Paz a las pasarelas de Colombiamoda

Vivimos Pacíficamente es el experimento empresarial que, de la mano del diseñador colombiano Juan Pablo Socarrás, quiere demostrar que una marca social puede ser sostenible y relevante en el mercado.

Sara Padilla/ @SaraPadillaV
14 de julio de 2017 - 10:08 p. m.
Son 35 empresarios de la precooperativa Red-i los que participarán en la segunda colección. /Cortesía Propaís.
Son 35 empresarios de la precooperativa Red-i los que participarán en la segunda colección. /Cortesía Propaís.
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Un grupo de personas espera al diseñador colombiano Juan Pablo Socarrás. Todos se conocen entre sí. La mesa que los reúne acumula una pila de ropa que crece en la misma proporción en que llega la gente. Son pequeños empresarios y en la mesa están las mejores prendas que fabrican: Darllery hace camisetas polo; Blanca confecciona chaquetas y Lilia produce ropa de niños. Entre la ropa se cuela una camiseta que Alexánder Burgos, coordinador del Programa Inclusión en los Mercados, de Propaís, quiere que vea. Se trata de una camisa blanca, de la primera colección de la marca Vivimos Pacíficamente, la razón por la que todos estamos allí.

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Propaís y el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (Mincit) crearon, en 2015, el Programa de Inclusión en los Mercados (Proim), para mejorar la capacidad empresarial y competitiva de empresarios que han sido víctimas del conflicto. El programa surgió como una evolución de la Rueda Social de Negocios, un espacio para que pequeños y medianos empresarios comercializaran sus productos y midieran sus posibilidades de compra en el mercado. Aunque muchos cerraron negocios en estas ruedas, Propaís y Mincit notaron un problema generalizado: la competitividad no era efectiva.

El Proim, que ha propiciado ventas por más de $300 millones para estos empresarios, se creó como un modelo asociativo comercial y empresarial que llevó a la creación de la precooperativa Red Empresarial Red-i, que a su vez es la dueña de la marca Vivimos Pacíficamente. Mientras llega Socarrás, Burgos cuenta que lo que Propaís y el Ministerio pretenden es que los empresarios crezcan con la marca. “El mayor activo que ellos tienen, hoy, es eso. Porque la intención del Proim es generar una empresa que sea capaz de competir, de atender las demandas del mercado, pero que ellos, detrás, produzcan para su propia empresa”, asegura Burgos.

Socarrás llega. Lleva un chaleco de traje gris que hace juego con su pantalón. Esta es la primera reunión con los empresarios que trabajarán con él. Algunos lo habían visto meses atrás, cuando, en noviembre de 2016, lanzaron la primera colección de Vivimos Pacíficamente. Pero 2017 es el año en que, realmente, la marca se lanza con fuerza al mercado. María Lucía Castrillón, directora de Propaís, cuenta que todo ha sido un proceso creativo y productivo que caminaba desde 2015. “La primera colección fue una etapa de prueba para aprender en calidad, mejoramiento de producto y conocimiento del mercado”, dice Castrillón.

Esta vez, la cosa es distinta. La segunda colección reaparece con la precooperativa mucho más afianzada y de la mano de Socarrás. Habrá dos líneas: una comercial y otra de pasarela; esta irá a Colombiamoda 2017. Blanca Patiño, que lleva varios años en la precooperativa; es una de los 35 empresarios que participarán. “La oportunidad que nos da la cooperativa es muy buena, porque nosotros somos los encargados de hacerla crecer. Y ahora con Vivimos Pacíficamente, no, pues muy chévere que nos van a llevar a Medellín. Quién quita que de aquí vayamos a conocer otros países”.

“Yo no les voy a decir ni víctimas ni nada de esas cosas. Acá somos emprendedores”. Así comienza la primera reunión de Socarrás con los empresarios. En las dos horas en las que habla, no menciona de qué se trata la colección ni designa responsabilidades específicas. En cambio, habla con un simbolismo que logra captar la atención de quienes lo escuchan. Se refiere al éxito de J Balvin y Maluma, a su propio trabajo con poblaciones vulnerables, a sus fracasos y caídas, a un cáncer que sufrió de niño, al momento de la moda colombiana y, sobre todo, trata de explicarles que la marca es la excusa perfecta para construir país y empresa: “Si un patrocinador normal me hubiera propuesto esto con tan poco tiempo, no lo habría aceptado. Pero digo que sí para demostrar que se puede trabajar en equipo. Vamos a beneficiar a mucha gente y vamos a mostrar el trabajo de todos los colombianos”.

De niño, cuando su abuelo le contaba cómo era viajar de Valledupar a Bogotá, se imaginaba cómo este hombre cargaba con una maleta llena de vestidos para cada microclima. “Si tú me preguntas sobre la comunidad costeña, pues me la sé toda. Yo sé a qué huelen Valledupar, Santa Marta o la ciénaga. Yo sé cómo es cada acento. Pero, no, siempre nos sentimos orgullosos de los extranjeros: ¿por qué nos sentimos orgullosos de la ruana de Burberry y no la de Cucunubá, que es mejor?”.

Diseñar es contar historias y para contar historias hay que saber escuchar. Socarrás vivió su niñez al lado de adultos que le contaban cuentos que parecían insólitos y, luego, su trabajo en Artesanías de Colombia lo obligó a aprender el valor de algo que hoy pareciera insignificante. “Si oía todas las historias, entonces, entendía cómo era la técnica de los tejidos. Si entendía eso, podía desarrollar un producto nuevo. Pero si tú les impones a los artesanos, primero, no ponen de su parte. Segundo, no te van a querer. Y tercero, no se van a apropiar del producto. Entonces, aprendí a conocer a los indígenas y aprendí que el cariño de ellos es diferente”.

Burgos, quien también está en la reunión, toma la palabra: “Cuando hablábamos de cocrear, pensábamos en inspirarnos en sus historias de vida y en la resiliencia. Pero Juan Pablo dijo que no va a contar historias tristes”. Por eso, la narrativa detrás de la colección es la de cuatro mujeres de la familia del diseñador: Eufemia, Sara Simona, Manola y Luisa Santiaga. Todas con una mística femenina del Caribe, que Socarrás quiere retratar en los vestidos.

La segunda colección de Vivimos Pacíficamente, que es una cocreación de Socarrás y los integrantes de la precooperativa, tiene un punto muy interesante: la colaboración de empresarios amigos del diseñador para que haya transferencia de conocimiento. “Yo dije, hagamos cocreaciones, rompamos límites sociales”. Porque, para el diseñador, el sello de Vivimos Pacíficamente no puede leerse como un letrero que pregona amor y paz en cada prenda, sino como una marca que detrás reúne mundos, en apariencia, separados por brechas sociales y generacionales.

Por Sara Padilla/ @SaraPadillaV

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