Farc piden perdón por “pescas milagrosas”
Entre finales de la década de los noventa y comienzo del nuevo siglo, la entonces guerrilla de las Farc decidió afectar con el flagelo del secuestro, que llevó a la reducción de viajes en el país. Hoy un grupo de exguerrilleros pedirá perdón por estos hechos en la vía que comunica a Villavicencio (Meta), una de las más afectadas.
El secuestro con fines económicos fue otro de los capítulos oscuros que vivieron los colombianos durante la guerra entre el Estado colombiano y las extintas Farc. Principalmente, entre 1998 y 2000, justo cuando la guerrilla se hizo fuerte con el despeje militar de cinco municipios del Meta y Caquetá para dialogar con el gobierno de Andrés Pastrana. Durante ese periodo, la clase media, que hasta entonces no había sido tocada por la guerrilla, tuvo que vivir las llamadas “pescas milagrosas”, es decir, la retención masiva de civiles que viajaban por las diferentes carreteras del país en épocas vacacionales.
Estas “pescas milagrosas”, que sucedieron muy reiteradamente en la vía que comunica a Villavicencio (Meta) con Bogotá, consistían en la instalación de retenes ilegales de la guerrilla para raptar y llevar a la selva a las personas que podrían tener dinero suficiente para el pago del rescate o a los políticos regionales que también eran objetivo de la insurgencia para presionar una salida negociada al conflicto. Justamente, en la vereda Pipiral, de Villavicencio, en la carretera principal, es donde este jueves cientos de exguerrilleros de las Farc se detendrán para pedir perdón por este flagelo que acorraló por varios años a los llaneros. Este acto sucede en el marco de la movilización hacia la capital que realizan los firmantes del Acuerdo de Paz para exigir respeto por sus vidas y protección al Estado.
(Puede interesarle: ‘Romaña’: cerebro de las temidas ‘pescas milagrosas’)
El lunes 13 de marzo del 2000, en la vía que comunica a los municipios de Guateque (Boyacá) y Machetá (Cundinamarca), la prensa registró una de esas “pescas”: “se encontraron seis carros abandonados y, según los testigos, cerca de 15 personas habrían sido secuestradas. En el hecho, algunos vehículos intentaron desviarse ante la alerta del retén y cuatro personas terminaron heridas. El 8 de diciembre de 1998 también había sucedido, pero en el norte de Tuluá (Valle). Según los testimonios de la comunidad, los guerrilleros se llevaron doce vehículos y cinco personas, entre las que se encontraban los arquitectos Guillermo Rojas Peña y Walter Gil. Transitaban por ese municipio del norte del Valle en vehículos diferentes y también cayeron en la ‘pesca milagrosa’”.
El Centro Nacional de Memoria Histórica publicó en noviembre de 2013 el informe más completo que existe sobre el secuestro en Colombia. Allí, describen la masificación del secuestro, entre 1996 y 2000, como la tercera etapa de las Farc que se movía entre actos de guerra y diálogos de paz. “No sólo es clara la presencia de las FARC como el actor con mayor volumen de secuestros en este periodo, sino también el aumento de los niveles de violencia en Colombia. Se pasó de 4.354 secuestros en el Escalamiento a 13.548 en la fase de Masificación”, resaltó el informe. Fue la época en que se habló del secuestro indiscriminado, dejando de importar el estatus político o militar del plagiado, lográndolo a través de esa práctica sombría como lo fue las "pescas milagrosas”.
El control territorial que obtuvo las Farc en medio de las negociaciones de paz con el gobierno de Andrés Pastrana también influyó en el incremento de más violencia y secuestros. Según el informe del CNMH, el secuestro fue una herramienta de presión política durante las mismas. "Desde 1996 el país fue testigo de la debilidad institucional y la ausencia del Estado en una parte del territorio nacional. La cesión de la zona de despeje en San Vicente del Caguán contribuyó a ahondar la crisis y aumentar la capacidad operativa de las FARC. Esto permitió que el grupo guerrillero fuera capaz de mantener grandes volúmenes de secuestrados, especializándose en esta fase de la “industria” criminal. Durante los diálogos del Caguán, entre 1998 y 2002, las FARC cometieron 5.351 secuestros".
(Lea también: “Les arrebatamos lo más preciado: su libertad y dignidad”: Farc a víctimas de secuestro)
No obstante estos datos, aunque las “pescas milagrosas” generaron un impacto psicológico más generalizado en la sociedad colombiana, eso no quiere decir que haya sido la práctica que más secuestrados generó. Aunque cada “pesca” podría significar un secuestro masivo, según el CNMH, “las cifras muestran que el 79% de los plagios fueron perpetrados de forma premeditada sobre una persona específica. Aunque no en la magnitud como el imaginario colectivo de nacionales y extranjeros los recuerda, las “pescas milagrosas” sí suscribieron un capítulo dentro de la historia del secuestro. El carácter masivo e indiscriminado que agregaron a la industria es innegable”.
A nivel del continente, Mauricio Rubio documentó en el libro “Del rapto a la pesca milagrosa”, que esta práctica se origina con el secuestro extorsivo, “una táctica originaria del movimiento guerrillero Tupamaro de Uruguay e introducida al país en los años ochenta y noventa”.
En Colombia, según las autoridades, el cerebro de esta práctica fue Henry Castellanos, conocido en la guerra como Romaña , comandante del Bloque Oriental. Castellanos fue uno de los más cercanos colaboradores de Manuel Marulanda o Tirofijo y en poco tiempo logró consolidarse como uno de los más temidos en las zonas de Cundinamarca y Meta, donde fue el responsable de decenas de secuestro.
Sobre este flagelo, Romaña le dijo a Colombia 2020, unos meses después de que se firmara el Acuerdo de Paz, que el secuestro “es un método absurdo. Desde cuando se planteó, el camarada Jacobo (Arenas) dijo que debíamos hacerlo por un tiempo porque eso se degradaba, pero no encontramos otras formas de financiarnos. Era una guerra muy dura, impuesta por Estados Unidos. Es muy doloroso tener que retener a una persona para sacarle dinero. Lo importante es que hicimos un compromiso de respetar la vida”.
También aseguró que por estos hechos estaría dispuesto a pedir perdón: “Aprovecho para decirles a todos los que se sientan afectados que vengan para que hablemos de los temas, si hay que pedir perdón y hacer aclaraciones, pues lo hacemos. Para eso hemos creado el Sistema Integral de Justicia Verdad Reparación y No Repetición y la Comisión de la Verdad, para que vayamos y digamos qué nos pasó en estos años, por qué nos matamos de esa manera”. Sin embargo, en 2019, incumpliendo con su compromiso del Acuerdo de Paz, decidió volver a la guerra junto con Iván Márquez, El Paisa y Jesús Santrich.
El secuestro con fines económicos fue otro de los capítulos oscuros que vivieron los colombianos durante la guerra entre el Estado colombiano y las extintas Farc. Principalmente, entre 1998 y 2000, justo cuando la guerrilla se hizo fuerte con el despeje militar de cinco municipios del Meta y Caquetá para dialogar con el gobierno de Andrés Pastrana. Durante ese periodo, la clase media, que hasta entonces no había sido tocada por la guerrilla, tuvo que vivir las llamadas “pescas milagrosas”, es decir, la retención masiva de civiles que viajaban por las diferentes carreteras del país en épocas vacacionales.
Estas “pescas milagrosas”, que sucedieron muy reiteradamente en la vía que comunica a Villavicencio (Meta) con Bogotá, consistían en la instalación de retenes ilegales de la guerrilla para raptar y llevar a la selva a las personas que podrían tener dinero suficiente para el pago del rescate o a los políticos regionales que también eran objetivo de la insurgencia para presionar una salida negociada al conflicto. Justamente, en la vereda Pipiral, de Villavicencio, en la carretera principal, es donde este jueves cientos de exguerrilleros de las Farc se detendrán para pedir perdón por este flagelo que acorraló por varios años a los llaneros. Este acto sucede en el marco de la movilización hacia la capital que realizan los firmantes del Acuerdo de Paz para exigir respeto por sus vidas y protección al Estado.
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El lunes 13 de marzo del 2000, en la vía que comunica a los municipios de Guateque (Boyacá) y Machetá (Cundinamarca), la prensa registró una de esas “pescas”: “se encontraron seis carros abandonados y, según los testigos, cerca de 15 personas habrían sido secuestradas. En el hecho, algunos vehículos intentaron desviarse ante la alerta del retén y cuatro personas terminaron heridas. El 8 de diciembre de 1998 también había sucedido, pero en el norte de Tuluá (Valle). Según los testimonios de la comunidad, los guerrilleros se llevaron doce vehículos y cinco personas, entre las que se encontraban los arquitectos Guillermo Rojas Peña y Walter Gil. Transitaban por ese municipio del norte del Valle en vehículos diferentes y también cayeron en la ‘pesca milagrosa’”.
El Centro Nacional de Memoria Histórica publicó en noviembre de 2013 el informe más completo que existe sobre el secuestro en Colombia. Allí, describen la masificación del secuestro, entre 1996 y 2000, como la tercera etapa de las Farc que se movía entre actos de guerra y diálogos de paz. “No sólo es clara la presencia de las FARC como el actor con mayor volumen de secuestros en este periodo, sino también el aumento de los niveles de violencia en Colombia. Se pasó de 4.354 secuestros en el Escalamiento a 13.548 en la fase de Masificación”, resaltó el informe. Fue la época en que se habló del secuestro indiscriminado, dejando de importar el estatus político o militar del plagiado, lográndolo a través de esa práctica sombría como lo fue las "pescas milagrosas”.
El control territorial que obtuvo las Farc en medio de las negociaciones de paz con el gobierno de Andrés Pastrana también influyó en el incremento de más violencia y secuestros. Según el informe del CNMH, el secuestro fue una herramienta de presión política durante las mismas. "Desde 1996 el país fue testigo de la debilidad institucional y la ausencia del Estado en una parte del territorio nacional. La cesión de la zona de despeje en San Vicente del Caguán contribuyó a ahondar la crisis y aumentar la capacidad operativa de las FARC. Esto permitió que el grupo guerrillero fuera capaz de mantener grandes volúmenes de secuestrados, especializándose en esta fase de la “industria” criminal. Durante los diálogos del Caguán, entre 1998 y 2002, las FARC cometieron 5.351 secuestros".
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No obstante estos datos, aunque las “pescas milagrosas” generaron un impacto psicológico más generalizado en la sociedad colombiana, eso no quiere decir que haya sido la práctica que más secuestrados generó. Aunque cada “pesca” podría significar un secuestro masivo, según el CNMH, “las cifras muestran que el 79% de los plagios fueron perpetrados de forma premeditada sobre una persona específica. Aunque no en la magnitud como el imaginario colectivo de nacionales y extranjeros los recuerda, las “pescas milagrosas” sí suscribieron un capítulo dentro de la historia del secuestro. El carácter masivo e indiscriminado que agregaron a la industria es innegable”.
A nivel del continente, Mauricio Rubio documentó en el libro “Del rapto a la pesca milagrosa”, que esta práctica se origina con el secuestro extorsivo, “una táctica originaria del movimiento guerrillero Tupamaro de Uruguay e introducida al país en los años ochenta y noventa”.
En Colombia, según las autoridades, el cerebro de esta práctica fue Henry Castellanos, conocido en la guerra como Romaña , comandante del Bloque Oriental. Castellanos fue uno de los más cercanos colaboradores de Manuel Marulanda o Tirofijo y en poco tiempo logró consolidarse como uno de los más temidos en las zonas de Cundinamarca y Meta, donde fue el responsable de decenas de secuestro.
Sobre este flagelo, Romaña le dijo a Colombia 2020, unos meses después de que se firmara el Acuerdo de Paz, que el secuestro “es un método absurdo. Desde cuando se planteó, el camarada Jacobo (Arenas) dijo que debíamos hacerlo por un tiempo porque eso se degradaba, pero no encontramos otras formas de financiarnos. Era una guerra muy dura, impuesta por Estados Unidos. Es muy doloroso tener que retener a una persona para sacarle dinero. Lo importante es que hicimos un compromiso de respetar la vida”.
También aseguró que por estos hechos estaría dispuesto a pedir perdón: “Aprovecho para decirles a todos los que se sientan afectados que vengan para que hablemos de los temas, si hay que pedir perdón y hacer aclaraciones, pues lo hacemos. Para eso hemos creado el Sistema Integral de Justicia Verdad Reparación y No Repetición y la Comisión de la Verdad, para que vayamos y digamos qué nos pasó en estos años, por qué nos matamos de esa manera”. Sin embargo, en 2019, incumpliendo con su compromiso del Acuerdo de Paz, decidió volver a la guerra junto con Iván Márquez, El Paisa y Jesús Santrich.