El cara a cara de exFarc Rodrigo Londoño y coronel responsable de falsos positivos

El exjefe guerrillero y el exmiembro del Ejército Luis Fernando Borja, quienes han reconocido su rol en crímenes de guerra y lesa humanidad, hablarán este jueves 23 de marzo en la Universidad Javeriana sobre cómo la verdad de los responsables del conflicto restaura a las víctimas.

Redacción Colombia +20
22 de marzo de 2023 - 02:03 a. m.
En encuentros de la Comisión de la Verdad, Borja (izq.) y Londoño pidieron perdón a las víctimas.
En encuentros de la Comisión de la Verdad, Borja (izq.) y Londoño pidieron perdón a las víctimas.
Foto: Comisión de la V
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Por primera vez, dos de los principales responsables del conflicto armado colombiano, pertenecientes a fuerzas opuestas, se encuentran cara a cara para hablar sobre las verdades de la guerra y la importancia de reconocer su responsabilidad para reparar a las víctimas.

Se trata del coronel en retiro Luis Fernando Borja -quien aceptó estar detrás de más de 60 ejecuciones extrajudiciales cometidas por el Ejército- y Rodrigo Londoño -último máximo jefe de la extinta guerrilla de las FARC que asumió responsabilidad en crímenes de guerra y lesa humanidad-, quienes se encontrarán en un conversatorio que tendrá lugar en la Universidad Javeriana.

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Borja y Londoño le rinden cuentas a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), y por separado han expresado su voluntad de hacer aportes para reparar a las víctimas y han encabezado encuentros de verdad, reconocimiento y solicitudes de perdón, tanto en la JEP como en la Comisión de la Verdad y otros escenarios propios de la justicia restaurativa que buscan cerrar las heridas que ha abierto el conflicto y dar pasos hacia la reconciliación del país.

El próximo de estos encuentros tendrá lugar este jueves 23 de marzo, desde 2 a 5 p. m., en el auditorio Félix Restrepo, de la Universidad Javeriana. Allí, como parte de un ejercicio de pedagogía, Londoño y Borja responderán dudas planteadas por los estudiantes del centro educativo.

“Acá se ha hecho un trabajo para reconstruir el tejido social y reparar el daño que hemos causado. La idea nació un día, tomándonos un tinto con Rodrigo en Quindío. Le dije: ‘Hagamos un proyecto para que este mensaje que estamos dando tantos comparecientes se escuche más allá’, y apoyó el tema”, cuenta Borja, quien comandó la Fuerza de Tarea Conjunta del departamento de Sucre y fue condenado por decenas de ejecuciones (falsos positivos).

“Coincidimos en la preocupación compartida por la falta de pedagogía sobre el Acuerdo Final con las extintas FARC-EP y especialmente sobre la justicia transicional y restaurativa que inspiró la creación del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición. Dejar de lado esa pedagogía es un riesgo para el cumplimiento del Acuerdo y, peor aún, para la población colombiana que merece vivir en paz y jamás repetir la historia”, explica Londoño, quien en los próximos meses será sentenciado por la JEP, tribunal que lo imputó por su participación en secuestros, desapariciones forzadas y otros crímenes de guerra y lesa humanidad ocurridos durante el cautiverio.

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¿De qué se trata el proyecto de justicia restaurativa?

Para llenar ese vacío de pedagogía, Borja y Londoño tocaron la puerta de la Universidad Javeriana, que a través del Instituto de Derechos Humanos y Construcción de Paz Alfredo Vásquez Carrizosa y varias facultades comenzó a darle vida a un proyecto que busca dar a conocer e impulsar la justicia restaurativa.

Pero, ¿de qué se trata ese concepto y por qué es clave para el proceso que atraviesa Colombia? La profesora María Lucía Zapata explica que se trata de “una forma distinta de ver la justicia, en la que se enfatiza a las víctimas, sus necesidades y la verdad que necesitan saber y se tiene en cuenta un triángulo conformado por ella (la víctima), el agresor y la comunidad”.

Para Zapata, quien dirige la maestría en estudios de paz y resolución de conflictos de la Javeriana, la justicia restaurativa resulta crucial en la actualidad en el país, toda vez que, a diferencia de la justicia ordinaria, más allá de lo punitivo lo que busca es sanar y reparar a partir de ejercicios en los que los agresores puedan “contar la verdad sin enmascararla, enfrentar a las víctimas y asumir su responsabilidad sabiendo que lo que hicieron estuvo mal y deben repararlo”.

De hecho, el conversatorio entre Londoño y Borja es apenas uno de los componentes de una apuesta que involucra ejercicios con comunidades, relacionamiento con jóvenes y trabajos, obras y actividades con contenido restaurador (Toar) que de forma anticipada están adelantando los responsables como parte de las sanciones que la JEP dictará en su contra en los próximos meses. Varias de las estrategias cuentan con el apoyo de la fundación Hilando la Rueca, la Misión de Verificación de la ONU, el PNUD y Colombia+20.

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“Estas iniciativas dan luces sobre la verdad de lo que sucedió en el conflicto armado a través de las voces de quienes estuvieron involucrados en primera persona. Los comparecientes reiteran su determinación de reconocer su responsabilidad en lo ocurrido y de reparar a las víctimas. Este tipo de iniciativas contribuyen al diálogo, a la reconciliación y a la no repetición, aprendiendo de los errores del pasado”, dijo Carlos Ruiz Massieu, jefe de la Misión de Verificación de la ONU.

Uno de los principales componentes del proyecto es el enfoque participativo. Carolina Herrera, investigadora del Instituto de Derechos Humanos de la Javeriana, cuenta que aunque inicialmente se trabajó con la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, pronto se hizo el llamado a las de Artes, Psicología, Ciencias Jurídicas y Comunicación y Lenguaje: “La idea es integrar diversas áreas del conocimiento que enriquezcan las propuestas y expandan el público al que puedan llegar estas acciones”.

El foco en los jóvenes no es gratuito, e incluso uno de los objetivos es llegar a más universidades con acciones de pedagogía sobre el Acuerdo de Paz y la justicia restaurativa.

Como asegura Rodrigo Londoño, su participación es determinante porque “son ellos quienes reciben una sociedad que necesita transformar la manera en la que se relacionan ellos y ellas, con su vitalidad y nuevas ideas, quienes pueden rodear el Acuerdo. Son los llamados a pensar nuevas formas de entender la justicia, el campo, la ciudad y las problemáticas del país, son ellos quienes pueden defender el diálogo y ante ponerlo en cualquier conflicto para que en Colombia no exista más estigmatización y violencia”.

Las preguntas de los estudiantes para Borja y Londoño

“Si usted fuese alguna de las víctimas, ¿qué estaría dispuesto a hacer para obtener justicia y respuestas?” “¿Cuál sería una forma integral de crear justicia restaurativa desde su cotidianidad, ya reinsertado en la sociedad civil?” “¿Qué lo impulsó a cometer actos tan inhumanos?” “¿Sienten que desde que inició el proceso ha cambiado algo en ustedes como seres humanos?” Estas son algunas de las inquietudes que estudiantes de distintas carreras de la Universidad Javeriana les formularon al exjefe guerrillero Rodrigo Londoño y el coronel (r) responsable de falsos positivos Luis Fernando Borja. Durante las últimas semanas los jóvenes depositaron en urnas sus inquietudes, que serán respondidas por Londoño y Borja durante el conversatorio de este 23 de marzo.

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Además, estudiantes del programa de comunicación social y periodismo encabezaron la realización del pódcast La verdad restaura, en el que víctimas, agresores y miembros de la sociedad civil conversan sobre la justicia restaurativa.

El caso de Borja: contraste entre la justicia ordinaria y la restaurativa

El nombre de Luis Fernando Borja empezó a sonar desde 2007, cuando se empezaron a registrar los asesinatos de jóvenes en varias zonas de la región Caribe. Cuatro años después, cuando ya había reventado el escándalo de los ‘falsos positivos’, el coronel (r) se convirtió en el primer máximo oficial en ser condenado por esas ejecuciones extrajudiciales.

Sus testimonios ante la justicia ayudaron a desenmarañar la empresa criminal que se constituyó en varias unidades militares en las que se cometieron asesinatos de civiles inocentes (para presentarlos como guerrilleros o delincuentes dados de bajas en combate) para engordar las cifras de éxito militar y obtener beneficios. Una práctica que, según estableció la JEP, existía en las Fuerzas Militares desde hace décadas, pero alcanzó su pico entre 2002 y 2008 (cuando se implementaba la política de Seguridad Democrática del expresidente Álvaro Uribe Vélez). En esos seis años, se habrían cometido al menos 6.402 ejecuciones, casi el triple de las 2.248 víctimas que tenía en su radar la Fiscalía.

Pese a que Borja entregó información de peso ante la justicia ordinaria, asegura que solo encontró una oportunidad para restaurar a las víctimas cuando se creó el sistema transicional producto del Acuerdo de Paz.

“Desde cuando estalló todo este escándalo de delitos que cometimos fui consciente de que era una prioridad que se supiera la verdad, que las victimas recibieran reconocimiento de responsabilidad. En ese entonces no había ni un asomo para eso, pero cuando se creó la JEP, la Comisión de la Verdad y la Unidad de Búsqueda les solicite que ubicaran a las víctimas para empezar este trabajo”, dice Borja.

Uno de los primeros actos de este tipo se dio el 14 de octubre de 2021, con los familiares de 11 jóvenes de Toluviejo asesinados por órdenes de Borja en 2008.

El coronel (r) llegó hasta ese municipio de Sucre, se reunió privadamente con los parientes de sus víctimas y luego, de forma pública, reconoció el daño causado. Lo primero que hizo fue leer los nombres de los jóvenes: nombrarlos para ponerle rostro a la barbarie que reconoció haber comandado. Las víctimas lo escucharon decir que sus familiares muertos “no eran ningunos guerrilleros ni delincuentes, sino hombres trabajadores que luchaban por salir adelante en una Colombia que no ofrece oportunidades”. Que él y su tropa se aprovecharon de “esa falta de oportunidades para engañarlos y asesinarlos”. Que es el responsable de su dolor, y que también carga uno propio. Lo escucharon pedirles perdón.

Las verdades de Rodrigo Londoño y el impacto de su encuentro con las víctimas

Antes de empezar a negociar la paz con el gobierno de Juan Manuel Santos, Rodrigo Londoño Echeverri (conocido entonces como Timochenko), tenía circular roja de Interpol, un centenar de órdenes de captura en su contra y una recompensa del gobierno norteamericano de hasta cinco millones de dólares por información para capturarlo. Se le acusaba de participar en secuestros, tomas guerrilleras, atentados terroristas, entre otras actividades.

Tras la firma del Acuerdo de Paz, los procesos de Londoño llegaron a la JEP, que ya lo imputó a él -junto a otros seis integrantes del antiguo Secretariado de las Farc- por crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad en el marco de los secuestros que investiga el tribunal transicional en el macrocaso 01.

El antiguo jefe guerrillero, que ahora dirige el partido político Comunes, también responde ante la JEP en el caso 07 (reclutamiento forzado), 09 (crímenes contra pueblos y territorios étnicos) y 10 (crímenes no amnistiables cometidos por las extintas Farc), además de las investigaciones sobre situaciones territoriales (casos 02, 04 y 05).

Tanto en la JEP como en la Comisión de la Verdad y actos liderados por excombatientes, Londoño ha reconocido su responsabilidad y solicitado perdón a las víctimas. “A quienes nunca regresaron y a sus familiares les suplicamos perdón. También a la sociedad colombiana. Somos conscientes que nada puede justificar el dolor”, les dijo a las víctimas de secuestro el 27 de junio de 2021, durante encuentro Verdades Que Liberen.

Londoño le contó a Colombia+20 que un paso trascendental para la reflexión de los excombatientes de las Farc ha sido el proceso de escuchar a las víctimas.

“El encuentro con las víctimas, conocer sus historias, comprender la magnitud del daño que les causamos, nos ha permitido tomar conciencia de las afectaciones, sufrimientos y dolores que por responsabilidad de las FARC se ocasionó a muchas personas. Y creo que conocer esos padecimientos, así como la generosidad de las víctimas, su valentía y su resilencia también nos ha estimulado para contribuir lo más posible a que la justicia transicional y restaurativa opere de la mejor manera, con resultados como la reconstrucción de la verdad, la asunción de responsabilidad y los trabajos para la restauración de los afectados”, cuenta el antiguo comandante de las Farc.

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