Onda Pacífica: El perdón de una víctima de secuestro a sus captores en el Tolima
Hablamos en el sur del Tolima con Héctor Horacio Mahecha quien en la pasada audiencia de reconocimiento les concedió el perdón a los miembros del antiguo secretariado. Hoy, en la región se multiplican los esfuerzos por construir paz y mantener viva la memoria, en una zona que vio nacer el conflicto armado en Colombia.
Emisora de paz de Chaparral
“Quiero que entiendan que algunas personas tenemos la facultad de perdonar. Yo, en representación de mi padre y de mi familia, les digo que aceptamos ese perdón; pero no todas las personas tienen esa facultad”. Esas fueron las palabras que Héctor Horacio Mahecha les dijo a los siete principales responsables de su tragedia el 22 de junio de 2022. Frente a los magistrados de la Jurisdicción Especial para la Paz, las víctimas y el país, les concedió el perdón a los miembros del antiguo secretariado de las Farc, en la primera audiencia en la que esa guerrilla reconoció su responsabilidad por el secuestro.
Lea: Onda Pacífica: los esfuerzos de paz que no se apagan en el Catatumbo
Un mes después de la histórica audiencia, encontramos a Héctor Horacio Mahecha en la casa de su familia en Chaparral, en el sur del Tolima. Desde allí, reflexionó sobre las lecciones y aprendizajes que le dejó haber participado en lo que él mismo denomina un momento histórico. Dijo que las palabras de las víctimas que se le acercaron tras su intervención, así como las de la magistrada Julieta Lemaitre que reconoció su valor, lo llenan de satisfacción y le hacen creer que vale la pena transitar el camino de la reconciliación.
Escuche aquí la transmisión en vivo:
Con él hablamos en esta alianza entre Colombia+20 de El Espectador y la emisora de paz de Chaparral, la primera de estas emisoras pactadas en el Acuerdo de Paz que salió al aire, el 25 de junio de 2019. Héctor Horacio es el protagonista de una de las historias que presentamos en este nuevo capítulo de ‘Onda Pacífica’, una serie de programas radiales donde Colombia+20 de El Espectador y la red de emisoras de paz de la Radio Nacional de Colombia se unen para narrar las historias de reconciliación de estos territorios.
Le recomendamos: Onda Pacífica: víctimas y excombatientes quieren cambiar la cara a Algeciras
En Ibagué sí hay afros
Aunque al principio hubieran querido invisibilizarles, la base de datos de Liliana Mosquera Murillo dice que en la capital del Tolima viven por lo menos 4.000 personas afrodescendientes. Esa base la fue construyendo ella barrio por barrio, casa a casa, familia a familia. La llamaban de aquí y de allá, se fue convirtiendo en un referente para esa población en Ibagué. Hoy es la matrona de la Casa de Eventos del Pacífico, un colectivo que reúne a 32 mujeres afro en esa ciudad, que mantienen vivas sus tradiciones aún en el centro del país, lejos de su ancestral Pacífico.
La mayoría de las mujeres que integran el colectivo, así como la población negra que ha llegado a Ibagué, vienen desplazadas forzadamente del andén Pacífico del país, huyéndole a la guerra. La misma Liliana Mosquera tuvo que salir corriendo de Buenaventura, “pasando por encima de los muertos”, para que a su hijo no se lo llevaran los grupos armados que controlan el puerto. Después de deambular por otras regiones de Colombia, terminó en Ibagué y se ha dedicado a juntar a la población afrodescendiente. Hoy en el colectivo hay cocineras, peinadoras, sabedoras, artistas, tejedoras, entre otros oficios, que a veces son la excusa para encontrarse.
Benjamín Guzmán y el origen de las guerrillas en Colombia
Benjamín Guzmán tiene 75 años y una vida atravesada por la guerra. Nació en Herrera (Tolima) y, de familia liberal, tuvo que salir huyendo a las montañas cuando la persecución del Ejército les cayó encima. Fue a dar al monte, donde se juntaban los primeros guerrilleros liberales del sur del Tolima, que años después se convertirían en las Farc. Estando allí, se convirtió en testigo privilegiado de lo que sería el origen del conflicto armado contemporáneo en Colombia. Vio la guerra entre guerrilleros liberales y comunistas, o “limpios y comunes”; y vio esos primeros levantamientos campesinos contra la Policía conservadora de mediados de siglo. Hoy, anda con una guitarra cruzada al hombro, se mueve en una bicicleta destartalada y, aunque le canta a las guerrillas y a los armados, la suya es una apuesta de paz: no dejar perder la memoria.
“Quiero que entiendan que algunas personas tenemos la facultad de perdonar. Yo, en representación de mi padre y de mi familia, les digo que aceptamos ese perdón; pero no todas las personas tienen esa facultad”. Esas fueron las palabras que Héctor Horacio Mahecha les dijo a los siete principales responsables de su tragedia el 22 de junio de 2022. Frente a los magistrados de la Jurisdicción Especial para la Paz, las víctimas y el país, les concedió el perdón a los miembros del antiguo secretariado de las Farc, en la primera audiencia en la que esa guerrilla reconoció su responsabilidad por el secuestro.
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Escuche aquí la transmisión en vivo:
Con él hablamos en esta alianza entre Colombia+20 de El Espectador y la emisora de paz de Chaparral, la primera de estas emisoras pactadas en el Acuerdo de Paz que salió al aire, el 25 de junio de 2019. Héctor Horacio es el protagonista de una de las historias que presentamos en este nuevo capítulo de ‘Onda Pacífica’, una serie de programas radiales donde Colombia+20 de El Espectador y la red de emisoras de paz de la Radio Nacional de Colombia se unen para narrar las historias de reconciliación de estos territorios.
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Aunque al principio hubieran querido invisibilizarles, la base de datos de Liliana Mosquera Murillo dice que en la capital del Tolima viven por lo menos 4.000 personas afrodescendientes. Esa base la fue construyendo ella barrio por barrio, casa a casa, familia a familia. La llamaban de aquí y de allá, se fue convirtiendo en un referente para esa población en Ibagué. Hoy es la matrona de la Casa de Eventos del Pacífico, un colectivo que reúne a 32 mujeres afro en esa ciudad, que mantienen vivas sus tradiciones aún en el centro del país, lejos de su ancestral Pacífico.
La mayoría de las mujeres que integran el colectivo, así como la población negra que ha llegado a Ibagué, vienen desplazadas forzadamente del andén Pacífico del país, huyéndole a la guerra. La misma Liliana Mosquera tuvo que salir corriendo de Buenaventura, “pasando por encima de los muertos”, para que a su hijo no se lo llevaran los grupos armados que controlan el puerto. Después de deambular por otras regiones de Colombia, terminó en Ibagué y se ha dedicado a juntar a la población afrodescendiente. Hoy en el colectivo hay cocineras, peinadoras, sabedoras, artistas, tejedoras, entre otros oficios, que a veces son la excusa para encontrarse.
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