Paz Total: con cese bilateral Gobierno y ELN trazan camino para fin del conflicto
Más allá de pactar un cese al fuego bilateral, que significa un alivio para las comunidades, el acuerdo que firmaron el presidente Gustavo Petro y “Antonio García” contiene una hoja de ruta con fechas y procedimientos expeditos para culminar la negociación en un plazo muy ambicioso: mayo de 2025.
“Nunca se había llegado tan lejos con el ELN”, dijo el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, en un auditorio repleto de periodistas e invitados especiales en el Palacio de las Convenciones, en La Habana, Cuba, tras el anuncio del acuerdo de cese al fuego bilateral y temporal entre el Estado y esa guerrilla. Minutos antes, el presidente Gustavo Petro y el máximo jefe del ELN, Antonio García, habían firmado el documento y estrechado sus manos como símbolo del compromiso de transitar un camino sin retorno que los llevará al fin del conflicto con esa guerrilla. El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, fue el testigo.
Todo ocurrió en el mismo lugar en el que en junio, pero de 2016, el entonces presidente Juan Manuel Santos y Rodrigo Londoño, jefe máximo de las FARC, estrecharon sus manos, con el presidente de Cuba de entonces, Raúl Castro, como testigo. Ese día se firmó el Acuerdo de Cese al Fuego Bilateral y Definitivo que fue el primer paso para el fin del conflicto con esa guerrilla.
En contexto: Así fue la firma del segundo acuerdo de La Habana entre Gobierno y ELN
Siete años han transcurrido entre las dos imágenes que retratan la incesante búsqueda de la paz de los diferentes gobiernos. El acuerdo de este viernes no implica fin del conflicto con el ELN, como lo fue el de 2016, pero sí es el avance más significativo con esta guerrilla en siete meses de negociación.
Son varias las razones: la primera es que las partes acordaron un cronograma preciso de trabajo que implica cambios en el funcionamiento de la mesa de diálogo, que permitirá lograr acuerdos simultáneos antes del tiempo previsto. Las delegaciones sesionarán casi que de manera ininterrumpida en varios escenarios. Uno de los primeros es la negociación de los protocolos que faltan para que el cese al fuego bilateral comience a funcionar.
Es lo que llamaron una fase de alistamiento que comenzó el viernes y terminará el 3 de agosto con la entrada en vigor del cese de operaciones ofensivas entre las partes durante 180 días. Ese trabajo será encargado a un equipo técnico en el que participarán los militares y policías activos y en retiro, y la Misión de Verificación de la ONU. No se descarta que parte de esas discusiones se lleven a cabo en Colombia, teniendo en cuenta que hay un equipo robusto de gestores de paz del ELN moviéndose en diferentes lugares del país.
Esa fase de alistamiento también incluye un trabajo de pedagogía interna por parte del ELN en sus diferentes estructuras y del Estado entre sus integrantes de la Fuerza Pública. Ambos tendrán que explicar el acuerdo de cese y crear un canal de comunicación para evite choques e incidentes entre las fuerzas, así como crear y fortalecer el Mecanismo de Monitoreo y Verificación, elemento clave para dar confianza y credibilidad en el acuerdo.
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Además, se irá trabajando de manera simultánea en la conformación del Comité Nacional de Participación, que deberá instalarse el 25 de julio de este año. Una vez estén listos esos mecanismos, que permitirán la participación de la sociedad civil en este proceso, se podrá empezar la discusión de los puntos 1 (participación), 2 (democracia para la paz) y 3 (transformaciones para la paz).
En el desarrollo de estas discusiones estará concentrada una parte de las dos delegaciones, pero de manera simultánea otros miembros de los equipos negociadores se encargarán de discutir y acordar los puntos 4 (víctimas), 5 (fin del conflicto armado) y 6 (seguimiento y verificación).
Por eso, dice el senador Iván Cepeda, la fecha límite que mencionó el presidente Petro del 25 de mayo como plazo como culminar la fase pública del proceso no es una ocurrencia. “Eso se puede concluir del cronograma que firmamos este viernes, que constituye un mandato claro y perentorio a la mesa de negociación para que cierre esta fase un año y unos meses antes de que finalice el Gobierno”, explica.
Vea: Así se logró el cese bilateral al fuego con el ELN
Según Cepeda, se despeja la idea de que este es un proceso gaseoso y sin límites. De hecho, ya hay fecha para el cuarto ciclo que deberá realizarse en Venezuela en agosto, cuando hayan avanzado los otros escenarios de trabajo antes descritos.
Otro aspecto importante son las novedades que contiene el acuerdo frente a otros modelos de cese al fuego que se han aplicado en Colombia. Una de ellas es la posibilidad de llegar a “acuerdos humanitarios territoriales, con las comunidades, en los que se consideren acciones relacionadas con las violencias estructurales y del conflicto armado”.
Eso significa que varias acciones que se han adelantado en los territorios se pueden incorporar al cese al fuego, por ejemplo acuerdos promovidos por la Coordinadora Humanitaria que ha adelantado campañas en Chocó y Cauca, explicó el senador Cepeda.
Por otro lado, la Iglesia católica cumplirá un rol preponderante, tal como lo hizo durante el cese al fuego de 101 días que pactó el ELN con el gobierno Santos, aunque con algunas diferencias. “Desde la Conferencia Episcopal vamos a hacer monitoreo, lo cual significa que vamos a estar acompañando las comunidades, haciendo pedagogía, buscando que existan canales de comunicación adecuados, apoyando la Misión de ONU y dando a las partes un clima permanente de acercamiento para evitar que haya nuevos incidentes”, explicó monseñor Héctor Fabio Henao.
Y destacó otro elemento novedoso: se crea la figura de la veeduría social, que no existió en otros ejercicios de cese al fuego. “Las comunidades podrán canalizar sus inquietudes, preocupaciones y perspectivas frente al cumplimiento del cese al fuego”, dijo monseñor.
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Hablan las comunidades
En el departamento de Chocó la noticia del cese al fuego bilateral significa la posibilidad de dar por terminada la crisis humanitaria que actualmente se vive en esta zona del Pacífico colombiano. “Nos parece muy importante, porque eso nos genera alivio, tranquilidad y confianza en el territorio. Estamos anhelando que ese punto salga adelante para acabar la crisis humanitaria que vivimos en Chocó”, afirmó Francisco Valerio Murillo, del Consejo Comunitario del Medio San Juan (Cocominsa).
Para la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), el cese “es un paso muy importante para la construcción de la paz, porque trae tranquilidad a los territorios más golpeados y es la apertura favorable de este proceso que ha prometido la amplia participación de la sociedad”, afirmó Juan Carlos Quintero, líder de esta organización.
Lea: La paz nunca llegó al río San Juan
Olger Pérez, desde el Catatumbo, le contó a Colombia+20 que la Mesa de Interlocución y Desarrollo al Acuerdo de la Paz Total (MIDAPT) recibe con mucha esperanza esta decisión y ratifican su disposición como organizaciones sociales de aportar a la construcción de paz. “Valoramos que las partes hayan escuchado el clamor popular que por décadas han hecho las comunidades por una salida política a los problemas estructurales que originaron este conflicto social y armado que ha vivido nuestro país. Es fundamental que las comunidades organizadas también tengan su asiento en las mesas de diálogo”, enfatizó Pérez.
Desde el Catatumbo también manifestaron la necesidad de restablecer el cese al fuego bilateral e instalar la mesa de diálogo con la disidencia del Estado Mayor Central (EMC) de las FARC.
Para Alejandro Casamachín, coordinador de diálogos humanitarios del CRIC, esta participación regional es clave para que realmente cese la guerra en estos territorios. “Debe ser una participación pensada en clave de la sociedad civil, hacerse por cada región donde el conflicto está latente y, por supuesto, generando espacios colectivos que garanticen recoger la voz de la gente como verdaderos actores activos en la construcción de la paz integral”.
El principal reto para las partes será avanzar en ese cronograma y cumplir las expectativas de la sociedad que sigue exigiendo el fin de las acciones del ELN contra la población civil. Es un primer gran paso, pero se necesita persistencia para que los siguientes sean certeros y signifiquen el fin de la guerra con esta guerrilla.
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“Nunca se había llegado tan lejos con el ELN”, dijo el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, en un auditorio repleto de periodistas e invitados especiales en el Palacio de las Convenciones, en La Habana, Cuba, tras el anuncio del acuerdo de cese al fuego bilateral y temporal entre el Estado y esa guerrilla. Minutos antes, el presidente Gustavo Petro y el máximo jefe del ELN, Antonio García, habían firmado el documento y estrechado sus manos como símbolo del compromiso de transitar un camino sin retorno que los llevará al fin del conflicto con esa guerrilla. El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, fue el testigo.
Todo ocurrió en el mismo lugar en el que en junio, pero de 2016, el entonces presidente Juan Manuel Santos y Rodrigo Londoño, jefe máximo de las FARC, estrecharon sus manos, con el presidente de Cuba de entonces, Raúl Castro, como testigo. Ese día se firmó el Acuerdo de Cese al Fuego Bilateral y Definitivo que fue el primer paso para el fin del conflicto con esa guerrilla.
En contexto: Así fue la firma del segundo acuerdo de La Habana entre Gobierno y ELN
Siete años han transcurrido entre las dos imágenes que retratan la incesante búsqueda de la paz de los diferentes gobiernos. El acuerdo de este viernes no implica fin del conflicto con el ELN, como lo fue el de 2016, pero sí es el avance más significativo con esta guerrilla en siete meses de negociación.
Son varias las razones: la primera es que las partes acordaron un cronograma preciso de trabajo que implica cambios en el funcionamiento de la mesa de diálogo, que permitirá lograr acuerdos simultáneos antes del tiempo previsto. Las delegaciones sesionarán casi que de manera ininterrumpida en varios escenarios. Uno de los primeros es la negociación de los protocolos que faltan para que el cese al fuego bilateral comience a funcionar.
Es lo que llamaron una fase de alistamiento que comenzó el viernes y terminará el 3 de agosto con la entrada en vigor del cese de operaciones ofensivas entre las partes durante 180 días. Ese trabajo será encargado a un equipo técnico en el que participarán los militares y policías activos y en retiro, y la Misión de Verificación de la ONU. No se descarta que parte de esas discusiones se lleven a cabo en Colombia, teniendo en cuenta que hay un equipo robusto de gestores de paz del ELN moviéndose en diferentes lugares del país.
Esa fase de alistamiento también incluye un trabajo de pedagogía interna por parte del ELN en sus diferentes estructuras y del Estado entre sus integrantes de la Fuerza Pública. Ambos tendrán que explicar el acuerdo de cese y crear un canal de comunicación para evite choques e incidentes entre las fuerzas, así como crear y fortalecer el Mecanismo de Monitoreo y Verificación, elemento clave para dar confianza y credibilidad en el acuerdo.
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Además, se irá trabajando de manera simultánea en la conformación del Comité Nacional de Participación, que deberá instalarse el 25 de julio de este año. Una vez estén listos esos mecanismos, que permitirán la participación de la sociedad civil en este proceso, se podrá empezar la discusión de los puntos 1 (participación), 2 (democracia para la paz) y 3 (transformaciones para la paz).
En el desarrollo de estas discusiones estará concentrada una parte de las dos delegaciones, pero de manera simultánea otros miembros de los equipos negociadores se encargarán de discutir y acordar los puntos 4 (víctimas), 5 (fin del conflicto armado) y 6 (seguimiento y verificación).
Por eso, dice el senador Iván Cepeda, la fecha límite que mencionó el presidente Petro del 25 de mayo como plazo como culminar la fase pública del proceso no es una ocurrencia. “Eso se puede concluir del cronograma que firmamos este viernes, que constituye un mandato claro y perentorio a la mesa de negociación para que cierre esta fase un año y unos meses antes de que finalice el Gobierno”, explica.
Vea: Así se logró el cese bilateral al fuego con el ELN
Según Cepeda, se despeja la idea de que este es un proceso gaseoso y sin límites. De hecho, ya hay fecha para el cuarto ciclo que deberá realizarse en Venezuela en agosto, cuando hayan avanzado los otros escenarios de trabajo antes descritos.
Otro aspecto importante son las novedades que contiene el acuerdo frente a otros modelos de cese al fuego que se han aplicado en Colombia. Una de ellas es la posibilidad de llegar a “acuerdos humanitarios territoriales, con las comunidades, en los que se consideren acciones relacionadas con las violencias estructurales y del conflicto armado”.
Eso significa que varias acciones que se han adelantado en los territorios se pueden incorporar al cese al fuego, por ejemplo acuerdos promovidos por la Coordinadora Humanitaria que ha adelantado campañas en Chocó y Cauca, explicó el senador Cepeda.
Por otro lado, la Iglesia católica cumplirá un rol preponderante, tal como lo hizo durante el cese al fuego de 101 días que pactó el ELN con el gobierno Santos, aunque con algunas diferencias. “Desde la Conferencia Episcopal vamos a hacer monitoreo, lo cual significa que vamos a estar acompañando las comunidades, haciendo pedagogía, buscando que existan canales de comunicación adecuados, apoyando la Misión de ONU y dando a las partes un clima permanente de acercamiento para evitar que haya nuevos incidentes”, explicó monseñor Héctor Fabio Henao.
Y destacó otro elemento novedoso: se crea la figura de la veeduría social, que no existió en otros ejercicios de cese al fuego. “Las comunidades podrán canalizar sus inquietudes, preocupaciones y perspectivas frente al cumplimiento del cese al fuego”, dijo monseñor.
Vea también: Dos de los enfermos del ELN que estaban presos ya fueron liberados
Hablan las comunidades
En el departamento de Chocó la noticia del cese al fuego bilateral significa la posibilidad de dar por terminada la crisis humanitaria que actualmente se vive en esta zona del Pacífico colombiano. “Nos parece muy importante, porque eso nos genera alivio, tranquilidad y confianza en el territorio. Estamos anhelando que ese punto salga adelante para acabar la crisis humanitaria que vivimos en Chocó”, afirmó Francisco Valerio Murillo, del Consejo Comunitario del Medio San Juan (Cocominsa).
Para la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), el cese “es un paso muy importante para la construcción de la paz, porque trae tranquilidad a los territorios más golpeados y es la apertura favorable de este proceso que ha prometido la amplia participación de la sociedad”, afirmó Juan Carlos Quintero, líder de esta organización.
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Olger Pérez, desde el Catatumbo, le contó a Colombia+20 que la Mesa de Interlocución y Desarrollo al Acuerdo de la Paz Total (MIDAPT) recibe con mucha esperanza esta decisión y ratifican su disposición como organizaciones sociales de aportar a la construcción de paz. “Valoramos que las partes hayan escuchado el clamor popular que por décadas han hecho las comunidades por una salida política a los problemas estructurales que originaron este conflicto social y armado que ha vivido nuestro país. Es fundamental que las comunidades organizadas también tengan su asiento en las mesas de diálogo”, enfatizó Pérez.
Desde el Catatumbo también manifestaron la necesidad de restablecer el cese al fuego bilateral e instalar la mesa de diálogo con la disidencia del Estado Mayor Central (EMC) de las FARC.
Para Alejandro Casamachín, coordinador de diálogos humanitarios del CRIC, esta participación regional es clave para que realmente cese la guerra en estos territorios. “Debe ser una participación pensada en clave de la sociedad civil, hacerse por cada región donde el conflicto está latente y, por supuesto, generando espacios colectivos que garanticen recoger la voz de la gente como verdaderos actores activos en la construcción de la paz integral”.
El principal reto para las partes será avanzar en ese cronograma y cumplir las expectativas de la sociedad que sigue exigiendo el fin de las acciones del ELN contra la población civil. Es un primer gran paso, pero se necesita persistencia para que los siguientes sean certeros y signifiquen el fin de la guerra con esta guerrilla.
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