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El 24 de septiembre de 2016, apenas dos días antes de la primera firma del Acuerdo de Paz con las antiguas FARC en Cartagena, el maestro Fernando Botero —quien murió este viernes a los 91 años de edad— se unió a los actos conmemorativos de ese pacto con la donación de una escultura. Se trató de una paloma de la paz que reposa sobre una base de un metro de altura. Es una escultura hecha en bronce, de 70 centímetros de altura, con el pico dorado y las proporciones que caracterizaron el estilo del artista.
“Con la escultura “La paloma de la paz” me uno a este proceso transcendental de la paz en Colombia. Quise hacerle este regalo a mi país para expresar mi apoyo y mi solidaridad con este proceso que les brindará un futuro de esperanza e ilusión a todos los colombianos. ¡Enhorabuena por Colombia!”, dijo Botero en el mensaje que leyó entonces el presidente Juan Manuel Santos cuando develó la escultura.
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En ese mismo acto, Santos afirmó que esperaba que la escultura “inspirará a millones de colombianos a decirle sí al fin de la guerra”. Sus palabras eran muy calculadas.
En ese momento el proceso de paz pasaba por uno de sus momentos más importantes y al tiempo más turbulentos porque, aunque ya estaba finiquitado el Acuerdo de Paz, el país vivía adentro una intensa campaña entre el Sí y el No del plebiscito con el que se buscaba refrendarlo y blindarlo con el apoyo popular. En la votación de ese 2 de octubre de 2016 ganó el No.
La escultura fue puesta en un lugar de honor en la Casa de Nariño y estuvo presente en varios actos que tuvieron que ver con la que fue la política más importante de Santos. En el mismo evento de develación, entonces mandatario dijo que la paloma de la paz tendría “para siempre” su lugar en la Casa de Nariño, pero se equivocó.
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La escultura apenas duró 1 año y 10 meses en el palacio presidencial. Aunque algunas informaciones apuntan a que su salida habría sido una orden del entonces entrante presidente Iván Duque, otras afirmaban que se trataba más de “acción de rescate” de Santos y su ministra de Cultura, Mariana Garcés.
Un mes antes de que Santos dejara la presidencia, la paloma de la paz encontró “asilo político” en el Museo Nacional. “Es una decisión de la Presidencia de la República acompañada del Ministerio de Cultura, que es nuestra casa matriz. Desean que sean los ciudadanos quienes puedan ver este símbolo que el maestro Botero entregó en el año 2016 a Palacio y que hoy esté hablando con otras obras que han sido donadas por el mismo Botero”, dijo entonces el director del Museo, Daniel Castro.
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¿Cuándo volvió la paloma de la paz a la Casa de Nariño?
La paloma de la paz estuvo expuesta por casi cuatro años en el segundo piso del Museo Nacional hasta que el presidente Gustavo Petro se dio a la tarea de devolverla a la Casa de Nariño. Su primera acción —ya electo— fue pedirla para su acto de posesión junto con la espada de Bolívar. Para Petro era importante que esos objetos, cargados de simbolismo para la historia política de Colombia, estuvieron durante ese evento. Con la paloma, además, confirmaba su promesa de apoyar la ya lenta implementación del Acuerdo de Paz con las FARC.
El gobierno de Duque no permitió la salida de ninguno de los dos objetos, aduciendo falta de seguridad y de pólizas que los protegieran, aunque desde el lado de Petro se negó esta información y se dijo entonces que solo se trataba de un acto de mezquindad.
Petro no se quedó con la espina y tras tomar juramento como el nuevo presidente de Colombia, su primera orden fue que la espada estuviera en la tarima. “Le solicito a la casa militar traer la espada de Bolívar”, dijo. La espada tiene peso simbólico por ser la que usaba Simón Bolívar, Libertador de Colombia, pero también para la guerrilla del M-19 a la que perteneció Petro. En enero de 1974, en plenos albores de la guerra del M-19 contra el Estado, ese extinto grupo armado robó la espada de la Quinta de Bolívar (casa del Libertador en Bogotá) y la escondió en el hogar del poeta León de Greiff.
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Con la paloma de Botero, le tomó un mes a Petro recuperarla. El 1 de septiembre del año pasado volvió a su sitio original en el salón Gobelinos del Palacio de Nariño. Se necesitó un estricto protocolo de traslado, instalación y curaduría.
Ese día, tras terminar con algunos actos de posesión, Petro posó junto a la escultura y dijo que a la paz había que ponerla en el corazón de cada colombiano y colombiana. En sus redes sociales publicó una foto con el mensaje: “Otra vez en su lugar. #PazTotal”.
“La paloma de la paz” fue traída desde Italia y hace parte del patrimonio cultural de la Casa de Nariño. Es la segunda pieza de Botero que está en el palacio presidencial, la primera es el cuadro “Madre superiora”, una monja pintada en 1980 y obsequiada por el artista en agosto de 1982 al entonces presidente Belisario Betancur.