En Antioquia, mujeres víctimas y excombatientes se graduaron como activistas de paz
A través de talleres enfocados a la generación de acciones diarias de paz y resolución de conflictos cotidianos, 91 mujeres se certificaron en actividades pedagógicas por la paz.
Cuando Teresa de Jesús Orozco, líder de 73 años de la Asociación de Ancianos Desplazados de Antioquia (ASOADEAN), recibió una llamada a mediados de julio de este año para participar en talleres para la promoción de la paz, no lo pensó mucho y aceptó.
“Un día me llamaron de la Secretaría de las Mujeres de Medellín, porque distinguen mi trabajo con ancianos, para asistir a los talleres y yo les dije que sí, que de una… Me llevé mi alcohol, mi tapabocas y me tiré a la calle” recuerda Teresa entre risas, porque reconoce que a su edad fue algo arriesgado, pero estar encerrada varios meses por la Pandemia y que le hablaran de liderazgos para la paz, la convenció de salir.
Inició en septiembre pasado. El lugar escogido para la formación fue el colegio El Sufragio, ubicado en el centro de Medellín. Ahí ella y otras 14 mujeres líderes se encontraron para aprender sobre resolución de conflictos y para tener mejores herramientas para construir paz desde sus comunidades.
(Lea más: Las mujeres que buscan cambiarle la cara a Arauca)
Durante esa misma semana en la que arrancó Teresa, también se vincularon otras integrantes al taller, pero de manera virtual. Una de ellas era Zulma Giraldo o “Cristina”, como le conocían durante la guerra, pues hizo parte del frente 36 de las Farc. Quien después de su reincorporación a la vida civil, tras la firma del Acuerdo de Paz entre el Estado y la antigua guerrilla en 2016, empezó a trabajar como consejera de género en los procesos de reincorporación de los excombatientes en Antioquia.
“A mí, desde la secretaría me hacen la invitación que para asistir con otras 14 compañeras excombatientes y yo las busqué porque era una oportunidad muy bonita para afianzar el rol que tenemos nosotras en la paz”, aseguró Zulma.
Zulma y Teresa fueron dos de las 91 estudiantes que se graduaron el pasado viernes 4 de diciembre en “Actividades pedagógicas de paz”, un taller coordinado por la Alcaldía de Medellín para crear espacios que propicien la construcción de paz desde la cotidianidad. Dicho taller estuvo conformado por nueve grupos de no más de 15 participantes, entre mujeres excombatientes de las Farc, mujeres víctimas del conflicto y lideresas comunitarias
Juliana Martínez Londoño, secretaria de las Mujeres de Medellín, explica que estos talleres nacieron “para propiciar espacios que permitan construir una cultura de paz con enfoque de género y eso implicaba considerar el trabajo que han realizado las mujeres en favor de la paz y, de esa manera, considerarlas protagonistas y promotoras de estrategias de reconciliación y construcción de tejido social”, aseguró.
Las 91 mujeres que fueron convocadas pertenecen a más de diez comunas de la ciudad y se vincularon gracias al trabajo que hacen con instituciones gubernamentales y organizaciones de víctimas, como la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), la Comisión de la Verdad, la Corporación Convivamos, la organización Mujeres Caminando por la Verdad (grupo de mujeres que hace memoria y resistencia a los jóvenes asesinados y desaparecidos de la comuna 13 de Medellín, a raíz de la Operación Orión en 2002), entre otros.
(Lea más: “La diosa en mí”, el álbum de 26 mujeres que resisten a la violencia con música)
Los encuentros se realizaron durante septiembre, octubre y noviembre; una vez a la semana, en grupos diferenciados, es decir, grupos compuestos solo por excombatientes o mujeres víctimas del conflicto, donde profundizaron sus conocimientos sobre el Acuerdo de Paz, la Comisión de la Verdad, la generación de acciones diarias de paz y, uno de los aspectos más importantes, la resolución de conflictos cotidianos. Todo esto, a través de espacios de sororidad y el diálogo, del reconocimiento de lo vivido y de apoyo mutuo y bordando o pintando para contar sus relatos, pero ya no a través de los hechos victimizantes sufridos, sino de lo que hacen para construir paz.
“Estos espacios han sido muy bonitos porque nos enseñaron a cambiar la rabia por amor, por comprensión y aprendimos que nosotras como lideresas podemos trabajar de muchas formas la paz y la reconciliación, empezando con nosotras mismas, hasta llegar a nuestra gente” aseguró Teresa, quien confesó que aprovechará para enseñarle al grupo de adultos mayores desplazados, al que pertenece, sobre el perdón y la sanación de las heridas.
Según la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, en el marco del conflicto armando 4′500.0000 mujeres han sufrido las agresiones de la guerra, eso equivale al 49,6% del total de víctimas. Teresa es una de las mujeres dentro de ese número:
Llegó desplazada de Argelia (Antioquia) donde había sido concejal, a Medellín en el 2002. Huyó de las inclemencias de la guerra tras haber perdido a su esposo a manos de la entonces guerrilla de las Farc en 1996 y de que les hubieran secuestrado a dos de sus hijas. Dejó su finca y se instaló en la capital.
Pasó diez años sin liderar procesos comunitarios (como lo hacía en Argelia), pero en 2012 se vinculó a la Asociación de Ancianos Desplazados de Antioquia (ASOADEAN), un grupo en el que adultos mayores se reúnen de manera periódica para sanar las heridas que la guerra les dejó. Una de las maneras en las que lo han hecho es con la Sábana de la Memoria, una creación colectiva hecha por los casi 90 integrantes de la asociación, donde plasmaron a través del bordado sus recuerdos de la guerra. “Con eso, a lo que usted va bordando, va sanando y todo va quedando atrás” asegura Teresa. Esa ha sido una de las acciones con la que ella y los adultos mayores han construido paz.
(Vea también: ‘Las mujeres hemos sido constructoras de paz históricamente”: lideresa del Putumayo)
Por su parte, Zulma afirma que estos espacios de aprendizaje “son importantes porque nosotras hemos querido vincularnos con las víctimas y reconocernos como personas que podemos estar en paz. Nosotras queremos tener la oportunidad de reconciliarnos, porque todas estamos cansadas de la guerra y con lo aprendido podemos hacer un país diferente”.
Aunque ellas dos nunca se encontraron en los talleres, el día de su graduación compartieron espacios y la satisfacción de ser ahora activistas pedagógicas para la paz, reconociendo que ahora serán multiplicadoras de los aprendido en sus comunidades. “Todo lo aprendido me lo llevo para mis viejitos, para mi grupo, para que todos vayan por el camino de la paz, porque durante mucho tiempo hemos llorado por nuestro dolor, pero con esto nosotros aportaremos a la buena construcción de paz”.
Tras esta graduación, que contó con la presencia de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, la ARN y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, las mujeres recibirán un kit compuesto, entre otras cosas, por una bitácora y una memoria USB con información digital sobre los talleres. “Con este trabajo identificamos que la paz es un asunto que está presente en el diario cotidiano y en esa medida es necesaria una pedagogía para la paz, (…) que se reconozca de manera pública a las mujeres como sujeto social y que sus voces sean importantes” dijo la secretaria Juliana Londoño.
Cuando Teresa de Jesús Orozco, líder de 73 años de la Asociación de Ancianos Desplazados de Antioquia (ASOADEAN), recibió una llamada a mediados de julio de este año para participar en talleres para la promoción de la paz, no lo pensó mucho y aceptó.
“Un día me llamaron de la Secretaría de las Mujeres de Medellín, porque distinguen mi trabajo con ancianos, para asistir a los talleres y yo les dije que sí, que de una… Me llevé mi alcohol, mi tapabocas y me tiré a la calle” recuerda Teresa entre risas, porque reconoce que a su edad fue algo arriesgado, pero estar encerrada varios meses por la Pandemia y que le hablaran de liderazgos para la paz, la convenció de salir.
Inició en septiembre pasado. El lugar escogido para la formación fue el colegio El Sufragio, ubicado en el centro de Medellín. Ahí ella y otras 14 mujeres líderes se encontraron para aprender sobre resolución de conflictos y para tener mejores herramientas para construir paz desde sus comunidades.
(Lea más: Las mujeres que buscan cambiarle la cara a Arauca)
Durante esa misma semana en la que arrancó Teresa, también se vincularon otras integrantes al taller, pero de manera virtual. Una de ellas era Zulma Giraldo o “Cristina”, como le conocían durante la guerra, pues hizo parte del frente 36 de las Farc. Quien después de su reincorporación a la vida civil, tras la firma del Acuerdo de Paz entre el Estado y la antigua guerrilla en 2016, empezó a trabajar como consejera de género en los procesos de reincorporación de los excombatientes en Antioquia.
“A mí, desde la secretaría me hacen la invitación que para asistir con otras 14 compañeras excombatientes y yo las busqué porque era una oportunidad muy bonita para afianzar el rol que tenemos nosotras en la paz”, aseguró Zulma.
Zulma y Teresa fueron dos de las 91 estudiantes que se graduaron el pasado viernes 4 de diciembre en “Actividades pedagógicas de paz”, un taller coordinado por la Alcaldía de Medellín para crear espacios que propicien la construcción de paz desde la cotidianidad. Dicho taller estuvo conformado por nueve grupos de no más de 15 participantes, entre mujeres excombatientes de las Farc, mujeres víctimas del conflicto y lideresas comunitarias
Juliana Martínez Londoño, secretaria de las Mujeres de Medellín, explica que estos talleres nacieron “para propiciar espacios que permitan construir una cultura de paz con enfoque de género y eso implicaba considerar el trabajo que han realizado las mujeres en favor de la paz y, de esa manera, considerarlas protagonistas y promotoras de estrategias de reconciliación y construcción de tejido social”, aseguró.
Las 91 mujeres que fueron convocadas pertenecen a más de diez comunas de la ciudad y se vincularon gracias al trabajo que hacen con instituciones gubernamentales y organizaciones de víctimas, como la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), la Comisión de la Verdad, la Corporación Convivamos, la organización Mujeres Caminando por la Verdad (grupo de mujeres que hace memoria y resistencia a los jóvenes asesinados y desaparecidos de la comuna 13 de Medellín, a raíz de la Operación Orión en 2002), entre otros.
(Lea más: “La diosa en mí”, el álbum de 26 mujeres que resisten a la violencia con música)
Los encuentros se realizaron durante septiembre, octubre y noviembre; una vez a la semana, en grupos diferenciados, es decir, grupos compuestos solo por excombatientes o mujeres víctimas del conflicto, donde profundizaron sus conocimientos sobre el Acuerdo de Paz, la Comisión de la Verdad, la generación de acciones diarias de paz y, uno de los aspectos más importantes, la resolución de conflictos cotidianos. Todo esto, a través de espacios de sororidad y el diálogo, del reconocimiento de lo vivido y de apoyo mutuo y bordando o pintando para contar sus relatos, pero ya no a través de los hechos victimizantes sufridos, sino de lo que hacen para construir paz.
“Estos espacios han sido muy bonitos porque nos enseñaron a cambiar la rabia por amor, por comprensión y aprendimos que nosotras como lideresas podemos trabajar de muchas formas la paz y la reconciliación, empezando con nosotras mismas, hasta llegar a nuestra gente” aseguró Teresa, quien confesó que aprovechará para enseñarle al grupo de adultos mayores desplazados, al que pertenece, sobre el perdón y la sanación de las heridas.
Según la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, en el marco del conflicto armando 4′500.0000 mujeres han sufrido las agresiones de la guerra, eso equivale al 49,6% del total de víctimas. Teresa es una de las mujeres dentro de ese número:
Llegó desplazada de Argelia (Antioquia) donde había sido concejal, a Medellín en el 2002. Huyó de las inclemencias de la guerra tras haber perdido a su esposo a manos de la entonces guerrilla de las Farc en 1996 y de que les hubieran secuestrado a dos de sus hijas. Dejó su finca y se instaló en la capital.
Pasó diez años sin liderar procesos comunitarios (como lo hacía en Argelia), pero en 2012 se vinculó a la Asociación de Ancianos Desplazados de Antioquia (ASOADEAN), un grupo en el que adultos mayores se reúnen de manera periódica para sanar las heridas que la guerra les dejó. Una de las maneras en las que lo han hecho es con la Sábana de la Memoria, una creación colectiva hecha por los casi 90 integrantes de la asociación, donde plasmaron a través del bordado sus recuerdos de la guerra. “Con eso, a lo que usted va bordando, va sanando y todo va quedando atrás” asegura Teresa. Esa ha sido una de las acciones con la que ella y los adultos mayores han construido paz.
(Vea también: ‘Las mujeres hemos sido constructoras de paz históricamente”: lideresa del Putumayo)
Por su parte, Zulma afirma que estos espacios de aprendizaje “son importantes porque nosotras hemos querido vincularnos con las víctimas y reconocernos como personas que podemos estar en paz. Nosotras queremos tener la oportunidad de reconciliarnos, porque todas estamos cansadas de la guerra y con lo aprendido podemos hacer un país diferente”.
Aunque ellas dos nunca se encontraron en los talleres, el día de su graduación compartieron espacios y la satisfacción de ser ahora activistas pedagógicas para la paz, reconociendo que ahora serán multiplicadoras de los aprendido en sus comunidades. “Todo lo aprendido me lo llevo para mis viejitos, para mi grupo, para que todos vayan por el camino de la paz, porque durante mucho tiempo hemos llorado por nuestro dolor, pero con esto nosotros aportaremos a la buena construcción de paz”.
Tras esta graduación, que contó con la presencia de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, la ARN y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, las mujeres recibirán un kit compuesto, entre otras cosas, por una bitácora y una memoria USB con información digital sobre los talleres. “Con este trabajo identificamos que la paz es un asunto que está presente en el diario cotidiano y en esa medida es necesaria una pedagogía para la paz, (…) que se reconozca de manera pública a las mujeres como sujeto social y que sus voces sean importantes” dijo la secretaria Juliana Londoño.