En el barrio Juanoy de Pasto, que nació como una invasión, se mejoró la infraestructura, se pintaron las viviendas y se hizo toda una ruta turística que termina en un mirador. Una de las apuestas fue no restringir el campo de acción a los municipios con mayores índices de violencia, como Tumaco, sino abarcar también otros como Pasto e Ipiales, donde a pesar de unas condiciones de seguridad más favorables persisten la desigualdad y las brechas entre las zonas rurales y urbanas.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada