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Nuestro recorrido empezó en un pueblo del Putumayo cruzando trochas y caminos por más de cuatro horas. Al final llegamos al borde rocoso de un río con poco caudal que se cruza en canoa. Tres hombres en motocicleta nos esperaban en la orilla contraria para conducirnos por una ruta tan estrecha que apenas cabía una moto a la vez. En el trayecto, las ramas de las matas de coca alcanzaban a rayar la piel. Llegamos a un caserío que, por lo que nos dijeron los pobladores, ya no pertenecía al Putumayo sino al departamento de Nariño. Estábamos a un río de distancia de Ecuador.
Esperamos por varias horas en una casa campesina. De repente, entre los cocales se alcanzaban a ver los cañones de los fusiles acercándose. Giovanny Andrés Rojas, conocido en la guerra como “Araña”, llegó hasta esa casa en moto junto a sus hombres de confianza. Se presentó como Andrés. El Ministerio de Defensa, el Ejército y la Fiscalía lo tienen reseñado como el jefe máximo de ese grupo armado ilegal, del que harían parte, según las autoridades, unos 1.000 hombres, que reciben pagos entre $2 y $20 millones, según su rango en la organización.
Contexto: ¿Quién es Giovanny Andrés Rojas, Araña, jefe de los Comandos de Frontera?
Detrás de él, cada uno de los combatientes pasó en fila dándonos la mano. Vestidos de camuflado verde militar, cada uno de ellos cargaba sobre el torso un arma de largo alcance: la mayoría fusiles y uno de ellos una ametralladora. Sobre sus cinturones, cada uno tenía también una pistola.
En el cuello, una pañoleta negra que los distingue de otros actores armados y que está bordada con la palabra: ‘Comandos’ en color amarillo. En la parte de abajo llevan bordadas dos calaveras blancas y una serpiente. Los uniformes y las botas de caucho se ven como nuevas. El campamento estaba selva adentro, a pocos minutos caminando de donde vive la población civil.
Según ellos, los Comandos de la Frontera están adscritos a la Segunda Marquetalia —liderada por Iván Márquez— desde 2020 y su grupo está conformado, en su mayoría, por excombatientes de las FARC que, a pesar de haber firmado el Acuerdo de Paz en 2016, decidieron rearmarse y volver a la guerra. Están presentes en la zona donde históricamente estuvo el Bloque Sur de las FARC, bajo el mando de Milton de Jesús Toncel (Joaquín Gómez), quien hoy comparece ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
El único que autorizó a revelar su identidad para esta entrevista fue Araña, quien pasó por las FARC y, según su expediente judicial, también estuvo en “Los Rastrojos”, aunque él lo niega. Fue condenado en 2010 y en 2017 salió con libertad condicional luego de haber sido nombrado “gestor de paz” en virtud del Acuerdo Final. Asegura que se rearmó porque su vida corría peligro.
En esta entrevista, este hombre de 42 años y de extracción campesina, presenta las propuestas que tiene para el Gobierno de Gustavo Petro, empezando por un imposible jurídico y político como la amnistía, el perdón y el olvido.
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¿Qué son los Comandos de la Frontera?
Somos una organización político-militar que irrumpimos en el escenario social del departamento de Putumayo, fruto del incumplimiento del Acuerdo firmado de La Habana (Cuba) entre el Gobierno colombiano y las FARC, mas no el ratificado en el Teatro Colón.
¿Y cuáles son esas diferencias entre lo firmado en La Habana y en el teatro Colón a las que usted se refiere?
El punto 1, la Reforma Integral (Reforma Rural Integral). El punto 4, los cultivos ilícitos con gradualidad y el tratamiento jurídico del punto 6. Esas serían las diferencias de lo que se firmó en La Habana y de lo que se firmó en el Teatro Colón.
De ustedes se dice que actúan como paramilitares y no como guerrilla
Nosotros no somos disidentes y mucho menos paramilitares. Nuestro actuar no es como el de los paramilitares. Somos la única organización política militar que surge después del Acuerdo de Paz. Nosotros no parecemos nada de eso porque no hacemos esa clase de cosas de paramilitares. Hay un ejemplo que todo Colombia conoció, el de los muchachos que amontonaron en la vereda Las Delicias y posteriormente los subieron a una volqueta (se refiere al enfrentamiento entre los Comandos de Frontera y el Frente Carolina Ramírez en noviembre de 2022). Esos sí son cosas de paramilitares, pero nosotros no, la organización Comandos de Frontera no hace eso.
¿Pero son parte de la Segunda Marquetalia o son independientes?
Nosotros somos de la Segunda Marquetalia. Es una alianza que hicimos en el año 2020. Somos dos organizaciones hermanas que nos identificamos en lo político, lo económico y lo social. No somos independientes porque estamos en coordinación con ellos en todo este tema, mantenemos comunicación fluida. En este momento somos una sola organización la Segunda Marquetalia y Comandos de Frontera.
¿Cómo están organizados y en qué zonas del país están?
Nuestra organización está organizada por comandos especiales de combate, escuadras, pelotones, compañías, columnas y una dirección general con un jefe superior, que es el que tiene el personal en Caquetá, Putumayo, Amazonas, Nariño y Cauca.
¿O sea que en la dirección general hay cinco personas, uno por cada departamento?
Puede haber más.
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¿Cuántos hombres tienen?
Los suficientes para cumplir nuestras tareas y misiones.
¿En qué momento se rearmaron? ¿Es verdad que comenzaron llamándose La Mafia?
Empezamos el 23 de noviembre de 2017, ingresamos al área del Putumayo sobre el río San Miguel. Ahí empezamos nuestro proyecto político-militar. Empezamos en el Putumayo y ahí comenzamos a crecer las unidades y a copar todas las áreas del Putumayo que habían dejado el frente 48 y el 32 de las FARC. Ahora en estos momentos estamos sobre el Caquetá, Nariño, Cauca y una parte del Amazonas; tenemos unidades nuestras en esos departamentos. Nosotros no tenemos ni hemos tenido ninguna alianza, ni somos amigos de los carteles de narcotráfico mexicanos ni nada de eso.
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¿Ustedes están al servicio del narcotráfico?
Nosotros somos una organización política militar y no estamos al servicio del narcotráfico, nosotros luchamos por la convivencia de las comunidades, pero no estamos al servicio del narcotráfico.
Pero es claro que viven de la coca, ¿le cobran al campesino por cultivar?
No, en ningún momento, al campesino no le cobramos por tener 10 o 20 hectáreas de coca. Es al que viene a comprar que le cobramos un impuesto al gramaje, pero al campesino no, en ningún momento. Nuestra única fuente de financiación es esa.
¿Cuánto cobran por gramo a los narcotraficantes?
Me reservo el valor.
¿Tienen rutas de narcotráfico?
No. Nosotros no tenemos rutas de nada. Cobramos al que viene a comprar, pero no sacamos coca a ningún lado. Los Comandos están en todas las áreas, la persona llega y habla con el encargado de cobrar ese impuesto. Se le cobra es a él (el comprador) mas no al campesino. Compra y se va.
¿Y quién fija el precio de venta de la pasta base de coca?
Ahí de pronto sí nosotros porque puede venir alguien a querer comprar muy barato y ahí sí ponemos el precio, pero no es porque le pidamos tanto al campesino, es para regular.
¿Cuántos laboratorios de procesamiento de pasta base de coca tienen ustedes?
Comandos de la Frontera no tiene laboratorios de procesamiento de pasta base. El campesino tiene su pedacito donde saca la pasta y ya. Nosotros no tenemos. Nosotros simplemente cobramos el impuesto al gramaje. Las personas que vienen a comprar se llevan su producto y lo procesan en otro lado.
Ustedes han dicho que apoyan la sustitución de cultivos ilícitos en las zonas donde tienen control y usted dice que no tienen otra fuente de financiación. ¿Entonces de qué se financiarían si la nueva política de drogas de Petro fuera una realidad?
Si se llegan a resolver los problemas estructurales y ya no hay cultivos ilícitos, Comandos de Frontera dejaría de existir. Nos podríamos convertir en una guardia territorial campesina.
El enemigo directo de ustedes en Putumayo es el frente Carolina Ramírez, del Estado Mayor Central de las FARC-EP. ¿Qué los diferencia de ellos?
A nosotros nos diferencia mucho. Lo primero es que no reclutamos menores de edad, porque ese es un delito de lesa humanidad y la niñez y la juventud es un der echo. Eso está en contravía de lo que nosotros estamos haciendo. Nuestra organización no tiene ningún menor. A ellos (frente Carolina Ramírez) el Estado o el Ejército les han llevado muchachos, los han detenido y los ha llevado al ICBF a entregarlos a sus familias, porque un menor de edad no tiene el mismo conocimiento que un mayor de edad. Lo otro que nos diferencia es que no cobramos impuestos a los campesinos ni comerciantes ni a las empresas de transporte ni a nadie.
Pero lo de ustedes con el Frente Carolina Ramírez es más una enemistad heredada…entre el grupo de “Iván Mordisco”, que se opusieron al Acuerdo de Paz con las Farc desde antes que se firmara y el de Iván Márquez, que son quienes se rearmaron…
Yo diría que sí, pero ellos también tienen firmantes de paz allá. Ellos tienen firmantes de paz, ellos dicen ser una guerrilla que no estuvo de acuerdo con el proceso de paz, pero si usted mira tienen excombatientes en sus filas, son firmantes.
¿A qué se refiere? ¿Al comunicado de la Fiscalía con nombres de excombatientes?
Sí, mandaron (la Fiscalía) 20 nombres de los cuales 11 son firmantes. Creo que el fiscal general le mostró a ellos y les dijo aquí tienen 11 firmantes de paz con acreditación del alto comisionado. Entonces se están contradiciendo porque ellos dicen que son una guerrilla que no estuvo de acuerdo con el proceso, pero vamos a ver que tienen firmantes.
Se dice que ustedes les pagan un sueldo a sus combatientes y eso es bastante inusual en grupos armados políticos. ¿Por qué lo hacen?
No es un sueldo, es una bonificación que se le da al excombatiente para que supla sus necesidades de él y de su entorno familiar.
¿Y cuál es la diferencia entre sueldo y bonificación?
Sueldo no sé. Con bonificación la diferencia es que hay un sentido de pertenencia hacia la organización.
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¿Cuánto puede ganar un combatiente raso?
Eso me lo reservo. Ganan dependiendo de la responsabilidad.
Dicen que los combatientes rasos ganan US$400 (o sea unos $2 millones).
(Silencio).
Se dice que ustedes tienen alianzas con la Fuerza Pública. Hay gente que dice que los han visto patrullar juntos y que por eso no se atacan...
Nosotros ni con el Ejército ni con la Policía; somos independientes de eso. Hay hechos que se miran de que no es así. Como el caso de Remanso (el operativo militar del 28 de marzo de 2022). Y muchos otros que han pasado. Capturas, enfrentamientos, etc.
¿Pero consideran al Ejército como enemigo?
No los consideramos enemigos, porque esas personas de las Fuerzas Militares y policías son hijos de campesinos que prestan un servicio obligatorio. Y nosotros también somos hijos de campesinos. Por ese motivo no los atacamos, porque en 53 años de lucha, ¿quién puso los muertos? Los hijos de campesinos e igual los que estábamos alzados en armas.
Lo mismo podría decir uno de los combatientes del frente Carolina Ramírez, ¿entonces ellos por qué sí son sus enemigos y el Ejército no?
Claro está. Ellos también tienen hijos de campesinos y campesinas, pero nosotros lo que hacemos es defendernos, defender nuestro territorio. Defendernos de los ataques de ellos.
Hablemos sobre la Paz Total de Petro: ¿Ustedes aceptarían un sometimiento a la justicia?
No estamos dispuestos a un sometimiento a la justicia. Tenemos derecho a una segunda oportunidad. Somos una organización político-militar. Nosotros al sometimiento no estamos dispuestos. Que nos den un reconocimiento político a los Comandos de la Frontera y a la Segunda Marquetalia. Necesitamos que nos traten como políticos que somos.
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En este momento el Gobierno tiene acercamientos con tres integrantes de la Segunda Marquetalia (Iván Alí, Walter Mendoza y Yurleni Guerrero). Se sienten representados por ellos?
Sí, claro, nos sentimos representados por ellos, de igual manera nosotros también tendremos, como le vengo explicando, unos voceros junto con ellos.
¿Y quiénes serían los negociadores de Comandos de la Frontera?
Con el que habla: Giovanny Andrés Rojas, alias Araña; Freddy Pasinga Chapal, alias Lucho; Luis Andrés Figueroa Marín, alias Popeye, y Bladimir Ballén Garzón, alias Matallana. Con ellos seríamos los voceros con los que se sentaría una mesa.
¿Ya han tenido acercamientos con Danilo Rueda?
No hemos tenido acercamientos con el Gobierno, pero de paso los invitamos, invitamos al alto comisionado para la Paz a que venga y se siente a hablar con nosotros.
¿Han pensado en nombres de gestores de paz o voceros?
Jeison Yaguma Olmos, (Brackets), sería un gestor de paz y el otro sería Duverney Ortega, alias Cirugía. Habrá otros que en su momento pasaremos el listado (están privados de la libertad).
¿Cuántos integrantes de los Comandos hay en cárceles en este momento?
Más o menos unos 40 integrantes.
En los territorios la gente pide alivios humanitarios como muestra de voluntad de paz. ¿Estarían dispuestos a un cese al fuego con el frente Carolina Ramírez, del EMC?
Claro que estamos dispuestos, pero que haya una verificación internacional donde se limiten nuestros territorios para que no haya confrontaciones. Ejemplo, del río Caquetá hacia acá que estén Comandos de Frontera. Nosotros estaríamos dispuestos a mover las compañías que tenemos en el Caquetá hacia el Putumayo.
¿Bajo qué condiciones entregarían las armas?
Yo pensaría que amnistía, perdón y olvido y el tema jurídico. Sobre todo protección. Primero que nos resuelvan la situación jurídica, las armas sería lo último que entregaríamos.
¿Tienen alguna propuesta de negociación para hacerle al Gobierno?
Primero, retomar lo de La Habana, retomar los acuerdos y que no haya vacíos jurídicos como los que están viviendo muchos excombatientes. Ese es un punto importantísimo en esta negociación. Resolver la situación jurídica de prisioneros en cárceles nacionales y extranjeras como Simón Trinidad, que en el acuerdo de La Habana se olvidaron del camarada. También los líderes y lideresas sociales que están prisioneros en cárceles nacionales, pediríamos que les resuelvan y solucionen esa situación jurídica. También pediríamos la (no) extradición de ningún compañero. La negociación sería en territorio nacional, no en otro país porque acá es donde operamos.
Hablemos sobre el operativo militar del 28 de marzo de 2022 en Alto Remanso, en Leguízamo. Se dice que cinco de las personas muertas eran civiles, ¿el resto eran combatientes suyos?
Sobre esa situación, los 11 fallecidos no son Comandos de Frontera, tenemos uno solo que iba pasando por ahí con las unidades, que es el caso del camarada Managua. Ahí está claro que el Ejército violó los derechos y atacó una población civil indiscriminadamente.
¿Qué hacía “Managua” en ese bazar?
El combatiente iba de paso y cuando lanzan indiscriminadamente porque se mira claramente que es un bazar con niños, mujeres, ancianos y hay hasta gente de otro país en frontera con Perú, Ecuador y Colombia.
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¿Pero cuántos comandos había?
Ahí iba pasando una escuadra, pero era una fiesta de las comunidades.
¿Es cierto que en esos bazares se negocia la pasta base sobre la que ustedes se financian?
Nunca. Nunca se hace eso, es imposible. Cómo van a hacer una fiesta y va a llegar todo mundo allá para recoger fondos si eso es un evento que les toca hacer por el mismo abandono del Estado, se ayudan entre comunidades.
Las autoridades dicen que eso fue un bazar cocalero y que ahí se estaba negociando pasta base de coca en medio de la fiesta
Bazar cocalero no porque las comunidades se reúnen y hacen sus actividades para recoger fondos, para arreglar sus placahuellas, para enfermos, transporte de un motor. Comandos de Frontera no hace esa clase de eventos, eso es comunidad y eso estaba programado hacía mucha gente atrás, toda la gente conocía de ese evento. Incluso nosotros donamos unos bultos de cemento para esa placahuella, pero no lo organizamos.
El Ejército dice que lanzaron el operativo contra Bruno. ¿Quién es él?
Alias Bruno es un mando medio de los comandos, pero estaba lejísimos, estaba a cientos de kilómetros, él no se encontraba ahí.
¿Qué tan lejos? ¿Estaba en el Putumayo?
Sí, con límites con el Caquetá. Y si vamos a ver, desde Alto Remanso al río Caquetá donde se encontraba él, estaba muy lejos.
Hay denuncias de comunidades de que Bruno compra base de coca. Inteligencia del Ejército sacó una foto de él con pasta base para justificar su operativo…
Alias Bruno no compra base de coca. Y esa foto que sale él sí es cierta, pero no es en Alto Remanso. El día de la foto, que dicen que lo vieron a él, iba pasando y le dio por meterse ahí y le tomaron la foto. Pero no es su rol, es un mando medio, él no compra eso.
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Si “Bruno” no compra base de coca, ¿cuál es entonces su función?
Hacer presencia en las áreas, pero él no compra base de coca.
¿Entonces quienes compran? ¿Mandos superiores?
Ellos no compran. Hay un encargado que es el que dice cuánto vale y se cobra y listo. Pero no es que directamente Comandos de Frontera van y compran. Eso no se maneja así.
En medio del operativo aparecieron dos personas que primero habían sido reportadas como muertas y después sus familiares dijeron que estaban desaparecidas. Sus nombres son Daniel y Eduardo Paredes Sanjuán, al parecer son hermanos. ¿Los distingue?
Sí. Daniel es un comando de frontera que está desaparecido hasta el momento. Es posible que lo hayan enterrado o tirado al río, pero él está desaparecido y sí era Comando de Frontera. El otro (Eduardo) es un civil.
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¿Las armas que incautó el Ejército eran de los Comandos de Frontera? Había fusiles, granadas, pistolas...
Los fusiles sí. Los tres fusiles sí eran nuestros.
¿Tres fusiles pero solo había dos combatientes?
Sí.
Usted dijo que este operativo era una muestra de que no tienen alianzas con la fuerza pública. ¿Algo cambió para ustedes después este hecho?
No cambió para nada, seguimos nuestros trabajos normal.
¿Entonces cuál es el golpe más duro que les ha dado el Ejército a los Comandos de Frontera? ¿Alto Remanso?
Pues... Sí, ese sería, sí.
El prontuario de Giovanny Andrés Rojas
Hasta septiembre de 2022, Rojas intentó entrar a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) para obtener amnistía por delitos cometidos antes de la firma del Acuerdo de Paz en 2016. En esta entrevista fue enfático en decir que le han negado el beneficio.
Este diario conoció un auto de la JEP que señala que él fue condenado en 2010 por los delitos de homicidio agravado, concierto para delinquir agravado, fabricación, tráfico y porte de estupefacientes, y fabricación, porte o tenencia de armas de fuego. Sin embargo, en 2017 salió de la cárcel con libertad condicionada por tres meses bajo la figura de “gestor o promotor de paz”.
Este documento judicial concluye que los delitos por los que fue condenado fueron cometidos como integrante de “Los Rastrojos” y no de las FARC. La JEP señala que Rojas tuvo doble militancia durante al menos dos años. Aunque él aseguró que no perteneció a los Rastrojos y que aceptó cargos solo para lograr una rebaja de condena, la justicia transicional negó sus solicitudes.