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La tierra, los arroyos y los ríos han sido testigos de la guerra: masivos desplazamientos forzados dejaron pueblos fantasmas y caudales que eran de vida se llenaron de sangre por los muertos que les lanzaron. Así recuerdan las épocas más duras algunos de los campesinos del departamento de Caquetá. Esperan que estas imágenes no se repitan, para proteger la naturaleza y la vida, que son un todo, un equilibrio.
Además de los estragos del conflicto en el tejido social, las comunidades también han padecido las consecuencias de la ganadería extensiva, las prácticas de minería ilegal, la praderización y los cultivos ilícitos en sus territorios. Como resultado de esto la deforestación en este departamento se ha agravado y es una de las mayores preocupaciones de sus habitantes.
En Colombia el 76 % de la deforestación nacional se concentra en 25 municipios. San Vicente del Caguán y Cartagena de Chairá, ambos en Caquetá, están entre los cinco más afectados en el país, según el último informe del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM). Las cifras son alarmantes. En 2018 se registraron 19.652 hectáreas deforestadas en San Vicente del Caguán y 17.740 en Cartagena de Chairá.
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Para hacerle frente a esta realidad, Amazonía Joven ,una iniciativa financiada por el Fondo Europeo para la Paz en Colombia de la Unión Europea y liderada por Corpomanigua, Fundación ACPO (Acción Cultural Popular) y la Diócesis de San Vicente del Caguán, viene trabajando de la mano con los campesinos caqueteños. A hoy cerca de 180 familias han sido capacitadas en conservación ambiental, reproducción de especies vegetales y sistemas de producción de alimentos pancoger. Con estos avances, se han logrado preservar cerca de 3.217 hectáreas de bosque.
Adicionalmente, han trabajado en “custodios de semillas” que son una estrategia de rescate de semillas locales, siembra y consumo para contribuir a la recuperación de bosques y la soberanía alimentaria de las familias campesinas.
Esta estrategia se ha implementado en la cuenca media del Río Caguán y alrededor de 100 familias han sembrado diversas especies de árboles como achapo, cedro, samán, pata de vaca, chico y castaño.
En esta misma línea, se lanzó una nueva campaña: “Caquetá, parte de ti”, que reúne a ocho emprendimientos rurales y campesinos que por medio de la producción y comercialización de productos buscan fortalecer la economía local y recaudar fondos para seguir protegiendo los bosques y, además, reconstruir el tejido social que durante años estuvo afectado por el impacto del conflicto armado.
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Campesinos, jóvenes y mujeres unidos
El dinero recaudado durante la campaña será dividido entre las organizaciones y “por cada aporte de $40.000, nosotros sembraremos un árbol a nombre de quienes donaron y nos encargaremos de cuidarlos”, describe Maria Fabiola Bautista fundadora de la Asociación de Mujeres Rurales y Víctimas Tayarú, una de los colectivos que hacen parte de “Caquetá, parte ti”.
“Nosotros queremos reforestar para fortalecer nuestros frutos amazónicos. De esa forma nos hacemos un favor y le hacemos un favor a la humanidad, enriquecemos el oxígeno”, añade María Fabiola.
Mujeres Tayarú se originó hace dos años de un grupo de mujeres que compartía un tinto, relata María Fabiola: “Nosotras nos preocupamos porque las mujeres rurales y víctimas del conflicto no solamente se vean en la casa barriendo y cuidando hijos, sino también velen por su desarrollo espiritual, económico y productivo”.
Actualmente, está conformada por cerca de 500 mujeres ubicadas en ocho veredas de Caquetá.
La Asociación ha ayudado a las mujeres a formarse e iniciar sus emprendimientos, incluyendo productos bordados, pintura en tejidos y madera, y elaboración de artesanías como sombreros y bisutería. Además, otro de los emprendimientos que han tomado más fuerza en la Asociación es un proyecto de transformación de lácteos y producción de sus derivados.
En 2019, la entidad logró llevar el SENA al territorio para capacitar a las mujeres en el tratamiento de la leche para realizar todo tipo de quesos, mermeladas, kumis y yogures. Estos productos los comercializan con los habitantes de la zona y, aunque han tomado fuerza por redes sociales, esperan poder ampliar su cobertura hacia otros departamentos.
Queplaz es otra de las organizaciones que hacen parte de la campaña. Alexy Plazas es el gerente de esta empresa familiar que se fundó hace tres años y se dedica a la producción del queso salado caqueteño. Ellos adquieren la leche de 19 familias de Caquetá y lo transforman de manera artesanal.
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La Asociación de Jóvenes por Rionegro Caquetá (Asojorio) es otra de las organizaciones que hacen parte de esta campaña. Javier Sánchez, uno de sus voceros, narra que este colectivo de base se conformó en 2012, como una forma de resistencia y construcción de paz en el territorio desde los jóvenes y niños de Rionegro, en el municipio de Puerto Rico.
“La guerra causa un congelamiento por la incertidumbre que genera, pero la juventud tiene un poder transformador. Es nuestra comunidad, ellos eran el único faro”, relata Sánchez. Asojorio trabaja desde diferentes campos: realizan el Festival Río Paz y reviven la tradición oral de los ancestros por medio de la jornada Noche de Candiles. Además, articulan aulas y escuelas para complementar las actividades educativas y realizan artesanías con los jóvenes como una de las estrategias para generar recursos.
En Caquetá también Asocampo surgió con la idea de fortalecer las comunidades, mirando la situación en la que se encontraba la región por el abandono del Estado. Asocampo fue constituido en 2012 con doce veredas y ahora abarca 32 veredas. Alirio Casas relata que en aquella región además de la ganadería, los campesinos que trabajan en cultivos de arroz, maíz, fríjol y tomate, decidieron unirse para poder sacar sus productos. “Hombro a hombro comenzamos a mejorar las vías terrestres que conectaban las veredas”, añade.
“Nosotros también somos productores de panela, pero locales porque no hemos podido producir a gran escala, no tenemos el suficiente conocimiento ni maquinaria”, confiesa Casas. Por esto, están buscando apoyo para formar a los campesinos en buenas prácticas de producción y comercialización sostenible.
De la mano de estas organizaciones también están Asoproelca, asociación de productores de leche de Cartagena del Chairá; Asopabol, una organización comunitaria también productora de leche; Comicacao, que se dedica a transformar y comercializar productos derivados del cacao en San Vicente del Caguán y, finalmente, el Comité Agropecuario de Constructores de Paz, que tienen incidencia en Santa Fe del Caguán y Cartagena del Chairá.
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Según Cristian Felipe Pazos, coordinador del proyecto en el territorio, con esta campaña, además de promover un modelo de crecimiento económico sostenible, también se busca fortalecer la cadena de producción y la estrategia de comercialización de cada uno de los productos . Para esto “están trabajando en marketing territorial; es decir, que estas organizaciones se cobijen en un mismo eslogan y puedan tener una marca de origen de Caquetá y de esta forma que sea presentado y sirva de plataforma como un colectivo para mostrarle al país cómo son estos productos: libres de químicos, todos muy naturales y realizados por campesinos”.
“La fuerza de este proyecto también es la consolidación de la paz en el territorio. Aquí en Caquetá se han mostrado grandes avances en temas del Acuerdo de Paz, especialmente con los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de los ex-Farc aquí conformados (Aguabonita y Miravalle). El proyecto también ha tenido incidencia y se generan vínculos con las iniciativas productivas del territorio. Así se hace un proceso de reivindicación, de perdón y sensibilización a la memoria”, añade Pazos.
Esta iniciativa continúa recibiendo recursos y donaciones por medio de su página web www.amazoniajovencaqueta.com.co. El dinero recaudado se distribuirá a las ocho organizaciones y se sembrarán los árboles. A la fecha han recibido $500.000 en donaciones. Ya que el límite es hasta el próximo 30 de septiembre, María Fabiola, de Mujeres Tayarú, hace un llamado para que respalden la iniciativa de más de 600 familias campesinas: “Confiamos en que nos ayuden, porque es una labor para nuestro país, para recargarnos de aire puro”.
Frutos amazónicos, en peligro
Los productores locales de Caquetá elaboran mermeladas, néctares, yogures, dulces y pasabocas con frutos amazónicos como copoazú, cacao, camu camu, cocona y arazá. Sin embargo, los campesinos temen que la deforestación en el territorio impacte negativamente en los cultivos de estos frutos y se pierda el equilibrio natural en la flora amazónica y como consecuencia, también las oportunidades de fortalecer la economía local.