Exintegrantes de las Farc pidieron perdón a los pueblos indígenas
Rodrigo Londoño y Ubaldo Zuñiga, conocidos en la guerra como “Timochenko” y “Pablo Atrato”, en un acto de reconocimiento ante la Comisión de la Verdad, asumieron su responsabilidad en las violencias contra estas comunidades étnicas. Los dirigentes indígenas aceptaron el perdón a cambio de una verdad que no los revictimice.
“A todos los compañeros del cabildo los van a matar”, fue una de las advertencias que se escucharon en el resguardo Urada Jiguamiando, en el Carmen del Darién, antes de que llegaran hombres de las Farc y asesinaran, frente a toda la comunidad Embera, a tres líderes indígenas. Este fue sólo una de los testimonios que se escucharon este viernes en el Encuentro por la verdad de los pueblos indígenas en situación y riesgo de exterminio físico y cultural, organizado por la Comisión de la Verdad.
Durante el evento, tres integrantes de las extintas Farc, entre ellos Rodrigo Londoño y Ubaldo Zuñiga, conocidos en la guerra como Timochenko y Pablo Atrato, reconocieron su responsabilidad en violaciones a derechos humanos y varios crímenes y atentados contra los pueblos indígenas. En el encuentro se recordaron los dolorosos hechos que ocurrieron en la masacre de ocho líderes indígenas en Murindó (Antioquia), ocurrida en 1986 y perpetrada también por la guerrilla de las Farc.
Frente a este hecho violento, Erika, exintegrante del Frente 5 y 34 de las Farc, reconoció que fue un grave error y además asumió responsabilidad sobre otros hechos que, espera, sean escuchados por la Comisión. También solicitó un espacio con los cabildos indígenas donde los excombatientes tuvieron incidencia. “Nosotros estamos dispuestos a esclarecer cualquier caso de violencia contra los indígenas. Si hubo otros asesinatos hay que mirar quién, dónde cuando y cómo y esclarecerlos individualmente”, añadió la exguerrillera.
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Después de ella continuó Ubaldo Zuñiga o Pablo Atrato, comandante del Frente 57 de las Farc, quien aceptó que su actuar contra los pueblos indígenas fue errado: “Muchas veces hicimos mal y eso hay que reconocerlo. Nosotros pudimos haber cometido muchos errores en las comunidades indígenas pretendiendo de alguna manera, imponer nuestro criterio y no alcanzamos a entender su cosmovisión y su forma de hacer las formas. Sí nos equivocamos”.
Por su parte, Rodrigo Londoño o Timochenko Jiménez lamentó haber impuesto su mirada sobre lo que debían vivir los territorios. “A los pueblos indígenas nunca les consultamos sus aspiraciones, nunca les consultamos su opinión, nunca los tuvimos en cuenta y eso uno lo va aprendiendo. Este proceso de paz le ha permitido a uno entender, con dolor, que a pesar de estar luchando por una causa que tiene una causa común como la tierra, en ningún momento tuvimos en cuenta su cosmovisión, que es distinta a la nuestra. Nunca tuvimos en cuenta su manera de abordar y resolver los problemas”.
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Y agregó: “Lo más duro, lo digo con mucho dolor y convicción, es reconocer que esa lectura equivocada trajo como consecuencia para los pueblos indígenas dolor, desarraigo, desplazamientos, muertes, heridos, el dolor de muchos hogares. Y algo que fue puntual y muy doloroso por lo abominable de los casos, y fue la violencia sexual”.
Por último, el excomandante y hoy presidente del partido político FARC pidió perdón a nombre de la organización a los pueblos indígenas e intentó abrir un espacio para la reconciliación: “Les pido la posibilidad de que nos reconciliemos, la posibilidad de que ustedes en las regiones puedan con nuestra gente reconstruir lo que nos pasó para que las nuevas generaciones lo tengan como lección y no se vuelva a repetir”.
Tras el reconocimiento voluntario de los responsables, Gerardo Jumi, secretario de la Mesa de concertación Indígena, recordó la voluntad de paz que siempre han tenido los pueblos indígenas: "Nosotros fuimos a La Habana (Cuba) a acordar el capítulo étnico que hoy se cumple de manera parcial o en un bajo porcentaje y en toda esta larga y oscura noche, la guerra nos ha dejado cerca de 3.000 víctimas indígenas”.
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Jumi aseguró que “queremos que no vuelva a ocurrir esos horrores, de sangre, de tragedia contra nuestras autoridades indígenas, contra los dirigentes, contra nuestras mujeres y niños. Nuestra alma de bondad y nobleza sigue siendo la misma que en la guerra reconocieron. Asesinaron a nuestras mujeres y dirigentes aunque no portaran un arma, no más que sus palabras y legitimidad. Pero nosotros heredamos la capacidad de personar de nuestros ancestros".
Finalmente, el secretario aclaró que los pueblos indígenas no le dan prioridad a la verdad procesal, es decir, aquella que reposa en los folios judiciales, sino “a la verdad histórica, como garantía de no repetición". El líder indígena concluyó diciendo “nuestros sabios ofrecen el perdón a cambio de la verdad histórica, en donde los excombatientes y actores del conflicto asuman su responsabilidad y en sus declaraciones no revictimicen a los pueblos indígenas y más a aquellos quienes no existen, porque fueron asesinados o desaparecidos”.
“A todos los compañeros del cabildo los van a matar”, fue una de las advertencias que se escucharon en el resguardo Urada Jiguamiando, en el Carmen del Darién, antes de que llegaran hombres de las Farc y asesinaran, frente a toda la comunidad Embera, a tres líderes indígenas. Este fue sólo una de los testimonios que se escucharon este viernes en el Encuentro por la verdad de los pueblos indígenas en situación y riesgo de exterminio físico y cultural, organizado por la Comisión de la Verdad.
Durante el evento, tres integrantes de las extintas Farc, entre ellos Rodrigo Londoño y Ubaldo Zuñiga, conocidos en la guerra como Timochenko y Pablo Atrato, reconocieron su responsabilidad en violaciones a derechos humanos y varios crímenes y atentados contra los pueblos indígenas. En el encuentro se recordaron los dolorosos hechos que ocurrieron en la masacre de ocho líderes indígenas en Murindó (Antioquia), ocurrida en 1986 y perpetrada también por la guerrilla de las Farc.
Frente a este hecho violento, Erika, exintegrante del Frente 5 y 34 de las Farc, reconoció que fue un grave error y además asumió responsabilidad sobre otros hechos que, espera, sean escuchados por la Comisión. También solicitó un espacio con los cabildos indígenas donde los excombatientes tuvieron incidencia. “Nosotros estamos dispuestos a esclarecer cualquier caso de violencia contra los indígenas. Si hubo otros asesinatos hay que mirar quién, dónde cuando y cómo y esclarecerlos individualmente”, añadió la exguerrillera.
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Después de ella continuó Ubaldo Zuñiga o Pablo Atrato, comandante del Frente 57 de las Farc, quien aceptó que su actuar contra los pueblos indígenas fue errado: “Muchas veces hicimos mal y eso hay que reconocerlo. Nosotros pudimos haber cometido muchos errores en las comunidades indígenas pretendiendo de alguna manera, imponer nuestro criterio y no alcanzamos a entender su cosmovisión y su forma de hacer las formas. Sí nos equivocamos”.
Por su parte, Rodrigo Londoño o Timochenko Jiménez lamentó haber impuesto su mirada sobre lo que debían vivir los territorios. “A los pueblos indígenas nunca les consultamos sus aspiraciones, nunca les consultamos su opinión, nunca los tuvimos en cuenta y eso uno lo va aprendiendo. Este proceso de paz le ha permitido a uno entender, con dolor, que a pesar de estar luchando por una causa que tiene una causa común como la tierra, en ningún momento tuvimos en cuenta su cosmovisión, que es distinta a la nuestra. Nunca tuvimos en cuenta su manera de abordar y resolver los problemas”.
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Y agregó: “Lo más duro, lo digo con mucho dolor y convicción, es reconocer que esa lectura equivocada trajo como consecuencia para los pueblos indígenas dolor, desarraigo, desplazamientos, muertes, heridos, el dolor de muchos hogares. Y algo que fue puntual y muy doloroso por lo abominable de los casos, y fue la violencia sexual”.
Por último, el excomandante y hoy presidente del partido político FARC pidió perdón a nombre de la organización a los pueblos indígenas e intentó abrir un espacio para la reconciliación: “Les pido la posibilidad de que nos reconciliemos, la posibilidad de que ustedes en las regiones puedan con nuestra gente reconstruir lo que nos pasó para que las nuevas generaciones lo tengan como lección y no se vuelva a repetir”.
Tras el reconocimiento voluntario de los responsables, Gerardo Jumi, secretario de la Mesa de concertación Indígena, recordó la voluntad de paz que siempre han tenido los pueblos indígenas: "Nosotros fuimos a La Habana (Cuba) a acordar el capítulo étnico que hoy se cumple de manera parcial o en un bajo porcentaje y en toda esta larga y oscura noche, la guerra nos ha dejado cerca de 3.000 víctimas indígenas”.
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Jumi aseguró que “queremos que no vuelva a ocurrir esos horrores, de sangre, de tragedia contra nuestras autoridades indígenas, contra los dirigentes, contra nuestras mujeres y niños. Nuestra alma de bondad y nobleza sigue siendo la misma que en la guerra reconocieron. Asesinaron a nuestras mujeres y dirigentes aunque no portaran un arma, no más que sus palabras y legitimidad. Pero nosotros heredamos la capacidad de personar de nuestros ancestros".
Finalmente, el secretario aclaró que los pueblos indígenas no le dan prioridad a la verdad procesal, es decir, aquella que reposa en los folios judiciales, sino “a la verdad histórica, como garantía de no repetición". El líder indígena concluyó diciendo “nuestros sabios ofrecen el perdón a cambio de la verdad histórica, en donde los excombatientes y actores del conflicto asuman su responsabilidad y en sus declaraciones no revictimicen a los pueblos indígenas y más a aquellos quienes no existen, porque fueron asesinados o desaparecidos”.