‘Hornos crematorios se activaron después de una alerta de miembros de la Fiscalía’: exjefe paramilitar
En medio del Encuentro Hablemos de Verdad en Cúcuta, realizado por Colombia 2020, Jorge Iván Laverde, conocido en la guerra como El Iguano, dio detalles de los crímenes cometidos en la guerra cometidos por los paramilitares y apoyados por entidades del Estado. También pidió perdón a las víctimas.
Colombia en Transición
“La guerra fue un terrible error, una horrible noche. Para nosotros es sumamente vergonzoso. Empuñar un fusil y hacerle daño a otros campesinos que cultivaban la tierra es vergonzoso. Después de 13 años de estar en Justicia y Paz y darle la cara a las víctimas e intentar explicar algo que no tiene explicación ni justificación es difícil. Sólo sé que eso nunca debió haber pasado”.
Con estas palabras, arrancó una de las intervenciones más impactantes del encuentro Hablemos de Verdad en Cúcuta, realizado por Colombia2020 y su capítulo Colombia en Transición, apoyado por la Embajada de Alemania en Colombia. Se trata de Jorge Iván Laverde, conocido en la guerra como El Iguano, quien comandó el Frente Fronteras de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) y es responsable de al menos 5.000 ocurridos en el conflicto en Norte de Santander.
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Laverde, quien pagó 13 años de cárcel, pidió perdón a las víctimas del conflicto armado, entre ellas representantes del campesinado de la zona del Catatumbo e indígenas del pueblo Barí, y se comprometió con la no repetición y la verdad que, según él, ya ha sido contada en más de 800 audiencias que el país hoy desconoce.
También pidió perdón a las víctimas de desaparición forzada, un delito que calificó como “lo más trágico del conflicto armado”. El excomandate de las Auc explicó que su accionar hacía parte de una directriz de las escuelas de entrenamiento, con la que, creían, las familias no iban a denunciar.
“Desafortunadamente hay que decir las cosas crudamente: eran cifras. Era evitar que los medios registraran la cantidad de homicidios que se cometían en los municipios y era evitarle problemas a la fuerza pública. En una ciudad donde diariamente se ejecutaban 10, 15, 20 y hasta 40 personas en un solo día, eso le traía problemas a los comandantes de las entidades legalmente constituidas. La fuerza pública era la que nos decía: desparézcanlos, no me dejen todo esos muertos, para que a ellos no les quedara en la hoja de vida”, puntualizó Laverde.
Además, dijo que era uno de los temas más difíciles de afrontar, teniendo en cuenta que no había respuestas para los familiares, pues al menos 40 cuerpos fueron lanzados al río y, de acuerdo con cálculos de las organizaciones sociales, 560 fueron incinerados. Laverde es el máximo responsable de la utilización de hornos crematorios para desaparecer a las personas acusadas de colaborar o pertenecer a las guerrillas que estaban en la zona.
En el encuentro también contó cómo se tomó la decisión de utilizar los hornos para la desaparición: “Se retenían personas, se ejecutaban y se enterraban en fosas comunes. En alguna ocasión miembros de la Fiscalía nos manifestaron que venía una comisión a desenterrarlos y que sería un escándalo. Ahí tomamos la decisión de incinerarlos en hornos para hacer ladrillos que ya existían”. Laverde aclaró que no es cierto que en los hornos se hayan quemado personas vivas y que aún hay mitos de la guerra que, espera, se esclarezcan con más encuentros de verdad.
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Otro de los temas que abordó el exjefe del Frente Fronteras de las Auc fue la necesidad de escuchar las verdades de paramilitares que están en las cárceles y no han podido ni siquiera asistir a una audiencia. Mencionó que varios excomandantes han sido asesinados con el objetivo de ocultar cómo y quiénes financiaron la guerra en Norte de Santander, un territorio estratégico para el desarrollo económico.
“Una vez entramos al departamento, muchas personas se vincularon y nos apoyaron. Sí, se benefició mucha gente. Cuando las Auc ganaban terreno, otros venían atrás comprando tierras o haciendo empresa. Se beneficiaron del dolor y la sangre de las personas que han sufrido. Desde el principio, con nombres propios y listado en mano contamos cómo y quiénes financiaron las Auc. Ganaderos, arroceros, mineros, comerciantes. Eso se ha entregado”, señaló Laverde, quien agregó que es el momento para hacerle la solicitud a la Fiscalía que haga una página web para publicar los hechos confesados y las personas mencionadas.
Laverde, finalmente, insistió que los procesos de perdón y reconciliación han sido gracias a las víctimas, quienes le han mostrado la gravedad de los crímenes que cometieron las Auc durante siete años en el departamento. Aprovechó para relatar una historia de perdón con una mujer:
“Una madre en una audiencia me dijo que me perdonaba por quitarle a su esposo y a su hijo. También me contó qué pasó después de esa incursión. A la comunidad le dio miedo ayudárselo a recoger. Así que esa madre cogió a su hijo y con él al hombro caminó un kilómetro y lo llevó hasta la orilla de un camino. Luego se devolvió por su esposo. Así los arrimó a la vereda donde vivían, para darle cristiana sepultura”.
Mientras ella narraba su historia, Laverde contó que por su mente pasaba infinidades de imágenes que le hicieron entender que había cometido hechos imperdonables. La madre, que lo vio afligido, le pidió al exparamilitar un abrazo que, según ella, le ayudaría a perdonarlo. “Fue un suceso que para mí no tiene explicación. Eso me despertó las vibras más profundas que tiene el ser humano. Eso me marcó”. Desde entonces dice que la única posibilidad de reconciliarse es contar la verdad.
“La guerra fue un terrible error, una horrible noche. Para nosotros es sumamente vergonzoso. Empuñar un fusil y hacerle daño a otros campesinos que cultivaban la tierra es vergonzoso. Después de 13 años de estar en Justicia y Paz y darle la cara a las víctimas e intentar explicar algo que no tiene explicación ni justificación es difícil. Sólo sé que eso nunca debió haber pasado”.
Con estas palabras, arrancó una de las intervenciones más impactantes del encuentro Hablemos de Verdad en Cúcuta, realizado por Colombia2020 y su capítulo Colombia en Transición, apoyado por la Embajada de Alemania en Colombia. Se trata de Jorge Iván Laverde, conocido en la guerra como El Iguano, quien comandó el Frente Fronteras de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) y es responsable de al menos 5.000 ocurridos en el conflicto en Norte de Santander.
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Laverde, quien pagó 13 años de cárcel, pidió perdón a las víctimas del conflicto armado, entre ellas representantes del campesinado de la zona del Catatumbo e indígenas del pueblo Barí, y se comprometió con la no repetición y la verdad que, según él, ya ha sido contada en más de 800 audiencias que el país hoy desconoce.
También pidió perdón a las víctimas de desaparición forzada, un delito que calificó como “lo más trágico del conflicto armado”. El excomandate de las Auc explicó que su accionar hacía parte de una directriz de las escuelas de entrenamiento, con la que, creían, las familias no iban a denunciar.
“Desafortunadamente hay que decir las cosas crudamente: eran cifras. Era evitar que los medios registraran la cantidad de homicidios que se cometían en los municipios y era evitarle problemas a la fuerza pública. En una ciudad donde diariamente se ejecutaban 10, 15, 20 y hasta 40 personas en un solo día, eso le traía problemas a los comandantes de las entidades legalmente constituidas. La fuerza pública era la que nos decía: desparézcanlos, no me dejen todo esos muertos, para que a ellos no les quedara en la hoja de vida”, puntualizó Laverde.
Además, dijo que era uno de los temas más difíciles de afrontar, teniendo en cuenta que no había respuestas para los familiares, pues al menos 40 cuerpos fueron lanzados al río y, de acuerdo con cálculos de las organizaciones sociales, 560 fueron incinerados. Laverde es el máximo responsable de la utilización de hornos crematorios para desaparecer a las personas acusadas de colaborar o pertenecer a las guerrillas que estaban en la zona.
En el encuentro también contó cómo se tomó la decisión de utilizar los hornos para la desaparición: “Se retenían personas, se ejecutaban y se enterraban en fosas comunes. En alguna ocasión miembros de la Fiscalía nos manifestaron que venía una comisión a desenterrarlos y que sería un escándalo. Ahí tomamos la decisión de incinerarlos en hornos para hacer ladrillos que ya existían”. Laverde aclaró que no es cierto que en los hornos se hayan quemado personas vivas y que aún hay mitos de la guerra que, espera, se esclarezcan con más encuentros de verdad.
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Otro de los temas que abordó el exjefe del Frente Fronteras de las Auc fue la necesidad de escuchar las verdades de paramilitares que están en las cárceles y no han podido ni siquiera asistir a una audiencia. Mencionó que varios excomandantes han sido asesinados con el objetivo de ocultar cómo y quiénes financiaron la guerra en Norte de Santander, un territorio estratégico para el desarrollo económico.
“Una vez entramos al departamento, muchas personas se vincularon y nos apoyaron. Sí, se benefició mucha gente. Cuando las Auc ganaban terreno, otros venían atrás comprando tierras o haciendo empresa. Se beneficiaron del dolor y la sangre de las personas que han sufrido. Desde el principio, con nombres propios y listado en mano contamos cómo y quiénes financiaron las Auc. Ganaderos, arroceros, mineros, comerciantes. Eso se ha entregado”, señaló Laverde, quien agregó que es el momento para hacerle la solicitud a la Fiscalía que haga una página web para publicar los hechos confesados y las personas mencionadas.
Laverde, finalmente, insistió que los procesos de perdón y reconciliación han sido gracias a las víctimas, quienes le han mostrado la gravedad de los crímenes que cometieron las Auc durante siete años en el departamento. Aprovechó para relatar una historia de perdón con una mujer:
“Una madre en una audiencia me dijo que me perdonaba por quitarle a su esposo y a su hijo. También me contó qué pasó después de esa incursión. A la comunidad le dio miedo ayudárselo a recoger. Así que esa madre cogió a su hijo y con él al hombro caminó un kilómetro y lo llevó hasta la orilla de un camino. Luego se devolvió por su esposo. Así los arrimó a la vereda donde vivían, para darle cristiana sepultura”.
Mientras ella narraba su historia, Laverde contó que por su mente pasaba infinidades de imágenes que le hicieron entender que había cometido hechos imperdonables. La madre, que lo vio afligido, le pidió al exparamilitar un abrazo que, según ella, le ayudaría a perdonarlo. “Fue un suceso que para mí no tiene explicación. Eso me despertó las vibras más profundas que tiene el ser humano. Eso me marcó”. Desde entonces dice que la única posibilidad de reconciliarse es contar la verdad.