“Les arrebatamos lo más preciado: su libertad y dignidad”: Farc a víctimas de secuestro
Ocho exjefes guerrilleros de las extintas FARC-EP aceptaron que el delito del secuestro “fue un error gravísimo” y pidieron perdón público a las víctimas de este delito y sus familias.
Después del encuentro virtual entre la Comisión de la Verdad e Ingrid Betancourt, víctima de secuestro por parte de las extintas FARC-EP y quien hizo una reflexión pública sobre este delito, un grupo de exjefes guerrilleros envió una carta pública pidiendo perdón por estos hechos: “Hoy, 14 de septiembre de 2020, reunidos quienes conformamos el antiguo Secretariado de las FARC-EP y quienes firmamos en 2016 el Acuerdo de Paz, estamos aquí para, desde lo más profundo de nuestro corazón, pedirle perdón público a todas nuestras víctimas de secuestro y a sus familias”.
(Lea también: “La mentira es el arma de la guerra”, Ingrid Betancourt ante la Comisión de la Verdad)
A través de un comunicado, los excombatientes no sólo reconocieron el delito de secuestro, que calificaron como “un gravísimo error”, sino que afirmaron estar arrepentidos. " El secuestro sólo dejó una profunda herida en el alma de los afectados e hirió de muerte nuestra legitimidad y credibilidad. Tomada esa decisión, en las circunstancias excepcionales de la guerra irregular y buscando equilibrar fuerzas, tuvimos que arrastrar este lastre que hasta hoy pesa en la conciencia y en el corazón de cada una y cada uno de nosotros. Hoy día entendemos el dolor que les causamos a tantas familias, hijos, hijas, madres, padres, hermanos y amigos, que vivieron un infierno esperando tener noticias de sus seres queridos; imaginando si estarían sanos y en qué condiciones estarían siendo sometidos a seguir la vida lejos de sus afectos, de sus proyectos, de sus mundos", señala la carta.
Las víctimas de secuestro de las Farc, en enero de este año, reclamaron que los exguerrilleros no habían aceptado esta grave violación de derechos humanos ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), donde deben rendir cuentas tras lo pactado en el acuerdo de paz, en 2016. En ese entonces, consideraron que las versiones de los excomandantes ante esta justicia seguían un libreto con la intención de “maquillar la verdad” sobre los secuestros cometidos. Ni siquiera eran capaces de llamar el delito por su nombre, pues hablaban de “retenciones ilegales”.
Hoy, por primera vez, los miembros del partido Farc reconocieron que “les arrebatamos lo más preciado: su libertad y su dignidad” y aseguraron que sienten “una daga en el corazón por la vergüenza que nos produce no haber escuchado el clamor de Andrés Felipe Pérez, quien murió esperando reencontrarse con su padre. No podemos devolverles el tiempo arrebatado para evitar el dolor y las humillaciones que les causamos a todos los secuestrados”. Se refieren al hijo del cabo Norberto Pérez, quien fue secuestrado por esta guerrilla y no fue liberado, a pesar de sus peticiones.
Al finalizar su misiva, los exjefes guerrilleros reiteraron su compromiso y voluntad de rendir cuentas ante la justicia y contarle la verdad a la sociedad colombiana sobre las violaciones de derechos humanos y las infracciones del Derecho Internacional Humanitario (DIH) cometidos por este grupo armado.
(Puede interesarle: La FARC no reconoce los vejámenes del secuestro: víctimas ante la JEP)
“Hoy más que nunca reclama justicia y verdad por tanta violencia, invertir cada día del resto de nuestras vidas a recomponer el mapa de los desaparecidos y a buscar sus restos para entregarlos a sus seres queridos, a luchar por la paz, a contribuir a desmontar todas las violencias, incluyendo la estatal, que aún subsisten y por un futuro en el que nadie, nunca más, sea secuestrado. Porque ya sabemos que no hay razón, ni justificación para arrebatarle la libertad a ninguna persona”, finaliza el comunicado que fue firmado por Rodrigo Londoño, conocido en la guerra como Timochenko; Julián Gallo o Carlos Antonio Lozada; Jaime Alberto Parra o Mauricio Jaramillo; Pablo Catatumbo; Pastor Alape; Milton de Jesús Toncel o Joaquín Gómez; Rodrigo Granda, y Juan Hermilo Cabrera o Bertulfo Álvarez.
El perdón público llega después de una conmovedora charla entre Ingrith Betancourt y el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad. En ella, la víctima de secuestro relató las secuelas que quedan tras permanecer contra su voluntad durante seis años en la selva: “El secuestro no se acaba el día de la liberación, no tiene fecha de vencimiento, porque es una realidad que se vuelve casi una realidad genética del secuestrado. Cambia nuestra forma de ser, de ver el mundo y comunicarse con el otro”.
La política colombo-francesa dijo que "el secuestro es el asesinato de la identidad porque la persona muere lentamente y si tiene la suerte de ser liberada, cuando sale vivo de ese calvario, se da cuenta que es otra persona”. Y advirtió que los exguerrilleros de las Farc aún tienen una inmensa dificultad en decir que fue un secuestro lo que hicieron y no una retención: “Algunos tienen la capacidad de maquillar la verdad. Por ejemplo, han dicho que a mi se me puso una cadena en el cuerpo como forma de protegerme para que no muriera en la selva si intentaba escapar, les queda muy difícil reconocer que lo que hicieron fue ponerme una cadena como un animal”.
Actualmente, el delito de secuestro es investigado por la JEP en el marco del caso 01. Hasta el momento, se han priorizado 9.000 hechos victimizantes ocurridos entre 1993 y 2012, cometidos por las FARC-EP; se han acreditado 2.312 víctimas, entre ellas, Ingrith Betancourt, y 350 exFarc han rendido cuentas a esta justicia.
Pero esta no es la única coyuntura. Justo la semana pasada, los exjefes guerrilleros fueron criticados después de que medios de comunicación revelaran que en sus versiones voluntarias ante la JEP afirmaron que el reclutamiento de menores, otro de los delitos por los que responden ante la justicia colombiana, no había sido una política dentro de su organización.
Después del encuentro virtual entre la Comisión de la Verdad e Ingrid Betancourt, víctima de secuestro por parte de las extintas FARC-EP y quien hizo una reflexión pública sobre este delito, un grupo de exjefes guerrilleros envió una carta pública pidiendo perdón por estos hechos: “Hoy, 14 de septiembre de 2020, reunidos quienes conformamos el antiguo Secretariado de las FARC-EP y quienes firmamos en 2016 el Acuerdo de Paz, estamos aquí para, desde lo más profundo de nuestro corazón, pedirle perdón público a todas nuestras víctimas de secuestro y a sus familias”.
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A través de un comunicado, los excombatientes no sólo reconocieron el delito de secuestro, que calificaron como “un gravísimo error”, sino que afirmaron estar arrepentidos. " El secuestro sólo dejó una profunda herida en el alma de los afectados e hirió de muerte nuestra legitimidad y credibilidad. Tomada esa decisión, en las circunstancias excepcionales de la guerra irregular y buscando equilibrar fuerzas, tuvimos que arrastrar este lastre que hasta hoy pesa en la conciencia y en el corazón de cada una y cada uno de nosotros. Hoy día entendemos el dolor que les causamos a tantas familias, hijos, hijas, madres, padres, hermanos y amigos, que vivieron un infierno esperando tener noticias de sus seres queridos; imaginando si estarían sanos y en qué condiciones estarían siendo sometidos a seguir la vida lejos de sus afectos, de sus proyectos, de sus mundos", señala la carta.
Las víctimas de secuestro de las Farc, en enero de este año, reclamaron que los exguerrilleros no habían aceptado esta grave violación de derechos humanos ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), donde deben rendir cuentas tras lo pactado en el acuerdo de paz, en 2016. En ese entonces, consideraron que las versiones de los excomandantes ante esta justicia seguían un libreto con la intención de “maquillar la verdad” sobre los secuestros cometidos. Ni siquiera eran capaces de llamar el delito por su nombre, pues hablaban de “retenciones ilegales”.
Hoy, por primera vez, los miembros del partido Farc reconocieron que “les arrebatamos lo más preciado: su libertad y su dignidad” y aseguraron que sienten “una daga en el corazón por la vergüenza que nos produce no haber escuchado el clamor de Andrés Felipe Pérez, quien murió esperando reencontrarse con su padre. No podemos devolverles el tiempo arrebatado para evitar el dolor y las humillaciones que les causamos a todos los secuestrados”. Se refieren al hijo del cabo Norberto Pérez, quien fue secuestrado por esta guerrilla y no fue liberado, a pesar de sus peticiones.
Al finalizar su misiva, los exjefes guerrilleros reiteraron su compromiso y voluntad de rendir cuentas ante la justicia y contarle la verdad a la sociedad colombiana sobre las violaciones de derechos humanos y las infracciones del Derecho Internacional Humanitario (DIH) cometidos por este grupo armado.
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“Hoy más que nunca reclama justicia y verdad por tanta violencia, invertir cada día del resto de nuestras vidas a recomponer el mapa de los desaparecidos y a buscar sus restos para entregarlos a sus seres queridos, a luchar por la paz, a contribuir a desmontar todas las violencias, incluyendo la estatal, que aún subsisten y por un futuro en el que nadie, nunca más, sea secuestrado. Porque ya sabemos que no hay razón, ni justificación para arrebatarle la libertad a ninguna persona”, finaliza el comunicado que fue firmado por Rodrigo Londoño, conocido en la guerra como Timochenko; Julián Gallo o Carlos Antonio Lozada; Jaime Alberto Parra o Mauricio Jaramillo; Pablo Catatumbo; Pastor Alape; Milton de Jesús Toncel o Joaquín Gómez; Rodrigo Granda, y Juan Hermilo Cabrera o Bertulfo Álvarez.
El perdón público llega después de una conmovedora charla entre Ingrith Betancourt y el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad. En ella, la víctima de secuestro relató las secuelas que quedan tras permanecer contra su voluntad durante seis años en la selva: “El secuestro no se acaba el día de la liberación, no tiene fecha de vencimiento, porque es una realidad que se vuelve casi una realidad genética del secuestrado. Cambia nuestra forma de ser, de ver el mundo y comunicarse con el otro”.
La política colombo-francesa dijo que "el secuestro es el asesinato de la identidad porque la persona muere lentamente y si tiene la suerte de ser liberada, cuando sale vivo de ese calvario, se da cuenta que es otra persona”. Y advirtió que los exguerrilleros de las Farc aún tienen una inmensa dificultad en decir que fue un secuestro lo que hicieron y no una retención: “Algunos tienen la capacidad de maquillar la verdad. Por ejemplo, han dicho que a mi se me puso una cadena en el cuerpo como forma de protegerme para que no muriera en la selva si intentaba escapar, les queda muy difícil reconocer que lo que hicieron fue ponerme una cadena como un animal”.
Actualmente, el delito de secuestro es investigado por la JEP en el marco del caso 01. Hasta el momento, se han priorizado 9.000 hechos victimizantes ocurridos entre 1993 y 2012, cometidos por las FARC-EP; se han acreditado 2.312 víctimas, entre ellas, Ingrith Betancourt, y 350 exFarc han rendido cuentas a esta justicia.
Pero esta no es la única coyuntura. Justo la semana pasada, los exjefes guerrilleros fueron criticados después de que medios de comunicación revelaran que en sus versiones voluntarias ante la JEP afirmaron que el reclutamiento de menores, otro de los delitos por los que responden ante la justicia colombiana, no había sido una política dentro de su organización.