La lucha de las comunidades para mantener con vida la paz total de Petro
El intento por construir la paz estuvo soportado por las comunidades, que a su espalda cargan con los efectos de una guerra que históricamente los ha dejado en el centro.
Juan Pablo Contreras Ríos
Paulina Mesa Loaiza
Desde siempre, las organizaciones sociales han sido las que han resistido la violencia en sus territorios y, al mismo tiempo, quienes sostienen los mil y un intentos para una salida negociada al conflicto. La ambiciosa apuesta de paz total del Gobierno de Gustavo Petro también ha tenido ese apoyo y, sin dudarlo, parte de que aún se sostengan las mesas de negociación ha sido por el trabajo de comunidades y liderazgos sociales.
Son estos grupos los que, pese a ser víctimas de confinamientos, desplazamientos forzados y asesinatos de sus líderes y lideresas, han seguido pidiendo que las mesas se mantengan y los diálogos avancen, y quienes reclaman con urgencia que el cese al fuego se mantenga y se traduzca en vidas salvadas y en mínimos humanitarios para sus comunidades.
Este diario habló con seis representantes de organizaciones comunitarias que encarnan la lucha de cientos de comunidades y procesos sociales que durante años han apoyado los diálogos que se han hecho en regiones como Nariño, Cauca, Norte de Santander, Caquetá y Putumayo, y quienes con este trabajo son un personaje del año al mostrar su insistencia en la continuidad de las mesas de paz.
“La situación en los territorios este año ha sido dolorosa, puesto que en nuestro balance tenemos más de 800 violaciones a derechos humanos en medio del conflicto. Hemos sido víctimas de seguimientos, amenazas colectivas, hostigamientos, señalamientos, atentados contra la integridad física, reclutamiento forzado, asesinatos a miembros de comunidades indígenas y violaciones sexuales, entre otras afectaciones que no se han dado solo en el Cauca, sino en todo el país”, aseguró a Colombia +20 Jhoe Sauca, consejero mayor del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC).
Desde esta región del país, las comunidades claman porque los diálogos de paz regresen a sus territorios, sobre todo por el incremento de la violencia que se ha dado tras el rompimiento del cese al fuego en esa zona y sus implicaciones en términos humanitarios. Tanto así, que las organizaciones han tenido que fortalecer las acciones de autoprotección para salirle al paso a las dinámicas del conflicto, como por ejemplo el reclutamiento forzado de menores, que solo este año ya deja más de 200 víctimas en ese departamento.
A ese territorio se une otro ejemplo de resistencia desde la lucha social y es el departamento de Arauca. Allí las comunidades piden que sus voces sean incluidas en la construcción de paz, para que los movimientos sociales dejen de poner los muertos y de ser estigmatizados y amenazados por los grupos armados.
Le recomendamos leer: “La JEP alimenta el fuego de la guerra”: exFARC responden a palabras de magistrada
“El deseo que tenemos es luchar por el derecho a la vida y la permanencia en el territorio, pero también pedimos que nos dejen ejercer la labor social y comunitaria en el departamento. La paz no se constituye únicamente con el silenciamiento de los fusiles, la paz se construye con la inversión en los territorios y la transformación de esa Colombia olvidada y profunda que ha sido marginada”, aseguró a este medio Jhon Castro, presidente de la Federación de Juntas de Acción Comunal de Arauca.
Para Olga Lucía Quintero Sierra, lideresa social de la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), aunque la violencia persiste en sus territorios cobrando la vida de líderes, defensores de derechos humanos y firmantes del Acuerdo de Paz, las comunidades continúan resistiendo para rechazar la violencia y pedir una paz verdadera.
“Desde las comunidades y las organizaciones campesinas, indígenas, afrodescendientes, mujeres, jóvenes y diversos sectores sociales, históricamente hemos apostado con cuerpo, alma y corazón por la construcción de paz en Colombia. La situación en las regiones continúa agravándose, pero mantenemos la esperanza de que el Estado implemente los acuerdos ya firmados. Esta es una oportunidad histórica que llevamos ocho años desaprovechando, pero aún estamos a tiempo de construir un país diferente y cambiar el rumbo de nuestra historia”, señaló.
A su voz se sumó el clamor de Ángela Cerón, representante de la Alianza Iniciativa de Mujeres Colombianas por la Paz y una de las personas que estuvo en el Comité Nacional de Participación, instancia a través de la cual se le dio voz a la sociedad civil en el proceso de paz con el ELN. Cerón resaltó que las negociaciones no se deben hacer solo entre el Gobierno y los grupos armados, sino que se debe construir desde los territorios día a día.
“Nosotras nos dedicamos a promover la participación de las mujeres en todos los espacios de diálogo y negociación del conflicto. Sabemos que es difícil construir la paz con aquellos que a veces consideramos contrincantes nuestros, pero eso es necesario”, comentó y también dijo a este medio que el deseo de su organización este Año Nuevo es que el Gobierno logre sacar adelante los diálogos con el ELN y con los demás grupos armados para que se acabe el dolor en los territorios.
Además: Gobierno anunció reunión entre disidencia de Calarcá y grupo separado de Márquez
Para Beatriz Quintero, coordinadora de la Red Nacional de Mujeres, quien en octubre pasado participó como representante de la sociedad civil en la presentación del Informe trimestral sobre el Acuerdo de Paz ante el Consejo de Seguridad, el papel de las mujeres colombianas ha sido fundamental para la construcción del tejido social y resaltó la importancia de ellas en los territorios para no entregar las regiones a los grupos armados.
“Creo que las mujeres no se han dejado amilanar por la guerra. Y han hecho todos los esfuerzos posibles para, a pesar de esa guerra, mantener un tejido social. Creo que eso ha sido lo más importante, han hecho todo el esfuerzo para mantener organizaciones, hacer marchas, pedir la construcción de paz y exigir su presencia. Hemos tenido que hacer demasiados esfuerzos y demasiadas peticiones para poder lograrlo”, acotó.
Asimismo, Quintero explicó que las comunidades piden que la estrategia de paz total se enfoque en crear políticas públicas en las que las mujeres no sufran confinamientos, violencia sexual, reclutamiento forzado ni desplazamiento.
Por su parte, Castro expresó desde Arauca que su deseo para el próximo año es detener la muerte de líderes sociales, defensores de derechos humanos y los constantes hostigamientos de los que son víctima por estructuras armadas como las disidencias de las FARC y el ELN.
Desde Cauca, Sauca también envió un mensaje el Gobierno nacional aclarando que la paz “no se puede conseguir por la vía armada”, sino que tiene que haber una participación efectiva de las comunidades que realmente viven el conflicto.
Las organizaciones sociales y comunitarias se han mantenido firmes ante el duro camino de la construcción de paz y han sostenido con fuerza la esperanza de que algún día sus territorios puedan vivir sin miedo y sin guerra.
✉️ Si tiene información o denuncias sobre temas relacionadas con la paz, el conflicto, las negociaciones de paz o algún otro tema que quiera compartirnos o que trabajemos, puede escribirnos a: cmorales@elespectador.com; jrios@elespectador.com; pmesa@elespectador.com; jcontreras@elespectador.com o aosorio@elespectador.com
Desde siempre, las organizaciones sociales han sido las que han resistido la violencia en sus territorios y, al mismo tiempo, quienes sostienen los mil y un intentos para una salida negociada al conflicto. La ambiciosa apuesta de paz total del Gobierno de Gustavo Petro también ha tenido ese apoyo y, sin dudarlo, parte de que aún se sostengan las mesas de negociación ha sido por el trabajo de comunidades y liderazgos sociales.
Son estos grupos los que, pese a ser víctimas de confinamientos, desplazamientos forzados y asesinatos de sus líderes y lideresas, han seguido pidiendo que las mesas se mantengan y los diálogos avancen, y quienes reclaman con urgencia que el cese al fuego se mantenga y se traduzca en vidas salvadas y en mínimos humanitarios para sus comunidades.
Este diario habló con seis representantes de organizaciones comunitarias que encarnan la lucha de cientos de comunidades y procesos sociales que durante años han apoyado los diálogos que se han hecho en regiones como Nariño, Cauca, Norte de Santander, Caquetá y Putumayo, y quienes con este trabajo son un personaje del año al mostrar su insistencia en la continuidad de las mesas de paz.
“La situación en los territorios este año ha sido dolorosa, puesto que en nuestro balance tenemos más de 800 violaciones a derechos humanos en medio del conflicto. Hemos sido víctimas de seguimientos, amenazas colectivas, hostigamientos, señalamientos, atentados contra la integridad física, reclutamiento forzado, asesinatos a miembros de comunidades indígenas y violaciones sexuales, entre otras afectaciones que no se han dado solo en el Cauca, sino en todo el país”, aseguró a Colombia +20 Jhoe Sauca, consejero mayor del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC).
Desde esta región del país, las comunidades claman porque los diálogos de paz regresen a sus territorios, sobre todo por el incremento de la violencia que se ha dado tras el rompimiento del cese al fuego en esa zona y sus implicaciones en términos humanitarios. Tanto así, que las organizaciones han tenido que fortalecer las acciones de autoprotección para salirle al paso a las dinámicas del conflicto, como por ejemplo el reclutamiento forzado de menores, que solo este año ya deja más de 200 víctimas en ese departamento.
A ese territorio se une otro ejemplo de resistencia desde la lucha social y es el departamento de Arauca. Allí las comunidades piden que sus voces sean incluidas en la construcción de paz, para que los movimientos sociales dejen de poner los muertos y de ser estigmatizados y amenazados por los grupos armados.
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“El deseo que tenemos es luchar por el derecho a la vida y la permanencia en el territorio, pero también pedimos que nos dejen ejercer la labor social y comunitaria en el departamento. La paz no se constituye únicamente con el silenciamiento de los fusiles, la paz se construye con la inversión en los territorios y la transformación de esa Colombia olvidada y profunda que ha sido marginada”, aseguró a este medio Jhon Castro, presidente de la Federación de Juntas de Acción Comunal de Arauca.
Para Olga Lucía Quintero Sierra, lideresa social de la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), aunque la violencia persiste en sus territorios cobrando la vida de líderes, defensores de derechos humanos y firmantes del Acuerdo de Paz, las comunidades continúan resistiendo para rechazar la violencia y pedir una paz verdadera.
“Desde las comunidades y las organizaciones campesinas, indígenas, afrodescendientes, mujeres, jóvenes y diversos sectores sociales, históricamente hemos apostado con cuerpo, alma y corazón por la construcción de paz en Colombia. La situación en las regiones continúa agravándose, pero mantenemos la esperanza de que el Estado implemente los acuerdos ya firmados. Esta es una oportunidad histórica que llevamos ocho años desaprovechando, pero aún estamos a tiempo de construir un país diferente y cambiar el rumbo de nuestra historia”, señaló.
A su voz se sumó el clamor de Ángela Cerón, representante de la Alianza Iniciativa de Mujeres Colombianas por la Paz y una de las personas que estuvo en el Comité Nacional de Participación, instancia a través de la cual se le dio voz a la sociedad civil en el proceso de paz con el ELN. Cerón resaltó que las negociaciones no se deben hacer solo entre el Gobierno y los grupos armados, sino que se debe construir desde los territorios día a día.
“Nosotras nos dedicamos a promover la participación de las mujeres en todos los espacios de diálogo y negociación del conflicto. Sabemos que es difícil construir la paz con aquellos que a veces consideramos contrincantes nuestros, pero eso es necesario”, comentó y también dijo a este medio que el deseo de su organización este Año Nuevo es que el Gobierno logre sacar adelante los diálogos con el ELN y con los demás grupos armados para que se acabe el dolor en los territorios.
Además: Gobierno anunció reunión entre disidencia de Calarcá y grupo separado de Márquez
Para Beatriz Quintero, coordinadora de la Red Nacional de Mujeres, quien en octubre pasado participó como representante de la sociedad civil en la presentación del Informe trimestral sobre el Acuerdo de Paz ante el Consejo de Seguridad, el papel de las mujeres colombianas ha sido fundamental para la construcción del tejido social y resaltó la importancia de ellas en los territorios para no entregar las regiones a los grupos armados.
“Creo que las mujeres no se han dejado amilanar por la guerra. Y han hecho todos los esfuerzos posibles para, a pesar de esa guerra, mantener un tejido social. Creo que eso ha sido lo más importante, han hecho todo el esfuerzo para mantener organizaciones, hacer marchas, pedir la construcción de paz y exigir su presencia. Hemos tenido que hacer demasiados esfuerzos y demasiadas peticiones para poder lograrlo”, acotó.
Asimismo, Quintero explicó que las comunidades piden que la estrategia de paz total se enfoque en crear políticas públicas en las que las mujeres no sufran confinamientos, violencia sexual, reclutamiento forzado ni desplazamiento.
Por su parte, Castro expresó desde Arauca que su deseo para el próximo año es detener la muerte de líderes sociales, defensores de derechos humanos y los constantes hostigamientos de los que son víctima por estructuras armadas como las disidencias de las FARC y el ELN.
Desde Cauca, Sauca también envió un mensaje el Gobierno nacional aclarando que la paz “no se puede conseguir por la vía armada”, sino que tiene que haber una participación efectiva de las comunidades que realmente viven el conflicto.
Las organizaciones sociales y comunitarias se han mantenido firmes ante el duro camino de la construcción de paz y han sostenido con fuerza la esperanza de que algún día sus territorios puedan vivir sin miedo y sin guerra.
✉️ Si tiene información o denuncias sobre temas relacionadas con la paz, el conflicto, las negociaciones de paz o algún otro tema que quiera compartirnos o que trabajemos, puede escribirnos a: cmorales@elespectador.com; jrios@elespectador.com; pmesa@elespectador.com; jcontreras@elespectador.com o aosorio@elespectador.com