El inédito partido de fútbol por la paz total en la cárcel Tramacúa de Valledupar
En el encuentro se enfrentaron los guardias del Inpec contra el equipo de la mesa de paz del penal, conformada por paramilitares, narcotraficantes, cabecillas de oficinas sicariales y guerrilleros. Asistieron el director general del Inpec y el comisionado de paz, Danilo Rueda.
Sebastián Forero Rueda
Jose Vargas Esguerra
El partido de fútbol empezó a jugarse hacia las 10:30 a.m. De uniforme rojo, los guardias del Inpec y de blanco, con el uniforme del Real Madrid, los miembros de la llamada mesa de paz de la cárcel de mediana y máxima seguridad de Valledupar, la Tramacúa: exintegrantes de grupos paramilitares, de las Agc o Clan del Golfo, de oficinas sicariales de distintas partes del país y de guerrillas como las Farc y el Eln. Un encuentro que ocurría precisamente en el centro carcelario al que son enviados los criminales de más alto perfil. El equipo de la guardia lo encabezó el propio director general del Inpec, teniente coronel Daniel Fernando Gutiérrez, y al encuentro asistió el comisionado de paz, Danilo Rueda.
Lea: La cumbre secreta por la paz total en la Tramacúa
Entre los jugadores de la mesa de paz del penal estuvo, por ejemplo, Jairo Hugo Escobar, conocido como el Zar del Oro, condenado a 55 años de prisión por el homicidio de cuatro mineros en Segovia (Antioquia); Norberto Quiroga Poveda, conocido como 5-5, antiguo cabecilla de las Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada – grupo que hoy está en cese al fuego bilateral con el Gobierno –; Juan Camilo Goes Ruiz, conocido como Dimas, cabecilla de las Agc en el Valle de Aburrá; Óscar Camargo Ríos, conocido como Pichi, de la oficina sicarial en Bucaramanga; o Ulises Burgos, conocido como Marlon, antiguo paramilitar condenado a 40 años por la masacre de San José de Apartadó.
Lea también: Hablan Autodefensas de la Sierra Nevada: esta es su propuesta de paz al Gobierno
Esa mesa de paz que se enfrentó en el partido a los guardias del Inpec este jueves viene gestándose hace ya un par de meses, como lo había revelado El Espectador, en medio de los diálogos de la paz total del presidente Gustavo Petro y como una apuesta para aterrizarla en las cárceles. De ella también hacen parte Jáder Luis Morales Benítez, conocido como JJ, comandante paramilitar del Bloque Norte de las AUC; y Carlos José Robayo Escobar, conocido como Guacamayo, antiguo capo del norte del Valle que fue extraditado a Estados Unidos y que volvió a delinquir a su regreso a Colombia.
Guacamayo no jugó el partido este jueves porque, además del partido de fútbol, hubo una olla comunitaria de sancocho y, por primera vez, ingresaron al penal de forma masiva los familiares de los privados de la libertad. Si bien anteriormente habían recibido visitas de un sólo familiar o allegado, este jueves entraron hasta cuatro familiares por reo, incluyendo sus hijos o hijas menores. Muchos de los detenidos conocieron a sus hijos apenas hoy, otros los vieron después de muchos años sin mirarlos a los ojos, según contó a Colombia+20 uno de los asistentes al evento. Algunas de las familias viajaron por carretera para el evento, en trayectos de hasta más de 24 horas.
La mesa de paz la gestó Jairo Hugo Escobar y el 1 de septiembre pasado le habían enviado una misiva al comisionado Danilo Rueda para formalizar esa instancia: “Tenemos la voluntad de proponer, construir y elaborar planes eficaces para la inclusión de excombatientes de cualquier agrupación y las víctimas que se encuentran en los territorios afectados, y mediar de manera directa en la pacificación y detención de la violencia cíclica y permanente que azota a Colombia”, decía ese documento.
La tribuna fue de los presos, y valió la pena porque el marcador llegó a estar 4 -1 a favor de la mesa de paz. Los guardias remontaron y con el 4 - 4 final se fueron a penales: desde el punto blanco ganaron los reclusos.
El partido de fútbol empezó a jugarse hacia las 10:30 a.m. De uniforme rojo, los guardias del Inpec y de blanco, con el uniforme del Real Madrid, los miembros de la llamada mesa de paz de la cárcel de mediana y máxima seguridad de Valledupar, la Tramacúa: exintegrantes de grupos paramilitares, de las Agc o Clan del Golfo, de oficinas sicariales de distintas partes del país y de guerrillas como las Farc y el Eln. Un encuentro que ocurría precisamente en el centro carcelario al que son enviados los criminales de más alto perfil. El equipo de la guardia lo encabezó el propio director general del Inpec, teniente coronel Daniel Fernando Gutiérrez, y al encuentro asistió el comisionado de paz, Danilo Rueda.
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Entre los jugadores de la mesa de paz del penal estuvo, por ejemplo, Jairo Hugo Escobar, conocido como el Zar del Oro, condenado a 55 años de prisión por el homicidio de cuatro mineros en Segovia (Antioquia); Norberto Quiroga Poveda, conocido como 5-5, antiguo cabecilla de las Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada – grupo que hoy está en cese al fuego bilateral con el Gobierno –; Juan Camilo Goes Ruiz, conocido como Dimas, cabecilla de las Agc en el Valle de Aburrá; Óscar Camargo Ríos, conocido como Pichi, de la oficina sicarial en Bucaramanga; o Ulises Burgos, conocido como Marlon, antiguo paramilitar condenado a 40 años por la masacre de San José de Apartadó.
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Esa mesa de paz que se enfrentó en el partido a los guardias del Inpec este jueves viene gestándose hace ya un par de meses, como lo había revelado El Espectador, en medio de los diálogos de la paz total del presidente Gustavo Petro y como una apuesta para aterrizarla en las cárceles. De ella también hacen parte Jáder Luis Morales Benítez, conocido como JJ, comandante paramilitar del Bloque Norte de las AUC; y Carlos José Robayo Escobar, conocido como Guacamayo, antiguo capo del norte del Valle que fue extraditado a Estados Unidos y que volvió a delinquir a su regreso a Colombia.
Guacamayo no jugó el partido este jueves porque, además del partido de fútbol, hubo una olla comunitaria de sancocho y, por primera vez, ingresaron al penal de forma masiva los familiares de los privados de la libertad. Si bien anteriormente habían recibido visitas de un sólo familiar o allegado, este jueves entraron hasta cuatro familiares por reo, incluyendo sus hijos o hijas menores. Muchos de los detenidos conocieron a sus hijos apenas hoy, otros los vieron después de muchos años sin mirarlos a los ojos, según contó a Colombia+20 uno de los asistentes al evento. Algunas de las familias viajaron por carretera para el evento, en trayectos de hasta más de 24 horas.
La mesa de paz la gestó Jairo Hugo Escobar y el 1 de septiembre pasado le habían enviado una misiva al comisionado Danilo Rueda para formalizar esa instancia: “Tenemos la voluntad de proponer, construir y elaborar planes eficaces para la inclusión de excombatientes de cualquier agrupación y las víctimas que se encuentran en los territorios afectados, y mediar de manera directa en la pacificación y detención de la violencia cíclica y permanente que azota a Colombia”, decía ese documento.
La tribuna fue de los presos, y valió la pena porque el marcador llegó a estar 4 -1 a favor de la mesa de paz. Los guardias remontaron y con el 4 - 4 final se fueron a penales: desde el punto blanco ganaron los reclusos.