Con suspensión de secuestros, Petro endereza un año complejo para la paz total
En menos de dos semanas el Gobierno se anotó dos victorias en sus dos principales negociaciones de paz luego de que el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la mayor disidencia de las antiguas FARC, conocida como Estado Mayor Central, anunciaran la suspensión de los plagios con fines extorsivos.
Cindy A. Morales Castillo
Hace un mes la paz total de Gustavo Petro atravesaba por su peor momento. Sus dos negociaciones estrella -la que lleva con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y con la disidencia de las antiguas FARC, conocida como Estado Mayor Central (EMC)- enfrentaban sendas crisis que por momentos hicieron temer la suspensión de los diálogos.
Pero en las últimas semanas un “vuelco total”, que incluyó el cambio de Danilo Rueda como alto comisionado para la Paz y quien fue reemplazado por Otty Patiño, le dio a Petro un cierre de año esperanzador. El mandatario le dijo adiós al duro 2023 con dos anuncios tan inéditos como importantes: tanto el ELN como el EMC se comprometieron a suspender el secuestro con fines extorsivos.
“Es una buena noticia terminar el año con estos dos anuncios, porque el segundo semestre de 2023 estaba dejando un sinsabor muy grande y una gran duda entre la ciudadanía sobre para dónde iban esas mesas de diálogo. La política de paz total tiene grandes apuestas, pero no podemos desconocer que las negociaciones con el ELN y el EMC son las más grandes y las más sólidas, que se haya logrado esto en un tema como el secuestro, que fue tan neurálgico, es una victoria para el Gobierno”, explica Tatiana Prada, investigadora de la Fundación Ideas para la Paz (FIP).
Lea: Las exigencias al ELN para detener la crisis humanitaria en la región del Telembí
Se trata de una victoria en el cierre de un año que fue complejo para la apuesta de paz de Petro desde el inicio. El 1° de enero el presidente sorprendió con el improvisado anuncio de ceses al fuego bilaterales con los cinco principales grupos armados del país, que se fueron desdibujando o se suspendieron pocos meses después.
A eso se sumaron las dificultades para instalar las mesas de diálogo (con el EMC se retrasó más de cinco meses), las tensiones que dejaron en pausa los acercamientos para conversar con el Clan del Golfo y el lento avance con otras estructuras ante la ausencia de un marco jurídico, que se aclaró a finales de noviembre con una decisión de la Corte Constitucional que, aunque dejó con vida la Ley de Paz Total, limitó el poder del presidente y le quitó varias atribuciones. Sin duda, el hecho que le pasó la factura más alta a esta apuesta del Gobierno fue el secuestro de Luis Manuel Díaz, padre del futbolista Luis Díaz, por parte del ELN, pues los ojos del mundo se pusieron sobre la paz total y se multiplicaron las exigencias para que el Gobierno endureciera su estrategia de negociación y pusiera líneas rojas.
¿Se enderezó la paz total?
Con apenas una diferencia de cinco días -el 12 de diciembre lo anunció la disidencia y el 17 el ELN-, el país recibió un regalo de Navidad adelantado que, sin embargo, le significa un duro compromiso tanto al mandatario como a ambos procesos. Los ojos de la sociedad y de la comunidad internacional estarán atentos a que ambos grupos armados cumplan su palabra y respeten los compromisos que se adquirieron en ambas mesas de diálogo.
Según Jorge Mantilla, investigador de crimen y conflicto, los anuncios del ELN y el EMC sobre la suspensión del secuestro hacen que la política de paz total entre en una fase de estabilización. “Tras los tropiezos ya ambos diálogos empiezan a tener una dinámica más fluida superando las crisis, llegando a acuerdos y, por tanto, creo que 2024, al menos en esos dos procesos, empieza con una perspectiva positiva para el Gobierno”.
La noticia es especialmente histórica en el proceso con el ELN, pues es la primera vez en 30 años de procesos de paz con distintos gobiernos que esa guerrilla hace ese compromiso. Además, muestra que, en este quinto ciclo, el pulso de esta negociación lo ganó el Gobierno que le había hecho esa exigencia al ELN tras la crisis que desató el plagio de Díaz.
Para Prada, el anuncio no pesa lo mismo en las dos mesas. “Sin duda, tener un acuerdo sobre secuestro es mucho más representativo con el ELN, tiene una significación mucho más simbólica por el determinismo que ha tenido esta guerrilla a continuar con esta práctica y por la narrativa para justificarla. Esa fue una acción de demuestra voluntad de negociación”, explica la investigadora.
Pese a la esperanza que da la noticia, este logro en la mesa -y en el papel- debe traducirse en la realidad de la sociedad. Entre los acuerdos anunciados hace una semana con el ELN también está el dar información sobre las personas secuestradas. Según cifras oficiales, al menos 32 personas aún están en poder del ELN.
Además, Prada afirma que el éxito de este acuerdo también está en que el ELN no cambie los términos para justificar otros tipos de secuestros. “Uno debe olvidar que el ELN argumenta muchos de los secuestros que cometen por otros motivos. Han dicho que algunos plagios son por temas políticos o ideológicos, hay secuestros que han hecho aludiendo que las personas secuestradas participan en espionaje o en colaboración con el Ejército. Hay otros secuestros que han realizado donde dicen que la persona tiene que ver con grupos paramilitares. El secuestro con fines económicos no es el único que ellos manejan en su repertorio entonces será muy importante ver el cumplimiento si no se producen los plagios y si no aluden a otros conceptos para justificarlos”, explica.
La precisión de Prada toma importancia si se tiene en cuenta que a inicio de diciembre, Antonio García, máximo comandante de esa guerrilla, negó que esa guerrilla hiciera secuestros, sino que “tiene prisioneros y retenidos”. García dijo también que hay “diferentes acciones de privación de la libertad” y que los términos “prisioneros, rehenes, retenidos, secuestrados y desaparecidos” son distintos.
“Para la gente secuestro es secuestro, no importa su caracterización, por eso la presión social también fue un factor que ayudó a que el ELN tuviera que ofrecer más en esta negociación”, dice Prada.
Otro hecho que le dio impulso al diálogo con el ELN es que en el quinto ciclo fue nombrada como jefa negociadora del Gobierno Vera Grabe, exmilitante del M-19, quien llegó en reemplazo de Otty Patiño, lo cual le dio un nuevo aire a una fase con muchas tensiones. El mismo Pablo Beltrán, jefe negociador del ELN en ese proceso, celebró su arribo. Patiño, ahora comisionado de Paz, estuvo en permanente comunicación con la mesa y, sin duda, estos dos anuncios le permiten establecer una nueva línea en cómo se llevarán las negociaciones.
Le puede interesar: “No hubo nada por debajo de cuerda”: habla Vera Grabe, jefa negociadora con ELN
“Me parece que es evidente que en esta nueva llegada de Patiño, la Oficina del Alto Comisionado para la Paz está intentando relacionar ambos procesos, sobre todo metodológicamente. Es decir, de alguna manera la mesa con el ELN marca una pauta de los mecanismos y del alcance de las negociaciones. Eso supone que en la medida en que el EMC y ELN mantienen una confrontación en gran parte del país, hay como una suerte de competencia entre uno y otro”, dice Mantilla.
Los cambios en la negociación con el EMC
El anuncio de suspender los secuestros extorsivos por parte del Estado Mayor Central, disidencias de las FARC, comandada por Iván Mordisco, llega luego de varios sucesos que dejaron mal paradas a ambas delegaciones, especialmente al Gobierno, como la polémica reunión entre la delegación de Gobierno, el EMC, el registrador nacional, Alexánder Vega, y el entonces alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, para destrabar la llegada del material electoral al corregimiento de El Plateado, lo que la opinión pública leyó como un permiso del grupo armado para hacer los comicios. Además, la supuesta invitación para estar en el acto de apertura de las elecciones y, lo más grave de todo, el acuerdo para sacar al Ejército de El Plateado, una zona en disputa entre las partes. Colombia+20 reveló que se firmó un pacto con las disidencias de Iván Mordisco, con el compromiso de que las tropas salieran del casco urbano después de elecciones.
Todo ese panorama obligó a las partes a darse un tiempo en el que hubo una especie de suspensión de la mesa, lo que les permitió hacer algunos cambios. Según Mantilla, la transformación más evidente fue la manera como el Gobierno empezó a llevar la negociación con esa disidencia de las antiguas FARC.
“Me parece claro que hubo un cambio por parte de Camilo González -jefe negociador del Gobierno- que hace que las negociaciones se hagan más alejadas de los micrófonos y de las cámaras, y con menos anuncios en los medios, y eso ha beneficiado al proceso. Además, ese tiempo le permitió al EMC recomponer a su delegación -hubo cambios en la jefatura- y al Gobierno desarrollar una tarea más silenciosa que ha dado resultados”, explica el investigador.
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Así las cosas, la noticia es el mayor avance de este ciclo de conversaciones que empezó con el pie izquierdo tras una torpe instalación de la mesa e inicio de un cese al fuego en octubre pasado en Tibú. Según un informe de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), el EMC es el segundo grupo armado organizado que más secuestra en el país.
Ahora el desafío para el Gobierno el próximo año es que ambos grupos armados cumplan con los compromisos, pero también se avance en las agendas -especialmente con la disidencia- y otros acuerdos parciales.
Hace un mes la paz total de Gustavo Petro atravesaba por su peor momento. Sus dos negociaciones estrella -la que lleva con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y con la disidencia de las antiguas FARC, conocida como Estado Mayor Central (EMC)- enfrentaban sendas crisis que por momentos hicieron temer la suspensión de los diálogos.
Pero en las últimas semanas un “vuelco total”, que incluyó el cambio de Danilo Rueda como alto comisionado para la Paz y quien fue reemplazado por Otty Patiño, le dio a Petro un cierre de año esperanzador. El mandatario le dijo adiós al duro 2023 con dos anuncios tan inéditos como importantes: tanto el ELN como el EMC se comprometieron a suspender el secuestro con fines extorsivos.
“Es una buena noticia terminar el año con estos dos anuncios, porque el segundo semestre de 2023 estaba dejando un sinsabor muy grande y una gran duda entre la ciudadanía sobre para dónde iban esas mesas de diálogo. La política de paz total tiene grandes apuestas, pero no podemos desconocer que las negociaciones con el ELN y el EMC son las más grandes y las más sólidas, que se haya logrado esto en un tema como el secuestro, que fue tan neurálgico, es una victoria para el Gobierno”, explica Tatiana Prada, investigadora de la Fundación Ideas para la Paz (FIP).
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Se trata de una victoria en el cierre de un año que fue complejo para la apuesta de paz de Petro desde el inicio. El 1° de enero el presidente sorprendió con el improvisado anuncio de ceses al fuego bilaterales con los cinco principales grupos armados del país, que se fueron desdibujando o se suspendieron pocos meses después.
A eso se sumaron las dificultades para instalar las mesas de diálogo (con el EMC se retrasó más de cinco meses), las tensiones que dejaron en pausa los acercamientos para conversar con el Clan del Golfo y el lento avance con otras estructuras ante la ausencia de un marco jurídico, que se aclaró a finales de noviembre con una decisión de la Corte Constitucional que, aunque dejó con vida la Ley de Paz Total, limitó el poder del presidente y le quitó varias atribuciones. Sin duda, el hecho que le pasó la factura más alta a esta apuesta del Gobierno fue el secuestro de Luis Manuel Díaz, padre del futbolista Luis Díaz, por parte del ELN, pues los ojos del mundo se pusieron sobre la paz total y se multiplicaron las exigencias para que el Gobierno endureciera su estrategia de negociación y pusiera líneas rojas.
¿Se enderezó la paz total?
Con apenas una diferencia de cinco días -el 12 de diciembre lo anunció la disidencia y el 17 el ELN-, el país recibió un regalo de Navidad adelantado que, sin embargo, le significa un duro compromiso tanto al mandatario como a ambos procesos. Los ojos de la sociedad y de la comunidad internacional estarán atentos a que ambos grupos armados cumplan su palabra y respeten los compromisos que se adquirieron en ambas mesas de diálogo.
Según Jorge Mantilla, investigador de crimen y conflicto, los anuncios del ELN y el EMC sobre la suspensión del secuestro hacen que la política de paz total entre en una fase de estabilización. “Tras los tropiezos ya ambos diálogos empiezan a tener una dinámica más fluida superando las crisis, llegando a acuerdos y, por tanto, creo que 2024, al menos en esos dos procesos, empieza con una perspectiva positiva para el Gobierno”.
La noticia es especialmente histórica en el proceso con el ELN, pues es la primera vez en 30 años de procesos de paz con distintos gobiernos que esa guerrilla hace ese compromiso. Además, muestra que, en este quinto ciclo, el pulso de esta negociación lo ganó el Gobierno que le había hecho esa exigencia al ELN tras la crisis que desató el plagio de Díaz.
Para Prada, el anuncio no pesa lo mismo en las dos mesas. “Sin duda, tener un acuerdo sobre secuestro es mucho más representativo con el ELN, tiene una significación mucho más simbólica por el determinismo que ha tenido esta guerrilla a continuar con esta práctica y por la narrativa para justificarla. Esa fue una acción de demuestra voluntad de negociación”, explica la investigadora.
Pese a la esperanza que da la noticia, este logro en la mesa -y en el papel- debe traducirse en la realidad de la sociedad. Entre los acuerdos anunciados hace una semana con el ELN también está el dar información sobre las personas secuestradas. Según cifras oficiales, al menos 32 personas aún están en poder del ELN.
Además, Prada afirma que el éxito de este acuerdo también está en que el ELN no cambie los términos para justificar otros tipos de secuestros. “Uno debe olvidar que el ELN argumenta muchos de los secuestros que cometen por otros motivos. Han dicho que algunos plagios son por temas políticos o ideológicos, hay secuestros que han hecho aludiendo que las personas secuestradas participan en espionaje o en colaboración con el Ejército. Hay otros secuestros que han realizado donde dicen que la persona tiene que ver con grupos paramilitares. El secuestro con fines económicos no es el único que ellos manejan en su repertorio entonces será muy importante ver el cumplimiento si no se producen los plagios y si no aluden a otros conceptos para justificarlos”, explica.
La precisión de Prada toma importancia si se tiene en cuenta que a inicio de diciembre, Antonio García, máximo comandante de esa guerrilla, negó que esa guerrilla hiciera secuestros, sino que “tiene prisioneros y retenidos”. García dijo también que hay “diferentes acciones de privación de la libertad” y que los términos “prisioneros, rehenes, retenidos, secuestrados y desaparecidos” son distintos.
“Para la gente secuestro es secuestro, no importa su caracterización, por eso la presión social también fue un factor que ayudó a que el ELN tuviera que ofrecer más en esta negociación”, dice Prada.
Otro hecho que le dio impulso al diálogo con el ELN es que en el quinto ciclo fue nombrada como jefa negociadora del Gobierno Vera Grabe, exmilitante del M-19, quien llegó en reemplazo de Otty Patiño, lo cual le dio un nuevo aire a una fase con muchas tensiones. El mismo Pablo Beltrán, jefe negociador del ELN en ese proceso, celebró su arribo. Patiño, ahora comisionado de Paz, estuvo en permanente comunicación con la mesa y, sin duda, estos dos anuncios le permiten establecer una nueva línea en cómo se llevarán las negociaciones.
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“Me parece que es evidente que en esta nueva llegada de Patiño, la Oficina del Alto Comisionado para la Paz está intentando relacionar ambos procesos, sobre todo metodológicamente. Es decir, de alguna manera la mesa con el ELN marca una pauta de los mecanismos y del alcance de las negociaciones. Eso supone que en la medida en que el EMC y ELN mantienen una confrontación en gran parte del país, hay como una suerte de competencia entre uno y otro”, dice Mantilla.
Los cambios en la negociación con el EMC
El anuncio de suspender los secuestros extorsivos por parte del Estado Mayor Central, disidencias de las FARC, comandada por Iván Mordisco, llega luego de varios sucesos que dejaron mal paradas a ambas delegaciones, especialmente al Gobierno, como la polémica reunión entre la delegación de Gobierno, el EMC, el registrador nacional, Alexánder Vega, y el entonces alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, para destrabar la llegada del material electoral al corregimiento de El Plateado, lo que la opinión pública leyó como un permiso del grupo armado para hacer los comicios. Además, la supuesta invitación para estar en el acto de apertura de las elecciones y, lo más grave de todo, el acuerdo para sacar al Ejército de El Plateado, una zona en disputa entre las partes. Colombia+20 reveló que se firmó un pacto con las disidencias de Iván Mordisco, con el compromiso de que las tropas salieran del casco urbano después de elecciones.
Todo ese panorama obligó a las partes a darse un tiempo en el que hubo una especie de suspensión de la mesa, lo que les permitió hacer algunos cambios. Según Mantilla, la transformación más evidente fue la manera como el Gobierno empezó a llevar la negociación con esa disidencia de las antiguas FARC.
“Me parece claro que hubo un cambio por parte de Camilo González -jefe negociador del Gobierno- que hace que las negociaciones se hagan más alejadas de los micrófonos y de las cámaras, y con menos anuncios en los medios, y eso ha beneficiado al proceso. Además, ese tiempo le permitió al EMC recomponer a su delegación -hubo cambios en la jefatura- y al Gobierno desarrollar una tarea más silenciosa que ha dado resultados”, explica el investigador.
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Así las cosas, la noticia es el mayor avance de este ciclo de conversaciones que empezó con el pie izquierdo tras una torpe instalación de la mesa e inicio de un cese al fuego en octubre pasado en Tibú. Según un informe de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), el EMC es el segundo grupo armado organizado que más secuestra en el país.
Ahora el desafío para el Gobierno el próximo año es que ambos grupos armados cumplan con los compromisos, pero también se avance en las agendas -especialmente con la disidencia- y otros acuerdos parciales.