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Cerca de 700 fotografías conforman los cuatro tomos de El Testigo, Memorias del conflicto armado colombiano, en la lente y la voz de Jesús Abad Colorado, conversaciones con María Belén Sáez de Ibarra, la colección bibliográfica que se presentó esta tarde en el Instituto de Paz, en Washington, Estados Unidos. Estos libros recogen y amplían la exposición con el mismo nombre que está en el Claustro San Agustín de la Universidad Nacional, en el centro de Bogotá, desde 2018.
La colección de 1.372 páginas recoge también textos de otros testigos del conflicto armado que ha afectado a nuestro país: María Lucía González exjueza que vive en el exilio; Iván Velásquez, hoy ministro de Defensa; Rodrigo Botero García, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible; los abogados Jennifer Mojica, Gerardo Vega, también con cargos en el actual gobierno y los periodistas Jorge Cardona, exeditor general de este diario; José Navia, Jorge Enrique Botero y Mauricio Builes. También hay textos de los dos autores que surgen a través de una larga conversación de varios años entre ellos.
“Entregamos este trabajo como una ofrenda a quienes han padecido el conflicto, una forma de dignificarlos, de acompañarlos porque sus vidas importan. También porque es una manifestación de justicia que hagamos los duelos que corresponden por todas estas muertes innecesarias”, dice el texto de María Belén que sirve de introducción al volumen 1, titulado “Tierra Callada”. Los otros tomos se titulan “No hay tinieblas que la luz no venza”, “Y aun así me levantaré” y “Pongo mis manos en las tuyas”.
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“Aquí están las víctimas que han sido banalizadas y que yo aprendí a enfocar, a ver con mi ojo y con mi corazón. Aquí las registré y las documenté para que nadie pueda decir después que no supo lo que ocurrió”, fueron las palabras de Jesús Abad en apertura de la colección.
Este proyecto editorial es de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de Colombia y contó con el apoyo de Sura, la Embajada de Noruega en Colombia y la Fundación Carlos Arcesio Paz. La presentación estuvo a cargo de Adam Isacson del Instituto Wola.
Durante el conversatorio, María Belén recordó que este libro es la ampliación de la exposición que surgió tras la firma del Acuerdo Final entre el Estado colombiano y la extinta guerrilla de las Farc. “Nos quieren quitar la paz”, fue la frase con la que Jesús Abad invitó a María a hacer algo para rescatar la voz de las víctimas, esa que él mismo había captado en casi 30 años de continuo trabajo de reportería. La frase explicaba la angustia por el ascenso al poder de un presidente que provenía de las fuerzas políticas que habían estado en contra de ese acuerdo.
“Miramos miles y miles de imágenes, queríamos contar lo que pasa en esas regiones donde la guerra sigue sucesivamente sin parar. El resultado fueron varias constelaciones de esos acontecimientos detallados de la vida de las personas. Allí se pueden ver los ojos de la gente, sus lágrimas, sus gestos, el peso de la vida sobre sus hombros, la ausencia de sus seres queridos, como recogen sus cosechas, como buscan a sus seres queridos con sus propias manos, cómo vuelven a arar la tierra, cómo hacen que la vida continué, como comparten sus alimentos, cuáles son esos ritos de memoria que les permiten seguir viviendo y seguir el camino para no optar por la venganza”, dijo.
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Jesús Abad contó que había nacido en 1967, siete años después de que mataron a su abuelo y a un tío y recordó que su abuela se murió de dolor porque no quiso alimentarse más. “En ese momento no había Farc, no había paramilitares, pero había una violencia bipartidista que dejó más de 300 mil muertos. Mi familia llegó huyendo a la ciudad de Medellín, pero mis padres y mis tíos nunca sembraron odio”.
Y contó la historia de que mientras estaba estudiando periodismo en la Universidad de Antioquia se vivía uno de los momentos más violentos del país “Fueron 17 estudiantes y profesores ligados a defensa de derechos humanos que fueron asesinados. Opté por colgarme una cámara porque tenía miedo de escribir”. Y recordó también que en la universidad conoció a Carlos Pizarro, quien acababa de firmar el acuerdo de paz a nombre del M19 y a Bernardo Jaramillo, líder de la UP. “Les tomé fotos y luego fueron asesinados. Yo encontré una manera de aportarle al país promoviendo la memoria contra el olvido”, sentenció.
La colección se presenta en tela y las tapas tienen texturas y alto relieves. Hay 200 fotos más que en la exposición del Claustro, algunas están en blanco y negro y otras están a color. Hay páginas en blanco que invitan a la pausa y hay frases en inglés y español que están subrayadas para poner énfasis en ciertos mensajes.
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“La Colección es un documento histórico, escrito con historias de muchas personas que han estado involucradas en la vida cotidiana del conflicto, recorriendo caminos inhóspitos para desenterrar las vidas, voces y rostros de las víctimas. Un acervo documental donde cada cifra, cada fecha, cada nombre y cada hecho fue contrastado en un riguroso trabajo editorial de más de tres años”, dicen los impulsores del proyecto.
Para María Belén el proceso de curaduría fue un proceso espiritual, porque le significó entender que la vida es sagrada. “Después de ver las armas fundidas en el contra monumento de Doris Salcedo uno sabe que sí se puede lograr la paz, a partir de ese proceso estamos construyendo una nueva sociedad, ahora la obligación del Estado es implementar y cumplir esos compromisos y llevar más que la seguridad armada a esos territorios”.
A partir de hoy, los autores de la colección cumplirán una agenda de actividades en American University de Washington, en Boston University, Columbia University, Hofstra University y en la sede del Comité para la Protección de los Periodistas, en Nueva York.
El libro se presentará en Colombia en la edición número 10 del Festival Gabo, que se realizará el 21, 22 y 23 de octubre en Bogotá.