Los excombatientes en Charras (Guaviare) resisten con educación
En este espacio de reincorporación hay 137 mujeres y hombres con capacitación nacional e internacional que lideran proyectos productivos.
Valerie Cortés Villalba
En el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Charras, ubicado en el departamento selvático de Guaviare, 137 excombatientes de las Farc resisten a los rebrotes de violencia y aplican lo que aprendieron en el monte, pero sin armas. Muchos de ellos aprendieron a cocinar, tejer, sembrar y leer dentro de la extinta guerrilla. Y hoy están convencidos de que la educación es la herramienta más poderosa para su nuevo propósito: la paz.
En este espacio territorial, 30 mujeres excombatientes ya se graduaron en un programa de alfabetización digital con el instituto de formación Sena y el instituto de Austria Hilfswerk International. La formación comenzó en agosto de 2020, en plena pandemia, y estudiaron los meses siguientes hasta completar casi 370 horas, como lo estipula el Sena para que logren graduarse.
Al principio las clases fueron virtuales, pero no tuvieron éxito, pues muchas de las mujeres que estaban en el programa por primera vez prendían un computador. Las otras que ya tenían más experiencia las ayudaban, pero las horas se perdían en solucionar problemas técnicos y no en las clases. Entonces desde el Sena se decidió que lo ideal era realizar las capacitaciones de manera presencial.
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En el ETCR de Charras hay un laboratorio de informática, dotado con 17 computadores de mesa, donado por el Sena y cooperación internacional. Y hasta allá llegaron los profesores a dictarles diversos cursos a las estudiantes. Diana Carola Vargas, conocida en la guerra como Viviana, de 45 años, fue una de las estudiantes y es también la vicepresidenta de la Cooperativa Multiactiva Agroecológica Campesina del Guaviare (CampoGuaviare).
“Nosotras aprendimos varios programas, que Word básico, Word avanzado, Excel y claro, informática. Esta fue mi favorita, ahí aprendimos el manejo de los computadores: que qué es la CPU, que para qué servía el disco duro, qué era un procesador, para qué servían los puertos, cómo se instala un videobin y cómo instalar programas”, relata.
Según cuenta, “aprendió también el manejo del correo, hacer cartas, enviar hojas de vida y hacer presentaciones”. Conocimientos que piensa poner al servicio de los programas de los proyectos de reincorporación buscan sacar adelante. “Nosotros aquí en el ETCR adelantamos muchas actividades, como las cooperativas y las asociaciones, entonces nosotros manejamos mucha documentación y ahí ayudamos a los compañeros, a llevar la contabilidad y a redactar proyectos”, dice Diana.
El día de la graduación de la última capacitación, hubo un brindis, de paso se conmemoró el Día de la Mujer, compartieron una torta y recibieron los diplomas. “Eso lo llena de alegría a uno, sabe que va avanzando en seguir aprendiendo, es que a mí me gusta mucho estudiar”, relata Diana.
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Pero esta no es la primera graduación que celebran en este ETCR. Hace más de dos años, en julio de 2018, cerca de 20 excombatientes se graduaron de bachillerato. Uno de ellos fue Francisco Gamboa, quien contó que “aunque nosotros teníamos nuestra formación interna en las Farc, aquí aprendimos fue la forma pedagógica, una forma muy buena. El camino ha sido un poco difícil, pero salimos adelante gracias a la ayuda de los profesores que nos enviaron aquí al ETCR”.“Para nosotros fue una forma de avanzar en el camino a la reincorporación que es muy importante para nosotros. En eso hay que enfatizar no solo para que entendamos que cuando nos formamos nos hacemos sabios sino que también hay muchas posibilidades de progresar”, asegura Francisco.
En esta misma línea también está Diana, quien además de haberse graduado con el Sena, actualmente cursa segundo semestre en administración pública en la ESAP (Escuela Superior de Administración Pública). Sin embargo, a ninguno deja de preocuparle el asesinato de compañeros y las amenazas que muchos de ellos han recibido. “Nosotros hemos optado por no salir casi, aquí solo estar dentro del ETCR porque está muy peligroso”, dice Diana.
No es para menos. En lo corrido del año 2021, y hasta este viernes, se han registrado 15 homicidios de excombatientes de las Farc, mientras que desde la firma del Acuerdo de Paz han sido asesinados 264 exintegrantes de este grupo guerrillero, según el Partido Comunes.
De hecho, desde hace dos años, la Defensoría del Pueblo viene alertando el riesgo que corre el espacio de reincorporación de Charras, en la zona rural de San José del Guaviare, así como los excombatientes que habitan en él. Ya que esta es una región con una fuerte presencia de las disidencias de los frentes Primero y Séptimo de las Farc, al mando de Gentil Duarte, comandante guerrillero que no creyó en el Acuerdo de Paz y por eso desde el año 2017 expandió su poder a estas zonas rurales, como a las de Retorno y Calamar.
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Un control que disputan con el Ejército y reductos paramilitares de las Agc, que ha incrementado la restricción a la movilidad de la gente, así como los casos de reclutamientos forzados, asesinatos selectivos, desplazamientos forzados, amenazas, extorsiones y desapariciones forzadas. Territorios estratégicos que, como menciona la Defensoría, comparten una extensa red de caños y ríos, siendo sus principales fuentes hídricas los ríos Guayabero, Guaviare, Unilla, Itilla e Inírida.
Corredores de agua que permiten un fácil acceso a las fronteras con Venezuela y Brasil, y a los departamentos del Meta y Caquetá. Por eso, siguen siendo importantes para la producción y comercialización de cocaína, el tráfico de armas y gasolina, la comercialización de ganado, la apropiación de tierras y la extracción ilegal de minerales.
Pese a esto, en Charras hay 137 excombatientes que siguen creyendo en la paz. Y aunque aseguran que los principales promotores de proyectos y capacitación han sido la cooperación internacional, han recibido con esperanza que la Agencia Nacional de Tierras haya entregado un predio de 197 hectáreas a nombre de la Cooperativa para su reubicación. La entrega se realizó hace pocos días en la vereda El Boquerón, a unos kilómetros de donde se encuentra el ETCR actual. Allí, está convencida Diana, buscarán materializar más sueños.
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En el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Charras, ubicado en el departamento selvático de Guaviare, 137 excombatientes de las Farc resisten a los rebrotes de violencia y aplican lo que aprendieron en el monte, pero sin armas. Muchos de ellos aprendieron a cocinar, tejer, sembrar y leer dentro de la extinta guerrilla. Y hoy están convencidos de que la educación es la herramienta más poderosa para su nuevo propósito: la paz.
En este espacio territorial, 30 mujeres excombatientes ya se graduaron en un programa de alfabetización digital con el instituto de formación Sena y el instituto de Austria Hilfswerk International. La formación comenzó en agosto de 2020, en plena pandemia, y estudiaron los meses siguientes hasta completar casi 370 horas, como lo estipula el Sena para que logren graduarse.
Al principio las clases fueron virtuales, pero no tuvieron éxito, pues muchas de las mujeres que estaban en el programa por primera vez prendían un computador. Las otras que ya tenían más experiencia las ayudaban, pero las horas se perdían en solucionar problemas técnicos y no en las clases. Entonces desde el Sena se decidió que lo ideal era realizar las capacitaciones de manera presencial.
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En el ETCR de Charras hay un laboratorio de informática, dotado con 17 computadores de mesa, donado por el Sena y cooperación internacional. Y hasta allá llegaron los profesores a dictarles diversos cursos a las estudiantes. Diana Carola Vargas, conocida en la guerra como Viviana, de 45 años, fue una de las estudiantes y es también la vicepresidenta de la Cooperativa Multiactiva Agroecológica Campesina del Guaviare (CampoGuaviare).
“Nosotras aprendimos varios programas, que Word básico, Word avanzado, Excel y claro, informática. Esta fue mi favorita, ahí aprendimos el manejo de los computadores: que qué es la CPU, que para qué servía el disco duro, qué era un procesador, para qué servían los puertos, cómo se instala un videobin y cómo instalar programas”, relata.
Según cuenta, “aprendió también el manejo del correo, hacer cartas, enviar hojas de vida y hacer presentaciones”. Conocimientos que piensa poner al servicio de los programas de los proyectos de reincorporación buscan sacar adelante. “Nosotros aquí en el ETCR adelantamos muchas actividades, como las cooperativas y las asociaciones, entonces nosotros manejamos mucha documentación y ahí ayudamos a los compañeros, a llevar la contabilidad y a redactar proyectos”, dice Diana.
El día de la graduación de la última capacitación, hubo un brindis, de paso se conmemoró el Día de la Mujer, compartieron una torta y recibieron los diplomas. “Eso lo llena de alegría a uno, sabe que va avanzando en seguir aprendiendo, es que a mí me gusta mucho estudiar”, relata Diana.
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Pero esta no es la primera graduación que celebran en este ETCR. Hace más de dos años, en julio de 2018, cerca de 20 excombatientes se graduaron de bachillerato. Uno de ellos fue Francisco Gamboa, quien contó que “aunque nosotros teníamos nuestra formación interna en las Farc, aquí aprendimos fue la forma pedagógica, una forma muy buena. El camino ha sido un poco difícil, pero salimos adelante gracias a la ayuda de los profesores que nos enviaron aquí al ETCR”.“Para nosotros fue una forma de avanzar en el camino a la reincorporación que es muy importante para nosotros. En eso hay que enfatizar no solo para que entendamos que cuando nos formamos nos hacemos sabios sino que también hay muchas posibilidades de progresar”, asegura Francisco.
En esta misma línea también está Diana, quien además de haberse graduado con el Sena, actualmente cursa segundo semestre en administración pública en la ESAP (Escuela Superior de Administración Pública). Sin embargo, a ninguno deja de preocuparle el asesinato de compañeros y las amenazas que muchos de ellos han recibido. “Nosotros hemos optado por no salir casi, aquí solo estar dentro del ETCR porque está muy peligroso”, dice Diana.
No es para menos. En lo corrido del año 2021, y hasta este viernes, se han registrado 15 homicidios de excombatientes de las Farc, mientras que desde la firma del Acuerdo de Paz han sido asesinados 264 exintegrantes de este grupo guerrillero, según el Partido Comunes.
De hecho, desde hace dos años, la Defensoría del Pueblo viene alertando el riesgo que corre el espacio de reincorporación de Charras, en la zona rural de San José del Guaviare, así como los excombatientes que habitan en él. Ya que esta es una región con una fuerte presencia de las disidencias de los frentes Primero y Séptimo de las Farc, al mando de Gentil Duarte, comandante guerrillero que no creyó en el Acuerdo de Paz y por eso desde el año 2017 expandió su poder a estas zonas rurales, como a las de Retorno y Calamar.
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Un control que disputan con el Ejército y reductos paramilitares de las Agc, que ha incrementado la restricción a la movilidad de la gente, así como los casos de reclutamientos forzados, asesinatos selectivos, desplazamientos forzados, amenazas, extorsiones y desapariciones forzadas. Territorios estratégicos que, como menciona la Defensoría, comparten una extensa red de caños y ríos, siendo sus principales fuentes hídricas los ríos Guayabero, Guaviare, Unilla, Itilla e Inírida.
Corredores de agua que permiten un fácil acceso a las fronteras con Venezuela y Brasil, y a los departamentos del Meta y Caquetá. Por eso, siguen siendo importantes para la producción y comercialización de cocaína, el tráfico de armas y gasolina, la comercialización de ganado, la apropiación de tierras y la extracción ilegal de minerales.
Pese a esto, en Charras hay 137 excombatientes que siguen creyendo en la paz. Y aunque aseguran que los principales promotores de proyectos y capacitación han sido la cooperación internacional, han recibido con esperanza que la Agencia Nacional de Tierras haya entregado un predio de 197 hectáreas a nombre de la Cooperativa para su reubicación. La entrega se realizó hace pocos días en la vereda El Boquerón, a unos kilómetros de donde se encuentra el ETCR actual. Allí, está convencida Diana, buscarán materializar más sueños.
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