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Aunque el encuentro de este domingo en Tibú (Norte de Santander) entre el Gobierno Nacional y el Estado Mayor Central (EMC) no llevó a la instalación de la mesa de diálogos ni al inicio de un cese al fuego bilateral -como estaba previsto hace semanas-, sí hubo una serie de acuerdos entre las partes.
En un comunicado conjunto, el gobierno y el grupo disidente, comandado por Iván Mordisco, anunciaron que a partir de la medianoche de este domingo se suspenden las acciones ofensivas “como mecanismo para proteger a la población civil y disminuir los efectos de la confrontación”.
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Además, acordaron que en una semana, el 16 de octubre, se expida el decreto definitivo de cese al fuego, con lo que arrancaría la instalación de la mesa.
“Es un símbolo de paz hablar de suspensión de operaciones ofensivas. Son pasos precisos para la construcción de paz. Hoy nos estamos comprometiendo con un cese al fuego que se tendrá que materializar con órdenes precisas del gobierno y el EMC FARC. Eso nos permitirá trabajar en protocolos, reglas y compromisos de protección para la población civil, acuerdos especiales para la transformación territorial y un acuerdo general de protección de la población civil con aplicación del DIH”, dijo el jefe negociador del Gobierno, Camilo González Posso.
En el comunicado, las partes aseguraron que este proceso requiere un mayor alistamiento previo con el fin de “poner en marcha todos los mecanismos necesarios para el cese al fuego bilateral temporal, los cuales contienen un énfasis en la protección de la población civil”.
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Hay que mencionar que durante las últimas semanas hubo un manto de duda sobre la viabilidad de concretar el cese al fuego desde este 8 de octubre, debido a una serie de tensiones y desacuerdos entre las partes.
¿Qué significa un cese de operaciones ofensivas?
La suspensión de operaciones ofensivas no es lo mismo que cese al fuego bilateral. La suspensión es un paso previo al cese al fuego y se da como una medida alistamiento y una forma de demostración de confianza entre las partes.
El gesto de declarar la suspensión de operaciones ofensivas, es decir, no atacar al contrario, se da de manera unilateral por cada una de las partes, no requiere mayores desarrollos más allá de dar las órdenes respectivas, en este caso por parte del presidente Gustavo Petro y del jefe de las disidencias, conocido como Iván Mordisco.
En los ocho días que durará la medida, las partes terminarán de ajustar los protocolos que regirán el cese al fuego, que según el acuerdo de este domingo, debe comenzar el próximo 16 de octubre.
El cese al fuego bilateral de carácter nacional sí implica la firma de acuerdos y protocolos y la puesta en marcha de un mecanismo de monitoreo y verificación. El modelo que acaban de acordar el gobierno y el EMC se parece al que se aplicó en el proceso con el ELN.
La discusión sobre el cese al fuego
El principal motivo de discusión entre el Gobierno y la disidencia fue la puesta en marcha del cese al fuego bilateral de carácter nacional, que se había acordado el pasado 19 de septiembre, en Suárez, Cauca. Luego de una serie de acciones de parte y parte, el acuerdo de cese despertó un rifirrafe que llevó a consultas de último momento y una seguidilla de pronunciamientos de ese grupo armado ilegal en sus redes sociales.
El Gobierno propuso en la última semana un cese al fuego regional y escalonado, comenzando por la zona de Catatumbo, donde está prevista la instalación formal de la mesa.
El EMC, por su parte, ha insistido en que para instalar la mesa es necesario cumplir con lo acordado: un cese al fuego bilateral, pero de carácter nacional con vigencia de 10 meses.
El cambio en los términos del cese al fuego por parte del Gobierno obedeció a la decisión del presidente Gustavo Petro, respaldada por el ministro de Defensa, Iván Velásquez, y los altos mandos militares, de continuar con la ofensiva militar que le permita al Estado “recuperar” el control del cañón del Micay, zona estratégica del departamento de Cauca, en donde se ha ubicado el principal foco de enfrentamientos entre las partes.
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“El presidente considera que el cese al fuego no puede condicionar la persecución del Estado a las rentas ilegales del narcotráfico, de las cuales se lucran no solo las cuatro estructuras del EMC que están en esa región”, dijo una fuente cercana a la mesa de diálogos.
Por ahora, se espera a que durante la semana que resta para un nuevo acto de instalación de la mesa de diálogos, las partes afinen los protocolos y condiciones, para activar una nueva etapa y empezar formalmente el diálogo con esta disidencia, que con alrededor de 3.200 integrantes es la más grande de las extintas FARC.