La toma del Palacio no fue por orden de Pablo Escobar, dicen exmiembros del M-19
Eso dijeron ante la Comisión de la Verdad. Reconocieron que fue una decisión equivocada que cometieron para “presionar al gobierno de Belisario Betancur para negociar la paz”.
En el segundo espacio de contribución a la verdad al que asisten exintegrantes del M-19, estos negaron toda relación de la antigua guerrilla con el narcotraficante Pablo Escobar. José Otty Patiño, quien fue uno de los máximos jefes del “eme”, dijo a la Comisión de la Verdad que está “absolutamente convencido, no solo por la valoración que tengo de quienes eran los comandantes del M-19, específicamente de Álvaro Fayad (comandante en el momento de la toma del Palacio de Justicia), que es imposible, moralmente, que esa decisión se haya tomado por una orden de un narcotraficante como Pablo Escobar”.
Patiño, en compañía de Vera Grabe, excomandante de la antigua guerrilla; Darío Villamizar, quien militó en el movimiento hasta su desmovilización; y Álvaro Jiménez, quien fue vocero del M-19 en las negociaciones de paz con el gobierno de Belisario Betancur en 1984, dijeron que era falsa la hipótesis de que Escobar hubiera financiado a la guerrilla y que, por tal motivo, esta entrara al Palacio de Justicia el 6 de noviembre de 1985, para quemar los documentos de procesos que la Corte Suprema de Justicia adelantaba contra el narco.
Esta fue la respuesta a una de las preguntas que planteo el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, a los antiguos miembros del “eme”. En este espacio participó también la comisionada Marta Ruiz y el comisionado Carlos Martín Beristain.
Álvaro Jiménez agregó que en la época de la toma del palacio él y Vera Grabe estaban en Antioquia “desarrollando un esfuerzo de consolidar una fuerza militar en ese departamento, y una articulación con el ELN, una iniciativa que se conoció como la Fuerza Militar Conjunta. Y quiero precisar que era una situación con muchas dificultades desde el punto de vista financiero y logístico, estábamos intentando crear una nueva iniciativa militar en ese departamento y no tendría sentido que fuese en esas condiciones tan precarias si hubiéramos tenido ese relacionamiento (con Pablo escobar)”.
Darío Villamizar agregó que, tal como lo dijo ante la comisión de la Corte Suprema de Justicia, “era tanta la precariedad en el M- 19 y aquí en Bogotá, donde yo estaba, que durante muchos meses estuvimos en unas condiciones de pobreza franciscana donde los compañeros que estaban en la fuerza militar en el Cauca y los que estaban en Antioquia estaban sin botas, sin uniforme. Cualquier dólar que hubiera entrado hubiera sido de una notoriedad que nos hubiera ayudado a solventar esas condiciones”.
Esta idea la apoyo también Vera Grabe, quien dijo que con esta teoría se le intentaba quitar el carácter político que había tenido la toma. “El origen del M-19 nace como una crítica a cómo las armas se venían desarrollando en el país. Y esa lucha política, respaldada por las armas, siempre estaba presente. Al país no le sirve quitarle el sentido político a la toma del Palacio, equivocada y todo”. Sostuvo también que el proceso de paz de 1984 estaba sustentado en las armas, diferente al proceso del 90, cuando las depusieron.
Los comisionados les preguntaron también a los exmiembros del “eme” sobre la incapacidad para ver los errores en ese momento, sobre la filtración de la información sobre la toma del Palacio y sobre la posible amnistía también para los militares.
Patiño confirmó que, en efecto, se filtró la información porque una compañera había sido capturada con los planos del Palacio. Sin embargo, “la tranquilidad que dio el pensar que era una toma que ya no se iba a hacer fue lo que hizo que se tomara la decisión de hacerla”. La comisionada Martha Ruiz también le preguntó sobre la idea que existe de que los militares sabían que iba a ocurrir la toma y que dejaron que ocurriera para convertir el palacio en una ratonera y acabar con todos los miembros del M-19 que participaran en la operación. Patiño respondió que no da crédito a esa teoría.
“Esa acusación, que lleva un elemento alto de perfidia de las fuerzas militares… no creo en ella. Es una visión despreciable del pensamiento de las fuerzas militares, que no comparto para nada. Yo sí creo que había una gran exacerbación de los militares contra el M-19 y que cuando el Gobierno toma la decisión de que la operación no se trataba de una toma de rehenes (para negociar) sino que se asume como el penúltimo salto antes de llegar al Palacio de Nariño, la orden de Palacio fue hacer la retoma. Seguramente trataron de que causara los menores daños colaterales, que se muriera la menor gente posible de parte de los magistrados u otros visitantes. Sin embargo, los militares ya con la bronca que tenían contra el M-19, y cuando tuvieron carta blanca de hacer una retoma a sangre y fuego, la hicieron. Pero la responsabilidad política fue del Gobierno”, dijo Patiño.
Finalmente, el comisionado Carlos Martín Beristain preguntó si sería posible tener una lista de los miembros del M-19 que ingresaron al Palacio. Patiño dijo que Antonio Navarro, siendo senador, intentó unificar esta lista. Sin embargo, “encontró que algunos de estos familiares tenían mucho temor y no quisieron estar en ese asunto”.
En el segundo espacio de contribución a la verdad al que asisten exintegrantes del M-19, estos negaron toda relación de la antigua guerrilla con el narcotraficante Pablo Escobar. José Otty Patiño, quien fue uno de los máximos jefes del “eme”, dijo a la Comisión de la Verdad que está “absolutamente convencido, no solo por la valoración que tengo de quienes eran los comandantes del M-19, específicamente de Álvaro Fayad (comandante en el momento de la toma del Palacio de Justicia), que es imposible, moralmente, que esa decisión se haya tomado por una orden de un narcotraficante como Pablo Escobar”.
Patiño, en compañía de Vera Grabe, excomandante de la antigua guerrilla; Darío Villamizar, quien militó en el movimiento hasta su desmovilización; y Álvaro Jiménez, quien fue vocero del M-19 en las negociaciones de paz con el gobierno de Belisario Betancur en 1984, dijeron que era falsa la hipótesis de que Escobar hubiera financiado a la guerrilla y que, por tal motivo, esta entrara al Palacio de Justicia el 6 de noviembre de 1985, para quemar los documentos de procesos que la Corte Suprema de Justicia adelantaba contra el narco.
Esta fue la respuesta a una de las preguntas que planteo el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, a los antiguos miembros del “eme”. En este espacio participó también la comisionada Marta Ruiz y el comisionado Carlos Martín Beristain.
Álvaro Jiménez agregó que en la época de la toma del palacio él y Vera Grabe estaban en Antioquia “desarrollando un esfuerzo de consolidar una fuerza militar en ese departamento, y una articulación con el ELN, una iniciativa que se conoció como la Fuerza Militar Conjunta. Y quiero precisar que era una situación con muchas dificultades desde el punto de vista financiero y logístico, estábamos intentando crear una nueva iniciativa militar en ese departamento y no tendría sentido que fuese en esas condiciones tan precarias si hubiéramos tenido ese relacionamiento (con Pablo escobar)”.
Darío Villamizar agregó que, tal como lo dijo ante la comisión de la Corte Suprema de Justicia, “era tanta la precariedad en el M- 19 y aquí en Bogotá, donde yo estaba, que durante muchos meses estuvimos en unas condiciones de pobreza franciscana donde los compañeros que estaban en la fuerza militar en el Cauca y los que estaban en Antioquia estaban sin botas, sin uniforme. Cualquier dólar que hubiera entrado hubiera sido de una notoriedad que nos hubiera ayudado a solventar esas condiciones”.
Esta idea la apoyo también Vera Grabe, quien dijo que con esta teoría se le intentaba quitar el carácter político que había tenido la toma. “El origen del M-19 nace como una crítica a cómo las armas se venían desarrollando en el país. Y esa lucha política, respaldada por las armas, siempre estaba presente. Al país no le sirve quitarle el sentido político a la toma del Palacio, equivocada y todo”. Sostuvo también que el proceso de paz de 1984 estaba sustentado en las armas, diferente al proceso del 90, cuando las depusieron.
Los comisionados les preguntaron también a los exmiembros del “eme” sobre la incapacidad para ver los errores en ese momento, sobre la filtración de la información sobre la toma del Palacio y sobre la posible amnistía también para los militares.
Patiño confirmó que, en efecto, se filtró la información porque una compañera había sido capturada con los planos del Palacio. Sin embargo, “la tranquilidad que dio el pensar que era una toma que ya no se iba a hacer fue lo que hizo que se tomara la decisión de hacerla”. La comisionada Martha Ruiz también le preguntó sobre la idea que existe de que los militares sabían que iba a ocurrir la toma y que dejaron que ocurriera para convertir el palacio en una ratonera y acabar con todos los miembros del M-19 que participaran en la operación. Patiño respondió que no da crédito a esa teoría.
“Esa acusación, que lleva un elemento alto de perfidia de las fuerzas militares… no creo en ella. Es una visión despreciable del pensamiento de las fuerzas militares, que no comparto para nada. Yo sí creo que había una gran exacerbación de los militares contra el M-19 y que cuando el Gobierno toma la decisión de que la operación no se trataba de una toma de rehenes (para negociar) sino que se asume como el penúltimo salto antes de llegar al Palacio de Nariño, la orden de Palacio fue hacer la retoma. Seguramente trataron de que causara los menores daños colaterales, que se muriera la menor gente posible de parte de los magistrados u otros visitantes. Sin embargo, los militares ya con la bronca que tenían contra el M-19, y cuando tuvieron carta blanca de hacer una retoma a sangre y fuego, la hicieron. Pero la responsabilidad política fue del Gobierno”, dijo Patiño.
Finalmente, el comisionado Carlos Martín Beristain preguntó si sería posible tener una lista de los miembros del M-19 que ingresaron al Palacio. Patiño dijo que Antonio Navarro, siendo senador, intentó unificar esta lista. Sin embargo, “encontró que algunos de estos familiares tenían mucho temor y no quisieron estar en ese asunto”.