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Esta semana Eamon Gilmore, enviado especial de la Unión Europea (UE) para el proceso de paz en Colombia, hizo su primera visita al país durante el gobierno de Gustavo Petro.
Su primera parada fue Buenaventura, donde el presidente comenzó el miércoles la paz total con las bandas criminales. El evento además coincidía con los 82 días con cero homicidios, tras la tregua entre las bandas organizadas de los Shottas y Espartanos.
En entrevista con Colombia+20, habló de ese laboratorio de paz, de las negociaciones con el Eln, la implementación del Acuerdo con las Farc y del cambio que se avecina con el Fondo Europeo para la Paz.
¿Qué impresión se llevó del proceso de paz iniciado en Buenaventura?
No puedo pensar en ciudad del mundo que haya logrado una reducción tan dramática en el número de asesinatos y violencia como la que ha tenido Buenaventura en un tiempo tan corto. Había un promedio de 20 a 25 asesinatos por mes y esa tasa bajó a cero en 90 días. Esto se logró gracias al trabajo del obispo Rubén Jaramillo y del comisionado de Paz. El reto es continuar ese impulso. Esta es una forma impresionante de construir la paz sobre el terreno. La Unión Europea ha estado apoyando la construcción de paz en Colombia por alrededor de tres décadas y en sus fases iniciales este trabajo se circunscribía al apoyo de los laboratorios de paz y luego las negociaciones que llevaron al Acuerdo de 2016. Ahora vamos a pasar a la fase de paz total, como lo propone el Gobierno, a la aventura de tratar de construir la paz desde el terreno. La parte difícil que hemos tenido en Colombia es el Acuerdo de Paz con las Farc. Ahora se intenta una negociación mejor con el Eln, pero también se están dando compromisos con otros actores violentos para llegar a una finalización completa de la violencia en este país.
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¿Qué percepción tiene de que se incluya a esos grupos criminales en la paz total?
Colombia es quien decide con quién hablar, cuándo hablar y cómo hablar con ellos. Todo esto es materia de decisión del Gobierno, nosotros no venimos con una fórmula diseñada. Pero le digo algo yo, que procedo de Irlanda, donde tuvimos un proceso de paz con el IRA (Ejército Republicano Irlandés). Allí teníamos una frase: hay que tomar riesgos en nombre de la paz. Uno tiene que tomar ciertas acciones que son difíciles de entender. ¿Qué es lo que importa? Que funcione, lo que importa es que se llegue a un punto donde no haya más violencia y en ese sentido la gente pueda disfrutar la libertad de vivir su vida. Lo que yo vi en Buenaventura fue gente en la calle haciendo sus cosas normales, saliendo, teniendo vida nocturna. Me contaron que antes de ese acuerdo (con las bandas) eso era algo que no pasaba, que la gente tenía que encerrarse. Entonces lo que tenemos que ver aquí es implementar acciones que funcionen. Y en lo que respecta a la Unión Europea, nosotros estamos disponibles para seguir trabajando con Colombia.
Otra parte de la paz total es la negociación con el Eln. ¿Cómo ha visto la UE el inicio de las negociaciones?
Primero que todo, nosotros damos la bienvenida a que se retomen esas negociaciones con el Eln. A tres de los Estados miembros de la Unión Europea se les ha pedido que acompañen el proceso y estamos conscientes de eso. Por ahora esta es una fase inicial y tenemos todo el deseo de que sea exitoso. Una vez más le digo que no llegamos aquí con una fórmula y que el Gobierno es el que debe decidir cómo se seguirá esa negociación, pero lo que sí hay que decir es que se ve que hay una intención seria de lograr un acuerdo. El Gobierno ha mostrado su voluntad de negociar y la contraparte de estos diálogos también tiene que mostrar esa voluntad… se necesitan dos para bailar, ¿no? Claro, eso también incluye el concurso de muchos otros. Vemos que hay una oportunidad para que se logre ese acuerdo.
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¿La Unión Europea acompañará esa mesa de diálogos con el Eln?
No hemos pensado todavía el rol de la Unión Europea, pero estamos siguiendo el proceso. Por ejemplo, en las negociaciones previas que se tuvieron en Quito, la Unión Europea no estaba formalmente acompañando el proceso, pero yo visité Ecuador para unirme a esas mesas y estuve hablando con los negociadores. Lo mismo sucedió con las Farc y las correspondientes negociaciones de La Habana, donde no teníamos un papel formal de acompañante, pero tanto la Unión Europea como Estados Unidos tenían enviados especiales. Durante el curso de esas acciones emergieron ciertos asuntos que hicieron que nosotros ya estuviéramos un grado de involucramiento más claro. En lo que concierne a la Unión Europea, estamos esperando que se nos pida participar y si se nos pide, ayudaremos con todo gusto.
¿Cuáles son los puntos más retrasados en la implementación del Acuerdo tras seis años de la firma?
No todos los elementos del Acuerdo se tenían que implementar al mismo tiempo, ni siquiera al mismo ritmo. Por ejemplo, el capítulo de la reforma rural integral tenía un plan a 15 años y literalmente hay todavía mucha tierra que recorrer. Tenemos diferentes tareas para cumplir ese punto. En términos de finalización del conflicto, eso se resolvió rápidamente. El desarme se dio en siete meses. En mi país, en Irlanda, al IRA le tomó siete años desarmarse. Lo que nos preocupa principalmente es el número de excombatientes que han sido asesinados en este período de tiempo. En el tema de las drogas de uso ilícito, no se ha avanzado como debería ser. Es necesario ponerle mayor énfasis al programa de sustitución de cultivos porque no ha avanzado como se había planeado, así como la cantidad de coca que sigue siendo cultivada. El número hectáreas que tienen coca aumentado de manera dramática. Lograr el control de las drogas no lo puede hacer Colombia solo, ni siquiera se puede hacer en Colombia solamente. Se tiene que trabajar de manera más amplia y creo que se puede hacer más en Europa, en el norte de América y en otros países donde hay alta demanda.
Solucionar el tema de las drogas y la industria violenta que se relaciona con estas es un problema más global, probablemente regional también.¿Cómo ve los anuncios del Gobierno sobre el Acuerdo Final?
Estoy muy contento y doy beneplácito al compromiso del presidente Petro de implementar totalmente el Acuerdo de 2016. La Unión Europea ha dicho que se debe hacer de forma integral. Lo que está buscando el Gobierno es profundizar ese acuerdo, especialmente para construir en terreno. He visto mucha más energía, particularmente de parte de la sociedad civil. Hay un buen momento y buen impulso, y ese impulso se tiene que aprovechar, hay que agarrarlo con las dos manos y hacer que vayamos hacia adelante. Me llena de optimismo lo que he visto y oído en estos días. Los acuerdos no terminan con la firma; en realidad, inician. Este es el momento para profundizar en la paz.
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¿Cómo evalúa la situación de los defensores de derechos humanos?
El registro es de 171 muertes. Son demasiadas. Hacemos un llamado público a que el Gobierno defienda y proteja a los defensores de derechos humanos y esperamos ver resultados, porque Colombia tristemente es uno de los países más peligrosos del mundo para esa labor y esto debe cambiar. “Defendamos la vida” es una campaña de los 16 Estados miembros de la Unión Europea que tienen embajadas en Colombia, con el liderazgo de la Unión Europea, Suiza y Noruega. Hemos desarrollado algunas acciones sobre eso que le hablaba: el derecho de la gente a la vida y a vivir en paz.
¿Colombia seguirá en la agenda de la UE o las prioridades pueden cambiar ahora que hay una guerra en Ucrania?
Primero que todo, Colombia nunca dejará de ser una prioridad de la Unión Europea. Nosotros estamos en una situación en la cual volvió la guerra a Europa y al ver lo que está pasando en Ucrania, donde un país grande invade otro, es como ver los titulares de noticias de los años 30 y 40. Se entiende que la guerra en Ucrania es una prioridad para la Unión Europea, pero también somos conscientes de que hay crisis en otras partes del mundo a las cuales tenemos que seguir acudiendo. Colombia tiene la atención de la Unión Europea y del mundo.