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Con la lectura de un manifiesto político y la designación de sus delegados en la mesa de negociación con el Gobierno, el grupo que se denomina Estado Mayor Central de las FARC-EP hará este domingo su presentación en público frente a cientos de personas que se movilizaron durante una semana para llegar a un lugar denominado Casa Roja, en las sabanas del Yarí, departamento de Caquetá.
Este es el grupo de disidencias que están comandadas por Iván Mordisco y agrupa a cerca de 3.000 combatientes que no se acogieron al Acuerdo Final firmado en 2016.
Previo a esa presentación, Andrey Avendaño, jefe del Frente 33 y uno de los mandos del Estado Mayor Central de las FARC EP, dijo desde las sabanas del Yarí que una de las propuestas que llevarán ante el Gobierno es que la mesa de diálogos sea instalada en Noruega. Además, Avendaño afirmó que su idea es que la mesa sea itinerante y que vaya por las zonas donde ellos operan.
En Casa Roja, que queda entre Caquetania y El Diamante, se llevó a cabo durante los últimos 15 días la cumbre de mandos de este grupo armado. La reunión inició el 3 de abril y congregó a los comandantes de los 23 frentes que operan en 16 departamentos del país. Allí discutieron sus propuestas para la agenda de negociación que presentarán al gobierno de Gustavo Petro y definieron a sus delegados para la mesa de negociación y para el Mecanismo de Veeduría, Monitoreo y Verificación (MVMV), del cese al fuego bilateral.
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Sobre los nombres de los delegados en la mesa de negociación, Colombia+20 pudo establecer que estarán Andrey Avendaño, un mando de la zona de Catatumbo quien firmó, junto al alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, el acuerdo con los protocolos de cese al fuego. También estará Danilo Alvizú, del frente Carolina Ramírez que opera en Putumayo. Se habla también de una mujer conocida con el nombre de Ángela, que estaba privada de la libertad en la cárcel de Jamundí; otro guerrillero con seudónimo Sebastián, quien continúa preso en Popayán, y uno más de nombre Javier, que opera en la zona de Tibú.
Para el mecanismo de verificación designarán a cinco comandantes que representan a cada uno de los bloques y que deben llegar a Bogotá la próxima semana para instalarlo el 26 de abril, tal como lo anunció Rueda la semana pasada.
En el acto público, para el cual concentraron a cientos de personas que representan organizaciones campesinas y étnicas que llegaron en buses y camiones provenientes de diferentes lugares del país, se espera la presencia de Iván Mordisco, quien se presentará como el jefe máximo de ese grupo y leerá un manifiesto político en el que dará a conocer las principales conclusiones de la reunión de mandos que acaba de concluir.
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Estaba previsto inicialmente que a este evento asistirían el comisionado Danilo Rueda y delegados de las embajadas de Noruega, la Unión Europea, Suecia, Suiza, Irlanda, de la Misión de Verificación de la ONU y de la Iglesia católica, pero su presencia se canceló el pasado jueves por varias razones, entre ellas la negativa de los guerrilleros a estar desarmados y uniformados durante el evento.
No era aceptable para el Gobierno que los jefes de este grupo hicieran presencia con uniformes y armas frente a una nutrida congregación de población civil. De tal manera que lo que se había previsto como un acto conjunto para anunciar el inicio de la fase de negociación terminó siendo un acto organizado y protagonizado por el grupo de disidentes.
Queda, como siempre, un enorme interrogante sobre si esas personas que participan lo hacen voluntariamente o bajo presión. La imagen que veremos este domingo puede asemejarse mucho a la que el país presenció en mayo del año 2000, muy cerca de allí, a las afueras de San Vicente del Caguán, cuando el otrora secretariado de las FARC lanzó el Movimiento Bolivariano en presencia de cientos de campesinos que llegaron en buses y camiones. También lo hicieron armados y uniformados.
En cuanto a la intervención de Mordisco, se prevé que hablará de sus propuestas para la agenda de la cual ya ha esbozado algunos lineamientos generales y que según él son temas que quedaron por fuera del acuerdo que se firmó en el teatro Colón el 24 de noviembre de 2016: cierre de la frontera agrícola, limitar el latifundio, incluir programas de recuperación ambiental, entregar y titular tierra a sus combatientes y permitirles participación política. Tal como sucedió en La Habana, durante la fase secreta, este grupo no quiere incluir la expresión entrega o dejación de armas.
El jefe guerrillero también explicará la estructura de mandos de esa organización, de la que son parte 15 comandantes. Además, hará un recuento de varias acciones de la Fuerza Pública que, en su opinión, son violatorias del cese al fuego y que incluyen desembarcos y combates en Tibú (Norte de Santander), en el Cauca, en el Huila y la Uribe (Meta), tal como lo presentaron en un comunicado el pasado viernes. En ese documento criticaron el discurso del presidente Gustavo Petro, en el que dio orden a las tropas de copar todo el territorio nacional. Esa decisión, afirman, va en contravía del cese al fuego que tienen con el Gobierno desde el 1° de enero y que iría hasta el 30 de junio.
La historia se repite
El lugar donde se desarrolla el encuentro de hoy se llama Casa Roja, considerado como uno de los lugares emblemáticos para Jorge Briceño, el Mono Jojoy, quien comandó el Bloque Oriental de la extinta guerrilla de las FARC. Cerca de Caquetania y El Diamante hay lugares con una fuerte carga histórica para ese grupo que firmó el Acuerdo Final con el gobierno de Juan Manuel Santos.
Caquetania es la finca en la que Jojoy y Manuel Marulanda Vélez recibieron a Víctor G. Ricardo, enviado especial del candidato presidencial Andrés Pastrana Arango, en mayo de 1998. Ese día, del encuentro quedó una foto en la que Jojoy lucía un reloj de esa campaña y que para muchos significó el triunfo del candidato conservador.
Un mes después, a esa misma hacienda que tiene pista de aterrizaje propia, llegaría el propio Andrés Pastrana, ya como presidente electo. Enfundado en una camisa tipo polo de color amarillo, el ganador de la contienda presidencial fue a pactar con los dos jefes de la guerrilla que tenía en jaque al país las condiciones para la negociación: el despeje de cinco municipios de Meta y Caquetá, y que incluía esa zona en la que se habían reunido.
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Casi un año después, en mayo de 1999, Pastrana volvió al mismo lugar. Esa vez para firmar el famoso Acuerdo de Caquetania, con el cual se desempatanó la negociación que ni siquiera había podido empezar, tras la instalación de la mesa el 7 de enero de ese mismo año. Los reflectores volverían a esa zona 17 años después, esta vez a un lugar conocido como El Diamante, ubicado varios kilómetros más adelante de Casa Roja. Ese fue el lugar elegido por el entonces secretariado de la guerrilla que estaba a punto de firmar el Acuerdo Final, para hacer la décima y última conferencia guerrillera, la que refrendaría el texto de 310 páginas.
Hoy esta zona, donde se extienden grandes haciendas, con pistas de aterrizaje que en la década de los 80 fueron tomadas por los narcotraficantes y que años después fueron despojadas a sangre y fuego por las FARC, vuelve a ser epicentro del comienzo de una negociación de paz.
El primer grupo que se apartó del Acuerdo Final
La primera disidencia de las FARC surgió antes de la firma del Acuerdo Final de Paz del 24 de noviembre de 2016, en el Teatro Colón. Fue Néstor Gregorio Vera, conocido en la guerra como Iván Mordisco, quien lideraba el frente primero Armando Ríos de esa guerrilla, el primero en anunciar que se apartaba de la negociación. En un comunicado, el 6 de julio de ese año, dio a conocer su decisión.
En la décima conferencia de las FARC —justamente en los Llanos del Yarí— se reunieron cerca de 300 comandantes para aprobar el Acuerdo que iba a ser firmado, por primera vez, el 26 de septiembre en Cartagena. Todos asistieron, menos Mordisco.
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Del Yarí salieron los participantes de esa última conferencia hacia los lugares donde habían dejado sus tropas. Debían informales los resultados del encuentro y mover sus unidades hacia las zonas de concentración donde dejarían las armas en 2017.
Justo en esa marcha, Gentil Duarte, comandante del séptimo frente, desvió su camino, juntó unos 100 guerrilleros, armas, dinero y lingotes de oro, que estaban en la selva. Se unió a Mordisco y empezaron la historia de la disidencia más grande de las FARC.
*Enviada especial Llanos del Yarí.