“Nadie dijo que implementar la paz sería fácil”: Embajadora de la Unión Europea
Patricia Llombart cumplió su primer año en Colombia y está fascinada con los paisajes de Bahía Solano, el Eje Cafetero y los cerros de Bogotá. Trabajar por la igualdad de género es una de sus prioridades.
Colombia2020/ @EEColombia2020
Su primer año en Colombia resumido en una frase.
Un año fantástico, fascinante, interesante, muy ajetreado.
¿Qué momento lleva en su corazón?
Es bastante difícil definir solo un momento, he vivido experiencias únicas en este tiempo, pero si tuviera que definir uno sería: Bahía Solano, Parque Nacional de Utría, remando por la noche en la ensenada, viendo el plancton con un joven de la comunidad que nos llevó a ese paseo. Fue de ensueño.
¿Un momento triste o inquietante en este primer año?
El atentado del 17 de enero en la Escuela de Cadetes General Santander. Ha sido un momento de profunda tristeza, de ver cosas que no había visto en ese año. Estábamos en un momento de construcción, el país tuvo las elecciones menos violentas en muchos años de historia. Fue un momento duro y difícil para la Policía, para el país, en general, y para la comunidad internacional. Añadiría a eso la suma alarmante de asesinatos y amenazas contra defensores de derechos humanos. Esa es la parte más gris de este año.
Pasamos por un momento difícil de la implementación del Acuerdo de Paz y hay mucha polarización, ¿qué mensaje les dejaría a los colombianos?
Un mensaje optimista, de que hay que seguir construyendo la paz, que hay que construirla entre todos. Nadie dijo que sería fácil; una cosa es la negociación del acuerdo y otra más complicada es implementarlo. Les diría que este acuerdo lo está mirando el mundo con mucho interés, que el acuerdo genera mucha esperanza, que los elementos de reconciliación están en el centro del acuerdo y la justicia transicional es un pilar fundamental. Mi mensaje sería de esperanza y coraje para seguir implementando la paz desde los territorios, desde la sociedad civil.
¿Cómo ha sido la experiencia de visitar cuatro espacios de reincorporación de excombatientes de las Farc?
Son hombres y mujeres muy valientes. Esa decisión que tomaron de dejar los fusiles y cambiarlos por una reincorporación a la vida civil es de admirar. Me ha sorprendido ver las relaciones constructivas entre excombatientes y las fuerzas de seguridad del Estado. También la energía de los desmovilizados, la voluntad de establecer las bases de un desarrollo económico y social, las relaciones constructivas con las comunidades aledañas.
¿Alguna anécdota de estas visitas?
He visto una preocupación de las mujeres por un regreso a patrones o roles tradicionales. He visto mujeres berracas, que quieren, con proyectos concretos e iniciativas específicas, construir para ellas y para la comunidad. Ellas reflejan bien el tránsito de las armas a la vida civil.
¿Cómo ha sido el tránsito de un gobierno a otro?
La transición ha sido constructiva, se han construido relaciones de confianza en un plazo muy corto con los ministerios con los que trabajamos estrechamente, y con el presidente y el enviado especial para la Paz. Ha sido amable y amigable, incluso cuando hay puntos de vista diferentes. Prevalece la escucha, el respeto y la voluntad de trabajar juntos.
¿Además de la paz, qué otros temas destacaría en la relación con Colombia?
Tenemos un acuerdo de libre comercio firmado hace cinco años que ha permitido diversificar la canasta exportadora colombiana hacia la Unión Europa, eso ha permitido incrementar en un 56 % las exportaciones de productos agrícolas de Colombia a la UE. También destaco el trabajo conjunto por proteger el medio ambiente en este, el segundo país con mayor diversidad del mundo. Destacaría el tema de género. Somos muy exigentes para avanzar en igualdad de género, en el empoderamiento político y económico de las mujeres, y en disminuir la brecha salarial.
¿Además de Bahía Solano, qué otro lugar la ha impactado?
El Eje Cafetero, especialmente el valle de Cocora, la experiencia de llegar a Pasto en ese aeropuerto entre las colinas; los cerros de Bogotá, tengo el privilegio de verlos desde mi oficina.
¿Qué lugares les recomendaría a sus amigos para pasar vacaciones en Colombia?
No he ido aún, pero recomendaría ir al Amazonas. Lo que hago ahora es llevar a los amigos a Transmicable. Ya he ido cuatro veces. Es la oportunidad de tener una vista magnífica de Bogotá, de ver cómo se ha integrado la más avanzada tecnología europea para promover la inclusión y conocer organizaciones como “Ciudad Bolívar no es como la pintan, es como la pintamos”. Hay gente con gran voluntad de cambiar la imagen de esa zona, nos reciben y nos hablan de sus desafíos, de sus sueños y de su esperanza.
¿Cuáles son sus planes favoritos en Bogotá?
Cuando tengo amigos vamos a cenar y a bailar. Me gusta ir a caminar en la ciclovía los domingos. La ciclovía le da a esta ciudad una alegría y una tranquilidad únicas en una ciudad que se mueve muy rápido. Me gusta pasear por el Museo del Oro y ahora voy a Fragmentos.
¿Y qué baila?
¡Pues vallenato! Tuvimos vallenato en la fiesta de Navidad de la delegación y me di cuenta de que el colombiano puede empezar a bailar a la una de la tarde y terminar a medianoche.
Su primer año en Colombia resumido en una frase.
Un año fantástico, fascinante, interesante, muy ajetreado.
¿Qué momento lleva en su corazón?
Es bastante difícil definir solo un momento, he vivido experiencias únicas en este tiempo, pero si tuviera que definir uno sería: Bahía Solano, Parque Nacional de Utría, remando por la noche en la ensenada, viendo el plancton con un joven de la comunidad que nos llevó a ese paseo. Fue de ensueño.
¿Un momento triste o inquietante en este primer año?
El atentado del 17 de enero en la Escuela de Cadetes General Santander. Ha sido un momento de profunda tristeza, de ver cosas que no había visto en ese año. Estábamos en un momento de construcción, el país tuvo las elecciones menos violentas en muchos años de historia. Fue un momento duro y difícil para la Policía, para el país, en general, y para la comunidad internacional. Añadiría a eso la suma alarmante de asesinatos y amenazas contra defensores de derechos humanos. Esa es la parte más gris de este año.
Pasamos por un momento difícil de la implementación del Acuerdo de Paz y hay mucha polarización, ¿qué mensaje les dejaría a los colombianos?
Un mensaje optimista, de que hay que seguir construyendo la paz, que hay que construirla entre todos. Nadie dijo que sería fácil; una cosa es la negociación del acuerdo y otra más complicada es implementarlo. Les diría que este acuerdo lo está mirando el mundo con mucho interés, que el acuerdo genera mucha esperanza, que los elementos de reconciliación están en el centro del acuerdo y la justicia transicional es un pilar fundamental. Mi mensaje sería de esperanza y coraje para seguir implementando la paz desde los territorios, desde la sociedad civil.
¿Cómo ha sido la experiencia de visitar cuatro espacios de reincorporación de excombatientes de las Farc?
Son hombres y mujeres muy valientes. Esa decisión que tomaron de dejar los fusiles y cambiarlos por una reincorporación a la vida civil es de admirar. Me ha sorprendido ver las relaciones constructivas entre excombatientes y las fuerzas de seguridad del Estado. También la energía de los desmovilizados, la voluntad de establecer las bases de un desarrollo económico y social, las relaciones constructivas con las comunidades aledañas.
¿Alguna anécdota de estas visitas?
He visto una preocupación de las mujeres por un regreso a patrones o roles tradicionales. He visto mujeres berracas, que quieren, con proyectos concretos e iniciativas específicas, construir para ellas y para la comunidad. Ellas reflejan bien el tránsito de las armas a la vida civil.
¿Cómo ha sido el tránsito de un gobierno a otro?
La transición ha sido constructiva, se han construido relaciones de confianza en un plazo muy corto con los ministerios con los que trabajamos estrechamente, y con el presidente y el enviado especial para la Paz. Ha sido amable y amigable, incluso cuando hay puntos de vista diferentes. Prevalece la escucha, el respeto y la voluntad de trabajar juntos.
¿Además de la paz, qué otros temas destacaría en la relación con Colombia?
Tenemos un acuerdo de libre comercio firmado hace cinco años que ha permitido diversificar la canasta exportadora colombiana hacia la Unión Europa, eso ha permitido incrementar en un 56 % las exportaciones de productos agrícolas de Colombia a la UE. También destaco el trabajo conjunto por proteger el medio ambiente en este, el segundo país con mayor diversidad del mundo. Destacaría el tema de género. Somos muy exigentes para avanzar en igualdad de género, en el empoderamiento político y económico de las mujeres, y en disminuir la brecha salarial.
¿Además de Bahía Solano, qué otro lugar la ha impactado?
El Eje Cafetero, especialmente el valle de Cocora, la experiencia de llegar a Pasto en ese aeropuerto entre las colinas; los cerros de Bogotá, tengo el privilegio de verlos desde mi oficina.
¿Qué lugares les recomendaría a sus amigos para pasar vacaciones en Colombia?
No he ido aún, pero recomendaría ir al Amazonas. Lo que hago ahora es llevar a los amigos a Transmicable. Ya he ido cuatro veces. Es la oportunidad de tener una vista magnífica de Bogotá, de ver cómo se ha integrado la más avanzada tecnología europea para promover la inclusión y conocer organizaciones como “Ciudad Bolívar no es como la pintan, es como la pintamos”. Hay gente con gran voluntad de cambiar la imagen de esa zona, nos reciben y nos hablan de sus desafíos, de sus sueños y de su esperanza.
¿Cuáles son sus planes favoritos en Bogotá?
Cuando tengo amigos vamos a cenar y a bailar. Me gusta ir a caminar en la ciclovía los domingos. La ciclovía le da a esta ciudad una alegría y una tranquilidad únicas en una ciudad que se mueve muy rápido. Me gusta pasear por el Museo del Oro y ahora voy a Fragmentos.
¿Y qué baila?
¡Pues vallenato! Tuvimos vallenato en la fiesta de Navidad de la delegación y me di cuenta de que el colombiano puede empezar a bailar a la una de la tarde y terminar a medianoche.