“Nadie entiende por qué Otty Patiño cambió la mesa de Buenaventura”: Ocampo
Tras cuestionar la gestión del comisionado de paz, el congresista del Pacto Histórico Alejandro Ocampo fue retirado de su rol como coordinador de la mesa de diálogos con las bandas urbanas de Buenaventura. Entrevista.
Esta semana, la mesa de diálogos de paz con las bandas urbanas de Buenaventura (los Shottas y los Espartanos) dejó al descubierto una fisura entre dos fichas clave del Gobierno Nacional. Luego de varias tensiones en los últimos meses, el representante a la Cámara Alejandro Ocampo, quien lideraba la delegación negociadora del Ejecutivo, fue retirado de ese rol, en lo que el congresista calificó como una represalia del alto comisionado para la Paz, Otty Patiño, tras los cuestionamientos de Ocampo a su gestión.
Junto al representante -quien es miembro del Pacto Histórico y cercano al presidente Petro-, fueron retirados otros seis negociadores. La noticia del cambio de delegación causó sorpresa porque el proceso “de diálogos socio jurídicos” en esa ciudad del pacífico es uno de los pocos que ha generado efectos visibles en la reducción de la violencia en el país. Este martes se llevó a cabo un evento en el que se presentó a la nueva delegación, bajo el liderazgo del abogado Fabio Cardozo Montealegre, quien fue secretario de de Paz y Cultura de Cali.
Según explicó Ocampo en entrevista con El Espectador, la decisión de nombrar nuevos negociadores está relacionada con una carta que ellos enviaron el pasado 24 de abril al comisionado Patiño, en la que le solicitaban respuestas ante la falta de claridad con la destinación de 2.999 millones de pesos, entre otros interrogantes.
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Aunque Colombia+20 consultó a la Oficina del Alto Comisionado para la Paz sobre ese señalamiento, al cierre de esta edición no se había recibido respuesta. Esto dijo el senador Ocampo al respecto.
¿Cuál es su lectura del rol del comisionado Patiño en la paz total?
A mí me preocupa la paz de Colombia en manos de Otty Patiño, porque desde que llegó al cargo no ha habido avances. En el tema de paz urbana, primero, no quería hacerlo, no creía en el proceso, y luego se dedicó a debilitarlo, a pesar de que es el proceso más fuerte que en el país. No cumple ningún acuerdo, y de hecho tiene al país colapsado en temas de paz. Valdría la pena que el presidente llame a las delegaciones de los distintos procesos y las escuche, a ver cómo van. Aunque Otty tiene la capacidad y conocimiento para hacerlo, algo pasa, pero no ha fluido nada, y de hecho ese el detonante de la carta que le enviamos para superar esas dificultades, pero ese documento llevó a la salida de nosotros como delegación.
¿Qué plantearon en esa carta?
Planteamos una serie de cuestionamientos, pero, en lugar de responder, el comisionado Patiño decidió cambiar a los delegados, desmontar el equipo que había y debilitar el proceso. Nos saca porque le cuestionamos su falta de acción en Buenaventura.
Hubo una reunión el 5 de mayo en esa ciudad, a la que asistió el comisionado. ¿No sirvió para solucionar las diferencias?
Hay un antecedente, a principios de marzo, cuando una de las dos bandas se levantó de la mesa de diálogos. Se levantó por un tema de falta de acción en una denuncia de ellos contra la Fiscalía, según la cual la entidad solo perseguía a unos grupos. Al ver que no pasa nada, se paran de la mesa y se crea la primera crisis. Ahí el comisionado asumió unos compromisos de reunirse con la Vicefiscal General y la Procuraduría para hacer una investigación seria. Luego de eso, enviamos la carta, en abril, que es la razón por la que nos echan. Después de eso ocurrió la reunión que usted menciona, en la que el comisionado dijo cosas gravísimas, y nosotros le reiteramos los cuestionamientos.
¿Cuáles son esos cuestionamientos? En la carta se habla de dudas sobre casi 3.000 millones de pesos...
Ese era el primer tema, saber dónde está la plata de Buenaventura, cómo es que dan 2.999 millones que tenían que haberse invertido y no hay razón de qué pasó con ese dinero. El segundo punto fue preguntar cuándo Otty Patiño va a cumplir los compromisos que tiene con Buenaventura en temas recreativos, deportivos, culturales, de emprendimiento, educativos. Lo otro: cuándo va a contratar el equipo que se necesita, porque acá duramos siete meses trabajando solos. Cuarto, cuándo va a hacer la reunión con la Fiscalía a la que se comprometió para establecer los hechos de corrupción, porque no puede ser que el ente no persiga a todos los grupos criminales. El otro cuestionamiento fue cuánta plata se estaba gastando en Buenaventura. Y al comisionado no le gustó eso, ahí fue donde se enfrentó no solo conmigo, sino Luis Guillermo Pérez, Superintendente del Subsidio Familiar, a quien la Procuraduría lo está destituyendo porque hizo una colecta, una vaca, de manera libre, para apoyar ese proceso de paz.
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¿El hecho de cuestionar al comisionado en esa carta es la razón de su salida?
Sí, pero no solo de la mía. Otty Patiño también sacó de la delegación a Luis Guillermo; sacó a Alexander López, el director del Departamento Nacional de Planeación; sacó a monseñor Rubén Darío Jaramillo, el obispo de Buenaventura (quien actuaba como observador); sacó a los empresarios; sacó a los líderes sociales de la ciudad. Lo vio como un sindicato en contra de él. Es una locura, tanto así que incluso los acompañantes de la comunidad internacional hicieron un llamado a reconocer todo lo que se estaba haciendo en por la paz urbana de Buenaventura.
¿Cuál fue el impacto de esa decisión en la mesa de diálogos?
El comisionado tal vez piensa que sacándonos los cuestionamientos van a parar, pero no es así. Si nosotros somos los delegados del Gobierno para negociar, así como le llamamos la atención a Shottas y Espartanos, también pedimos que la Oficina del Alto Comisionado para la Paz cumpla sus compromisos. Acá hemos logrado que se cumpla un acuerdo por parte de las bandas (llegando a un 85% de disminución en los homicidios). Iniciamos teniendo a Buenaventura como una de las ciudades más violentas de América Latina y hoy es una de las ciudades con menos homicidios en Colombia. Después de semejantes resultados, nadie entiende por qué Otty Patiño decide cambiar la mesa, en lugar de apoyar el proceso. Solo a él se le ocurre cambiar el equipo.
En todo caso, en este proceso hay varios desafíos que no han permitido avanzar en temas de fondo. ¿Cuáles resalta?
Primero, el marco jurídico, porque el comisionado Patiño nunca quiso atender a los delegados para ese tema. De hecho, yo estaba liderando una reunión para el 21 de julio para hablar del marco jurídico, porque es necesario, es la posibilidad de que muchas personas puedan acogerse a la justicia y no lo tenemos, está enredado el proyecto.
Segundo, necesitamos tener claros los tiempos de negociación que el comisionado tiene con el EMC (una de las disidencias de las FARC), porque Buenaventura tiene cuatro grupos en disputa: el ELN, el EMC y, en la zona urbana, los Shottas y los Espartanos. Lo más seguro es que si logramos la paz con estas dos bandas, los grupos guerrilleros se enciendan a sangre y fuego por Buenaventura, eso significa que hoy por hoy no se pudo establecer una estrategia de seguridad para ir protegiendo la ciudad. No se ha pensando en el posconflicto en Buenaventura.
Lo tercero que tampoco está claro es la coordinación de la inversión del Gobierno en Buenaventura. El presidente Petro quiere apoyar, los ministerios de Educación, Deporte y Salud quieren apoyar, pero el señor comisionado no coordinó una reunión para sacar esos temas adelante.
En contexto: Paz total con bandas criminales: sin marco jurídico, ¿tendrá caducidad su voluntad de paz?
Varios líderes sociales de Buenaventura ya han alertado sobre promesas incumplidas en esos campos...
Sí, porque es que no se trata de que los muchachos dejen las armas, sino de que haya oportunidades que hemos prometido en los barrios. Prometimos el tema de algunas casas culturales para hacer música, baile, escenarios deportivos... Nosotros estamos seguros de que en Buenaventura hay mucho talento y ahí puede salir el próximo Falcao, el próximo James, la próxima Shakira, si le damos posibilidades a la gente. Se trata de brindar oportunidades para salir adelante. Ahí también se suma el tema de los emprendimientos productivos, porque si en la ciudad no hay posibilidad de empleo en el tema productivo es muy difícil que algo se puede hacer.
Otro reto en esa ciudad es lograr garantías de verdad, justicia y no repetición del conflicto...
Esa verdad, como en todas partes, duele, pero en Buenaventura es necesario establecer quiénes han auspiciado a esos grupos, quiénes pagaron para quedarse con el comercio, quiénes se han beneficiado de estos desarrollos, y en esos temas falta mucha pedagogía aún.
Hay otro tema actualmente y es que estábamos tratando de conformar un mecanismo de monitoreo y verificación, porque muchas veces hay tiroteos y no se sabe quiénes son los responsables. Todo el mundo piensa que son entre Shottas y Espartanos, pero la realidad es que hay otros grupos, hay riñas, venganzas, todo esto pegado a la necesidad de que la Fiscalía actúe y de garantizar que los recursos que lleguen no se pierden. Por eso digo que nadie entiende qué va a hacer ahora el comisionado de Paz con Buenaventura, acá ya se venía avanzando en todo eso, pero ahora nadie sabe qué va a pasar.
Esta semana, la mesa de diálogos de paz con las bandas urbanas de Buenaventura (los Shottas y los Espartanos) dejó al descubierto una fisura entre dos fichas clave del Gobierno Nacional. Luego de varias tensiones en los últimos meses, el representante a la Cámara Alejandro Ocampo, quien lideraba la delegación negociadora del Ejecutivo, fue retirado de ese rol, en lo que el congresista calificó como una represalia del alto comisionado para la Paz, Otty Patiño, tras los cuestionamientos de Ocampo a su gestión.
Junto al representante -quien es miembro del Pacto Histórico y cercano al presidente Petro-, fueron retirados otros seis negociadores. La noticia del cambio de delegación causó sorpresa porque el proceso “de diálogos socio jurídicos” en esa ciudad del pacífico es uno de los pocos que ha generado efectos visibles en la reducción de la violencia en el país. Este martes se llevó a cabo un evento en el que se presentó a la nueva delegación, bajo el liderazgo del abogado Fabio Cardozo Montealegre, quien fue secretario de de Paz y Cultura de Cali.
Según explicó Ocampo en entrevista con El Espectador, la decisión de nombrar nuevos negociadores está relacionada con una carta que ellos enviaron el pasado 24 de abril al comisionado Patiño, en la que le solicitaban respuestas ante la falta de claridad con la destinación de 2.999 millones de pesos, entre otros interrogantes.
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Aunque Colombia+20 consultó a la Oficina del Alto Comisionado para la Paz sobre ese señalamiento, al cierre de esta edición no se había recibido respuesta. Esto dijo el senador Ocampo al respecto.
¿Cuál es su lectura del rol del comisionado Patiño en la paz total?
A mí me preocupa la paz de Colombia en manos de Otty Patiño, porque desde que llegó al cargo no ha habido avances. En el tema de paz urbana, primero, no quería hacerlo, no creía en el proceso, y luego se dedicó a debilitarlo, a pesar de que es el proceso más fuerte que en el país. No cumple ningún acuerdo, y de hecho tiene al país colapsado en temas de paz. Valdría la pena que el presidente llame a las delegaciones de los distintos procesos y las escuche, a ver cómo van. Aunque Otty tiene la capacidad y conocimiento para hacerlo, algo pasa, pero no ha fluido nada, y de hecho ese el detonante de la carta que le enviamos para superar esas dificultades, pero ese documento llevó a la salida de nosotros como delegación.
¿Qué plantearon en esa carta?
Planteamos una serie de cuestionamientos, pero, en lugar de responder, el comisionado Patiño decidió cambiar a los delegados, desmontar el equipo que había y debilitar el proceso. Nos saca porque le cuestionamos su falta de acción en Buenaventura.
Hubo una reunión el 5 de mayo en esa ciudad, a la que asistió el comisionado. ¿No sirvió para solucionar las diferencias?
Hay un antecedente, a principios de marzo, cuando una de las dos bandas se levantó de la mesa de diálogos. Se levantó por un tema de falta de acción en una denuncia de ellos contra la Fiscalía, según la cual la entidad solo perseguía a unos grupos. Al ver que no pasa nada, se paran de la mesa y se crea la primera crisis. Ahí el comisionado asumió unos compromisos de reunirse con la Vicefiscal General y la Procuraduría para hacer una investigación seria. Luego de eso, enviamos la carta, en abril, que es la razón por la que nos echan. Después de eso ocurrió la reunión que usted menciona, en la que el comisionado dijo cosas gravísimas, y nosotros le reiteramos los cuestionamientos.
¿Cuáles son esos cuestionamientos? En la carta se habla de dudas sobre casi 3.000 millones de pesos...
Ese era el primer tema, saber dónde está la plata de Buenaventura, cómo es que dan 2.999 millones que tenían que haberse invertido y no hay razón de qué pasó con ese dinero. El segundo punto fue preguntar cuándo Otty Patiño va a cumplir los compromisos que tiene con Buenaventura en temas recreativos, deportivos, culturales, de emprendimiento, educativos. Lo otro: cuándo va a contratar el equipo que se necesita, porque acá duramos siete meses trabajando solos. Cuarto, cuándo va a hacer la reunión con la Fiscalía a la que se comprometió para establecer los hechos de corrupción, porque no puede ser que el ente no persiga a todos los grupos criminales. El otro cuestionamiento fue cuánta plata se estaba gastando en Buenaventura. Y al comisionado no le gustó eso, ahí fue donde se enfrentó no solo conmigo, sino Luis Guillermo Pérez, Superintendente del Subsidio Familiar, a quien la Procuraduría lo está destituyendo porque hizo una colecta, una vaca, de manera libre, para apoyar ese proceso de paz.
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¿El hecho de cuestionar al comisionado en esa carta es la razón de su salida?
Sí, pero no solo de la mía. Otty Patiño también sacó de la delegación a Luis Guillermo; sacó a Alexander López, el director del Departamento Nacional de Planeación; sacó a monseñor Rubén Darío Jaramillo, el obispo de Buenaventura (quien actuaba como observador); sacó a los empresarios; sacó a los líderes sociales de la ciudad. Lo vio como un sindicato en contra de él. Es una locura, tanto así que incluso los acompañantes de la comunidad internacional hicieron un llamado a reconocer todo lo que se estaba haciendo en por la paz urbana de Buenaventura.
¿Cuál fue el impacto de esa decisión en la mesa de diálogos?
El comisionado tal vez piensa que sacándonos los cuestionamientos van a parar, pero no es así. Si nosotros somos los delegados del Gobierno para negociar, así como le llamamos la atención a Shottas y Espartanos, también pedimos que la Oficina del Alto Comisionado para la Paz cumpla sus compromisos. Acá hemos logrado que se cumpla un acuerdo por parte de las bandas (llegando a un 85% de disminución en los homicidios). Iniciamos teniendo a Buenaventura como una de las ciudades más violentas de América Latina y hoy es una de las ciudades con menos homicidios en Colombia. Después de semejantes resultados, nadie entiende por qué Otty Patiño decide cambiar la mesa, en lugar de apoyar el proceso. Solo a él se le ocurre cambiar el equipo.
En todo caso, en este proceso hay varios desafíos que no han permitido avanzar en temas de fondo. ¿Cuáles resalta?
Primero, el marco jurídico, porque el comisionado Patiño nunca quiso atender a los delegados para ese tema. De hecho, yo estaba liderando una reunión para el 21 de julio para hablar del marco jurídico, porque es necesario, es la posibilidad de que muchas personas puedan acogerse a la justicia y no lo tenemos, está enredado el proyecto.
Segundo, necesitamos tener claros los tiempos de negociación que el comisionado tiene con el EMC (una de las disidencias de las FARC), porque Buenaventura tiene cuatro grupos en disputa: el ELN, el EMC y, en la zona urbana, los Shottas y los Espartanos. Lo más seguro es que si logramos la paz con estas dos bandas, los grupos guerrilleros se enciendan a sangre y fuego por Buenaventura, eso significa que hoy por hoy no se pudo establecer una estrategia de seguridad para ir protegiendo la ciudad. No se ha pensando en el posconflicto en Buenaventura.
Lo tercero que tampoco está claro es la coordinación de la inversión del Gobierno en Buenaventura. El presidente Petro quiere apoyar, los ministerios de Educación, Deporte y Salud quieren apoyar, pero el señor comisionado no coordinó una reunión para sacar esos temas adelante.
En contexto: Paz total con bandas criminales: sin marco jurídico, ¿tendrá caducidad su voluntad de paz?
Varios líderes sociales de Buenaventura ya han alertado sobre promesas incumplidas en esos campos...
Sí, porque es que no se trata de que los muchachos dejen las armas, sino de que haya oportunidades que hemos prometido en los barrios. Prometimos el tema de algunas casas culturales para hacer música, baile, escenarios deportivos... Nosotros estamos seguros de que en Buenaventura hay mucho talento y ahí puede salir el próximo Falcao, el próximo James, la próxima Shakira, si le damos posibilidades a la gente. Se trata de brindar oportunidades para salir adelante. Ahí también se suma el tema de los emprendimientos productivos, porque si en la ciudad no hay posibilidad de empleo en el tema productivo es muy difícil que algo se puede hacer.
Otro reto en esa ciudad es lograr garantías de verdad, justicia y no repetición del conflicto...
Esa verdad, como en todas partes, duele, pero en Buenaventura es necesario establecer quiénes han auspiciado a esos grupos, quiénes pagaron para quedarse con el comercio, quiénes se han beneficiado de estos desarrollos, y en esos temas falta mucha pedagogía aún.
Hay otro tema actualmente y es que estábamos tratando de conformar un mecanismo de monitoreo y verificación, porque muchas veces hay tiroteos y no se sabe quiénes son los responsables. Todo el mundo piensa que son entre Shottas y Espartanos, pero la realidad es que hay otros grupos, hay riñas, venganzas, todo esto pegado a la necesidad de que la Fiscalía actúe y de garantizar que los recursos que lleguen no se pierden. Por eso digo que nadie entiende qué va a hacer ahora el comisionado de Paz con Buenaventura, acá ya se venía avanzando en todo eso, pero ahora nadie sabe qué va a pasar.