La USO conmemora 100 años de lucha y resistencia a la violencia sindical
La Unión Sindical Obrera (USO) es uno de los sindicatos más antiguos del país y también uno de los más agredidos. Cerca de 865 afiliados han sido víctimas de homicidio, amenazas, exilio y detenciones arbitrarias. Los avances en la industria petrolera y la puerta hacia la transición energética marcan nuevos rumbos y retos para sus 25 mil afiliados.
Silvia Corredor Rodríguez
A orillas del río Magdalena, en una región aún selvática y cenagosa que posteriormente se conocería como Barrancabermeja, el 10 de febrero de 1923 nació la Unión Sindical Obrera (USO). Cientos de hombres y mujeres llegaron a este puerto a trabajar en la naciente industria petrolera bajo el mando de la multinacional norteamericana Tropical Oil Company. “Troco” fue el nombre que los obreros le dieron a esta empresa que, según informes y documentación histórica, discriminaba y maltrataba a sus trabajadores con jornadas extenuantes y pésimas condiciones de habitabilidad.
“Esa región era una selva inhóspita, los trabajadores dormían en hamacas en medio de la selva y muchos murieron por picaduras de animales y enfermedades. No tenían límites y se trabajaba 14 o 16 horas, no existía el derecho a la huelga y mucho menos a la asociación. Por eso la fundación de la USO se dio de forma anónima”, recordó Jairo Ramírez, asesor de ese sindicato y defensor de derechos humanos.
En medio de este panorama nació la Sociedad Unión Obrera (SUO), el primer nombre que recibió el sindicato. Solo hasta el 27 de diciembre de 1934 se pudo cambiar a USO, cuando fue reconocida a través de la Ley 83 de 1931, que permitía a los trabajadores asociarse libremente.
Personajes como Raúl Eduardo Mahecha, recordado como el padre de la USO; María Cano, una de las primeras mujeres en liderar la lucha por los derechos laborales, e Ignacio Torres Giraldo, líder sindical y militante del Partido Comunista, recorrieron el río Magdalena organizando a los obreros bananeros, ferroviarios, transportadores, campesinos y artesanos ribereños. Gracias a estos personajes al país llegó la bandera de “los tres ochos” (ocho horas de trabajo, ocho horas de estudio y ocho horas de descanso) heredadas de la Revuelta de Haymarket en Chicago, Estados Unidos.
Desde su creación la USO tomó como bandera la defensa de los derechos laborales, de los recursos nacionales y la creación de una empresa estatal que asumiera la exploración y explotación petrolera en Colombia. El pozo principal, llamado “Infantas 2″, se descubrió en el corregimiento de El Centro, en Barrancabermeja (Santander) el cual estaba siendo explotado desde 1918 por la “Troco”.
Actualmente el sindicato tiene 25 mil afiliados en 14 departamentos del país.
Las primeras huelgas
En 1924 el sindicato organizó su primera huelga como USO, y en esa oportunidad la mitad de sus afiliados (1.500 obreros) fueron expulsados de la región por manifestarse en contra de la “Troco” y la búsqueda de la nacionalización del petróleo. Sin embargo, las huelgas continuaron en 1927, 1933 y 1945.
Según lo documentado por el presbítero Jaime Barba Rincón en su libro “Las luchas obreras en Barrancabermeja y la Tropical Oil Company”, con la huelga de 1924 los obreros lograron que la “Troco” mejorara sus condiciones laborales, tener jornadas de trabajo de ocho horas, beneficios en salud, vivienda y estabilidad laboral con mejores salarios.
En entrevista con Colombia+20, Liria Manrique, asesora del área nacional de derechos humanos de la USO, explicó la violencia y estigmatización que desde sus inicios el sindicato ha tenido que resistir. “La existencia misma del sindicalismo tiene como objetivo lograr garantías para los trabajadores y las trabajadoras. Tuvimos que nacer en la clandestinidad, porque estaba mal vista la agrupación de los obreros y las obreras. Nos han dicho que no somos luchadores, sino terroristas, que no somos una organización legal, sino subversiva”, afirmó.
Lea: Estos son los momentos clave de la Unión Sindical Obrera en 100 años de existencia
A pesar de los señalamientos y la represión vivida en 1924, el 7 de enero de 1948 el sindicato realizó “la huelga patriótica”, en la que se movilizaron miles de personas en Barrancabermeja buscando la nacionalización del petróleo y mejores condiciones para los obreros y las obreras.
“A raíz de esa huelga se logró que el gobierno conservador de la época llevara al Congreso la creación de Ecopetrol, y así nació la Empresa Colombiana de Petróleo. Ese momento lo destacamos significativamente porque un recurso estratégico como el petróleo debía quedar en manos de una empresa estatal. Por eso decimos que la USO es la mamá de Ecopetrol”, señaló César Loza, director del sindicato.
El 25 de agosto de 1951 nace Ecopetrol y desde la fecha, han firmado 27 convenciones colectivas de trabajo con la USO. Para la empresa, el sindicato ha crecido a la par y de forma conjunta han trabajado por la sostenibilidad de Ecopetrol y la soberanía energética de Colombia.
Arremetida violenta contra la USO
La historia de este sindicato estuvo marcada por la violencia y la represión. La Comisión de la Verdad documentó 865 hechos victimizantes entre 1986 y 2019 contra integrantes de este sindicato, aunque la cifra puede ser mayor, porque sus afiliados han sido víctimas desde el nacimiento del sindicato.
La USO ocupa el tercer lugar de las organizaciones más victimizadas, después de la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Agropecuaria (Sintrainagro), según la CEV.
Lea el caso aquí:
Las amenazas son el principal ataque con 432 casos aunque sus integrantes denuncian un posible subregistro ante el miedo a denunciar. “Cuando despiden a un dirigente, lo asesinan, lo capturan o lo vinculan con grupos insurgentes, el mensaje es para la base. Es muy difícil resistir tanto tiempo con cifras tan berracas y cuando los casos, principalmente, se presentan en medio de movilizaciones, marchas populares o negociaciones de pliego de peticiones”, explicó Liria Manrique.
Desde la década del 50 hasta mediados de los años 90 la actividad sindical de la USO tuvo largos episodios en la clandestinidad como medida de protección ante la fuerte violencia que comenzó a agudizarse. Homicidios, detenciones, hostigamientos, atentados, secuestros, torturas y exilios fueron los casos que más afrontaron los sindicalistas de la USO.
Yessika Hoyos, abogada del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo (Cajar)
Sin organizaciones sindicales es muy difícil hablar de democracia en un país”
Uno de los casos más recordados es el de Manuel Gustavo Chacón, asesinado el 15 de enero de 1988 en la zona del comercio de Barrancabermeja, a vista de toda la población. Desde cinco lugares diferentes, Chacón recibió 36 impactos con arma de fuego. “Mi papá era la única fuente de ingresos de la familia, éramos mi mamá, mis dos hermanos y yo que teníamos entre 4 y 10 años. Mi mamá tenía 28 años en ese momento, éramos una familia muy joven y tuvimos que desplazarnos a Bogotá a raíz de este hecho”, dijo a este diario Marco Felipe Chacón, uno de los tres hijos de este líder, poeta y sindicalista santandereano.
Según Manuel Felipe, su padre llegó muy joven, a finales de los años 70, a trabajar en Ecopetrol y se vinculó al sindicato. Allí hacía labores sociales no solo con los trabajadores, sino también con la población de Barranca. “Él organizaba a la gente, hacía sancochos y se acercaba a través del arte, la música. Siempre se movilizaba en su bicicleta, no tenía protección ni escoltas, pues abrazaba la idea romántica de que iba a haber transformación”.
Al menos 125 homicidios fueron perpetrados entre 1986 y 2019 contra dirigentes de la USO, y no han recibido ningún tipo de reparación ni respuesta por parte del Estado. Muchos de los casos estaban a cargo del abogado Eduardo Umaña Mendoza, quien fue asesinado el 18 de abril de 1998 en su oficina en Bogotá. Con su muerte se fueron las esperanzas de muchos familiares de víctimas de la USO por encontrar justicia junto a las pruebas de los casos de las que no se encontró rastro.
En contexto: El asesinato de Eduardo Umaña, crimen de lesa humanidad en estudio por la CIDH
El exilio fue otra de las violencias que vivieron, especialmente quienes estuvieron al frente del sindicato en los años 90. El exdirigente César Carrillo vivió 15 años exiliado y fue víctima de detenciones arbitrarias por su trabajo. “Me tocó irme en contra de mi voluntad, alejarme de mi familia, de mi trabajo, de mis compañeros, dejar el sindicato porque estaba en un peligro serio de atentado. Esto sucedió después de recibir numerosas amenazas y estar detenido durante dos años por falsas acusaciones”, explicó Carrillo a Colombia+20.
Una década sangrienta
El exdirigente sindical Rodolfo Vecino, quien también fue víctima de amenazas y atentados, señaló el inicio del milenio como una época en la que aumentó la violencia contra los movimientos sociales en Cartagena. Las amenazas llegaban por teléfono y fax, muchas de ellas provenientes de grupos paramilitares, principales perpetradores de la violencia contra la USO.
Paramilitares del Bloque Montes de María de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), bajo el mando de Salvatore Mancuso, eran los que más aterrorizaban al movimiento sindical de la región Caribe. Según Vecino, recibieron llamadas anónimas alertando que los directivos de la USO en Cartagena habían sido condenados a muerte por los paramilitares de la región.
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Uno de los casos más emblemáticos fue el secuestro, tortura y asesinato de Aury Sará Marrugo, expresidente del sindicato de la USO en Cartagena, el 30 de noviembre de 2001. “Decían que Aury era guerrillero, pero él era el presidente del sindicato. Junto con su escolta fueron torturados por cinco días y el 5 de diciembre de 2001 aparecieron muertos en María La Baja”, recordó Vecino.
Seis años después de los hechos, el 18 de octubre de 2007, los jefes paramilitares Salvatore Mancuso, Carlos Castaño y Uber Banquéz también conocido como ‘Juancho Dique’, fueron condenados a 40 años de prisión por ser coautores de este crimen.
Paz, derechos laborales transición energética
La paz, la nacionalización del petróleo y de Ecopetrol, y las condiciones laborales y salariales dignas para los trabajadores son algunas de las reivindicaciones históricas que aún se mantienen vigentes, aunque con algunos matices. Uno de ellos, la búsqueda de un pago digno y garantías laborales para los obreros tercerizados.
Una nueva bandera dentro del sector petrolero es la transición energética y el rol de Ecopetrol como empresa líder en impulsar los proyectos de generación de energía hidráulica, solar y fotovoltaica.
“Se busca una transición energética justa, soberana y popular que le sirva a la gente. Por ejemplo, en Barrancabermeja llevamos más de 100 años de explotación petrolera y no hay un hospital de quinto nivel, las vías no están en las mejores condiciones, entonces muchas de esas necesidades sociales se deben superar con la misma riqueza que produce la industria”, explicó en entrevista a este diario el actual director de la USO, César Loza.
Lea también: Sindicatos de energía crean centro de investigación sobre transición energética
La violencia hacia el sindicalismo y los líderes sociales es uno de los retos que aún debe asumir el sindicato para sacar adelante los proyectos nacionales. “Hoy en día la violencia hacia el sindicalismo y los líderes sociales sigue siendo un gran reto y nace de una venganza, de esos sectores que no aceptan el cambio. Tenemos el reto de construir paz porque puede haber muchos proyectos pero toda la ola de violencia puede dar al traste con el programa de paz total si no se edifica”, explicó el presidente de Andepetrol.
Estos temas fueron abordados durante el acto conmemorativo de los 100 años de la USO, que se realizó el pasado 8 de febrero en el hotel Sheraton, al occidente de Bogotá. Allí se reunieron dirigentes y afiliados de todo el país para rememorar los hitos históricos del sindicato y la transición energética como punto central de discusión en la próxima convención colectiva de trabajo que realizarán con Ecopetrol.
A orillas del río Magdalena, en una región aún selvática y cenagosa que posteriormente se conocería como Barrancabermeja, el 10 de febrero de 1923 nació la Unión Sindical Obrera (USO). Cientos de hombres y mujeres llegaron a este puerto a trabajar en la naciente industria petrolera bajo el mando de la multinacional norteamericana Tropical Oil Company. “Troco” fue el nombre que los obreros le dieron a esta empresa que, según informes y documentación histórica, discriminaba y maltrataba a sus trabajadores con jornadas extenuantes y pésimas condiciones de habitabilidad.
“Esa región era una selva inhóspita, los trabajadores dormían en hamacas en medio de la selva y muchos murieron por picaduras de animales y enfermedades. No tenían límites y se trabajaba 14 o 16 horas, no existía el derecho a la huelga y mucho menos a la asociación. Por eso la fundación de la USO se dio de forma anónima”, recordó Jairo Ramírez, asesor de ese sindicato y defensor de derechos humanos.
En medio de este panorama nació la Sociedad Unión Obrera (SUO), el primer nombre que recibió el sindicato. Solo hasta el 27 de diciembre de 1934 se pudo cambiar a USO, cuando fue reconocida a través de la Ley 83 de 1931, que permitía a los trabajadores asociarse libremente.
Personajes como Raúl Eduardo Mahecha, recordado como el padre de la USO; María Cano, una de las primeras mujeres en liderar la lucha por los derechos laborales, e Ignacio Torres Giraldo, líder sindical y militante del Partido Comunista, recorrieron el río Magdalena organizando a los obreros bananeros, ferroviarios, transportadores, campesinos y artesanos ribereños. Gracias a estos personajes al país llegó la bandera de “los tres ochos” (ocho horas de trabajo, ocho horas de estudio y ocho horas de descanso) heredadas de la Revuelta de Haymarket en Chicago, Estados Unidos.
Desde su creación la USO tomó como bandera la defensa de los derechos laborales, de los recursos nacionales y la creación de una empresa estatal que asumiera la exploración y explotación petrolera en Colombia. El pozo principal, llamado “Infantas 2″, se descubrió en el corregimiento de El Centro, en Barrancabermeja (Santander) el cual estaba siendo explotado desde 1918 por la “Troco”.
Actualmente el sindicato tiene 25 mil afiliados en 14 departamentos del país.
Las primeras huelgas
En 1924 el sindicato organizó su primera huelga como USO, y en esa oportunidad la mitad de sus afiliados (1.500 obreros) fueron expulsados de la región por manifestarse en contra de la “Troco” y la búsqueda de la nacionalización del petróleo. Sin embargo, las huelgas continuaron en 1927, 1933 y 1945.
Según lo documentado por el presbítero Jaime Barba Rincón en su libro “Las luchas obreras en Barrancabermeja y la Tropical Oil Company”, con la huelga de 1924 los obreros lograron que la “Troco” mejorara sus condiciones laborales, tener jornadas de trabajo de ocho horas, beneficios en salud, vivienda y estabilidad laboral con mejores salarios.
En entrevista con Colombia+20, Liria Manrique, asesora del área nacional de derechos humanos de la USO, explicó la violencia y estigmatización que desde sus inicios el sindicato ha tenido que resistir. “La existencia misma del sindicalismo tiene como objetivo lograr garantías para los trabajadores y las trabajadoras. Tuvimos que nacer en la clandestinidad, porque estaba mal vista la agrupación de los obreros y las obreras. Nos han dicho que no somos luchadores, sino terroristas, que no somos una organización legal, sino subversiva”, afirmó.
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A pesar de los señalamientos y la represión vivida en 1924, el 7 de enero de 1948 el sindicato realizó “la huelga patriótica”, en la que se movilizaron miles de personas en Barrancabermeja buscando la nacionalización del petróleo y mejores condiciones para los obreros y las obreras.
“A raíz de esa huelga se logró que el gobierno conservador de la época llevara al Congreso la creación de Ecopetrol, y así nació la Empresa Colombiana de Petróleo. Ese momento lo destacamos significativamente porque un recurso estratégico como el petróleo debía quedar en manos de una empresa estatal. Por eso decimos que la USO es la mamá de Ecopetrol”, señaló César Loza, director del sindicato.
El 25 de agosto de 1951 nace Ecopetrol y desde la fecha, han firmado 27 convenciones colectivas de trabajo con la USO. Para la empresa, el sindicato ha crecido a la par y de forma conjunta han trabajado por la sostenibilidad de Ecopetrol y la soberanía energética de Colombia.
Arremetida violenta contra la USO
La historia de este sindicato estuvo marcada por la violencia y la represión. La Comisión de la Verdad documentó 865 hechos victimizantes entre 1986 y 2019 contra integrantes de este sindicato, aunque la cifra puede ser mayor, porque sus afiliados han sido víctimas desde el nacimiento del sindicato.
La USO ocupa el tercer lugar de las organizaciones más victimizadas, después de la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Agropecuaria (Sintrainagro), según la CEV.
Lea el caso aquí:
Las amenazas son el principal ataque con 432 casos aunque sus integrantes denuncian un posible subregistro ante el miedo a denunciar. “Cuando despiden a un dirigente, lo asesinan, lo capturan o lo vinculan con grupos insurgentes, el mensaje es para la base. Es muy difícil resistir tanto tiempo con cifras tan berracas y cuando los casos, principalmente, se presentan en medio de movilizaciones, marchas populares o negociaciones de pliego de peticiones”, explicó Liria Manrique.
Desde la década del 50 hasta mediados de los años 90 la actividad sindical de la USO tuvo largos episodios en la clandestinidad como medida de protección ante la fuerte violencia que comenzó a agudizarse. Homicidios, detenciones, hostigamientos, atentados, secuestros, torturas y exilios fueron los casos que más afrontaron los sindicalistas de la USO.
Yessika Hoyos, abogada del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo (Cajar)
Sin organizaciones sindicales es muy difícil hablar de democracia en un país”
Uno de los casos más recordados es el de Manuel Gustavo Chacón, asesinado el 15 de enero de 1988 en la zona del comercio de Barrancabermeja, a vista de toda la población. Desde cinco lugares diferentes, Chacón recibió 36 impactos con arma de fuego. “Mi papá era la única fuente de ingresos de la familia, éramos mi mamá, mis dos hermanos y yo que teníamos entre 4 y 10 años. Mi mamá tenía 28 años en ese momento, éramos una familia muy joven y tuvimos que desplazarnos a Bogotá a raíz de este hecho”, dijo a este diario Marco Felipe Chacón, uno de los tres hijos de este líder, poeta y sindicalista santandereano.
Según Manuel Felipe, su padre llegó muy joven, a finales de los años 70, a trabajar en Ecopetrol y se vinculó al sindicato. Allí hacía labores sociales no solo con los trabajadores, sino también con la población de Barranca. “Él organizaba a la gente, hacía sancochos y se acercaba a través del arte, la música. Siempre se movilizaba en su bicicleta, no tenía protección ni escoltas, pues abrazaba la idea romántica de que iba a haber transformación”.
Al menos 125 homicidios fueron perpetrados entre 1986 y 2019 contra dirigentes de la USO, y no han recibido ningún tipo de reparación ni respuesta por parte del Estado. Muchos de los casos estaban a cargo del abogado Eduardo Umaña Mendoza, quien fue asesinado el 18 de abril de 1998 en su oficina en Bogotá. Con su muerte se fueron las esperanzas de muchos familiares de víctimas de la USO por encontrar justicia junto a las pruebas de los casos de las que no se encontró rastro.
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El exilio fue otra de las violencias que vivieron, especialmente quienes estuvieron al frente del sindicato en los años 90. El exdirigente César Carrillo vivió 15 años exiliado y fue víctima de detenciones arbitrarias por su trabajo. “Me tocó irme en contra de mi voluntad, alejarme de mi familia, de mi trabajo, de mis compañeros, dejar el sindicato porque estaba en un peligro serio de atentado. Esto sucedió después de recibir numerosas amenazas y estar detenido durante dos años por falsas acusaciones”, explicó Carrillo a Colombia+20.
Una década sangrienta
El exdirigente sindical Rodolfo Vecino, quien también fue víctima de amenazas y atentados, señaló el inicio del milenio como una época en la que aumentó la violencia contra los movimientos sociales en Cartagena. Las amenazas llegaban por teléfono y fax, muchas de ellas provenientes de grupos paramilitares, principales perpetradores de la violencia contra la USO.
Paramilitares del Bloque Montes de María de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), bajo el mando de Salvatore Mancuso, eran los que más aterrorizaban al movimiento sindical de la región Caribe. Según Vecino, recibieron llamadas anónimas alertando que los directivos de la USO en Cartagena habían sido condenados a muerte por los paramilitares de la región.
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Uno de los casos más emblemáticos fue el secuestro, tortura y asesinato de Aury Sará Marrugo, expresidente del sindicato de la USO en Cartagena, el 30 de noviembre de 2001. “Decían que Aury era guerrillero, pero él era el presidente del sindicato. Junto con su escolta fueron torturados por cinco días y el 5 de diciembre de 2001 aparecieron muertos en María La Baja”, recordó Vecino.
Seis años después de los hechos, el 18 de octubre de 2007, los jefes paramilitares Salvatore Mancuso, Carlos Castaño y Uber Banquéz también conocido como ‘Juancho Dique’, fueron condenados a 40 años de prisión por ser coautores de este crimen.
Paz, derechos laborales transición energética
La paz, la nacionalización del petróleo y de Ecopetrol, y las condiciones laborales y salariales dignas para los trabajadores son algunas de las reivindicaciones históricas que aún se mantienen vigentes, aunque con algunos matices. Uno de ellos, la búsqueda de un pago digno y garantías laborales para los obreros tercerizados.
Una nueva bandera dentro del sector petrolero es la transición energética y el rol de Ecopetrol como empresa líder en impulsar los proyectos de generación de energía hidráulica, solar y fotovoltaica.
“Se busca una transición energética justa, soberana y popular que le sirva a la gente. Por ejemplo, en Barrancabermeja llevamos más de 100 años de explotación petrolera y no hay un hospital de quinto nivel, las vías no están en las mejores condiciones, entonces muchas de esas necesidades sociales se deben superar con la misma riqueza que produce la industria”, explicó en entrevista a este diario el actual director de la USO, César Loza.
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Estos temas fueron abordados durante el acto conmemorativo de los 100 años de la USO, que se realizó el pasado 8 de febrero en el hotel Sheraton, al occidente de Bogotá. Allí se reunieron dirigentes y afiliados de todo el país para rememorar los hitos históricos del sindicato y la transición energética como punto central de discusión en la próxima convención colectiva de trabajo que realizarán con Ecopetrol.