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                                                                                                                                "Macaco" dice que quiere contar su historia, pero no hay quién lo escuche

                                                                                                                                El exjefe paramilitar insiste en que quiere contar lo que sabe del conflicto, pero en los escenarios especializados para ellos no tiene puesto. Su incidencia en la guerra y su importancia no son de poca monta.

                                                                                                                                -Redacción Judicial

                                                                                                                                Macaco regresó a Colombia el pasado 19 de julio, luego de que Estados Unidos lo deportara. A su llegada lo esperaban varios agentes del CTI de la Fiscalía para realizar su captura. / Cortesía Fiscalía
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                También lea: La propuesta de “Macaco”: de líder de las Auc a gestor de paz

                                                                                                                                Nacido en febrero de 1966, unos dicen que en Marsella (Risaralda) y otros que en Envigado (Antioquia), casi desde sus orígenes es tan difusa su actividad ilegal, que eso en parte explica por qué duró tanto tiempo por fuera del radar de las autoridades. Sin embargo, hay pistas claras sobre su evolución criminal. Era hijo de un carnicero muy conocido en Dosquebradas, vecino de Pereira y, como se lee en el libro “Balas por encargo” del periodista Juan Miguel Álvarez, con información precisa sobre los albores de las oficinas de cobro del cartel del Norte del Valle, “desde finales de los años 80 se dedicó a negociar la pasta de coca producida en las cocinas del departamento del Putumayo con los narcotraficantes del cartel del Norte del Valle”. El mismo autor resalta que como a él nadie lo conocía, creció como narcotraficante hasta hacerse multimillonario.

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                                                                                                                                Corría el año de 1994, acababa de caer abatido en el tejado de una casa de Medellín el capo de capos, Pablo Escobar Gaviria,  y cuando llegó al Bajo Cauca encontró con que en la zona mandaba Ramiro Vanoy Murillo, alias Cuco Vanoy, un experimentado hombre del bajo mundo, que había empezado sus andanzas con las autodefensas del Magdalena Medio y el Cartel de Medellín, después fue Pepe para enfrentar a Escobar, y luego de apoyar a las Convivir, terminó convertido en el jefe del Bloque Mineros de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Macaco entró como anillo al dedo a la región, y desde sus fincas Villa Yomara y La Esmeralda, en área rural de Cáceres (Antioquia), fortaleció la acción paramilitar contra el Eln. A finales de 1996, esta guerrilla atentó contra su vida. Entonces constituyó su primer grupo armado personal que fue conocido como Los Caparrapos.

                                                                                                                                Era la misma época en la que Carlos y Vicente Castaño, tras la muerte de su hermano Fidel, pusieron en marcha el proyecto para aglutinar todos los grupos de autodefensas del país en una sola estructura, con mandos definidos y estrategias comunes, a la usanza de las guerrillas de las Farc y el Eln. Lo que inicialmente eran las autodefensas de Córdoba y Urabá, del Magdalena Medio o del Bajo Cauca, entre otras, en 1997 quedaron bajo el mismo sello: Autodefensas Unidas de Colombia. Inicialmente, Macaco entró a apoyar la estrategia de guerra con sus Caparrapos, pero poco a poco, tras sus éxitos en la zona hasta el nordeste antioqueño, convenció a los Castaño de sumarse a la guerra por lo alto. Con clara inyección financiera del narcotráfico, y proyección a ocho departamentos, constituyó el poderoso Bloque Central Bolívar, columna vertebral de la ofensiva militar.

                                                                                                                                También lea: Los hilos sueltos de “Macaco”

                                                                                                                                Macaco quedó al frente de una máquina de guerra de cerca de siete mil hombres, compartiendo el mando con Rodrigo Pérez Alzate, alias Julián Bolívar, e Iván Roberto Duque, alias Ernesto Báez, eterno asesor político de las autodefensas. En poco tiempo, sus escuadrones de la muerte empezaron a multiplicarse en Antioquia, Bolívar, Vichada, Caquetá, Arauca, Caldas, Risaralda y Putumayo. En esta última región, siempre en conexión con el narcotráfico, lo hizo con el apoyo de Guillermo Pérez Alzate, alias Pablo Sevillano, hermano de Julián Bolívar, después extraditado a Estados Unidos.  Para finales del siglo XX, el poder de Macaco ya tenía tanta jerarquía como el de los Castaño, y después de integrar las autodefensas de Santander y el sur del Cesar, desplegaron un operativo de largo aliento que en poco tiempo les permitió entrar a Barrancabermeja.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                También lea: La ventana para que los “paras” entren a la JEP

                                                                                                                                Macaco regresó a Colombia el pasado 19 de julio, luego de que Estados Unidos lo deportara. A su llegada lo esperaban varios agentes del CTI de la Fiscalía para realizar su captura. / Cortesía Fiscalía
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                También lea: La propuesta de “Macaco”: de líder de las Auc a gestor de paz

                                                                                                                                Nacido en febrero de 1966, unos dicen que en Marsella (Risaralda) y otros que en Envigado (Antioquia), casi desde sus orígenes es tan difusa su actividad ilegal, que eso en parte explica por qué duró tanto tiempo por fuera del radar de las autoridades. Sin embargo, hay pistas claras sobre su evolución criminal. Era hijo de un carnicero muy conocido en Dosquebradas, vecino de Pereira y, como se lee en el libro “Balas por encargo” del periodista Juan Miguel Álvarez, con información precisa sobre los albores de las oficinas de cobro del cartel del Norte del Valle, “desde finales de los años 80 se dedicó a negociar la pasta de coca producida en las cocinas del departamento del Putumayo con los narcotraficantes del cartel del Norte del Valle”. El mismo autor resalta que como a él nadie lo conocía, creció como narcotraficante hasta hacerse multimillonario.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Corría el año de 1994, acababa de caer abatido en el tejado de una casa de Medellín el capo de capos, Pablo Escobar Gaviria,  y cuando llegó al Bajo Cauca encontró con que en la zona mandaba Ramiro Vanoy Murillo, alias Cuco Vanoy, un experimentado hombre del bajo mundo, que había empezado sus andanzas con las autodefensas del Magdalena Medio y el Cartel de Medellín, después fue Pepe para enfrentar a Escobar, y luego de apoyar a las Convivir, terminó convertido en el jefe del Bloque Mineros de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Macaco entró como anillo al dedo a la región, y desde sus fincas Villa Yomara y La Esmeralda, en área rural de Cáceres (Antioquia), fortaleció la acción paramilitar contra el Eln. A finales de 1996, esta guerrilla atentó contra su vida. Entonces constituyó su primer grupo armado personal que fue conocido como Los Caparrapos.

                                                                                                                                Era la misma época en la que Carlos y Vicente Castaño, tras la muerte de su hermano Fidel, pusieron en marcha el proyecto para aglutinar todos los grupos de autodefensas del país en una sola estructura, con mandos definidos y estrategias comunes, a la usanza de las guerrillas de las Farc y el Eln. Lo que inicialmente eran las autodefensas de Córdoba y Urabá, del Magdalena Medio o del Bajo Cauca, entre otras, en 1997 quedaron bajo el mismo sello: Autodefensas Unidas de Colombia. Inicialmente, Macaco entró a apoyar la estrategia de guerra con sus Caparrapos, pero poco a poco, tras sus éxitos en la zona hasta el nordeste antioqueño, convenció a los Castaño de sumarse a la guerra por lo alto. Con clara inyección financiera del narcotráfico, y proyección a ocho departamentos, constituyó el poderoso Bloque Central Bolívar, columna vertebral de la ofensiva militar.

                                                                                                                                También lea: Los hilos sueltos de “Macaco”

                                                                                                                                Macaco quedó al frente de una máquina de guerra de cerca de siete mil hombres, compartiendo el mando con Rodrigo Pérez Alzate, alias Julián Bolívar, e Iván Roberto Duque, alias Ernesto Báez, eterno asesor político de las autodefensas. En poco tiempo, sus escuadrones de la muerte empezaron a multiplicarse en Antioquia, Bolívar, Vichada, Caquetá, Arauca, Caldas, Risaralda y Putumayo. En esta última región, siempre en conexión con el narcotráfico, lo hizo con el apoyo de Guillermo Pérez Alzate, alias Pablo Sevillano, hermano de Julián Bolívar, después extraditado a Estados Unidos.  Para finales del siglo XX, el poder de Macaco ya tenía tanta jerarquía como el de los Castaño, y después de integrar las autodefensas de Santander y el sur del Cesar, desplegaron un operativo de largo aliento que en poco tiempo les permitió entrar a Barrancabermeja.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Todavía los habitantes del puerto petrolero recuerdan aquella jornada terrorífica del 16 de mayo de 1998, cuando las autodefensas entraron matando a diestra y siniestra y ese mismo día desaparecieron a más de 20 personas. En adelante, el Bloque Central Bolívar plantó sus campamentos de ataque desde San Blas en el sur del Bolívar hasta la zona de Rionegro en Santander, mientras desarrollaba estrategias junto a varios políticos de diversos municipios de la región, para cooptar las arcas del Estado o garantizar el control de los órganos legislativos. En un momento crucial de la administración Pastrana, cuando el Eln reclamaba una zona de distensión en el sur de Bolívar, a imagen y semejanza de la creada para las Farc en la región del Caguán, siempre con el apoyo de algunos políticos, el Bloque Central Bolívar de Macaco sacó a la gente a las calles para impedirlo.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Luego vino la campaña presidencial de 2002, donde la orden fue votar por Álvaro Uribe, como quedó documentado en varios testimonios de Justicia y Paz o en los expedientes de la parapolítica, y enseguida el accidentado proceso de paz de Santa Fe de Ralito, cuando el paramilitarismo entró en la encrucijada de desistir o no del narcotráfico. En este contexto, la estrategia de Macaco fue desmovilizarse el 12 de diciembre de 2005 en la vereda San Cristóbal del corregimiento de Santa Isabel, municipio de Remedios (Antioquia). Casi dos mil hombres bajo su mando hicieron lo propio. Sin embargo, tanto para él como para los demás jefes paramilitares involucrados en el narcotráfico, comenzó la encrucijada de cómo romper cobijas, sortear de paso el acoso judicial de los Estados Unidos, y de la noche a la mañana convertirse en un líder de paz.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                De manera simultánea, en su región de origen, Macaco entró a barajar también sus poderes. Cuando Hernando Gómez Bustamante, alias Rasguño, cayó detenido en Cuba en 2005, se quedó con toda la banda. Los sicarios, los pilotos, los testaferros y las conexiones. Y como cuenta Juan Miguel Álvarez en su obra referida, armó un grupo aparte llamado Héroes y Mártires de Guática, y emprendió la toma del área metropolitana de Pereira. En poco tiempo, la gente de Macaco acabó con los líderes de las oficinas de cobro y se quedó con sus expendios. Lo hizo junto a Héctor Duque Ceballos, alias Monoteto, hombre de confianza en el Bajo Cauca. Y por esta misma vía, recobró el dominio de los embarques de droga que empezaron a tener un nuevo sello: la marca Cordillera. 

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                También lea: La ventana para que los “paras” entren a la JEP

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