Más de 20.000 desplazamientos forzados y 4.449 homicidios, vínculos estrechos con las Fuerzas Militares, control de narcos y apoyos a las campañas del expresidente Álvaro Uribe y varios congresistas. Estos son algunos de los datos claves del último informe del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) sobre los paramilitares del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
La investigación, presentada ayer en la Fiesta del Libro de Medellín, se titula “Quisieron matar la utopía: la imposición del orden no deseado”, y recoge centenares de testimonios, sentencias judiciales e información de fuentes documentales para trazar la trayectoria del Bloque Central Bolívar (BCB) y sus vínculos con empresarios y políticos durante su expansión, que fue la mayor dentro del fenómeno paramilitar, abarcando territorios tan lejanos y diferentes entre sí como Nariño, Putumayo, Caquetá, Vichada, Casanare, Antioquia, Cundinamarca, Bolívar, Santander, Chocó, Valle y el Eje Cafetero.
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Este Bloque se fundó en 1999 para incursionar en el sur de Bolívar y desde sus inicios estuvo en cabeza del narcotraficante Carlos Mario Jiménez, Macaco, quien tuvo como lugartenientes a otros hombres fuertes del paramilitarismo, como Guillermo Pérez Alzate, Julián Bolívar, o Iván Roberto Duque, Ernesto Báez.
Las conclusiones de la investigación son contundentes: los numerosos repertorios violentos del BCB durante su expansión paramilitar por el país no hubieran sido posibles sin los “acuerdos tácitos de colaboración y no agresión con sectores de la fuerza pública” con un claro propósito antisubversivo y anticomunista que buscaba aniquilar cualquier expresión política, comunitaria u organizativa que se considerara cercana a las ideas de izquierda.
La connivencia con militares
El documento da cuenta de estrechos vínculos entre todas las estructuras del BCB y unidades militares en sus zonas de influencia. Por varios de estos hechos se detallan condenas ante la justicia ordinaria y los tribunales de Justicia y Paz.
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“Una de las formas de cooperación usadas con frecuencia era el intercambio de información con las unidades de inteligencia”, puntualiza el informe: “este intercambio facilitó la creación de listas de la muerte y también los seguimientos y acciones criminales en contra de los líderes sociales, quienes eran vistos como parte de la amenaza comunista e insurgente”.
Casos como los asesinatos de líderes estudiantiles en Nariño o de sindicalistas en Antioquia, que fueron cometidos por el BCB, obedecen a estos vínculos con la fuerza pública. Esa colaboración también fue cercana con la Policía, según contó un desmovilizado de Risaralda: “En Belén de Umbría había relaciones con la Policía. En Santuario, en La Celia, en Balboa, en Guática, había relaciones con la Policía, inclusive… No sé, en todo Pereira, pero aquí en partes sí [había] más de un policía que copiaba la vuelta”.
Hubo además múltiples episodios en donde los paramilitares del BCB acabaron ayudando al Ejército en los llamados “falsos positivos”, pues aportaban víctimas a los batallones que luego se presentaban como bajas en combate.
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El testimonio de un desmovilizado da cuenta de ello: “Como para los paramilitares no hay nada… no existen vainas de derechos humanos, que le daban al que cayera. Sí, el que estuviera ahí, sea menor de edad, hasta que tuviera uniforme encima, le daban candela”. Cuando los entrevistadores preguntaron a este hombre si los cadáveres se los entregaban al Ejército, respondió: “Sí, claro”.
Los narcos “invisibles”
Un apartado novedoso del estudio tiene que ver con que revela asuntos que la justicia ha venido profundizando en los últimos años, en relación con narcos y miembros del BCB que pasaron de agache ante las autoridades después de la desmovilización.
El caso que más se detalla es el de Guillermo León Acevedo, Memo Fantasma, un señalado narcotraficante al que sindican de haber manejado en la sombra las finanzas del Bloque. “Memo era una persona respetada igual que Macaco en la organización”, dijo un desmovilizado. De acuerdo con el CNMH, “ante el asedio de las autoridades estadounidenses, que estarían a punto de identificar y capturar a Memo Fantasma, por decisión interna estratégica se da su salida aparente del organigrama”.
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El documento también menciona a Luis Horacio Escobar como un vinculado al BCB, a quien llamaban “el pulpo invisible”. Escobar era un conocido ganadero de Caucasia, cercano al expresidente Álvaro Uribe, que fue asesinado en esa localidad en 2021.
Otros capos mencionados colaboradores del BCB son Jhonny Cano y Carlos Arturo Patiño, Patemuro (narcos del Valle que terminaron extraditados), y Don Gildardo, en Risaralda. Este último sería, presuntamente, un ganadero y jefe mafioso de La Virginia procesado en 2017 por su pertenencia a la banda Cordillera.
El esclarecimiento de una incursión al Chocó
Una revelación importante del estudio tiene que ver con la historia de la llegada en 2004 de los paramilitares a San José del Palmar, en límites del Chocó con Risaralda y Valle. La versión más aceptada de esa ofensiva , que dejó miles de muertos en la confrontación con las FARC y el ELN disputándose aquel enclave cocalero, aseguraba que se trató de un grupo independiente financiado por narcos del norte del Valle como Dávinson Gómez y Diego Montoya.
No obstante, aunque dicha financiación sí existió, los testimonios prueban que este grupo respondía a órdenes del BCB en momentos en que esa estructura ya había pactado su desarme con el Gobierno.
Precisamente por eso último los investigadores aventuran la hipótesis de que aquellos paramilitares no contaron, como las otras estructuras, con apoyo de las Fuerzas Militares, que al contrario ayudaron a exterminarlos.
Un capítulo oculto de la parapolítica
Los tentáculos del BCB llegaron también al Congreso de la República y, según el informe, a la campaña presidencial de Álvaro Uribe en 2002.
Según el estudio, Iván Roberto Duque, alias Ernesto Báez, jefe político del Bloque, convenció a los demás comandantes paramilitares de que “nos conviene el doctor Álvaro Uribe Vélez. Es un hombre que ha tenido una claridad total frente a la lucha contra la subversión”.
El documento reseña como un libro publicado por el propio Báez “presenta similitudes considerables con el Plan Nacional de Desarrollo 2002-2006, durante el primer gobierno de Álvaro Uribe Vélez, denominado ‘Hacia un Estado comunitario’. Las cercanías residen en la concepción de las estrategias de desarrollo e incremento de la riqueza, en donde se contempla la importancia del sector minero-energético, la agroindustria, los megaproyectos y los monocultivos, todos intereses propios de la estrategia económica del BCB y del contexto de su accionar paramilitar”.
Se detallan entonces colaboraciones en dinero y logística que varias estructuras del BCB hicieron a la campaña de Uribe a la Presidencia, incluso, prestándole seguridad en eventos. Aquella fue una de las revelaciones que Carlos Mario Jiménez, Macaco, hizo en un evento de la Cancillería el pasado 18 de agosto, anunciando que ante la Justicia Especial para la Paz aportará información de cómo colaboraron con la elección y reelección presidencial de Uribe.
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Esto coincide con las revelaciones que Noticias Uno hizo sobre los paramilitares que acompañaron a Uribe en una reunión política en octubre de 2001 en Barrancabermeja, Santander, cuando apenas era aspirante a la Presidencia. Un video publicado por ese noticiero muestra a alias Esteban en una reunión con el entonces candidato, siendo aquel un reconocido mando de los paramilitares en el puerto petrolero, bajo órdenes de Julián Bolívar y Ernesto Báez.
El BCB también apoyó candidatos a gobernaciones, alcaldías y al Congreso. Los casos más visibles fueron el del gobernador del Caquetá Álvaro Pacheco y los congresistas antioqueños Carlos Arturo Clavijo y Rocío Arias, quien además coordinó la seguridad de Uribe en campaña con los paramilitares, según el CNMH.
También se señala a Enrique Emilio Ángel y Dixon Ferney Tapasco en Caldas, así como a Germán Aguirre y al dos veces gobernador de Risaralda Carlos Botero.
Pero un apartado especial lo merece el excongresista y empresario pereirano Habib Merheg, pues el informe aporta pruebas y testimonios de que fue amigo personal y socio de Macaco, lo que llevó a que tanto su caudal político como la expansión de su empresa de televisión Cable Unión de Occidente coincidieran plenamente con la expansión del Bloque Central Bolívar.
Merheg huyó del país y estaba prófugo de la justicia, que lo investiga por su presunta relación con los paramilitares, aunque regresó a Colombia en 2019 pidiendo ser aceptado en la Justicia Especial para la Paz. Su caudal político fue heredado por su hermano, Samy Merheg, hoy congresista por el partido Conservador.
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Según el CNMH, “en muchos casos fueron las clases políticas tradicionales las que buscaron a las estructuras paramilitares, ya sea para que llegaran a la zona o para contribuir en su expansión. Se trató, entonces, de una simbiosis en la que las estructuras paramilitares no demandaron mayor esfuerzo para las relaciones o cooptación de poderes locales”.
Una estrategia con la que el Bloque logró “permear la política nacional y regional, y también los políticos alcanzaron su cometido: tener un ejército armado que realizara el trabajo sucio. Se trató, entonces, de una relación recíproca en la que los puntos de encuentro entre ambos fueron compatibles y, por tanto, combinaron la legalidad con la ilegalidad para la imposición de un orden social y político”.