Mujeres buscan que la Comisión de la Verdad esclarezca 98 historias de violencia sexual
Llegaron de Tumaco, Putumayo y Norte de Santander y entregaron sus testimonios y casos documentados a la Comisión en un acto simbólico. Lo hicieron porque ven una oportunidad para que se sepa por qué las violentaron.
Colombia en Transición
Los canastos, para las mujeres rurales, indígenas y negras, significan protección. Ahí se guarda lo que una no quiere perder, lo que no quiere que se dañe o lo que es importante. Este 5 de junio, tres canastos contuvieron los relatos de sobrevivientes de violencia sexual en la guerra de Norte de Santander, Tumaco (Nariño) y Valle del Guamuez (Putumayo).
Ellas pusieron ahí sus relatos transcritos, tal como los contaron, y un informe que analiza cuál fue la situación de violencia armada que vivieron las mujeres en cada territorio, quiénes eran los actores que hacían presencia y qué buscaban al atentar contra la integridad sexual de ellas. Cada uno de estos canastos fue entregado a la comisionada de la Verdad Alejandra Miller, como una muestra de confianza hacia la Comisión de la Verdad, pero también pidiéndoles que no las defraudaran, que investigaran lo que les pasó en el conflicto.
En total entregaron 98 historias; 31 de Norte de Santander; 42 de Tumaco (en Nariño) y 25 de Valle del Guamuez (en Putumayo). La documentación de estas fue un proceso que llevó la organización Humanas Colombia, con apoyo de cooperación internacional como la Embajada de Noruega y Canadá y GIZ Propaz, y otras organizaciones feministas como Sisma Mujer, Fokus, Colombia Diversa y Women’s Worldwide.
Lea: ¿Por qué la justicia no les cree a las víctimas de violencia sexual?
No fue fácil. De hecho, 29 de estas mujeres nunca habían denunciado los hechos de violencia sexual. Además, 31 de ellas no saben, por la poca claridad de las instituciones, si denunciaron o no. Solo 38 sí habían denunciado. Esta muestra evidencia el subregistro que existe en Colombia para este delito. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, son 15.738 las víctimas de violencia sexual. Y en el Registro Único de Víctimas existen 27.730 personas víctimas de delitos contra la libertad y la integridad sexual. Este crimen, además, atraviesa todas las edades. En estos casos, hay víctimas desde los 5 años hasta los 74.
Antes de recibir los testimonios de las mujeres, la comisionada Miller hizo énfasis en que esos testimonios eran de suma importancia para la Comisión, y que su informe debe responder a “por qué las mujeres fueron víctimas, fueron violadas y desplazadas. Quiénes fueron y cuáles eran los intereses que había detrás”.
Las mujeres cargaron sus canastos y caminaron hacia una mandala de velas y flores que habían hecho en el piso del salón donde se dio la reunión para entregar sus historias: testimonios de 34 mujeres afro, cuatro indígenas, 17 mestizas y campesinas y 43 que no se reconocen como parte de ninguna de estas poblaciones.
Comenzaron las de Tumaco. Una tomó la palabra. “Somos mujeres negras y campesinas resistentes a la esta violencia que llegó a nuestros territorios. Para nosotras esto es como una esperanza de luz para que la violencia sea investigada y nuestros territorios sean sanados de alguna manera”, dijo antes de entregar su canasto, “Te hacemos entrega de nuestra historia”, le dijo a la comisionada.
Lea también: Víctimas de violencia sexual de las Farc piden que sus casos los lleve la JEP
Continuaron las de Norte de Santander, la mayoría pertenecientes a la convulsa región del Catatumbo. “Somos mujeres humildes que criamos a nuestros hijos con amor y con el producto que da la tierra, no la guerra”, dijo una mujer, víctima de secuestro, de violencia sexual en tres ocasiones y familiar de un desaparecido.
Finalmente, continuaron las del Valle del Guamuez, las Tejedoras de Vida. “Somos campesinas, rurales, trabajamos con lícitos e ilícitos, y el narcotráfico nos ha quitado nuestro territorio. Nos costó mucho que las mujeres pudieran contar sus casos. 1.500 mujeres fueron afectadas por este delito y otras tantas siguen esperando a sus hijos, que todavía no llegan. Nosotras ya dejamos de ser víctimas. Somos sobrevivientes”.
La violencia sexual fue cometida por todos los actores armados, legales e ilegales, y también ha sido negada por todos. En estos 98 casos, la responsabilidad corresponde a paramilitares y guerrillas de las Farc, ELN, EPL, los Rastrojos, y actores armados que no pudieron ser identificados por las mujeres.
A este encuentro asistió el Grupo de género de la Comisión de la Verdad y el secretario Mauricio Katz García. Finalmente, la comisionada Miller les dijo a las sobrevivientes: “la Comisión de la Verdad sí les cree”.
Los canastos, para las mujeres rurales, indígenas y negras, significan protección. Ahí se guarda lo que una no quiere perder, lo que no quiere que se dañe o lo que es importante. Este 5 de junio, tres canastos contuvieron los relatos de sobrevivientes de violencia sexual en la guerra de Norte de Santander, Tumaco (Nariño) y Valle del Guamuez (Putumayo).
Ellas pusieron ahí sus relatos transcritos, tal como los contaron, y un informe que analiza cuál fue la situación de violencia armada que vivieron las mujeres en cada territorio, quiénes eran los actores que hacían presencia y qué buscaban al atentar contra la integridad sexual de ellas. Cada uno de estos canastos fue entregado a la comisionada de la Verdad Alejandra Miller, como una muestra de confianza hacia la Comisión de la Verdad, pero también pidiéndoles que no las defraudaran, que investigaran lo que les pasó en el conflicto.
En total entregaron 98 historias; 31 de Norte de Santander; 42 de Tumaco (en Nariño) y 25 de Valle del Guamuez (en Putumayo). La documentación de estas fue un proceso que llevó la organización Humanas Colombia, con apoyo de cooperación internacional como la Embajada de Noruega y Canadá y GIZ Propaz, y otras organizaciones feministas como Sisma Mujer, Fokus, Colombia Diversa y Women’s Worldwide.
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No fue fácil. De hecho, 29 de estas mujeres nunca habían denunciado los hechos de violencia sexual. Además, 31 de ellas no saben, por la poca claridad de las instituciones, si denunciaron o no. Solo 38 sí habían denunciado. Esta muestra evidencia el subregistro que existe en Colombia para este delito. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, son 15.738 las víctimas de violencia sexual. Y en el Registro Único de Víctimas existen 27.730 personas víctimas de delitos contra la libertad y la integridad sexual. Este crimen, además, atraviesa todas las edades. En estos casos, hay víctimas desde los 5 años hasta los 74.
Antes de recibir los testimonios de las mujeres, la comisionada Miller hizo énfasis en que esos testimonios eran de suma importancia para la Comisión, y que su informe debe responder a “por qué las mujeres fueron víctimas, fueron violadas y desplazadas. Quiénes fueron y cuáles eran los intereses que había detrás”.
Las mujeres cargaron sus canastos y caminaron hacia una mandala de velas y flores que habían hecho en el piso del salón donde se dio la reunión para entregar sus historias: testimonios de 34 mujeres afro, cuatro indígenas, 17 mestizas y campesinas y 43 que no se reconocen como parte de ninguna de estas poblaciones.
Comenzaron las de Tumaco. Una tomó la palabra. “Somos mujeres negras y campesinas resistentes a la esta violencia que llegó a nuestros territorios. Para nosotras esto es como una esperanza de luz para que la violencia sea investigada y nuestros territorios sean sanados de alguna manera”, dijo antes de entregar su canasto, “Te hacemos entrega de nuestra historia”, le dijo a la comisionada.
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Continuaron las de Norte de Santander, la mayoría pertenecientes a la convulsa región del Catatumbo. “Somos mujeres humildes que criamos a nuestros hijos con amor y con el producto que da la tierra, no la guerra”, dijo una mujer, víctima de secuestro, de violencia sexual en tres ocasiones y familiar de un desaparecido.
Finalmente, continuaron las del Valle del Guamuez, las Tejedoras de Vida. “Somos campesinas, rurales, trabajamos con lícitos e ilícitos, y el narcotráfico nos ha quitado nuestro territorio. Nos costó mucho que las mujeres pudieran contar sus casos. 1.500 mujeres fueron afectadas por este delito y otras tantas siguen esperando a sus hijos, que todavía no llegan. Nosotras ya dejamos de ser víctimas. Somos sobrevivientes”.
La violencia sexual fue cometida por todos los actores armados, legales e ilegales, y también ha sido negada por todos. En estos 98 casos, la responsabilidad corresponde a paramilitares y guerrillas de las Farc, ELN, EPL, los Rastrojos, y actores armados que no pudieron ser identificados por las mujeres.
A este encuentro asistió el Grupo de género de la Comisión de la Verdad y el secretario Mauricio Katz García. Finalmente, la comisionada Miller les dijo a las sobrevivientes: “la Comisión de la Verdad sí les cree”.