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Las bandas criminales de Medellín hicieron este martes durante la segunda audiencia pública del Senado, que se llevó a cabo en la capital antioqueña, varios llamados al Gobierno, especialmente al Consejero Comisionado de Paz, Otty Patiño, y a su oficina para que se avance de manera más expedita en ese diálogo de paz que tiene como objetivo el sometimiento de los grupos.
El encuentro que se llevó a cabo en el Paraninfo de la Universidad de Antioquia contó con la presencia de la ministra de Justicia, Ángela María Buitrago, y reunió a congresistas como Isabel Zuleta -una de las delegadas del Gobierno en esos diálogos-, organizaciones sociales y voceros representantes de las estructuras criminales para escuchar las preocupaciones alrededor de este proceso que ha presentado pocos avances y que todavía, como otros, no tiene claro un marco jurídico. Durante este encuentro, las estructuras confirmaron que su voluntad de paz se mantiene, pero reclaman la presencia del consejero comisionado Otty Patiño y de la administración local.
En esos diálogos están hay entre 350 u 400 bandas y combos, cada con entre 20 y 50 personas. Entre las bandas criminales como ‘La Oficina’, que es el tronco común de la cual se han desprendido muchas otras estructuras. También están ‘Los Pesebreros’, una estructura muy conocida en el occidente de Medellín. También entraron ‘El Mesa’, ‘La Terraza’, ‘Los Pachelly’ y ‘Niquía Camacol’, ‘Los Triana’ y ‘La Agonía’.
Colombia+20 habló este viernes con Sebastián Murillo, conocido como Lindolfo, cabecilla de ‘La Oficina’ y vocero representante del espacio sociojurídico instalado en 2023 en la cárcel de Itagüí con las bandas del Valle de Aburrá. Murillo habló sobre cuáles son las intenciones de paz que se están construyendo desde la mesa y se refirió a los principales obstáculos para avanzar en la paz urbana de la ciudad.
La gran conclusión de esta audiencia podría ser que no hay mayores avances en el proceso. ¿Cómo va la voluntad de paz de las bandas y hasta dónde se puede aguantar?
Te digo con completa seguridad que la voluntad que tenemos los voceros de las estructuras es una voluntad que sigue firme a pesar de la ausencia del Consejero Comisionado en este proceso. Hay una gran parte de la delegación del Gobierno que trabaja fuertemente con nosotros. Seguimos firmes con la voluntad y simplemente esperamos que en algún momento el Consejero Comisionado llegue para poder avanzar en temas tan importantes como una agenda, la cual llevamos trabajando y en construcción durante mucho tiempo. Estamos esperando que este señor vuelva aquí a sentarse con nosotros y podamos lanzarla prontamente.
¿De qué manera esperan lograr materializar esa voluntad de paz?
Nosotros queremos crear unos laboratorios de paz en unas zonas específicas, en algunas comunas, donde se pueda intervenir en conjunto con la institucionalidad, el Estado y el apoyo del empresariado para demostrar que se puede lograr la reducción y desaparición de algunos delitos de alto impacto, como la extorsión, pero llevando oportunidades para lograr una efectiva transformación. Muchos de estos delitos llevan existiendo demasiados años y se han arraigado culturalmente.
En el espacio hubo muchas críticas frente a la baja atención y presencia del comisionado ¿Cuál es el llamado que ustedes le hacen a Otty Patiño?
El llamado contundente es que por favor nos diga si para él este proceso es importante o no. Mínimo en cinco ocasiones le hemos mandado mensajes, correos electrónicos, le hemos hecho varios llamados públicos, lo hemos buscado por varias partes y ha tenido un silencio que para nosotros es inexplicable.
Hoy en la audiencia se escuchó que había una persona delegada del comisionado. ¿Qué significa esa presencia para ustedes en el proceso?
Es un avance que haya enviado a una persona delegada por él, aunque nosotros seguimos esperando su presencia, porque es importante tanto como para todas las soluciones y avances del proceso, como para el respeto que merece este proceso y en general las comunidades en Medellín y Valle de Aburrá.
Uno de los reclamos en la audiencia es que mientras los voceros de las bandas están en las cárceles, en los barrios están los otros muchachos y no hay comunicación directa sobre el proceso que se adelanta con el Gobierno ¿Cómo quieren llevar la mesa al barrio?
Nosotros vemos necesario que este proceso tiene que salir a la calle. Esto no se puede quedar en una mesa de paz en un establecimiento carcelario. Esto tiene que salir a los barrios, a las comunidades, donde está la gente. Ellos mismos deben enterarse de lo que está pasando, deben ser escuchados para que hagan sus aportes. Para nosotros es muy importante, pero estamos teniendo un problema con la comunicación y de las autorizaciones para que las personas puedan ir a hablar con nosotros. A nosotros nos busca la comunidad internacional, los empresarios, quieren hacer parte de este proceso, pero por estos temas de autorizaciones y falta de comunicación no podemos y eso también es un traspiés al proceso.
Otro de los obstáculos que desde diferentes sectores identifican es el proceso de expansión del Clan del Golfo. En Antioquia han hecho llamados reiterativos para frenar esa avanzada militar e incluso el espacio de diálogo en Quibdó, Chocó, está debilitado por esas dinámicas. ¿Cómo esperan hacerle frente a esta situación en Medellín desde el proceso de paz urbana?
Hasta ahora tenemos conocimiento de que no hay mayor presencia del Clan del Golfo en Medellín. Ningún otro grupo ha estado intentando entrar. Las estructuras tienen control territorial en la ciudad. En algún momento supimos que estaba ingresando el crimen transnacional como el Tren de Aragua u otros grupos, pero la verdad es que no han podido y pienso que tampoco podrán. El control territorial de las estructuras es fuerte y sigue intacto.
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