Así se gestó la división de ELN y frente de Nariño que tiene en crisis los diálogos
Desde hace 14 años, los jefes de la estructura Comuneros del Sur, con presencia en Nariño, han tenido roces con la comandancia de la guerrilla. Mientras la mesa sigue congelada, el Gobierno designó a un excomandante del presidente Petro en su época en el M-19 para liderar su proceso alterno con ese Frente, al que informes de la DEA señalan de participar en actividades de narcotráfico.
Gabriel Yépez Mejía habla pausado y matiza su acento costeño. HH, como se le conoce en la guerrilla del ELN -a la que ingresó hace más de tres décadas-, es el comandante del Frente Comuneros del Sur, la estructura que ha puesto a tambalear la mesa de diálogos de paz en los últimos dos meses.
Yépez acumuló suficiente poder en su zona de dominio (el centro del departamento de Nariño) como para romper las comunicaciones desde hace más de un año con el Comando Central (Coce), el máximo órgano de jefatura del ELN. Ante esa división, que se sumó a las disputas territoriales con otros grupos ilegales, HH pidió pista en la paz total, se reunió en agosto de 2023 con fichas clave que conocía desde hace varios años y echó a andar un proceso independiente que el Gobierno Nacional, en su afán por mostrar resultados ante el lento avance de la mesa formal, no dudó en aceptar.
Ahora mismo, en Venezuela, las delegaciones del Ejecutivo y del ELN están enfrascadas en una crisis por los acercamientos con el frente de HH, que llevó a la suspensión del séptimo ciclo de diálogos.
Mientras tanto, en Nariño, el proceso para lograr la desmovilización del Comuneros del Sur está avanzando a buen paso, bajo el liderazgo -por parte del Gobierno- de Carlos Erazo, un viejo mando militar de la desmovilizada guerrilla del M-19, que en la década de los 80 habría sido superior del ahora presidente Gustavo Petro, durante su paso por ese grupo.
Desde febrero, el equipo de Erazo se habría reunido por lo menos en tres ocasiones con HH y sus hombres en las montañas del municipio de Samaniego, donde se concentran los esfuerzos del Ejecutivo por territorializar la paz.
Allí arrancó, el 9 de marzo, un encuentro de diálogos regionales impulsado por el gobernador de Nariño, Luis Alfonso Escobar, cercano a Petro. Un mes después, el propio presidente visitó Samaniego y dijo que el Gobierno “les dará la mano” a las organizaciones ilegales que tengan “sincera la voluntad de dejar la actividad armada y violenta”, pronunciamiento que incrementó el malestar entre la comandancia del ELN.
Una rueda suelta hace más de una década
La historia de tensiones entre el frente Comuneros del Sur y el Coce comenzó hacia 2006, pero se intensificó en 2012, cuando el entonces comandante Abelardo abandonó la jefatura del grupo y se unió al frente de guerra Occidental en Chocó.
Su sucesor fue Gabriel Yépez, HH, quien llegó unos años antes al departamento de Nariño y tomó la dirección de esa estructura, nacida en 1992 y conocida por su poderío político e influencia en comunidades de la región. De hecho, no se trata de un frente caracterizado por acciones militares; de ahí que la incursión del Estado Mayor Central, la disidencia de las FARC de Iván Mordisco, le represente un alto riesgo de debilitamiento.
Para noviembre de 2022, cuando el gobierno Petro empezó formalmente los diálogos de paz con el ELN, la comandancia de esa guerrilla ya estaba poniendo la lupa sobre Yépez, de quien se tenían sospechas de vínculos con el narcotráfico y acciones de insubordinación ante el Coce.
Ese año Nariño fue el departamento con más hectáreas cultivadas con coca en el país (56.746, el 26 % del total nacional, según el reporte de Naciones Unidas).
En abril de 2022, a través de una carta dirigida a la Fiscalía, la Administración para el Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos, señaló que el frente Comuneros del Sur estaba involucrado en la producción y distribución de la droga que salía de la región.
En el documento, en poder de Colombia+20, se habla de la destrucción de un complejo logístico para el procesamiento de clorhidrato de cocaína “al servicio” de la compañía Jaime Toño Obando de este frente, que estaría “asociado con carteles mexicanos para la fabricación y distribución de alcaloides a Estados Unidos y Centroamérica”.
Lea: Petro habló de crisis con ELN: ratifica la mesa pero defiende diálogo en Nariño
Una fuente que le ha hecho seguimiento a la división entre el frente y la Dirección Nacional del ELN aseguró que “desde 2017 se hablaba del poderío del Comuneros del Sur por el tema del narcotráfico. Se hicieron llamados de atención para que bajaran el perfil, pero a principios de 2023, con el Coce ya preocupado, se ordenó una evaluación del liderazgo de HH, quien en respuesta cortó la comunicación con la comandancia”.
Meses después, para aliviar la situación humanitaria en esa zona de Nariño, el jefe de la delegación del ELN en la mesa de diálogos, Pablo Beltrán, habría autorizado una misión del Gobierno para conversar con HH.
Al encuentro asistieron delegados de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz y la comunidad internacional, pero ante la ausencia de miembros de la guerrilla, el comandante del frente habría aprovechado para pedir que se le abrieran las puertas de una negociación, una propuesta que llamó la atención del Ejecutivo.
Al ser una estructura pequeña (no tendría más de 200 integrantes) y localizada en una sola región, se pueden lograr resultados rápidos para darle oxígeno a la apuesta de paz total, que ha ido perdiendo apoyo ciudadano por las constantes crisis y el lento avance.
Puede leer: Diálogo regional de Nariño: anuncian inversión por $237 mil millones para el departamento
Tras esa ruptura con el ELN, el Comuneros del Sur les puso el acelerador a sus conversaciones con el Gobierno, que ya habrían avanzado en temas como las propuestas para el desarme, posibilidades de justicia transicional y planes de desminado humanitario en la región donde opera.
Antonio García, máximo comandante del ELN, ha señalado al Gobierno de promover un “show con una supuesta desmovilización, para presentar a un ELN dividido”, e incluso ha hablado de una “operación de inteligencia militar” para infiltrar a la comandancia de los comuneros.
¿Un mal cálculo del Gobierno sobre las consecuencias en la mesa de diálogos?
El próximo sábado se cumplirán dos meses desde que la delegación de la guerrilla anunció que la mesa de diálogos se congelaría si el Gobierno continuaba con las conversaciones en Nariño. Para varios observadores, el Ejecutivo no calculó bien el impacto de esa decisión en la mesa.
Aunque en un primer momento la comandancia de la guerrilla expresó en un comunicado escueto que “el tiempo diría quién tenía la razón”, no se tardó en dar un giro y exigir tajantemente la suspensión del proceso con el frente Comuneros del Sur. De hecho, esa fue la razón para pedirle al Gobierno una reunión extraordinaria antes del séptimo ciclo, que sigue en vilo ante la falta de acuerdo en este tema.
Lo que ha quedado demostrado desde febrero pasado, y se reiteró esta semana en Venezuela, es que la comandancia de la guerrilla del ELN no va a pasar por alto que se hayan metido con su unidad, uno de sus principios históricos.
✉️ Si le interesan los temas de paz, conflicto y derechos humanos o tiene información que quiera compartirnos, puede escribirnos a estos correos: cmorales@elespectador.com; jrios@elespectador.com; pmesa@elespectador.com o aosorio@elespectador.com.
Gabriel Yépez Mejía habla pausado y matiza su acento costeño. HH, como se le conoce en la guerrilla del ELN -a la que ingresó hace más de tres décadas-, es el comandante del Frente Comuneros del Sur, la estructura que ha puesto a tambalear la mesa de diálogos de paz en los últimos dos meses.
Yépez acumuló suficiente poder en su zona de dominio (el centro del departamento de Nariño) como para romper las comunicaciones desde hace más de un año con el Comando Central (Coce), el máximo órgano de jefatura del ELN. Ante esa división, que se sumó a las disputas territoriales con otros grupos ilegales, HH pidió pista en la paz total, se reunió en agosto de 2023 con fichas clave que conocía desde hace varios años y echó a andar un proceso independiente que el Gobierno Nacional, en su afán por mostrar resultados ante el lento avance de la mesa formal, no dudó en aceptar.
Ahora mismo, en Venezuela, las delegaciones del Ejecutivo y del ELN están enfrascadas en una crisis por los acercamientos con el frente de HH, que llevó a la suspensión del séptimo ciclo de diálogos.
Mientras tanto, en Nariño, el proceso para lograr la desmovilización del Comuneros del Sur está avanzando a buen paso, bajo el liderazgo -por parte del Gobierno- de Carlos Erazo, un viejo mando militar de la desmovilizada guerrilla del M-19, que en la década de los 80 habría sido superior del ahora presidente Gustavo Petro, durante su paso por ese grupo.
Desde febrero, el equipo de Erazo se habría reunido por lo menos en tres ocasiones con HH y sus hombres en las montañas del municipio de Samaniego, donde se concentran los esfuerzos del Ejecutivo por territorializar la paz.
Allí arrancó, el 9 de marzo, un encuentro de diálogos regionales impulsado por el gobernador de Nariño, Luis Alfonso Escobar, cercano a Petro. Un mes después, el propio presidente visitó Samaniego y dijo que el Gobierno “les dará la mano” a las organizaciones ilegales que tengan “sincera la voluntad de dejar la actividad armada y violenta”, pronunciamiento que incrementó el malestar entre la comandancia del ELN.
Una rueda suelta hace más de una década
La historia de tensiones entre el frente Comuneros del Sur y el Coce comenzó hacia 2006, pero se intensificó en 2012, cuando el entonces comandante Abelardo abandonó la jefatura del grupo y se unió al frente de guerra Occidental en Chocó.
Su sucesor fue Gabriel Yépez, HH, quien llegó unos años antes al departamento de Nariño y tomó la dirección de esa estructura, nacida en 1992 y conocida por su poderío político e influencia en comunidades de la región. De hecho, no se trata de un frente caracterizado por acciones militares; de ahí que la incursión del Estado Mayor Central, la disidencia de las FARC de Iván Mordisco, le represente un alto riesgo de debilitamiento.
Para noviembre de 2022, cuando el gobierno Petro empezó formalmente los diálogos de paz con el ELN, la comandancia de esa guerrilla ya estaba poniendo la lupa sobre Yépez, de quien se tenían sospechas de vínculos con el narcotráfico y acciones de insubordinación ante el Coce.
Ese año Nariño fue el departamento con más hectáreas cultivadas con coca en el país (56.746, el 26 % del total nacional, según el reporte de Naciones Unidas).
En abril de 2022, a través de una carta dirigida a la Fiscalía, la Administración para el Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos, señaló que el frente Comuneros del Sur estaba involucrado en la producción y distribución de la droga que salía de la región.
En el documento, en poder de Colombia+20, se habla de la destrucción de un complejo logístico para el procesamiento de clorhidrato de cocaína “al servicio” de la compañía Jaime Toño Obando de este frente, que estaría “asociado con carteles mexicanos para la fabricación y distribución de alcaloides a Estados Unidos y Centroamérica”.
Lea: Petro habló de crisis con ELN: ratifica la mesa pero defiende diálogo en Nariño
Una fuente que le ha hecho seguimiento a la división entre el frente y la Dirección Nacional del ELN aseguró que “desde 2017 se hablaba del poderío del Comuneros del Sur por el tema del narcotráfico. Se hicieron llamados de atención para que bajaran el perfil, pero a principios de 2023, con el Coce ya preocupado, se ordenó una evaluación del liderazgo de HH, quien en respuesta cortó la comunicación con la comandancia”.
Meses después, para aliviar la situación humanitaria en esa zona de Nariño, el jefe de la delegación del ELN en la mesa de diálogos, Pablo Beltrán, habría autorizado una misión del Gobierno para conversar con HH.
Al encuentro asistieron delegados de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz y la comunidad internacional, pero ante la ausencia de miembros de la guerrilla, el comandante del frente habría aprovechado para pedir que se le abrieran las puertas de una negociación, una propuesta que llamó la atención del Ejecutivo.
Al ser una estructura pequeña (no tendría más de 200 integrantes) y localizada en una sola región, se pueden lograr resultados rápidos para darle oxígeno a la apuesta de paz total, que ha ido perdiendo apoyo ciudadano por las constantes crisis y el lento avance.
Puede leer: Diálogo regional de Nariño: anuncian inversión por $237 mil millones para el departamento
Tras esa ruptura con el ELN, el Comuneros del Sur les puso el acelerador a sus conversaciones con el Gobierno, que ya habrían avanzado en temas como las propuestas para el desarme, posibilidades de justicia transicional y planes de desminado humanitario en la región donde opera.
Antonio García, máximo comandante del ELN, ha señalado al Gobierno de promover un “show con una supuesta desmovilización, para presentar a un ELN dividido”, e incluso ha hablado de una “operación de inteligencia militar” para infiltrar a la comandancia de los comuneros.
¿Un mal cálculo del Gobierno sobre las consecuencias en la mesa de diálogos?
El próximo sábado se cumplirán dos meses desde que la delegación de la guerrilla anunció que la mesa de diálogos se congelaría si el Gobierno continuaba con las conversaciones en Nariño. Para varios observadores, el Ejecutivo no calculó bien el impacto de esa decisión en la mesa.
Aunque en un primer momento la comandancia de la guerrilla expresó en un comunicado escueto que “el tiempo diría quién tenía la razón”, no se tardó en dar un giro y exigir tajantemente la suspensión del proceso con el frente Comuneros del Sur. De hecho, esa fue la razón para pedirle al Gobierno una reunión extraordinaria antes del séptimo ciclo, que sigue en vilo ante la falta de acuerdo en este tema.
Lo que ha quedado demostrado desde febrero pasado, y se reiteró esta semana en Venezuela, es que la comandancia de la guerrilla del ELN no va a pasar por alto que se hayan metido con su unidad, uno de sus principios históricos.
✉️ Si le interesan los temas de paz, conflicto y derechos humanos o tiene información que quiera compartirnos, puede escribirnos a estos correos: cmorales@elespectador.com; jrios@elespectador.com; pmesa@elespectador.com o aosorio@elespectador.com.