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Hace unos días, el Gobierno firmó dos decretos en los que reconocía a varias personas como representantes en la mesa de diálogo que sigue con la disidencia conocida como Segunda Marquetalia y en el espacio socio jurídico con las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (ACSN).
En el caso de este último grupo armado, aunque aún no se ha instalado formalmente este proceso, este nombramiento sí es un paso más en ese sentido. Sobre la negociación con la Segunda Marquetalia, el diálogo solo ha tenido un ciclo de negociación y no se ha podido realizar el segundo, entre otras razones, por una petición del grupo armado para que le sea levantada la orden de captura a Iván Márquez.
En ambos decretos, el Gobierno autoriza a la Consejería Comisionada de Paz a comunicar la resolución a las autoridades correspondientes para “suspender las órdenes de captura a que haya lugar, durante el término de la vigencia del reconocimiento como miembros representantes”.
¿Quiénes son los delegados?
Los representantes de las Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada (ACSN)
En el decreto aparece el nombre de Fredy Castillo Carrillo, allegado al exjefe paramilitar Hernán Giraldo, y quien es conocido como Pinocho o El Ganadero. De acuerdo con la Policía, tiene una trayectoria criminal de 18 años y es señalado de ser el jefe de Los Pachenca. De acuerdo con las investigaciones de la Policía, Castillo Carrillo hizo parte de la banda Los Mellizos y del Frente Resistencia Tayrona de las Autodefensas Unidas de Colombia, bajo el mando de Giraldo Serna.
En 2008 también fue extraditado a Estados Unidos por el delito de narcotráfico y tres años más tarde, en septiembre de 2011, volvió a Colombia. A su regreso se acogió a la Ley de Justicia y Paz, que sigue procesando penalmente a los desmovilizados de las Auc. “Después de acogerse al proceso de Justicia y Paz, alias “Pinocho o El Ganadero”, utilizó la fachada de líder social para seguir delinquiendo, en este caso y desde 2017 con el Grupo Delincuencial Organizado Los Pachenca”, informó la Policía.
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Desde enero de 2021, Castillo ha salido en distintos medios de comunicación a señalar que ahora se dedica actividades comerciales y que está bajo la amenaza de otros grupos criminales. También ha desmentido que él o algún integrante de su familia hace parte de Los Pachenca. En enero de 2022 fue capturado por las autoridades en España en jurisdicción del municipio de Brunete, Madrid. Allí está actualmente está recluido y enfrenta un proceso por homicidio agravado y concierto para delinquir.
También aparece José Luis Pérez Villanueva, conocido como Cholo, quien habría asumido la comandancia oficial de las ACSN tras la captura de Carmen Evelio Castillo Carrillo, conocido en la guerra como Muñeca.
Además, está Loryin Emilio Pertuz Ballestas, conocido como Camilo, Sebastián o York. Según información de las autoridades, es el comandante de Los Rastrojos en La Guajira. Desde hace años esa banda criminal tiene alianza con las ACSN tras perder poderío y control territorial. Pertuz es requerido por las autoridades por concierto para delinquir agravado, homicidio y extorsión.
Por último aparece Orlando Pérez Ortega, conocido como Pataliso, y quien fuera el del Bloque Tayrona de las AUC.
Los delegados de la Segunda Marquetalia
Por el lado de la disidencia comandada por Iván Márquez, también fueron designados cuatro representantes. Se trata de Gladys Amparo Jiménez, conocida como Maritza Sánchez. La mujer participó en la mesa de conversaciones en el 2016. Fue reconocida formalmente como “miembro representante de las FARC-EP para esas conversaciones” en 2012, según la Biblioteca Abierta del Proceso de Paz Colombiano (BAPP).
Sánchez hizo parte del equipo de comunicaciones de las extintas FARC y era la enfermera de Jesús Santrich.
También estarán Luz Milfa Colmenares Vaca; Jorge Alejandro Avendaño Suárez y Pablo Edis Ortiz Cortés.
¿Qué se puede esperar de las nuevas mesas?
El Gobierno se embarca ahora en dos diálogos con estructuras que tienen una naturaleza distinta. En el caso del Clan del Golfo es la organización ilegal más poderosa del país. Surgido de las desmovilizaciones paramilitares en los años 2000, el Clan ha consolidado un control territorial significativo en varias regiones, especialmente en el Urabá antioqueño y chocoano, el Caribe y zonas del Pacífico. El grupo, hoy comandado por Jobanis de Jesús Ávila Villadiego —conocido como Chiquito Malo y quien es uno de los seis representantes de la estructura en la mesa—, tiene actividades delictivas diversas, y que abarcan desde el narcotráfico hasta la minería ilegal, pasando por la extorsión y el sicariato.
En el último año, el Clan reiteró en más de cinco comunicaciones oficiales su intención de dialogar con el Gobierno, pero durante varios meses el Ejecutivo no respondió a sus solicitudes. El giro de esta semana para abrirle la puerta a la paz total puede responder a que el grupo se ha convertido en la principal amenaza para las otras negociaciones y para la paz en el país debido a su expansión territorial, control social y compleja organización interna.
El otro tema que le pone más presión tanto a estas como a las otras negociaciones es que Petro sabe que su tiempo en la Casa de Nariño va en contra y la gasolina propia que tienen las administraciones en sus primeros dos años se acabó. En ese sentido, dialogar con los gaitanistas y los conquistadores puede significar procesos más rápidos.
A pesar de los esfuerzos de la Fuerza Pública y las disputas internas del grupo, el Clan del Golfo se ha consolidado como una suerte de empresa criminal con un modelo exitoso. “Actúa como ‘holding criminal’, en tanto, es una estructura delictiva que, similar a un holding empresarial, no se dedica únicamente a actividades delictivas operativas, ni su único propósito es la dedicación a rentas ilícitas, sino que gestiona y coordina a diversos grupos delincuenciales. Esta organización ha consolidado su poder mediante la externalización de actividades delictivas (outsourcing) a grupos delincuenciales más pequeños y locales. Estos grupos realizan labores en función de los intereses del Clan, lo que les permite expandirse desde su fortín en el Bajo Cauca, Urabá antioqueño y sur de Córdoba, hacia otras regiones del país”, explica el informe “¿Plomo es lo que viene?”, de la Fundación de Paz y Reconciliación (Pares).
Las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada, por su parte, representan un grupo con raíces más localizadas, cuyas operaciones se mueven en esa zona de Santa Marta, Magdalena y algunos municipios de La Guajira y Cesar. Si bien están vinculadas al paramilitarismo, con el tiempo su rol y estructura se han transformado. Este grupo, al igual que el Clan del Golfo, tiene una influencia no solo militar, sino también social y económica, controlando territorios estratégicos y, en algunas zonas, suplantando totalmente al Estado.
Otro obstáculo significativo es la posibilidad de que estos grupos usen las negociaciones como una táctica para ganar tiempo y rearmarse.
Este riesgo es particularmente alto en el caso del Clan del Golfo, que ha demostrado ser una organización acomodadiza, aunque parece haber voluntad de la organización en su conjunto a la luz de que todos los comandantes están como representantes en la mesa.
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