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En Tumaco, la violencia del conflicto armado se asentó por muchos años. Desde la década de los 80, paramilitares, narcotraficantes y guerrillas se disputaron las “Perla del Pacífico” por su ubicación estratégica. Veían en este lugar un corredor mayor para mandar droga hacia Estados Unidos vía marítima, pasando por Centroamérica y las costas de México.
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Los ataques fueron variados y desproporcionados hacia la población civil. El crimen organizado llegó hasta el casco urbano de Tumaco, que terminó de convertir a la zozobra como algo cotidiano. Miles de familias fueron desplazadas dentro y fuera del distrito. Líderes y lideresas afro y del pueblo awá tomaron la batuta de ese resurgimiento social.
Cuando se firmó el Acuerdo de Paz, hace casi siete años, en esta zona del Pacífico se comenzó a pensar a partir de una premisa básica: Tumaco no quiere más estigmatización ni dolor en sus vidas. Colombia+20 llegó hasta San Andrés de Tumaco para trabajar con la emisora de paz de la Radio Nacional de Colombia. Este viernes se emitirá una nueva entrega de Onda Pacífica, programa radiofónico en alianza entre ambos medios, apoyado por la Embajada del Reino de los Países Bajos. Allí podrá escuchar cómo a través de la música y de su riquísima gastronomía, los habitantes del puerto intentan pasar a diario la página de la guerra.
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Tumaco, junto a Fundación (Magdalena), San Vicente del Caguán (Caquetá) y San José del Guaviare, hace parte de las nuevas emisoras de paz lanzadas en este 2023. A la fecha, el sistema de medios públicos cuenta con 16 emisoras de este tipo, a la espera de cuatro más como lo estipula el sexto punto del Acuerdo de Paz.
Onda Pacífica es un acercamiento con los territorios, donde se resaltan historias de reconciliación, cultura y construcción de paz. En Tumaco, la comida y la música de buscadoras de personas dadas por desaparecidas son los relatos protagonistas.
El cultivo de tilapias entre excombatientes y comunidad
Luego de la firma del Acuerdo de Paz con las extintas FARC, al antiguo Espacio Territorial de Reincorporación de La Variante (a una hora en carro del casco urbano de Tumaco) llegaron 920 excombatientes. Paulatinamente, centenares de ellos salieron de allí, bien fuera por temas de seguridad o porque decidieron retomar las armas en apoyo a Henry Castellanos Romaña, quien fue en su momento el líder de ese espacio de transición a la vida civil.
Los proyectos productivos para los firmantes de paz comenzaron a ser una opción viable para ellos y luego de un análisis territorial, en La Variante decidieron emprender con una estación piscícola que es referente a nivel regional.
Allí, 53 exguerrilleros -33 hombres y 20 mujeres- tienen cultivadas más de 25.000 tilapias rojas en 15 estanques. Producen más de 10 toneladas de pescado al mes y dentro de sus funciones trabajan personas como Duvadier Astaiza, un caucano que trabaja con ellos. “Soy de Timbío (Cauca), fui víctima de las FARC, pero jamás se me pasó por la cabeza guardarles rencor o algo parecido. Con este trabajo queremos quitar la estigmatización sobre ellos y acudieron a mi porque llevo más de 40 años trabajando en iniciativas de este tipo con comunidades. La gente no quería prestar maquinarias por miedo a que se las robaran, no daban explicaciones concretas, pero se sabía que era por su condición de exguerrilleros. Me dolió mucho ver eso, pero no había otra cosa que no fuera seguir adelante”, comentó.
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Félix Valencia, también parte del proyecto piscícola, es hermano de una firmante de paz y ve en los pescados una vía para que dejen de perseguir a personas como su ser querido: “Tenemos problemas con la titulación de tierras, pero trabajamos con lo que podemos. Lo hacemos con amor, por la comunidad, la seguridad alimentaria y nuestro futuro. Es una segunda oportunidad para quienes antes estaban en armas”, dijo.
La cocina de Meila
Meila Segura vivió dos episodios de violencia que la marcaron para siempre: el desplazamiento forzado de su vereda -que la obligó a irse a vivir con una niña en brazos al casco urbano de Tumaco hace siete años- y el asesinato no esclarecido de su hermano.
Su salud mental se deterioró, pero encontró en la cocina y la gastronomía tradicional del Pacífico la salida para sus penas. Además, encontró en los platos típicos de su región una forma de hacer pedagogía con niños, niñas, jóvenes y mujeres sobrevivientes de la guerra.
“Hago todo tipo de carnes sazonadas como acá se hacen, tapados de pargo y patacones. Le enseño esos valores a vecinos y amigos que vivieron cosas similares a las mías. Me da orgullo compartir y hablar con ellos sobre lo que vivimos. Sanamos con la palabra y con el paladar… eso me ha hecho mucho bien, porque cuando llegué acá a Tumaco todo fue durísimo”, recordó Meila.
En la Comuna 5 de Tumaco, los ceviches de camarón de doña Meila son considerados como los mejores de la región y sus talleres como un salvavidas que llegaron a la comunidad para quedarse y transmitirse por toda la “Perla del Pacífico”.
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Alabaos para las buscadoras de personas desaparecidas
Doña María Presentación aprendió desde chica que su voz era la herramienta de paz más grande que iba a tener a lo largo de su vida.
A orillas del Patía, en su natal Francisco Pizarro (Nariño), acompañaba los sonidos del agua con los cantos que le enseñó su abuela. Las condiciones hostiles de la guerra por poco le arruinaron sus sueños, pero a punta de talento destacó para poner su don al servicio de su comunidad. Las circunstancias y trasegares la llevaron hasta Tumaco, lugar desde el cual no olvida su hogar ni el acompañar a quienes más la pueden necesitar.
“Llevo a mi Patía dentro de mi corazón. Canto tonadas que me alegran: no me quiero ir lejos, lejos de mi río Patía que está en mí. Sin embargo, sé que hay gente que la pasa y la ha pasado mal… por eso mi voz es para ellos”, le comentó a la Radio Nacional de Colombia y a este diario.
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Desde el colectivo Orlando Fals Borda se percataron de su talento y de su vocación para estar del lado de quienes sufrieron por causa del conflicto armado. Se unió con la entidad humanitaria para cantar alabaos alusivos a la búsqueda de personas dadas por desaparecidas y forma parte de un grupo de mujeres que le dedican su vida a eso.
“Mi mensaje en la búsqueda de desaparecidos es siempre el mismo: todos debemos estar siempre unidos, debemos luchar agarrados de la mano y pensar que lo que le duela a la persona al lado mío, así no sea de mi familia, es algo que se debe acompañar”, concluyó.