades, con las familias, lo que se ha hecho, y seguir en la búsqueda de la paz con los consejos comunitarios y los resguardos indígenas”.

                                                                                                                                Lo invitamos a leer: Estos son los capítulos del Informe Final de la Comisión de la Verdad

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Palomeque regresa al recuerdo de su padrastro: “No conocimos por qué lo habían asesinado, eso marcó debilidad en la comunidad y en la organización. Lo que decían es que era una orden, hasta el día de hoy no tenemos una razón clara de por qué se dio el asesinato. Dicen que por chismes en la comunidad”, señaló.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Jóverman Sánchez,"Manteco", antiguo comandante de las Farc, abraza a la indígena Delia Casama. / Marcela Villano - Comisión de la Verdad
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                “Llegaron con mentiras y se lo llevaron de la casa, que el comandante lo necesitaba para una reunión, él salió con ellos”, recuerda José Ángel Palomeque, su hijastro. “Él me dijo: ‘Esto no me convence, no me parece, pero bueno, vamos pa delante a ver’”.

                                                                                                                                Fidel Angulo no volvió esa noche a su casa, fue el hijastro José Ángel quien salió a buscarlo y averiguar qué era lo que había pasado. Para describir ese instante que ocurrió hace ya tres décadas, José Ángel Palomeque emplea dos veces la misma palabra: “Terrible, terrible. Me tocó encontrarlo entre las montañas, lo encontré solo, al bajar a una quebrada”. El cuerpo había sido arrojado al borde del camino y tenía un brazo tirado hacia la espalda, mientras en el otro se advertía empuñada la peinilla, como si en un último arrebato Fidel Angulo hubiera intentado defenderse forcejeando con los guerrilleros que lo ejecutaron.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                El asesinato de Fidel Angulo Cortés es uno de los múltiples casos de violencia contra las comunidades étnicas del Bajo Atrato chocoano atribuidos a la extinta guerrilla de las Farc, casos que fueron examinados durante 13 meses por pobladores y excombatientes, en un trabajo liderado por la Comisión de la Verdad.

                                                                                                                                Le puede interesar: Los 11 hallazgos de la Comisión de la Verdad sobre el conflicto en Colombia

                                                                                                                                El propósito era propiciar los encuentros para que entre la gente y los antiguos guerrilleros pudiera lograrse el esclarecimiento de una verdad que ha sido esquiva a las comunidades y, sobre todo, generar un espacio en el que antiguos mandos y excombatientes reconocieran sus responsabilidades en los crímenes y afectaciones contra los pueblos afrocolombianos e indígenas de la cuenca baja del río Atrato.

                                                                                                                                El evento final, que tuvo lugar después de múltiples encuentros privados, se realizó en Apartadó (Antioquia) el 23 de junio con apoyo de la Comisión de la Verdad y el Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep). Fue el último acto de reconocimiento de responsabilidades realizado por la Comisión de la Verdad, apenas pocos días antes de la entrega de su Informe Final el pasado 28 de junio.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “¿Por qué volver?”, se preguntaba Adith Bonilla durante el evento, y ella misma ofrecía la respuesta: “Porque acá empezó la guerra”. Bonilla es una funcionaria que ha pasado por varias dependencias oficiales y acompañó a estas comunidades en la víspera del nuevo milenio, cuando luchaban por conseguir los títulos de propiedad de sus territorios, mientras de forma paralela se desarrollaba la invasión paramilitar desde el Urabá hacia el río Atrato, cuya punta de lanza fue la Operación Génesis en 1997, una ofensiva conjunta de las Fuerzas Armadas con los paramilitares para desalojar a las Farc del río y sus afluentes, que se habían convertido en su fortín y retaguardia. “El conflicto no ha parado un minuto”, sentenció Bonilla.

                                                                                                                                También puede leer: Paz territorial, cómo saldar las deudas con el campo para ponerle fin a la guerra

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Tan solo en Riosucio, la Unidad de Víctimas lleva un registro de 33.447 personas que han sufrido desplazamiento por causa del conflicto armado. En Carmen del Darién, otro municipio vecino más pequeño, la cifra alcanza las 6.549 personas.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Le puede interesar: Sin EPS ni salud: Así capacitan civíles en el Bajo Atrato para atender emergencias

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Comunidades y firmantes de la paz. / Marcela Villano - Comisión de la Verdad
                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                También se sumó el reclamo de las comunidades por crímenes como los de los líderes Fidel Angulo y Manuel Moya Lara, que minaron desde adentro las organizaciones propias: “Los líderes fueron suplantados por ustedes”, les dijo a los excomandantes Yilio Perea, un habitante del río Truandó.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Relatos del horror

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “Les mocharon los pies a unos muchachos en Kiparadó”, contó la lideresa indígena Delia Casama, del resguardo El Barranco. Se refería a un episodio ocurrido en alguno de los tantos campos minados que fueron instalados por la guerrilla y que terminaron trastocando por completo los modos de vida de las comunidades indígenas, acostumbradas a vivir de la selva y sus frutos: “Pedíamos a Ankoré (su dios) que estos grupos se retiraran. Éramos como desplazados, pero dentro de nuestras comunidades, no podíamos ir a cacería y los niños chillando de hambre. De ella (la tierra) es que nos sostenemos, sin ella se muere el pueblo indígena”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Entre otros hechos, las Farc aceptaron su responsabilidad en los confinamientos de varios afluentes del Atrato, en asesinatos selectivos, desapariciones y amenazas contra pobladores. Paradójicamente, el asesinato de Fidel Angulo Cortés, el Cachi no pudo ser esclarecido porque los mandos de las Farc de la época que podían saber los motivos del crimen murieron durante el conflicto armado o no estaban ya entre las filas. El de Manuel Moya Lara, otro líder afro asesinado, sí pudo aclararse.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                No obstante, José Ángel Palomeque considera que el proceso ha valido la pena: “Por parte de muchos líderes hoy se siente ese valor de decirles a esos excombatientes que antes veíamos como un tigre, como un ogro, poder decirles, ¿por qué hicieron esto? ¿Por qué cometieron tantos errores? ¿Por qué nos humillaban? Logramos en estos 13 meses, pudimos reclamar por lo que había pasado”, asegura José Ángel. “Sabemos que la verdad ciento por ciento no la vamos a tener, porque muchos excombatientes ya fallecieron, se llevaron parte de la verdad, muchos no la conocen. Hoy nos queda avanzar, y eso es compartir con las comunidades, con las familias, lo que se ha hecho, y seguir en la búsqueda de la paz con los consejos comunitarios y los resguardos indígenas”.

                                                                                                                                Lo invitamos a leer: Estos son los capítulos del Informe Final de la Comisión de la Verdad

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Palomeque regresa al recuerdo de su padrastro: “No conocimos por qué lo habían asesinado, eso marcó debilidad en la comunidad y en la organización. Lo que decían es que era una orden, hasta el día de hoy no tenemos una razón clara de por qué se dio el asesinato. Dicen que por chismes en la comunidad”, señaló.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Por Camilo Alzate González

                                                                                                                                Licenciado en literatura de la Universidad Tecnológica de Pereira. Cubre temas relacionados con paz, derechos humanos y conflicto armado.@camilagrosocalzate@elespectador.com
                                                                                                                                Ver todas las noticias
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