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                                                                                                                                Escobar, La Niña, Distrito Salvaje: la memoria histórica en las telenovelas

                                                                                                                                Un proyecto del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Berlín (Alemania), dirigido por una colombiana, estudia cómo las series y telenovelas en América Latina han ayudado a masificar los procesos de memoria y despertar la conciencia histórica.

                                                                                                                                Cindy A. Morales Castillo

                                                                                                                                Editora General Colombia+20
                                                                                                                                En la telenovela “La niña” (2016) se habló por primera vez del reclutamiento forzado de menores de edad.
                                                                                                                                Foto: Caracol TV
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Pero ¿y si las novelas están haciendo más por la memoria histórica de Colombia de lo que creemos? En un país en el que durante 35 años se dejó de dar la clase de historia, quizá la actuación de Andrés Parra le enseñó más a la audiencia —sobre todo a los jóvenes— del narcotraficante Pablo Escobar y sus acciones sobre la población; o la de Ana María Estupiñán en la serie La niña sobre el reclutamiento forzado de menores.

                                                                                                                                Lea: Conflicto colombiano, una materia que se raja en los libros escolares

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                “El éxito de las telenovelas en Latinoamérica es que crean algo que es intangible y poderoso: identificación. Si tú no te sientes identificado es posible que no veas, no consumas eso que estás viendo en la televisión. Al crear esa identificación paralizan los países, pero sobre todo —y aquí está la clave— ponen conversación, nos ponen a dialogar”, explicó Contreras a Colombia+20.

                                                                                                                                Según Mónika Contreras Saiz, “Pablo Escobar, el patrón del mal”, protagonizada por Andrés Parra, empezó un proceso de construcción de memoria.
                                                                                                                                Foto: Caracol TV

                                                                                                                                Por años las capas más humildes de la sociedad quedaron relegadas de ese diálogo histórico y muchas voces jamás fueron escuchadas y eso incluyó las narrativas sobre el conflicto armado. Con una guerra tan violenta como la que vivió Colombia en los años 80 y 90, la concentración de las fuerzas era derrotar a ese enemigo y mostrarlo como un rival sin matices o, al menos, sin presentar otros lados de esa contienda de los que hoy somos más conscientes, porque antes no los conocíamos.

                                                                                                                                Le puede interesar: Rockeros y metaleros de Santa Marta, las víctimas silenciadas del paramilitarismo

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                                                                                                                                Para la historiadora, el tiempo y la madurez del público han hecho que se evolucione de productos como la “narcoficción” —que se convirtió en el formato por excelencia en Colombia— a otros más incluyentes y complejos. “Ya no se trata solo del boom de la narcoficción, que tanto marcó nuestra televisión, que también presentaba solo un punto de vista y exotizaba nuestra realidad, sino que las telenovelas empezaron a dar un viraje hacia la construcción de memoria y a decir sí hay narcotráfico, pero esto está entrelazado con el paramilitarismo, el origen de la guerrilla y el problema de tierras, y eso volvió el relato más polifónico”, afirma.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “Noticia de un secuestro” narra el flagelo vivido por Maruja Pachón, Beatriz Villamizar, Diana Turbay y Marina Montoya.
                                                                                                                                Foto: Prime Video

                                                                                                                                Según Contreras, ese viraje comenzó con el inicio de la desmovilización de los paramilitares, en 2005, y la llegada de Justicia y Paz, porque los procesos de memoria, reconciliación, perdón y verdad empezaron a estar en la esfera pública y despertar la conciencia histórica.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Lo más importante para la investigadora no solo ha sido la transmisión de esa historia por televisión y las telenovelas, sino la recepción que han tenido y la transformación en lo que pensamos sobre esos hechos: “Ahí no hay buenos completamente buenos ni malos completamente malos. Eso abrió la conciencia a las causas sociales históricas. Estamos viendo el porqué de eso que nos pasó y a lo mejor cómo hacemos para no repetirlo”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                En la telenovela “La niña” (2016) se habló por primera vez del reclutamiento forzado de menores de edad.
                                                                                                                                Foto: Caracol TV
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Pero ¿y si las novelas están haciendo más por la memoria histórica de Colombia de lo que creemos? En un país en el que durante 35 años se dejó de dar la clase de historia, quizá la actuación de Andrés Parra le enseñó más a la audiencia —sobre todo a los jóvenes— del narcotraficante Pablo Escobar y sus acciones sobre la población; o la de Ana María Estupiñán en la serie La niña sobre el reclutamiento forzado de menores.

                                                                                                                                Lea: Conflicto colombiano, una materia que se raja en los libros escolares

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                                                                                                                                “El éxito de las telenovelas en Latinoamérica es que crean algo que es intangible y poderoso: identificación. Si tú no te sientes identificado es posible que no veas, no consumas eso que estás viendo en la televisión. Al crear esa identificación paralizan los países, pero sobre todo —y aquí está la clave— ponen conversación, nos ponen a dialogar”, explicó Contreras a Colombia+20.

                                                                                                                                Según Mónika Contreras Saiz, “Pablo Escobar, el patrón del mal”, protagonizada por Andrés Parra, empezó un proceso de construcción de memoria.
                                                                                                                                Foto: Caracol TV

                                                                                                                                Por años las capas más humildes de la sociedad quedaron relegadas de ese diálogo histórico y muchas voces jamás fueron escuchadas y eso incluyó las narrativas sobre el conflicto armado. Con una guerra tan violenta como la que vivió Colombia en los años 80 y 90, la concentración de las fuerzas era derrotar a ese enemigo y mostrarlo como un rival sin matices o, al menos, sin presentar otros lados de esa contienda de los que hoy somos más conscientes, porque antes no los conocíamos.

                                                                                                                                Le puede interesar: Rockeros y metaleros de Santa Marta, las víctimas silenciadas del paramilitarismo

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                                                                                                                                Para la historiadora, el tiempo y la madurez del público han hecho que se evolucione de productos como la “narcoficción” —que se convirtió en el formato por excelencia en Colombia— a otros más incluyentes y complejos. “Ya no se trata solo del boom de la narcoficción, que tanto marcó nuestra televisión, que también presentaba solo un punto de vista y exotizaba nuestra realidad, sino que las telenovelas empezaron a dar un viraje hacia la construcción de memoria y a decir sí hay narcotráfico, pero esto está entrelazado con el paramilitarismo, el origen de la guerrilla y el problema de tierras, y eso volvió el relato más polifónico”, afirma.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “Noticia de un secuestro” narra el flagelo vivido por Maruja Pachón, Beatriz Villamizar, Diana Turbay y Marina Montoya.
                                                                                                                                Foto: Prime Video

                                                                                                                                Según Contreras, ese viraje comenzó con el inicio de la desmovilización de los paramilitares, en 2005, y la llegada de Justicia y Paz, porque los procesos de memoria, reconciliación, perdón y verdad empezaron a estar en la esfera pública y despertar la conciencia histórica.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “En la saturación de noticias y todo eso que están dándonos los medios todo el tiempo, es posible que ciertas cosas pasen desapercibidas; entonces la clave secreta es entretenimiento, porque a él acudimos de forma voluntaria. Si prendemos el televisor o vemos una serie por nuestra voluntad y ahí me están mostrando algo a lo que yo no le había prestado atención, me es más fácil digerirlo, aceptarlo, y eso empieza a despertar mi conciencia”, explica Contreras.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El trabajo que han adelantado desde el instituto también muestra que ese tipo de productos de televisión han provocado un diálogo intergeneracional. “Cuando las telenovelas narran hechos que ocurrieron mientras transcurría la vida de la mayor parte de sus televidentes, o por lo menos la vida de sus padres, inevitablemente evocan algo en los televidentes de esa época y a su vez pueden convertirse en memorias emblemáticas”, dice el trabajo publicado por Contreras, quien lo resume así: “Como son cosas que vivió gran parte de la audiencia o están en nuestra memoria familiar, pues vas y le preguntas a tu mamá, a tu tío, a tu abuela. Ahí hay conversación”, afirma.

                                                                                                                                Lo más importante para la investigadora no solo ha sido la transmisión de esa historia por televisión y las telenovelas, sino la recepción que han tenido y la transformación en lo que pensamos sobre esos hechos: “Ahí no hay buenos completamente buenos ni malos completamente malos. Eso abrió la conciencia a las causas sociales históricas. Estamos viendo el porqué de eso que nos pasó y a lo mejor cómo hacemos para no repetirlo”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                La investigación por ahora abarca a Colombia con tres novelas Pablo Escobar, el patrón del mal; Narcos y Tres Caínes; y a Chile con Los 80, más que una moda y Dignity. Ambas tratan temas de la dictadura de Augusto Pinochet.

                                                                                                                                Por Cindy A. Morales Castillo

                                                                                                                                Periodista con posgrado en Estudios Internacionales. Actualmente es la editora de Colombia+20 de El Espectador y docente de Narrativas Digitales de la Universidad Javeriana.@cinmoralejacmorales@elespectador.com
                                                                                                                                Ver todas las noticias
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