Los 17 militares muertos desde fin de cese al fuego con ELN; ¿a dónde va el diálogo?

Esta semana se cumplieron dos años del inicio de la negociación de paz, que en los últimos meses ha estado congelada, mientras se reactivaron los atentados de esta guerrilla. Las delegaciones intentan destrabar el proceso.

Juan Pablo Contreras Ríos
23 de noviembre de 2024 - 02:34 p. m.
Fotografía tomada el 25 de mayo de 2024 en Caracas, Venezuela, y  muestra los integrantes de los equipos de negociación del ELN y del Gobierno, Pablo Beltrán y Vera Grabe. EFE/Alto Comisionado Paz.
Fotografía tomada el 25 de mayo de 2024 en Caracas, Venezuela, y muestra los integrantes de los equipos de negociación del ELN y del Gobierno, Pablo Beltrán y Vera Grabe. EFE/Alto Comisionado Paz.
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Este viernes se cumplieron dos años de la instalación del proceso de paz entre el Gobierno y el ELN, otro de los intentos que ha hecho el Estado colombiano en 30 años para hacer la paz con esa guerrilla. Hace exactamente dos años, Otty Patiño, entonces delegado del Gobierno Nacional en esa mesa de diálogos, y Pablo Beltrán, delegado de esa guerrilla, se encontraron en Caracas, Venezuela, para instalar el primer ciclo de negociación y entregar una declaración conjunta en la que ambas partes se comprometían a trabajar en cinco puntos clave.

Sin embargo, tras dos años, ese tablero de paz del presidente Petro deja varios interrogantes sobre su futuro y sobre si hay o no posibilidad de llegar a la firma final de un acuerdo de paz. En ese periodo, se ha tenido pocos avances. Uno de ellos ocurrió el 25 de mayo de este año, cuando se firmó un histórico acuerdo sobre el primer punto de la agenda acerca de la participación de la sociedad civil en esos diálogos.

Los dos años de la instalación no podrían encontrar en peor condiciones a ese proceso de paz, pues se da en medio de atentados a la población civil y un intento por reanudar las negociaciones suspendidas desde hace dos meses. El más reciente ataque se dio en Anorí (Antioquia) cuando esa guerrilla atacó con explosivos a una tropa del Ejército que custodiaba el antiguo ETCR de La Plancha, donde viven firmantes de paz. El hecho dejó a cinco uniformados muertos y otros cuatro heridos, entre los que se encuentra un civil.

El presidente Gustavo Petro se pronunció sobre ese hecho en su cuenta de X. “El ELN debe decir ante el pueblo por qué atentó contra la zona donde los excombatientes de las FARC aún habitan en Anorí, Antioquia, y mató 5 soldados del ejército de Colombia que los cuidaban ¿No es eso exactamente un acto contra la paz que dicen buscar?”,dijo.

La seguidilla de atentados

Pero el ataque de Anorí no es la única acción violenta del ELN en las últimas semanas. El paro armado en Chocó hace dos semanas también se suma a la lista de acciones ofensivas del ELN que afectan directamente a la población civil. En este episodio, la guerrilla bloqueó los ríos Sipí, San Juan y Cajón, dejando sin comunicación y sin atención humanitaria a 85 comunidades, justamente en medio de una emergencia ambiental por las fuertes lluvias en el departamento.

“Los propósitos más inmediatos que tiene el ELN en la mesa de diálogo poco tienen que ver con la reducción de la violencia. El cese al fuego se estableció y de pronto se cumplió, pero al finalizar el cese el ELN retoma estas grandes olas de violencia y eso demuestra que esa guerrilla sigue preparada para la confrontación y que no están pensando en transformar su interacción con el Estado en el corto plazo”, dijo a Colombia+20 Tatiana Prada, investigadora de conflicto y seguridad de la Fundación Ideas para la Paz (FIP).

Además, Prada aseguró que es posible que dentro de la estrategia del ELN esté el uso de la violencia como una forma de presionar a la mesa de diálogos para que se cumplan sus exigencias.

Desde que terminó la vigencia del cese al fuego el 3 de agosto (que duró un año y que ha sido el más largo en la historia de Colombia con un grupo armado) esa guerrilla ha atacado con fuerza a la población civil y a la Fuerza Pública.

Tras la expiración del alto al fuego y el vencimiento del ultimátum que le dio el ELN al Gobierno el pasado 23 de agosto para sacarlo a través de un decreto de la lista de los Grupos Armados Organizados (GAO), esa guerrilla ha perpetrado cinco atentados contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas y el Bicentenario; un ataque contra un CAI de la Policía en Arauca; y hostigamientos contra la fuerza pública en por lo menos tres departamentos del país como Cauca y Norte de Santander.

Habitantes de regiones como el Catatumbo han manifestado sentir de nuevo la zozobra de estar confinados en sus municipios, pues temen salir a las carreteras y quedar en medio de una confrontación armada o ser atacados por un vehículo cargado con explosivos.

Los ataques contra la Fuerza Pública también se han recrudecido en los últimos tres meses. Por lo menos 17 uniformados han muerto en medio de los combates con esa guerrilla o por los atentados contra unidades militares

El primero de los casos se dio días después de que se levantara el cese al fuego cuando un francotirador disparó contra el soldado José David Villa Solano, de 19 años, y acabó con su vida en el municipio de Convención, Norte de Santander.

Esa misma semana, dos soldados murieron tras ser atacados con armas de largo alcance en el municipio de Tame, en Arauca.

En septiembre la muerte de uniformados estuvo vinculada al ataque a la unidad militar en Puerto Jordán y a los enfrentamientos entre el Ejército y la guerrilla en Aguachica, Cesar, donde murió el soldado profesional Jairo Ortiz Díaz.

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Otro de los casos se registró el 5 de octubre cuando otro francotirador disparó contra un miembro de la Fuerza Pública en Hacarí, Norte de Santander. La víctima fue identificada como Óscar Flórez Pantoja.

Durante la última semana de octubre otros cuatro uniformados perdieron la vida. Uno de los casos se dio en El Zulia (Catatumbo), cuando los dos policías iban en una moto y se encontraron con un artefacto explosivo que les costó la vida. Dos días después, un soldado fue asesinado en Morales (Cauca), y al día siguiente otro uniformado cayó en medio de un combate con el ELN en Norte de Santander.

El 7 de noviembre una patrulla de la Policía también fue atacada con disparos en el municipio de Convención (Norte de Santander). El hecho dejó otro policía muerto. Diez días después, el uniformado Jorge Humberto Muñoz, de la Policía Nacional, también perdió la vida en enfrentamientos con el ELN en zona rural de San Pablo, en el sur de Bolívar.

Los intentos por destrabar el proceso

Otro ataque, el que se dio el pasado 17 de septiembre en una unidad militar en Puerto Jordán, Arauca, fue también el punto de quiebre que llevó a la suspensión de la mesa de diálogos parte del presidente Gustavo Petro, quien condenó los hechos y calificó el atentado como un “cierre con sangre” del proceso de paz. En el hecho murieron tres militares y 27 resultaron heridos.

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A este episodio se suman las tensiones que hubo en la mesa desde marzo de este año, cuando el Bloque Comuneros del Sur anunció que se desligaba de la guerrilla y que empezaba un proceso de paz independiente con el Ejecutivo en Nariño.

Desde ese momento, el proceso de paz estuvo congelado y las delegaciones solo se volvieron a ver la cara hace dos semanas cuando se encontraron en Caracas, Venezuela, para intentar destrabar la mesa. Al cierre de ese encuentro, la delegación del ELN aseguró que mantenía su voluntad de paz y presentó un nuevo modelo con 13 puntos que podrían destrabar la crisis en el proceso.

Esta semana ambas delegaciones han estado reunidas en La Habana, Cuba, y se espera que para este lunes 25 de noviembre ya se tenga una conclusión sobre el futuro de uno de los procesos estrella del presidente Petro.

Para la investigadora Prada, otro punto a tener en cuenta en esa reanudación que la mesa no ha dado muchos resultados. “Tras dos años del inicio de la mesa con el ELN hay que destacar que los avances son pocos, incluso cuando en los comunicados conjuntos se han anunciado acuerdos que se han quedado cortos de implementación en la práctica. Creo que los procesos de diálogos no suelen ser inmediatos, pero para llevar dos años en esta negociación, pues hay muy poco para destacar”, aseguró.

¿Firmar la paz en el próximo Gobierno?

Hace algunos días, Pablo Beltrán, jefe negociador del ELN, aseguró que “la meta inmediata es avanzar lo máximo posible, hasta 2026, cuando concluye el presente Gobierno, y dejar este proceso lo más avanzado posible para que próximos gobiernos le den continuidad”.

Su mensaje confirma lo que varios expertos que analizan la negociación habían vaticinado: que los 20 meses que restan para el cambio de presidente de la República no son suficientes para abordar todos los puntos de la agenda de diálogos con el ELN, especialmente si se tiene en cuenta que desde febrero de este año no se realizan ciclos de conversación por cuenta de las tensiones entre las delegaciones del Ejecutivo y la guerrilla.

“El retraso tiene que ver con resistencias del ELN y con dificultades metodológicas por parte del Gobierno, pero por el ángulo que se mire no hay resultados para mostrar a dos años del proceso”, aseguró Prada.

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Sin embargo, fuentes cercanas a la mesa de diálogo le dijeron a Colombia+20 que la declaración de Beltrán se enmarca en el compromiso de la guerrilla del ELN con avanzar hasta el máximo punto, tal como se había planteado en el acuerdo número 15 firmado en diciembre de 2023.

El presidente Petro también sentó su posición al respecto y descartó la idea de firmar la paz en los siguientes mandatos. “La verdad no creo que haya próximo gobierno que haga la paz con el ELN. La historia es un flujo permanente y no se repite”, señaló el mandatario.

Por ahora, se esperan las conclusiones de la reunión de esta semana en Cuba, desde donde la delegación de Gobierno se ha mostrado optimista para avanzar en las negociaciones.

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Juan Pablo Contreras Ríos

Por Juan Pablo Contreras Ríos

Comunicador social- periodista de la Universidad Externado de Colombia. Se interesa por temas judiciales, políticos y de orden público.juanpablocr3006jcontreras@elespectador.com

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