Los detalles de la amistad que forjaron un excomandante paramilitar y uno guerrillero
Abelardo Caicedo, excomandante de las Farc, y Óscar José Ospino, excomandante de las Auc, han construido una relación cercana que pocos conocen. En el encuentro Hablemos de Verdad, en Bogotá, contaron cómo se ha ido consolidando su amistad desde que se conocieron en junio de 2019.
Colombia2020 / @EEColombia2020
En la conversación afloró el lado humano de la guerra. Dos antiguos enemigos acérrimos durante el conflicto armado contaron cómo fue que, teniendo el mismo origen campesino, llegaron a estar en orillas radicalmente distintas al punto de querer aniquilarse, para luego terminar teniendo algo que podría llamarse amistad.
Abelardo Caicedo, conocido como Solías Almeida en las filas de las Farc, comandante de las Farc, y Óscar José Ospino, conocido como Tolemaida en las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), trataron de asesinarse el uno al otro en los años en los que el Bloque Caribe de la insurgencia sostuvo una férrea confrontación con el Bloque Norte de los paramilitares. Entre unos y otros derramaron sangre a lo largo de la Sierra Nevada de Santa Marta y dejaron víctimas regadas por el Caribe colombiano.
Vea: Dos comandantes y enemigos durante la guerra de cara a sus víctimas
Su primer cara a cara, cuando se pudieron ver a los ojos por primera vez, fue hace poco más de seis meses. En el encuentro Hablemos de Verdad, organizado por Colombia2020 con el apoyo de la embajada de Alemania, en Valledupar, se reunieron y se contaron detalles de la guerra, de cómo se enfrentaron entre ellos y de la inteligencia con la que se estudiaron con precisión. Luego de ese encuentro, contado en detalle por Colombia2020, inició una relación cercana que pocos conocen y cuyos detalles revelaron en Bogotá, en el último de los encuentros Hablemos de Verdad.
“Solis y yo entendimos el momento de la paz y de la reconciliación”, resumió Ospino para explicar cómo hoy podían sentarse juntos a hablar sobre reconciliación. Y es que, desde su primer encuentro en Valledupar, la relación se ha venido estrechando. Un hecho en particular contado por el exparamilitar dejó ver el nivel de confianza al que han llegado. Ospino ha ido a visitar a Caicedo dos veces directamente al espacio de reicorporación donde este último lidera el tránsito a la vida civil de más de xxx excombatientes de las Farc. En una de esas, fue a la zona sin esquema de seguridad y el exguerrillero le ofreció el suyo para recogerlo. “Mis escoltas fueron sus escoltas y él me recibió en su casa, me brindó su hospitalidad”, contó Ospino.
En imágenes: Los abrazos de reconciliación que dejó 2019
En visitas como esa han venido hilando una iniciativa que hoy tienen en la cabeza. Que entre los dos, a nombre de las Farc y las Auc, lleven a la región un proyecto en el que realicen foros de reconciliación que permitan a la población conocer lo que pasó durante la guerra y garantizar la no repetición.
En ese sentido, Abelardo Caicedo contó cómo en su espacio de reincorporación, ubicado en Tierra Grata (Cesar), ya tiene un hecho para mostrar. Como en esa zona no había acceso a agua, la comunidad reunió más de 1.500 jornales (un jornal es lo que se paga por un día de trabajo) para instalar una manguera que pudiera llevar el agua hasta el espacio, manguera que fue instalada por miembros de la Policía, el Ejército, y excombatientes de las Farc.
“Yo no lo voy a invtar a él a que milite en el partido de la Rosa, pero a pesar de nuestras diferencias podemos hablar e inclusive impulsar proyectos productivos que beneficien a nuestros excombatientes y a los campesinos. Lo importante es que seamos capaces de reconciliarnos”, dijo Abelardo Caicedo.
Lea también: Un llamado a no temerle a la verdad del conflicto
Esas diferencias también salieron a flote en la conversación, cuando hablan de los años de la guerra. Para Ospino, la llegada de los paramilitares a la zona sigue respondiendo a un llamado de auxilio de los ganaderos ante el azote de la violencia por las Farc y el Eln. Para Caicedo, “la cura terminó siendo peor que la enfermedad”. También tienen posiciones distintas sobre las relaciones que guerrilleros y paramilitares establecieron con empresarios y propietarios de la región. Asuntos que, saben, tienen que ser resueltos a nivel judicial.
También hablaron de sus cara a cara con las víctimas. Ospino recordó que lleva un proceso de ocho años en el marco de Justicia y Paz en el que ha venido acercándose a las víctimas. Sin embargo, asegura que estar frente a una víctima “es la prueba de fuego para un victimario”. Para Caicedo el acercamiento ha sido más reciente, pero dice que como exguerrilleros han tenido buena acogida. Por ejemplo, contó que luego del encuentro Hablemos de Verdad en Valledupar, al que asistieron ganaderos víctimas de las Farc, estos últimos lo buscaron y hoy están buscando la manera de contribuir en la reincorporación de los excombatientes de Tierra Grata.
Óscar José Ospino recuperó su libertad hace apenas un año. Hoy tiene tres hijos, a quienes durante la guerra solo podía ver una vez al año. Dice que no le reprochan su pasado y que le han dicho que se sienten orgullosos de él. Caicedo, luego de dejar las armas, validó el bachillerato y hoy estudia Administración Pública en la ESAP. Además de liderar la reincorporación en Cesar, saca tiempo para ver a su mamá y a su hija, a quienes solo vio seis veces durante el conflicto.
En la conversación afloró el lado humano de la guerra. Dos antiguos enemigos acérrimos durante el conflicto armado contaron cómo fue que, teniendo el mismo origen campesino, llegaron a estar en orillas radicalmente distintas al punto de querer aniquilarse, para luego terminar teniendo algo que podría llamarse amistad.
Abelardo Caicedo, conocido como Solías Almeida en las filas de las Farc, comandante de las Farc, y Óscar José Ospino, conocido como Tolemaida en las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), trataron de asesinarse el uno al otro en los años en los que el Bloque Caribe de la insurgencia sostuvo una férrea confrontación con el Bloque Norte de los paramilitares. Entre unos y otros derramaron sangre a lo largo de la Sierra Nevada de Santa Marta y dejaron víctimas regadas por el Caribe colombiano.
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Su primer cara a cara, cuando se pudieron ver a los ojos por primera vez, fue hace poco más de seis meses. En el encuentro Hablemos de Verdad, organizado por Colombia2020 con el apoyo de la embajada de Alemania, en Valledupar, se reunieron y se contaron detalles de la guerra, de cómo se enfrentaron entre ellos y de la inteligencia con la que se estudiaron con precisión. Luego de ese encuentro, contado en detalle por Colombia2020, inició una relación cercana que pocos conocen y cuyos detalles revelaron en Bogotá, en el último de los encuentros Hablemos de Verdad.
“Solis y yo entendimos el momento de la paz y de la reconciliación”, resumió Ospino para explicar cómo hoy podían sentarse juntos a hablar sobre reconciliación. Y es que, desde su primer encuentro en Valledupar, la relación se ha venido estrechando. Un hecho en particular contado por el exparamilitar dejó ver el nivel de confianza al que han llegado. Ospino ha ido a visitar a Caicedo dos veces directamente al espacio de reicorporación donde este último lidera el tránsito a la vida civil de más de xxx excombatientes de las Farc. En una de esas, fue a la zona sin esquema de seguridad y el exguerrillero le ofreció el suyo para recogerlo. “Mis escoltas fueron sus escoltas y él me recibió en su casa, me brindó su hospitalidad”, contó Ospino.
En imágenes: Los abrazos de reconciliación que dejó 2019
En visitas como esa han venido hilando una iniciativa que hoy tienen en la cabeza. Que entre los dos, a nombre de las Farc y las Auc, lleven a la región un proyecto en el que realicen foros de reconciliación que permitan a la población conocer lo que pasó durante la guerra y garantizar la no repetición.
En ese sentido, Abelardo Caicedo contó cómo en su espacio de reincorporación, ubicado en Tierra Grata (Cesar), ya tiene un hecho para mostrar. Como en esa zona no había acceso a agua, la comunidad reunió más de 1.500 jornales (un jornal es lo que se paga por un día de trabajo) para instalar una manguera que pudiera llevar el agua hasta el espacio, manguera que fue instalada por miembros de la Policía, el Ejército, y excombatientes de las Farc.
“Yo no lo voy a invtar a él a que milite en el partido de la Rosa, pero a pesar de nuestras diferencias podemos hablar e inclusive impulsar proyectos productivos que beneficien a nuestros excombatientes y a los campesinos. Lo importante es que seamos capaces de reconciliarnos”, dijo Abelardo Caicedo.
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Esas diferencias también salieron a flote en la conversación, cuando hablan de los años de la guerra. Para Ospino, la llegada de los paramilitares a la zona sigue respondiendo a un llamado de auxilio de los ganaderos ante el azote de la violencia por las Farc y el Eln. Para Caicedo, “la cura terminó siendo peor que la enfermedad”. También tienen posiciones distintas sobre las relaciones que guerrilleros y paramilitares establecieron con empresarios y propietarios de la región. Asuntos que, saben, tienen que ser resueltos a nivel judicial.
También hablaron de sus cara a cara con las víctimas. Ospino recordó que lleva un proceso de ocho años en el marco de Justicia y Paz en el que ha venido acercándose a las víctimas. Sin embargo, asegura que estar frente a una víctima “es la prueba de fuego para un victimario”. Para Caicedo el acercamiento ha sido más reciente, pero dice que como exguerrilleros han tenido buena acogida. Por ejemplo, contó que luego del encuentro Hablemos de Verdad en Valledupar, al que asistieron ganaderos víctimas de las Farc, estos últimos lo buscaron y hoy están buscando la manera de contribuir en la reincorporación de los excombatientes de Tierra Grata.
Óscar José Ospino recuperó su libertad hace apenas un año. Hoy tiene tres hijos, a quienes durante la guerra solo podía ver una vez al año. Dice que no le reprochan su pasado y que le han dicho que se sienten orgullosos de él. Caicedo, luego de dejar las armas, validó el bachillerato y hoy estudia Administración Pública en la ESAP. Además de liderar la reincorporación en Cesar, saca tiempo para ver a su mamá y a su hija, a quienes solo vio seis veces durante el conflicto.