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Si usted hace una búsqueda en internet sobre las cifras de enfermedades mentales entre niños, niñas y adolescentes en el mundo encontrará que no hay datos unificados y cambian mucho de año a año. Por ejemplo, una de 2019 que reporta Unicef señala que “más del 20% de los adolescentes de todo el mundo sufren trastornos mentales y que alrededor del 15% de los adolescentes de países de ingresos bajos y medios ha considerado el suicidio. Otro dato que reporta la Organización Mundial de la Salud en septiembre de 2020 señala: “en todo el mundo, se estima que entre el 10% y el 20% de los adolescentes experimentan trastornos mentales, pero estos no se diagnostican ni se tratan adecuadamente”.
Al seguir haciendo la consulta se pueden encontrar diversos estudios de prestigiosas universidades en el mundo o de organismos de salud de algunos países que publican sus cifras. En lo que coinciden todos los reportes, sin excepción, es que la pandemia de Covid 19 ha aumentado esas cifras de manera alarmante.
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Por ejemplo, el último informe de Unicef, Estado Mundial de la Infancia, reporta: “las estimaciones indican que un 13% de los adolescentes de entre 10 y 19 años padece un trastorno mental diagnosticado. El suicidio es la cuarta causa principal de muerte entre los adolescentes de 15 a 19 años. Cada año, casi 46.000 niños de entre 10 y 19 años se quitan la vida: es decir, un niño cada 11 minutos”.
Esta dispersión de cifras, todas alarmantes, fue una de las principales razones para que la cineasta de origen argentino, pero radicada en Canadá, Noemí Weis, asumiera el reto de hacer una película en la que sus únicos protagonistas fueran jóvenes de diferentes países, procedencias, religiones y estratos sociales. El tema: su salud mental.
“Connecting the dots”, que en español traduce Conectando puntos, es el primer largometraje documental que ofrece una mirada íntima a la salud mental de los jóvenes, desde una perspectiva global. Presenta historias conmovedoras de experiencias vividas por adolescentes que de manera emocional, reflexiva y esperanzadora hablan de los problemas que afrontan incluso antes de la pandemia.
Es un llamado de atención al mundo. Quieren ser escuchados, quieren atención y están dispuestos a hablar de lo que los adultos temen, ignoran o callan.
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El documental se lanza este martes 14 de diciembre en Colombia, en un evento virtual que pretende convocar a jóvenes, padres y madres de familia, docentes, personal de la salud y a todas aquellas personas que tengan conciencia de lo urgente que es asumir un cambio en la sociedad.
Colombia+20 habló con Noemí Weis, la directora de la película. Estas son sus razones y su llamado de atención a la sociedad.
¿Por qué hacer este documental?
Empecé a trabajarlo en 2017. Este es el primer documental de este tipo que muestra historias de jóvenes que expresan sus historias y comparten sus testimonios de manera global. No me imaginé que tendría que lanzarlo en pandemia, pero justamente el Covid-19 ha hecho esto más importante y relevante, ya que con la pandemia que se han incrementado los problemas de salud mental entre todos nosotros, no solo en los jóvenes. Me dedico hace muchos años a crear y dirigir documentales sobre temas sociales y que nos afectan a todos, tratando de levantar la conciencia sobre temas que debemos hablar. Cuando me enteré de los problemas de salud mental de los jóvenes y escuché esas estadísticas alarmantes, pensé que era importante investigar y ayudar. Por eso el documental tiene exclusivamente voces de jóvenes. No hay adultos. La lección después de más de dos años de investigación es que la voz de los niños y niñas debe ser escuchada. Es una forma de ofrecer que sean parte de la conversación: no hablamos de ellos sin ellos.
¿Quiénes son los jóvenes que participan en la película?
Hicimos entrevistas en Canadá, Estados Unidos, Argentina, Brasil, África, Zimabue, Reino Unido, Lituania, Australia, Sudáfrica, Kenia, Nigeria, entre otros. Es una pintura global de lo que está pasando con los jóvenes.
¿Qué les significó hacer la película en pandemia?
Terminamos de grabar a finales de 2019 y tuvimos que lanzar la película virtualmente, pero tuvimos gran éxito. La virtualidad nos ha ayudado a unir más las voces. Hemos estado en más de 50 países, hemos contado con la colaboración de muchas organizaciones alrededor del mundo, estamos haciendo presentaciones comunitarias con el apoyo de las embajadas de Canadá en diferentes países, con la colaboración de Unicef, y otras organizaciones que se han unido para apoyar el lanzamiento del documental. Creemos que es una herramienta muy valiosa para poder levantar conciencia sobre salud mental de los jóvenes y fomentar debates y abrir conversaciones en la comunidad en general, incluidos los profesionales de la salud.
¿Qué expectativa tiene al presentar el documental en Colombia?
Para Colombia, la expectativa es lanzar el documental con el apoyo del gobierno de Canadá, de Save The Children, Unicef y el gobierno de Colombia, representado en el ICBF. La idea es que podamos realizar proyecciones posteriores en enero y febrero del próximo año.
¿Para qué cree que sirve su película?
Tenemos testimonios de que sirve para elevar la conciencia sobre la situación y tratar de implementar cambios con charlas y talleres que se organizan después de la proyección. Hemos trabajado con Unicef en guías que motiven conversatorios, que promuevan cambios en grupos objetivos, las familias, los gobiernos, los profesionales de salud y la comunidad en general. El objetivo es revisar qué tenemos que cambiar de lo que estamos haciendo como sociedad, pero contando con los jóvenes, que deben ser parte de estas conversaciones. Se debe empezar por la familia, que es el primer núcleo de la sociedad. Ya estamos viendo algunos cambios en algunos lugares, aspiramos a lograr también un impacto semejante en Colombia.
¿Cuáles son las afectaciones más comunes entre los jóvenes del mundo sin importar su procedencia u origen?
Las historias que escuché de los jóvenes eran similares, independiente del país, de la cultura o del estrato socio económico. Es increíble, pero los problemas mentales los han afectado a todos de la misma manera: hay ansiedad, depresión, suicidio, una enorme desesperación al no saber cuál es el futuro, aislamiento, falta de atención y entendimiento, falta de apoyo y de recursos para ayudarlos. Esto es global, no hay diferencias.
¿Pudieron determinar las causas de estas afectaciones?
El documental está haciendo un recorrido. Estas conversaciones se disparan y hemos visto la repercusión. En donde se ha presentado, se está hablando sobre qué cambios hacer. Hemos tenido testimonios de colegios que implementan cambios, organizaciones que han comenzado a hacer capacitaciones profesionales, han implementado charlas y apoyo para que los profesionales, las escuelas y los padres estén preparados.
¿Usted hablaba de la dispersión de cifras, este es un llamado a las autoridades globales para que se dediquen a documentar y entregar cifras más confiables?
El llamado es a ver la salud mental como salud, no separarla de la salud física. Hay muchas estadísticas de salud física, pero muy pocas de salud mental. Lo positivo es que por primera vez se está prestando atención como nunca antes a este tema. Es importante que podamos hablar de salud mental de la misma forma en que hablamos de salud física, hay que eliminar el tabú de la salud mental y hablar libremente. De alguna forma, la pandemia ha hecho que el mundo entero hable de manera más abierta, hay más empatía para escuchar a los jóvenes y darles la validación que están pidiendo.
¿Cómo será la presentación en Colombia?
El objetivo es que se inicie una conversación que se pueda seguir entre las autoridades del Estado, en las aulas, en las instituciones de salud, en las familias y en la comunidad en general. Estaremos en una conversación el martes de 6 a 8 p.m. con Oswaldo Zapata, psicólogo y politólogo en formación, activista, representante estudiantil, miembro de la Red Nacional de Jóvenes por la Salud Mental, cantante, consejero departamental de paz para Antioquia, investigador en Ciencias de la Decisión y el Comportamiento. Con César Bladimir Reyes, consultor de Unicef para acciones de salud mental, es psicólogo y especialista en acción sin daño de la Universidad Nacional, magíster en Construcción de Paz de la Universidad de Los Andes y certificado en Traumatic Stress Studies del Trauma Research Foundation. Y con Mariana Politti, psicóloga recién graduada en Argentina que participó en el documental. El mensaje es que dejemos de hablar y empecemos a escuchar, todavía queda mucho por aprender.
Quienes estén interesados en participar en el lanzamiento del documental pueden hacerlo inscribiéndose en este link: https://bit.ly/3r7XNqt