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Semanas antes de emprender su viaje a Australia estuvieron en Bogotá atendiendo entrevistas. Varios medios de comunicación acudieron a la cita para registrar un hecho que iba a ser histórico. Ellos respondían todas las preguntas. Que sí, que eran exguerrilleros de las Farc y que ahora eran guías de rafting. Que sí habían sido de la Teófilo Forero, que eran los hombres del Paisa. Y que estaban a punto de pasar del río Pato, en Caquetá, al río Tully (Australia) para representar a Colombia en el Mundial de Rafting, en mayo de 2019. Empezaban a creer que era cierto que iban a salir del país y que comenzaban a convertirse en un símbolo del Acuerdo de Paz firmado entre el Estado colombiano y la guerrilla más antigua de América Latina.
La noticia de su viaje al Mundial en Australia se las habían dado meses atrás. El 9 de noviembre de 2018, en la cima del cañón del río Pato, en la vereda Miravalle (San Vicente del Caguán, Caquetá), cinco excombatientes de las Farc recibían de manos del presidente de la Federación Internacional de Rafting, Rafael Gallo, el certificado que los acreditaba para llevar turistas a través de las aguas del río que había sido su retaguardia militar durante décadas. El grupo lo completaban tres miembros de la comunidad de la zona. La incontenible emoción que sentían se desbordó cuando Gallo les anunció que tendrían un cupo en la competencia mundial de Australia en 2019.
La noticia llegó a impulsarlos cuando más lo necesitaban. En 2018, quien fue su comandante en la guerra y su líder en los primeros meses de reincorporación a la vida civil, Hernán Darío Velásquez, el Paisa, salió del espacio territorial y abandonó el proyecto de rafting que él mismo había ideado y se había echado al hombro. El proyecto no quedó huérfano. Hermides Linares y Duberney Moreno, exguerrilleros, asumieron el liderazgo y de un lado a otro siguieron buscando apoyos en un camino que ha contado con el respaldo de la Misión de Verificación de Naciones Unidas y la Agencia para la Reincorporación.
Duberney dice que él y sus compañeros no son “tan blanditos de sentimiento”. No es fácil que les broten las emociones cuando en la guerra aprendieron a ser duros. Incluso él perdió a uno de sus amigos de filas en medio de los combates. Sin embargo, dice que lo que vivieron en Australia los tocó a todos profundamente. No se subieron al podio, teniendo en cuenta que son nuevos en el deporte y enfrentaban equipos de máxima categoría, pero recibieron un reconocimiento especial como equipo de “Remando por la paz”, por la lección de reconciliación que le estaban dando al mundo.
Pero ni haber corrido por las aguas del río Tully transformó su relación con el Pato. A ese río, estos excombatientes le deben la vida, tanto en la guerra como ahora que viven sin armas. El Pato tiene su historia. En los 60, esa región era considerada una “república independiente” y fue bombardeada para acabar con los campesinos alzados en armas, liderados por Manuel Marulanda Vélez. Sin embargo, a la guerrilla no la sacaron del Pato y por décadas se movieron allí algunos de sus principales comandantes. Por eso tan pronto regresaron de Australia se les metió en la cabeza la idea de realizar en ese río el Campeonato Nacional de Rafting y cambiar en el país el imaginario que se tenía de la zona.
(Vea también: Emprendimientos de excombatientes: proyectos que construyen paz)
Pero la competencia de ese deporte a nivel nacional no tiene el mismo avance que otras disciplinas y no era fácil organizarlo en San Vicente del Caguán. De nuevo empezaba una labor enorme en medio de los retos propios de su reincorporación y de los altibajos del proceso de paz. El más crítico, el que se conoció a finales de agosto. Iván Márquez, Jesús Santrich, Romaña y el Paisa anunciaban en un video su regreso a las armas. Aunque la grabación era alarmante, en Miravalle, donde se reincorporan los excombatientes de la Teófilo Forero, no se movió una rama. “Él tomó su decisión y nosotros la de nosotros. Ya ahí partimos caminos”, sentencia Duberney.
Dos meses después de que se conociera la decisión del rearme de algunos de los comandantes de las Farc, los excombatientes lograron convocar en el Pato a 20 equipos nacionales y dos invitados especiales de Costa Rica en el Campeonato Nacional de Rafting. “Pasó algo que nunca había pasado en el río Pato. Que hubiera tanta gente como tan contenta, festejando y gritando a la orilla del río, me sentía muy contento. Antes nadie iba, además allí se han ahogado soldados, guerrilleros y gente de la población civil, la gente le ha tenido mucho miedo. Pero como nosotros hemos hecho tanto deporte en ese río, ya la gente le ha cogido confianza”, dice orgulloso Duberney.
Leidy Lorena Leiva es la única mujer del equipo y antes de ingresar a “Remando por la paz” se dedicaba a sus cultivos de fríjol y de café en su finca de Chorrera, en San Vicente. El proceso de paz terminó dándole una oportunidad también a ella, madre cabeza de tres hijos. Antes solo había conocido el Huila. Hoy, después de haber estado en Australia, se prepara para el Mundial de 2020, en China.
Pese a que han ido disipando el miedo a la región del Pato, tan pronto culminó el campeonato allí, se conoció que en el bombardeo que el Ejército hizo a zona rural de San Vicente del Caguán, a finales de agosto, murieron al menos ocho menores de edad. La región volvió a estar en la agenda nacional por cuenta de bombardeos y disidencias de la guerrilla. Duberney cuenta que eso afectó el proyecto turístico que están empujando a través de Caguán Expeditions. Consolidar ese proyecto es en lo que están enfocados ahora.
(Lea: Excombatiente de las Farc fue asesinado en Ituango (Antioquia))