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Mientras cuatro periodistas actúan para recrear cómo hicieron una investigación, se proyecta a sus espaldas un mapa con cerca de un centenar de puntos a lo largo del piedemonte de Casanare y del oriente antioqueño. Representan las víctimas de crímenes de Estado, más conocidas como falsos positivos, que documentaron estos reporteros en estos dos departamentos.
El público escucha atentamente, mientras lee unos carteles ubicados en las sillas de un teatro, en los que se describen detalles de la persona y de cómo fue asesinada por miembros del Ejército, para luego ser presentada como un guerrillero muerto en combate. Los reporteros, ahora convertidos en actores, cuentan todo lo que hicieron para conseguir esta información.
Toda la puesta en escena hace parte de un experimento narrativo que hace el medio Rutas del Conflicto, que busca mostrar el contexto de las cifras de estos asesinatos y su sistematicidad. Según los periodistas del medio, este performance es una respuesta a la desinformación que se mueve en redes sociales, promovida por ciertos sectores políticos, que pone en duda la magnitud de los crímenes y relativiza la responsabilidad del Estado.
Óscar Parra, director de Rutas del Conflicto, explica que en la función el público puede ver cómo se recogió información de cerca de 300 víctimas en Casanare y Antioquia, en homicidios perpetrados por el Ejército entre 2002 y 2008 a partir de lo que ha investigado la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y nuestras propias pesquisas. “Queremos mostrar toda la evidencia que hemos recogido, la cual muestra cómo durante ese periodo se consolidó una estrategia para matar personas en estado de indefensión, y hacerlos pasar como guerrilleros muertos en combate”, explica el periodista.
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Parra señala que la investigación surgió en 2022, luego de que un militar activo los contactara y les contara los detalles de uno de estos crímenes, en los que miembros del Batallón Jorge Eduardo Sánchez Rodríguez asesinaron a un vendedor ambulante, lo presentaron como subversivo y desaparecieron su cuerpo en una fosa del municipio de Cocorná, en Antioquia. “Los testimonios de los militares, de las víctimas, de los investigadores que hemos contactado, todo muestra cómo las cifras de estos homicidios se disparan desde 2002, con la política de seguridad democrática del gobierno de Álvaro Uribe y los premios por las ‘bajas’”, explica Parra.
Dentro de este experimento periodístico y dramatúrgico, el público puede ver entrevistas en vivo al magistrado de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), Óscar Javier Parra Vera, que ha sido uno de los líderes en investigación judicial. Los reporteros también hablan con familiares de las víctimas, como Lucero Carmona, madre de Ómar Leonardo Triana Carmona, asesinado en 2007 por miembros del Batallón Pedro Nel Ospina, en Barbosa, Antioquia. “Como víctimas del Estado, para nosotros este proyecto es importante porque nos ayuda a visibilizar, por medio del arte, toda esta problemática y recordar a las víctimas, como mi hijo”, afirma Carmona.
Durante toda la función de periodismo en vivo también se pueden escuchar fragmentos de entrevistas a los militares que aceptaron los crímenes, para mostrar cómo se construyó todo un sofisticado sistema para estigmatizar a las víctimas y así justificar sus crímenes. El público también interactúa para hacer visualizaciones de datos con las luces de sus celulares y así tener una dimensión de la cantidad de personas que fueron asesinadas.
La entrada al performance es gratuita, pero los interesados deben registrarse en un formulario que consiguen en las redes sociales de Rutas del Conflicto. Los cupos están limitados a la capacidad del teatro.