“Las Franciscas”, el micrositio sobre la lucha por la tierra en la Zona Bananera
El Centro Nacional de Memoria Histórica lanzó esta semana un especial multimedia con la historia de Las Franciscas, dos fincas del departamento de Madgalena que fueron arrebatadas por paramilitares y empresas bananeras a 54 familias. La mayoría regresó en 2019 y hoy sueña con ser grandes productoras de guineo.
En la zona rural del corregimiento de Orihueca, en el municipio de Zona Bananera (Magdalena), quedan los predios Las Franciscas I y II, que en total suman 135 hectáreas. Estos terrenos tienen una historia de despojo de vieja data, desde la llegada de la United Fruit Company con sus plantaciones de banano hasta mitad de la década de los sesenta y el inicio de la posesión de esta tierra por parte de familias campesinas, por la riqueza de su tierra y ubicación estratégica.
La Asociación Campesina de Usuarios de Iberia (Acucibe), conformada por las y los campesinos, logró en 1987 que el Instituto Colombiano de Reforma Agraria (Incora) les diera la titulación de estas fincas tras verificar que eran baldías. Organizados, comenzaron a conformar sus familias y a sembrar sus cultivos hasta que llegaron las amenazas, asesinatos y desplazamientos forzados.
El primero ocurrió un año después. Hombres armados que se hacían llamar los Matapatos los expulsaron por orden de Antonio Riascos, quien decía ser dueño de estas tierras. Tras lograr la salida de las familias, arrendó las tierras a empresas cacaoteras y bananeras hasta que terminaron en manos de Dole, una compañía multinacional exportadora de banano.
Le puede interesar: Tras 20 años de lucha contra el despojo, 49 familias celebran su retorno a Las Franciscas
Al salir Dole, los campesinos regresaron de nuevo a sus tierras. Pero en esa ocasión, fue el paramilitarismo el que los volvió a sacar, en 1997. A la zona llegó la Compañía Walter Úsuga, que luego pasaría a llamarse el Frente William Rivas del Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc).
Al tiempo que los campesinos recibían presiones, sobornos o incluso propuestas de compra a las mejoras que hicieron sobre sus hectáreas, los paramilitares visitaban Las Franciscas para amenazarlos si no se iban. El 7 de septiembre de 2001, ocurrieron las primeras muertes. Los hermanos Jorge, Manuel y Gustavo Terán fueron asesinados por los paramilitares bajo el mando de José Gregorio Mangones, conocido como Carlos Tijeras. A causa del hecho el resto de la familia salió desplazada.
El 14 de marzo de 2004 asesinaron a Jorge Kelsi, uno de los líderes de la asociación, y otra parte de la comunidad se fue ante el plazo impuesto por Carlos Tijeras. Quienes integraban la asociación siguieron luchando por la tierra, viendo a su vez cómo asesinaban a quienes tomaban el liderazgo, como Abel Bolaños. Pusieron las denuncias por los hechos y no perdieron su organización a pesar de la dispersión que provocó el desplazamiento.
Fue hasta 2013 que recibieron respuestas por parte del Estado colombiano. La Unidad de Restitución de Tierras acogió la demanda de la Asociación de Usuarios Campesinos Retornados de Las Franciscas (Aucrefran), como pasaron a llamarse tiempo después. En 2016, el Tribunal Superior de Barranquilla reconoció como víctimas a 49 familias en la condena de uno de los paramilitares conocido como Nicolás, y en 2018 llegó la tan anhelada sentencia en la que los reconocen como dueños de Las Franciscas. El 27 de noviembre de 2019, se dio la entrega oficial de las fincas y las familias retornaron.
“Todavía faltan muchas personas por retornar que no se encuentran en el país. Volvieron 48 familias, faltan 6 todavía”, señala Javier Charris, vicepresidente de Aucrefran, hermano de Abel Bolaños e hijo de Ismenia Morales y Juan Bautista Charris, algunas de las primeras personas que llegaron a Las Franciscas.
“No ha sido fácil volver y dar nuevamente los pasos que ya habíamos dado en estas tierras. Hay recuerdos buenos, pero también muy tristes. Paso por el lugar donde mataron a mi hermano y casi me matan a mí ese mismo día y a veces me desespero por lo vivido, pero luego digo que en memoria de los que murieron hay que seguir”, asegura Javier.
Junto con Petrona Meriño, esposa de José Kelsi, el líder asesinado en 2004, estuvieron en el lanzamiento del micrositio web “Las Franciscas, la lucha por la tierra es hasta el final”, que el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) construyó desde 2018 con la gente de estas fincas como parte de las medidas de reparación que exigió la sentencia de Sala de Conocimiento de Justicia y Paz del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla.
Vea también: “En el 83% de los casos de despojo de tierras los paramilitares fueron los autores”: Gerardo Vega
El micrositio se presentó el pasado jueves 12 de agosto, a través de un Facebook Live del CNMH. Tanto Javier como Petrona recordaron a sus seres queridos en ese espacio, revivieron la historia de Las Franciscas y contaron cómo es la vida de ellos luego de retornar a los predios. Están sembrando sus cultivos de pancoger y esperan mejorar la producción de guineo para comercializarlo.“Aún faltan muchas cosas. La indemnización no nos la han terminado de pagar. Ahorita con la pandemia y las ayudas que llegaron se olvidaron de nosotros los desplazados. Las viviendas tampoco nos las han dado”, dice Petrona.
Ella recuerda que su esposo Jose Kelsi la llevaba a las reuniones de la asociación, que llegaron en el año 2000 a Las Franciscas y que salió desplazada con sus ocho hijos en el 2004. “Cuando ya estábamos organizados, recogiendo nuestros cultivos y con animalitos lo mataron. Pa’ mí fue muy duro, quedó una niña de tres meses de nacida. Al principio me quería volver loca y no sabía cómo alimentar a mis pelados, pero era la tierra que mi esposo amaba. Ahora que regresamos sabemos cultivar más con mis hijos ya grandes. Tengo una hectárea de banano y vendemos cajas, pero la lucha debe seguir hasta conseguir todo, eso es lo que quiero para toda mi comunidad”, afirma.
El micrositio se logró luego de que el CNMH realizara cuatro comisiones, veinte entrevistas, dos talleres de memoria y un recorrido por los predios de Las Franciscas I y II con las y los integrantes de la Asociación y sus familias. Contiene tres apartados: el primero es un contexto de la producción de banano en la región y el surgimiento del conflicto armado en la Zona Bananera. El segundo recoge la historia de Aucrefran con los relatos de sus integrantes y una línea de tiempo gráfica. Y el tercer apartado tiene quince perfiles biográficos de personas muy recordadas por la comunidad que fueron asesinadas o fallecieron por muerte natural.
“Construimos lazos de confianza, ellos tuvieron apertura para invitarnos a su casa a compartir la comida, para descansar y refugiarnos del sol. Fue un aprendizaje para nosotros de lo que ha sido la resistencia”, asegura Rodrigo Mogollón, uno de los investigadores del Centro Nacional de Memoria Histórica que acompañó el proceso de Las Franciscas.
Para Javier Charris, este especial fue impactante: “Se habla de la vida de los fallecidos y eso es hermoso, los recordamos. Tener el apoyo del CNMH ha sido de una gratificación grandísima, nos ha ayudado a subirnos la autoestima y a seguir luchando”.
Para explorar este micrositio puede dar clic aquí: “Las Franciscas, la lucha por la tierra es hasta el final”
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En la zona rural del corregimiento de Orihueca, en el municipio de Zona Bananera (Magdalena), quedan los predios Las Franciscas I y II, que en total suman 135 hectáreas. Estos terrenos tienen una historia de despojo de vieja data, desde la llegada de la United Fruit Company con sus plantaciones de banano hasta mitad de la década de los sesenta y el inicio de la posesión de esta tierra por parte de familias campesinas, por la riqueza de su tierra y ubicación estratégica.
La Asociación Campesina de Usuarios de Iberia (Acucibe), conformada por las y los campesinos, logró en 1987 que el Instituto Colombiano de Reforma Agraria (Incora) les diera la titulación de estas fincas tras verificar que eran baldías. Organizados, comenzaron a conformar sus familias y a sembrar sus cultivos hasta que llegaron las amenazas, asesinatos y desplazamientos forzados.
El primero ocurrió un año después. Hombres armados que se hacían llamar los Matapatos los expulsaron por orden de Antonio Riascos, quien decía ser dueño de estas tierras. Tras lograr la salida de las familias, arrendó las tierras a empresas cacaoteras y bananeras hasta que terminaron en manos de Dole, una compañía multinacional exportadora de banano.
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Al salir Dole, los campesinos regresaron de nuevo a sus tierras. Pero en esa ocasión, fue el paramilitarismo el que los volvió a sacar, en 1997. A la zona llegó la Compañía Walter Úsuga, que luego pasaría a llamarse el Frente William Rivas del Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc).
Al tiempo que los campesinos recibían presiones, sobornos o incluso propuestas de compra a las mejoras que hicieron sobre sus hectáreas, los paramilitares visitaban Las Franciscas para amenazarlos si no se iban. El 7 de septiembre de 2001, ocurrieron las primeras muertes. Los hermanos Jorge, Manuel y Gustavo Terán fueron asesinados por los paramilitares bajo el mando de José Gregorio Mangones, conocido como Carlos Tijeras. A causa del hecho el resto de la familia salió desplazada.
El 14 de marzo de 2004 asesinaron a Jorge Kelsi, uno de los líderes de la asociación, y otra parte de la comunidad se fue ante el plazo impuesto por Carlos Tijeras. Quienes integraban la asociación siguieron luchando por la tierra, viendo a su vez cómo asesinaban a quienes tomaban el liderazgo, como Abel Bolaños. Pusieron las denuncias por los hechos y no perdieron su organización a pesar de la dispersión que provocó el desplazamiento.
Fue hasta 2013 que recibieron respuestas por parte del Estado colombiano. La Unidad de Restitución de Tierras acogió la demanda de la Asociación de Usuarios Campesinos Retornados de Las Franciscas (Aucrefran), como pasaron a llamarse tiempo después. En 2016, el Tribunal Superior de Barranquilla reconoció como víctimas a 49 familias en la condena de uno de los paramilitares conocido como Nicolás, y en 2018 llegó la tan anhelada sentencia en la que los reconocen como dueños de Las Franciscas. El 27 de noviembre de 2019, se dio la entrega oficial de las fincas y las familias retornaron.
“Todavía faltan muchas personas por retornar que no se encuentran en el país. Volvieron 48 familias, faltan 6 todavía”, señala Javier Charris, vicepresidente de Aucrefran, hermano de Abel Bolaños e hijo de Ismenia Morales y Juan Bautista Charris, algunas de las primeras personas que llegaron a Las Franciscas.
“No ha sido fácil volver y dar nuevamente los pasos que ya habíamos dado en estas tierras. Hay recuerdos buenos, pero también muy tristes. Paso por el lugar donde mataron a mi hermano y casi me matan a mí ese mismo día y a veces me desespero por lo vivido, pero luego digo que en memoria de los que murieron hay que seguir”, asegura Javier.
Junto con Petrona Meriño, esposa de José Kelsi, el líder asesinado en 2004, estuvieron en el lanzamiento del micrositio web “Las Franciscas, la lucha por la tierra es hasta el final”, que el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) construyó desde 2018 con la gente de estas fincas como parte de las medidas de reparación que exigió la sentencia de Sala de Conocimiento de Justicia y Paz del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla.
Vea también: “En el 83% de los casos de despojo de tierras los paramilitares fueron los autores”: Gerardo Vega
El micrositio se presentó el pasado jueves 12 de agosto, a través de un Facebook Live del CNMH. Tanto Javier como Petrona recordaron a sus seres queridos en ese espacio, revivieron la historia de Las Franciscas y contaron cómo es la vida de ellos luego de retornar a los predios. Están sembrando sus cultivos de pancoger y esperan mejorar la producción de guineo para comercializarlo.“Aún faltan muchas cosas. La indemnización no nos la han terminado de pagar. Ahorita con la pandemia y las ayudas que llegaron se olvidaron de nosotros los desplazados. Las viviendas tampoco nos las han dado”, dice Petrona.
Ella recuerda que su esposo Jose Kelsi la llevaba a las reuniones de la asociación, que llegaron en el año 2000 a Las Franciscas y que salió desplazada con sus ocho hijos en el 2004. “Cuando ya estábamos organizados, recogiendo nuestros cultivos y con animalitos lo mataron. Pa’ mí fue muy duro, quedó una niña de tres meses de nacida. Al principio me quería volver loca y no sabía cómo alimentar a mis pelados, pero era la tierra que mi esposo amaba. Ahora que regresamos sabemos cultivar más con mis hijos ya grandes. Tengo una hectárea de banano y vendemos cajas, pero la lucha debe seguir hasta conseguir todo, eso es lo que quiero para toda mi comunidad”, afirma.
El micrositio se logró luego de que el CNMH realizara cuatro comisiones, veinte entrevistas, dos talleres de memoria y un recorrido por los predios de Las Franciscas I y II con las y los integrantes de la Asociación y sus familias. Contiene tres apartados: el primero es un contexto de la producción de banano en la región y el surgimiento del conflicto armado en la Zona Bananera. El segundo recoge la historia de Aucrefran con los relatos de sus integrantes y una línea de tiempo gráfica. Y el tercer apartado tiene quince perfiles biográficos de personas muy recordadas por la comunidad que fueron asesinadas o fallecieron por muerte natural.
“Construimos lazos de confianza, ellos tuvieron apertura para invitarnos a su casa a compartir la comida, para descansar y refugiarnos del sol. Fue un aprendizaje para nosotros de lo que ha sido la resistencia”, asegura Rodrigo Mogollón, uno de los investigadores del Centro Nacional de Memoria Histórica que acompañó el proceso de Las Franciscas.
Para Javier Charris, este especial fue impactante: “Se habla de la vida de los fallecidos y eso es hermoso, los recordamos. Tener el apoyo del CNMH ha sido de una gratificación grandísima, nos ha ayudado a subirnos la autoestima y a seguir luchando”.
Para explorar este micrositio puede dar clic aquí: “Las Franciscas, la lucha por la tierra es hasta el final”
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