Las explicaciones de la guerra según excombatientes de guerrillas y paramilitares
El mapa “Narrativas de excombatientes de organizaciones insurgentes y autodefensa”, que se lanza hoy, es el resultado de nueve meses de diálogos entre antiguos enemigos. De su viva voz se pueden escuchar sus explicaciones sobre el conflicto.
La primera vez que se encontraron no hablaron de ideas. Nada de en qué creía cada uno, nada de qué era lo que defendían. Las primeras preguntas, en un salón de un hotel en Bogotá, fueron: ¿por qué se fue a la guerra? ¿Cuál es su historia? Y entonces la escucha atenta dio paso al diálogo. Esa primera reunión se dio a principios de 2019, y a ella asistieron 28 hombres y mujeres que, en años anteriores de sus vidas, integraron siete grupos armados ilegales que estuvieron inmersas en el conflicto. Es decir, todas las guerrillas desmovilizadas, excepto el Quintín Lame, que no pudo estar, y nueve estructuras de las Autodefensas Unidas de Colombia. Más adelante se sumarían cuatro excombatientes de las Farc.
Lea: Un diálogo entre antiguos enemigos
El encuentro iba a durar todo el día y, aunque la idea era que pudieran conversar, en un primer momento hubo una división del espacio. Guerrillas por un lado y autodefensas por otro. Como si todavía estuvieran armados y fueran enemigos. Sin embargo, esa pregunta inicial, y luego el almuerzo, empezó a romper el hielo. Todos los presentes habían aceptado ser parte de la Mesa de excombatientes, una estrategia del Centro Internacional de Justicia Transicional (ICTJ, por su sigla en ingles), la Comisión de la Verdad y la organización ABC Paz.
Aunque habían aceptado el diálogo, verse de frente era otra cosa. Se encontraron, por ejemplo, exintegrantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores con exmiembros de las Auc, y ambos habían participado en el conflicto en los Montes de María, y allá se habían enfrentado. El PRT, que había nacido de la organización campesina, y las Auc, que habían estigmatizado a todos los civiles campesinos. Sin duda había tensión y desconfianza porque era la primera vez que algunos se encontraban con quienes fueron sus enemigos, pero “poco a poco se fue logrando crear un clima de confianza partiendo del reconocimiento de las diferencias. Nunca se pretendió que se volvieran amigos o que estuvieran de acuerdo. Solo era un ambiente de respeto y confianza necesaria para la conversación”, explicó María Camila Moreno, directora del ICTJ.
Fue precisamente Moreno quien preguntó también: ¿valió la pena alzarse en armas? La gente empezó a responder. “Yo no me metí a la guerra porque me guste la guerra, a mí no me entusiasmaba ver a los compañeros mirando las armas”, dijo Vera Grabe, excombatiente del M-19, y agregó que se me metió al “eme” porque “uno la pasaba bien”, y que al final lo que valió la pena fue “ser capaz de renunciar a la guerra, eso valió la pena”. Habló también Alonso Ojeda, exintegrante del Eln Replanteamiento, que fue una facción a la que la guerrilla expulsó en 1991 y, en el 94, se desmovilizó. El salón estalló en risas cuando Ojeda contó cómo conoció a Camilo Torres, mandado por su mamá, que estaba preocupada de que su hijo estuviera en Bogotá solo y le pidió que buscara apoyo de la Iglesia.
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La idea de ese espacio era “propiciar un diálogo entre excombatientes de diferentes grupos alzados en armas en el país, con el propósito de que desde la mirada de quienes estuvieron participando directamente en el conflicto pudieran construir una narrativa que permitiera entender desde esa perspectiva, la de los excombatientes, cómo ha sido la dinámica del conflicto”, comentó María Camila Moreno. Y eso fue lo que sucedió. El diálogo no fue sencillo, pero en las ocho sesiones que tuvo la Mesa de excombatientes lograron entablarse relaciones hasta de amistad.
Gabriel Ángel, excombatiente de la antigua guerrilla de las Farc, recuerda que cuando llegó al espacio, en las últimas sesiones, la confianza ya estaba adelantada. Los ex-Farc se unieron más tarde a la conversación porque, según explicaron Moreno y la comisionada de la Verdad, Lucía González, temían que la coyuntura de la implementación del Acuerdo de Paz firmado en 2016 se llevara toda la atención y no se alcanzaran a debatir temas importantes para entender la guerra en los 90 y los 2000, cuando había muchos otros actores en conflicto. Recuerda que ese proceso de confianza que los demás tenían, a ellos les tocó hacerlo rápido, aunque no fue así para todos. “El primer día que llegamos, el Alemán (Fredy Rendón) le pidió a Timo que se tomaran una foto juntos, que antes no se habían hecho una foto en otros escenarios, y Timo le dijo que sí. Ellos ya habían compartido”. Él, paradójicamente, siente que encontró más cercanía con los antiguos jefes de las Auc.
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Esas ocho sesiones que tuvieron dejaron aproximadamente 60 horas de grabaciones de audio, y, después de la declaración final que hicieron todos ante la Comisión de la Verdad en noviembre de 2019, ese material pasó a manos de Mapa Teatro, quienes lo transformaron en un mapa virtual en que se puede escuchar qué fue lo que conversaron sobre distintos temas. El mapa, que relaciona los temas con quienes los trataron e identifica de quién es la voz que se oye, tiene varios puntos: Montes de María, los impactos de la guerra, las estrategias de expansión de los grupos, el despliegue y la desmovilización, entre otros.
Ese mapa se presenta hoy a las 5:00 p.m. por los canales de la Comisión de la Verdad. “Creemos que lo que vamos a entregar es un aporte muy valioso, es un mapa construido por ellos mismos en el que confluyen muchos factores determinantes del conflicto”, explicó la comisionada Lucía González, que, desde la Comisión, fue quien lideró el ejercicio.
Lo más interesante, para González, fue “demostrar también que ha habido voluntad de muchos lados de decir la verdad y aportar a la paz”. Pero, sobre todo, “enviar un mensaje de la importancia de escuchar a quienes estuvieron en la guerra y valorar, en la construcción de la verdad, su relato necesario para que este país entienda qué nos ha pasado, poder darles voz también a los protagonistas de esta guerra”, recalcó María Camila Moreno.
La primera vez que se encontraron no hablaron de ideas. Nada de en qué creía cada uno, nada de qué era lo que defendían. Las primeras preguntas, en un salón de un hotel en Bogotá, fueron: ¿por qué se fue a la guerra? ¿Cuál es su historia? Y entonces la escucha atenta dio paso al diálogo. Esa primera reunión se dio a principios de 2019, y a ella asistieron 28 hombres y mujeres que, en años anteriores de sus vidas, integraron siete grupos armados ilegales que estuvieron inmersas en el conflicto. Es decir, todas las guerrillas desmovilizadas, excepto el Quintín Lame, que no pudo estar, y nueve estructuras de las Autodefensas Unidas de Colombia. Más adelante se sumarían cuatro excombatientes de las Farc.
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El encuentro iba a durar todo el día y, aunque la idea era que pudieran conversar, en un primer momento hubo una división del espacio. Guerrillas por un lado y autodefensas por otro. Como si todavía estuvieran armados y fueran enemigos. Sin embargo, esa pregunta inicial, y luego el almuerzo, empezó a romper el hielo. Todos los presentes habían aceptado ser parte de la Mesa de excombatientes, una estrategia del Centro Internacional de Justicia Transicional (ICTJ, por su sigla en ingles), la Comisión de la Verdad y la organización ABC Paz.
Aunque habían aceptado el diálogo, verse de frente era otra cosa. Se encontraron, por ejemplo, exintegrantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores con exmiembros de las Auc, y ambos habían participado en el conflicto en los Montes de María, y allá se habían enfrentado. El PRT, que había nacido de la organización campesina, y las Auc, que habían estigmatizado a todos los civiles campesinos. Sin duda había tensión y desconfianza porque era la primera vez que algunos se encontraban con quienes fueron sus enemigos, pero “poco a poco se fue logrando crear un clima de confianza partiendo del reconocimiento de las diferencias. Nunca se pretendió que se volvieran amigos o que estuvieran de acuerdo. Solo era un ambiente de respeto y confianza necesaria para la conversación”, explicó María Camila Moreno, directora del ICTJ.
Fue precisamente Moreno quien preguntó también: ¿valió la pena alzarse en armas? La gente empezó a responder. “Yo no me metí a la guerra porque me guste la guerra, a mí no me entusiasmaba ver a los compañeros mirando las armas”, dijo Vera Grabe, excombatiente del M-19, y agregó que se me metió al “eme” porque “uno la pasaba bien”, y que al final lo que valió la pena fue “ser capaz de renunciar a la guerra, eso valió la pena”. Habló también Alonso Ojeda, exintegrante del Eln Replanteamiento, que fue una facción a la que la guerrilla expulsó en 1991 y, en el 94, se desmovilizó. El salón estalló en risas cuando Ojeda contó cómo conoció a Camilo Torres, mandado por su mamá, que estaba preocupada de que su hijo estuviera en Bogotá solo y le pidió que buscara apoyo de la Iglesia.
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La idea de ese espacio era “propiciar un diálogo entre excombatientes de diferentes grupos alzados en armas en el país, con el propósito de que desde la mirada de quienes estuvieron participando directamente en el conflicto pudieran construir una narrativa que permitiera entender desde esa perspectiva, la de los excombatientes, cómo ha sido la dinámica del conflicto”, comentó María Camila Moreno. Y eso fue lo que sucedió. El diálogo no fue sencillo, pero en las ocho sesiones que tuvo la Mesa de excombatientes lograron entablarse relaciones hasta de amistad.
Gabriel Ángel, excombatiente de la antigua guerrilla de las Farc, recuerda que cuando llegó al espacio, en las últimas sesiones, la confianza ya estaba adelantada. Los ex-Farc se unieron más tarde a la conversación porque, según explicaron Moreno y la comisionada de la Verdad, Lucía González, temían que la coyuntura de la implementación del Acuerdo de Paz firmado en 2016 se llevara toda la atención y no se alcanzaran a debatir temas importantes para entender la guerra en los 90 y los 2000, cuando había muchos otros actores en conflicto. Recuerda que ese proceso de confianza que los demás tenían, a ellos les tocó hacerlo rápido, aunque no fue así para todos. “El primer día que llegamos, el Alemán (Fredy Rendón) le pidió a Timo que se tomaran una foto juntos, que antes no se habían hecho una foto en otros escenarios, y Timo le dijo que sí. Ellos ya habían compartido”. Él, paradójicamente, siente que encontró más cercanía con los antiguos jefes de las Auc.
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Esas ocho sesiones que tuvieron dejaron aproximadamente 60 horas de grabaciones de audio, y, después de la declaración final que hicieron todos ante la Comisión de la Verdad en noviembre de 2019, ese material pasó a manos de Mapa Teatro, quienes lo transformaron en un mapa virtual en que se puede escuchar qué fue lo que conversaron sobre distintos temas. El mapa, que relaciona los temas con quienes los trataron e identifica de quién es la voz que se oye, tiene varios puntos: Montes de María, los impactos de la guerra, las estrategias de expansión de los grupos, el despliegue y la desmovilización, entre otros.
Ese mapa se presenta hoy a las 5:00 p.m. por los canales de la Comisión de la Verdad. “Creemos que lo que vamos a entregar es un aporte muy valioso, es un mapa construido por ellos mismos en el que confluyen muchos factores determinantes del conflicto”, explicó la comisionada Lucía González, que, desde la Comisión, fue quien lideró el ejercicio.
Lo más interesante, para González, fue “demostrar también que ha habido voluntad de muchos lados de decir la verdad y aportar a la paz”. Pero, sobre todo, “enviar un mensaje de la importancia de escuchar a quienes estuvieron en la guerra y valorar, en la construcción de la verdad, su relato necesario para que este país entienda qué nos ha pasado, poder darles voz también a los protagonistas de esta guerra”, recalcó María Camila Moreno.