¿Hay condiciones para dialogar de nuevo con Shottas y Espartanos en Buenaventura?
Las bandas criminales anunciaron su intención de cesar la violencia en este puerto del Pacífico, siendo este su segundo intento por entrar a la “paz total” con el Gobierno. En las calles sigue el hermetismo, pero el apoyo de la Iglesia sigue intacto. ¿Qué podría ajustarse para que tenga futuro?
Camilo Pardo Quintero
Buenaventura vive desde hace nueve días una tensa calma en sus calles. Los Shottas y los Espartanos, que son las dos bandas de crimen organizado más grandes del puerto, decidieron reanudar su tregua de no agresión para pedir pista de nuevo en la “paz total”. Los bonaverenses no resisten un muerto más en su territorio y con este pacto de alto al fuego se ven en la encrucijada de si vuelven a confiar en la voluntad de estos grupos armados o si se mantienen en desesperanza, en medio de una violencia que se resiste a abandonarlos del todo.
Las intenciones de paz en Buenaventura han sido frágiles, y muestra de ello son los sucesos que han tomado lugar a lo largo de los últimos seis meses. El pasado 26 de abril, por ejemplo, la Oficina del Alto Comisionado para la Paz (OACP) anunció que Shottas y Espartanos “renovaron el Pacto por la Vida acordado en 2022”, una iniciativa que había comenzado en octubre de 2022 con un partido de fútbol entre ambas bandas y que llevó a que el 7 de diciembre del año pasado se instalara en ese distrito una mesa formal de diálogos con el Gobierno.
Le puede interesar: Tregua en Buenaventura: ¿se desbarató el laboratorio de paz de Petro con bandas?
A menos de un mes del inicio de esas negociaciones, los pactos de no agresión se comenzaron a romper. De acuerdo con registros de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), entre enero y mayo de este año se perpetraron por acción de estas dos bandas criminales un total de 42 homicidios, siendo mayo (18 casos) y abril (12 casos) los meses más graves.
Es decir, la OACP anunció la reanudación de una tregua cuando en realidad la violencia permaneció en las mismas zonas donde históricamente se ha concentrado. Según informes de Pares y otras organizaciones de derechos humanos, como InSight Crime, tan solo en mayo de 2023 se registraron 23 enfrentamientos en las comunas 7, 8, 10, 11 y 12. En los barrios Juan XXIII, San Luis y Bellavista se concentraron buena parte de las afectaciones a la comunidad.
¿Habrá voluntad para negociar?
Por intermediación de la Iglesia y tras el inicio de diálogos entre el Gobierno Nacional y las bandas criminales en el Valle de Aburrá, los Shottas y los Espartanos se animaron a darle una nueva oportunidad a la paz. Así lo interpretó monseñor Rubén Darío Jaramillo, obispo del puerto, quien reavivó los diálogos entre las dos bandas criminales y la OACP.
“Ambas partes renovaron su pacto por la vida y es una nueva oportunidad para pensar en lo que no funcionó en los primeros acercamientos para que ahora no se repita y los diálogos sean exitosos en favor de quienes han sufrido esta guerra”, dijo monseñor.
Lea: El costo humanitario de la paz total y la movilización en Buenaventura
En diálogo con Colombia+20, el investigador Dennis Huffington -de la fundación Pares- aseguró que en Buenaventura hay un nerviosismo grande por lo que pueda pasar, ya se rompió la confianza por los pactos incumplidos. “La desconfianza está alimentada por varios factores. Son evidentes las demoras en el trámite de la Ley de Sometimiento, en algunos sectores de las bandas se mantienen las rencillas por lo que pasó con Súper (vocero de los Shottas desaparecido el 1° de abril de 2023) y hay comunas en las que los acercamientos de finales del año pasado tan solo quedaron en fases exploratorias donde la guerra se reanudó con facilidad”, agregó Huffington.
A su vez, el investigador de Pares que le ha dedicado buena parte de su trabajo al análisis de estos grupos urbanos replicó una denuncia que es constante en las comunas 7 y 8 de Buenaventura: a pesar de que durante unos meses los homicidios se detuvieron, delitos como la extorsión jamás se suspendieron.
“Un laboratorio de paz para la gente”
De la última semana para acá los acercamientos han sido tímidos. Si bien desde el pasado 1° de junio la Iglesia reanudó el canal de comunicación entre las bandas y la OACP para tantear terreno, están por definirse las fechas de los encuentros entre el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, y voceros de las bandas.
Lea también: A Buenaventura volvieron los homicidios y las disputas en medio de la “paz total”
Según un vocero de víctimas en el puerto de Buenaventura, que pidió no ser citado, lo novedoso en este nuevo intento de paz sería la inclusión más directa de personas afectadas por las bandas en las comunas del puerto para que haya una “aceptación y legitimación más grande de lo acordado”.
“Nos prometieron que este iba a ser un laboratorio de paz, pero necesitamos que sea un laboratorio para la gente, donde haya escucha y voluntad clara de avanzar. Frenar la violencia también está en escuchar a la comunidad, saber cómo hemos sido afectados y cómo nos podrán reparar”, resumió el líder social.
Otro llamado desde la comunidad está en no solo concentrarse en Shottas y Espartanos. La banda Los Chiquillos, herederos de La Empresa, fueron el grupo armado urbano que en medio de la tregua de las dos grandes bandas aprovechó para ocupar espacios de crimen. En Buenaventura ya no quieren paces a medias.
En video: Buenaventura - la disputa entre dos bandas por el control territorial
Buenaventura vive desde hace nueve días una tensa calma en sus calles. Los Shottas y los Espartanos, que son las dos bandas de crimen organizado más grandes del puerto, decidieron reanudar su tregua de no agresión para pedir pista de nuevo en la “paz total”. Los bonaverenses no resisten un muerto más en su territorio y con este pacto de alto al fuego se ven en la encrucijada de si vuelven a confiar en la voluntad de estos grupos armados o si se mantienen en desesperanza, en medio de una violencia que se resiste a abandonarlos del todo.
Las intenciones de paz en Buenaventura han sido frágiles, y muestra de ello son los sucesos que han tomado lugar a lo largo de los últimos seis meses. El pasado 26 de abril, por ejemplo, la Oficina del Alto Comisionado para la Paz (OACP) anunció que Shottas y Espartanos “renovaron el Pacto por la Vida acordado en 2022”, una iniciativa que había comenzado en octubre de 2022 con un partido de fútbol entre ambas bandas y que llevó a que el 7 de diciembre del año pasado se instalara en ese distrito una mesa formal de diálogos con el Gobierno.
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A menos de un mes del inicio de esas negociaciones, los pactos de no agresión se comenzaron a romper. De acuerdo con registros de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), entre enero y mayo de este año se perpetraron por acción de estas dos bandas criminales un total de 42 homicidios, siendo mayo (18 casos) y abril (12 casos) los meses más graves.
Es decir, la OACP anunció la reanudación de una tregua cuando en realidad la violencia permaneció en las mismas zonas donde históricamente se ha concentrado. Según informes de Pares y otras organizaciones de derechos humanos, como InSight Crime, tan solo en mayo de 2023 se registraron 23 enfrentamientos en las comunas 7, 8, 10, 11 y 12. En los barrios Juan XXIII, San Luis y Bellavista se concentraron buena parte de las afectaciones a la comunidad.
¿Habrá voluntad para negociar?
Por intermediación de la Iglesia y tras el inicio de diálogos entre el Gobierno Nacional y las bandas criminales en el Valle de Aburrá, los Shottas y los Espartanos se animaron a darle una nueva oportunidad a la paz. Así lo interpretó monseñor Rubén Darío Jaramillo, obispo del puerto, quien reavivó los diálogos entre las dos bandas criminales y la OACP.
“Ambas partes renovaron su pacto por la vida y es una nueva oportunidad para pensar en lo que no funcionó en los primeros acercamientos para que ahora no se repita y los diálogos sean exitosos en favor de quienes han sufrido esta guerra”, dijo monseñor.
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En diálogo con Colombia+20, el investigador Dennis Huffington -de la fundación Pares- aseguró que en Buenaventura hay un nerviosismo grande por lo que pueda pasar, ya se rompió la confianza por los pactos incumplidos. “La desconfianza está alimentada por varios factores. Son evidentes las demoras en el trámite de la Ley de Sometimiento, en algunos sectores de las bandas se mantienen las rencillas por lo que pasó con Súper (vocero de los Shottas desaparecido el 1° de abril de 2023) y hay comunas en las que los acercamientos de finales del año pasado tan solo quedaron en fases exploratorias donde la guerra se reanudó con facilidad”, agregó Huffington.
A su vez, el investigador de Pares que le ha dedicado buena parte de su trabajo al análisis de estos grupos urbanos replicó una denuncia que es constante en las comunas 7 y 8 de Buenaventura: a pesar de que durante unos meses los homicidios se detuvieron, delitos como la extorsión jamás se suspendieron.
“Un laboratorio de paz para la gente”
De la última semana para acá los acercamientos han sido tímidos. Si bien desde el pasado 1° de junio la Iglesia reanudó el canal de comunicación entre las bandas y la OACP para tantear terreno, están por definirse las fechas de los encuentros entre el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, y voceros de las bandas.
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Según un vocero de víctimas en el puerto de Buenaventura, que pidió no ser citado, lo novedoso en este nuevo intento de paz sería la inclusión más directa de personas afectadas por las bandas en las comunas del puerto para que haya una “aceptación y legitimación más grande de lo acordado”.
“Nos prometieron que este iba a ser un laboratorio de paz, pero necesitamos que sea un laboratorio para la gente, donde haya escucha y voluntad clara de avanzar. Frenar la violencia también está en escuchar a la comunidad, saber cómo hemos sido afectados y cómo nos podrán reparar”, resumió el líder social.
Otro llamado desde la comunidad está en no solo concentrarse en Shottas y Espartanos. La banda Los Chiquillos, herederos de La Empresa, fueron el grupo armado urbano que en medio de la tregua de las dos grandes bandas aprovechó para ocupar espacios de crimen. En Buenaventura ya no quieren paces a medias.
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