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Hoy, por fin, serán elegidos los 16 nuevos congresistas que ocuparán las curules de paz en la Cámara de Representantes. Luego de un largo camino, que incluyó haberse hundido en el Congreso y ser revivida por la Corte Constitucional, esta promesa del Acuerdo de Paz de 2016 se hace realidad.
Pero el camino a la elección de estas curules estuvo lleno de tropiezos y polémicas. Colombia+20 ha denunciado algunos de los problemas en las campañas como el difícil acceso a pólizas y la falta de recursos, o las candidaturas de personas que tienen apoyos de clanes políticos, lo cual es contrario a la normativa. Tan es así, que en la circunscripción 12, de Cesar, La Guajira y Magdalena, al menos 10 aspirantes a la curul renunciaron a su candidatura a 3 días de las elecciones, precisamente por esta falta de garantías.
Y de todas formas, una vez existan en el Congreso hay varios interrogantes sobre cómo operarán. Según Diego Rubiano, subcoordinador del Observatorio Político de la Misión de Observación Electoral (MOE), si bien muchos candidatos conocen el Acuerdo, “entrarán a moverse en el mundo del Congreso, que es muy complejo, incluso para quienes tienen el respaldo de partidos políticos y llevan ejerciendo el Legislativo por décadas”.
Según Rubiano, estas fallas son, entre otras razones, producto de vacíos en una reglamentación que se dio tarde. Por lo tanto, el actual escenario para las curules de paz pone en duda que esta figura cumpla con el objetivo planteado para ellas en el Acuerdo: “Garantizar una mejor integración de zonas especialmente afectadas por el conflicto, el abandono y la débil presencia institucional, así como una mayor inclusión y representación política de estas poblaciones (...) y también como una medida de reparación y de construcción de paz”.
Vea: “Las víctimas llegan al Congreso”
Los retos de las curules de paz en el Congreso
Según Laura Wills, directora de Congreso Visible de la Universidad de los Andes, uno de los retos para los nuevos congresistas será entender de forma muy rápida cómo funciona el aparato legislativo. Rubiano coincide en que aprender la Ley 5 de 1992 y sus modificaciones en la Ley 2003 de 2019, que reglamenta el funcionamiento del Congreso, no es una tarea fácil. Además, varios de los candidatos no han tenido tiempo para prepararse, precisamente porque tuvieron que sortear muchos otros retos durante su campaña.
Para Luisa Salazar, investigadora de la MOE, quienes las ocupen tendrán el reto de entender las dinámicas políticas que se mueven en el Congreso, más allá de las reglas en el papel: “Este Congreso, por ejemplo, funcionará más en coaliciones que en partidos aislados. Eso implica que un partido solo no podría tener impacto para sacar adelante proyectos”, dice. Laura Wills, por su parte, predice que es probable que estos nuevos congresistas deban aliarse con partidos afines a sus intereses, para poder tener algún impacto, pues “aun si todas las curules de paz se movieran como una bancada, no son un número significativo para legislar”.
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Para Óscar Moreno, representante de la Mesa Nacional de Víctimas, esto supone un reto adicional: que la agenda de las víctimas no se pierda. Para él, algunos de los temas más relevantes que las curules de paz podrían poner sobre la mesa en el Congreso son la reglamentación de los puntos pendientes del Acuerdo Final y la financiación y reparación a las víctimas. Según él, este período legislativo que termina demostró que estos temas no están en la agenda del Congreso del gobierno de Iván Duque, que efectivamente solo aprobó cinco normas sobre la implementación del Acuerdo de Paz durante este mandato, cuando su antecesor reglamentó 66 leyes..
Diego Rubiano plantea interrogantes sobre la representación territorial de las curules de paz. El Acuerdo delimitó 16 circunscripciones especiales, según la forma como estos territorios fueron afectados por el conflicto armado. Algunas de ellas sobrepasan la división municipal y departamental, por ejemplo, la Circunscripción 1, que comprende territorios en Nariño, Cauca y Valle. Un congresista que represente este tipo de territorios no tiene precedentes, por lo tanto “no es claro cómo tendrán que decidir sobre temas departamentales, porque el Congreso nunca ha funcionado con otro tipo de organización territorial”, explica.
Finalmente, como se ha visto en campaña, en el ejercicio legislativo los representantes enfrentan desafíos de seguridad. Óscar Moreno señala que “estas personas tendrán que legislar sobre territorios donde los grupos armados ilegales imponen las agendas”. La MOE también ha denunciado que varios candidatos sufrieron amenazas, atentados y secuestros.
¿Qué esperar de las curules de paz en el Congreso?
Para Diego Rubiano, las curules de paz se pensaron en un escenario de posconflicto en medio de la implementación integral del resto del Acuerdo. Sin embargo, según el informe “No enreden la paz”, presentado este año por diferentes congresistas de la bancada de paz, el Acuerdo está parcialmente reglamentado y su implementación es débil. Además, tras la salida de las Farc de los territorios, el conflicto se ha complejizado con la presencia de disidencias y disputas territoriales entre grupos armados organizados, como el Clan del Golfo -o Agc- y guerrillas como el Eln. Por estas razones, Laura Wills dice que es difícil vislumbrar el impacto real que tendrán las curules de paz.
En ello coincide Óscar Moreno, que ve con preocupación el hecho de que, además de los retos que tendrían las víctimas si efectivamente llegaran a ocupar las curules, es probable que estos espacios sean cooptados por partidos tradicionales y clanes políticos. Esto, afirma Diego Rubiano, tiene otra grave consecuencia, y es que a diferencia de lo que pasa con cualquier congresista que solo deja su silla vacía si es inhabilitado por tener alguna relación con grupos armados o actividades de narcotráfico, por atentar contra la administración pública o cometer delitos de lesa humanidad, las curules de paz podrían quedar vacías si se descubren irregularidades en sus candidaturas. Esto afectaría aún más la poca representación de las víctimas en el Congreso.
Para Rubiano y Wills, dependiendo de lo que ocurra después de estas elecciones, será importante que la ciudadanía, la opinión pública y organizaciones sociales hagan seguimiento y acompañen a las víctimas que sí lleguen a la Cámara de Representantes y que enfrentarán grandes retos. Además, cargan con la gran responsabilidad de representar en el Congreso, por primera vez en la historia, a los nueve millones de víctimas del conflicto armado en Colombia.
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