Perdonar la violencia sexual es posible después de la rabia y la justicia: filósofa sudafricana
Louise du Toit, que ha trabajado con víctimas de este delito en el país africano, habla de la ira que sienten y debe permitírseles a las mujeres violentadas y cómo exigirles perdón tiene que ver con el hecho de ser mujeres. Este 14 de agosto dará una conferencia en Bogotá.
Beatriz Valdés Correa - @beatrijelena
Durante siglos Sudáfrica fue controlada por Europa. Primero por colones neerlandeses y luego por británicos. Instalaron un sistema (Apartheid) en el que los negros no podían mezclarse con los blancos: no podían votar, ni asistir a los mismos hospitales, playas, escuelas o usar el mismo transporte público. Por supuesto, lo destinado para los blancos era mejor. En medio de esa violencia, la situación específica para las mujeres atravesó su cuerpo. Fueron violentadas sexualmente por colonos y por los ejércitos que los protegían. Sobre todo, fueron violentadas las que eran activistas o tenían relaciones con hombres activistas.
La filósofa Louise du Toit, profesora asociada al Departamento de Filosofía de la Universidad Stellenbosch en Sudáfrica, dice que este país ha sido ejemplo en cómo deben hacerse los procesos de reconciliación: solo hasta 1992 cayó formalmente el Apartheid y en 1994 subió a la presidencia Nelson Mandela, la cara más visible de esta lucha. Sin embargo, en materia de violencia sexual es un ejemplo de cómo no deben hacerse las cosas. Las violaciones, y otros delitos contra las mujeres, no se juzgaron y por eso, dice, hoy ellas no confían en la justicia.
Esta académica estará este miércoles 14 de agosto en Fragmentos (Cr 7 No. 6b-30), a partir de las 6:00 p.m, dando su conferencia “Víctimas de violación en la guerra: algunos pensamientos sobre la ira, la memorización y el perdón”, en el encuentro Para nosotras, pero con nosotras, organizado por La Unidad de Investigación y Acusación de la JEP en trabajo conjunto con la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales, la universidades Nacional y Central, Fragmentos y la OIM. La entrada a esta conferencia es libre y en ella hablará sobre la ira, el perdón, la memoria y la injusticia. En esta entrevista con Colombia2020 da algunas pistas de los porqués de este delito.
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¿Por qué empezó a investigar sobre violencia sexual?
Me interesaba el punto de vista de la Filosofía porque investiga el por qué: el por qué esto pasa. Hay unas ciencias económicas, estadísticas que dan una imagen de lo que sucede, pero lo que me interesaba eran las preguntas filosóficas de cómo eso llega a pasar en una sociedad, cuáles son las razones que crean un ambiente en el que puede pasar la violencia sexual. Lo que me interesa y he hecho es recolectar testimonios de víctimas de violencia sexual y tratar de entender cómo eso impactó la vida de ellas. Estoy interesada no solo en lo personal, sino también en cómo cambia esa persona políticamente después de haber vivido una experiencia de violencia sexual, porque este delito es un arma política. Estoy interesada no solo en violencia sexual en el marco de una guerra, sino también en una situación de posconflicto, como sucedió en Sudáfrica, que es de donde soy.
A partir de esa recolección de testimonios, ¿qué ha podido evidenciar que sucede en la vida de las mujeres después de la violencia sexual?
Una pérdida total para la mujer, en varios aspectos: una pérdida en la interacción con los demás y con el mundo alrededor de ella. Afecta la voz de la mujer y su posición en la sociedad.
¿Por qué los hombres violan mujeres en las guerras?
Creo que hay muchas explicaciones para esto, que varían de conflicto en conflicto, pero hay una línea roja, que es destruir el poder sexual de la mujer, lo que es importante en la creación de comunidad. Esto se destruye en una violación.
¿Qué tienen que ver los roles de género en las violaciones?
Los contextos de las violaciones, tanto en la guerra como en contextos cotidianos, ayudan a crear unos roles patriarcales muy definidos sobre lo que es un hombre y lo que es una mujer. Esto se exacerba en tiempos de guerra y en la misma violación. En los tiempos de posconflicto siempre hay una oportunidad de reconstruir la sociedad y es en estas épocas cuando hay un miedo de parte de los hombres: sienten que se va a perder un sistema patriarcal que existía en la guerra, y por eso las violaciones continúan.
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¿Hay un miedo de los hombres a perder el poder que les daban las armas y buscan otras maneras de ejercer ese poder?
Esa es una buena interpretación. Hay una masculinidad militar que se desdibuja después de un tiempo de guerra, cuando se quitan las armas, que son los juguetes de los “niños”. También está esta idea de la estructura militar que es muy patriarcal y el posconflicto es una situación en la que ellos tienen miedo de perderla.
¿Las violaciones pueden significar la reafirmación de una masculinidad patriarcal?
Sí, la violación es un arma patriarcal y en una violación de hace claro quién está en una posición de poder y quién en una posición de dominación.
¿Por qué los hombres niegan que violaron mujeres?
Lo raro es que la vergüenza la mayoría del tiempo no es sentida por el hombre, sino por la mujer violada. Eso tiene que ver con factores religiosos y patriarcales. Los hombres lo niegan por miedo a la justicia, más que por vergüenza con la comunidad.
¿Puede ser que los hombres sientan vergüenza de haber tomado a una mujer por la fuerza y no por medio del coqueteo o del consenso?
Es muy importante tener clara la diferencia entre violación y sexo. La violación ocurre en sistemas de dominación sexual en los que un grupo hace esto porque hacen parte de una causa que ellos, en la que usan la violencia sexual como un método. Si la comunidad es capaz de condenar que se violen mujeres, si hay un poder para avergonzarlos, se pueden castigar públicamente. Esto puede cambiar las dinámicas de la situación. El contexto es muy importante, hay algunos en los que la comunidad se manifiesta y se pone del lado de la mujer violentada.
En el caso de Sudáfrica, ¿qué ha podido evidenciar sobre por qué se violan mujeres?
Sudáfrica es un país que era una colonia y tenemos una historia colonial en los que los actos sexuales de los colonialistas siempre han sucedido. Son 350 años de estos casos. Pero por ser un país cristiano, la violación no fue usada como arma de guerra abiertamente. Sí fue un arma para castigar a las mujeres de los enemigos, especialmente de mujeres activistas. También, la historia de la emancipación de la población sudafricana muchas mujeres activistas fueron tomadas y usadas como esclavas sexuales.
Durante el proceso de reconciliación en Sudáfrica, que de muchas maneras fue un ejemplo de cómo hacer las cosas bien, las violaciones fueron totalmente ignoradas. Ahora está saliendo más información sobre eso, las víctimas están contando sus testimonios y haciendo un gran trabajo para sacar a la luz lo que verdaderamente pasó en este tiempo. Por eso tenemos unas estadísticas de violación muy altas. En Sudáfrica hay alrededor de 50 millones de habitantes y 65.000 casos de violación anuales reportados a la policía, en general.
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¿Todavía están en posconflicto?
Eso es una pregunta muy difícil porque muchas personas quieren decir que están mucho más lejos de un conflicto de lo que realmente están, pero yo pienso que estamos aún en un periodo de transición.
¿Entonces estas cifras de violaciones anuales a qué obedecen? ¿Violencias de género en general o conflictos residuales?
Hoy en día la totalidad de estas cifras no obedecen a grupos que están violando a mujeres enemigas, sino que, como en muchos otros países, se trata de personas que son conocidas por la víctima. No tienen nada que ver hoy en día con conflictos pasados, no son armas de guerra.
¿Qué ha pasado con las mujeres violentadas sexualmente en el marco de la guerra, a nivel psicológico, físico e incluso gubernamental?
Esto no se resolvió bien en Sudáfrica porque todavía hoy en día las víctimas no tienen las palabras ni las herramientas para hablar de lo que les pasó durante el conflicto. Sí hay una herencia de lo que se pasó y se puede sentir, algunas veces sale a la luz, pero otras veces sigue abajo, marcando la sociedad.
¿Las mujeres se sienten inseguras?
A causa de que la violación en tiempo de guerra no fue judicializada, no fueron acusados los victimarios ni hubo un proceso de poner a la luz del día estos crímenes, esto sigue estando en la oscuridad. Los crímenes sexuales siguen sucediendo y las mujeres siguen sintiendo que no pueden acusar al victimario porque en el pasado no lo podían hacer tampoco.
Es decir, la injusticia, la falta de juzgamiento, afecta a las mujeres futuras, las que luego terminan siendo víctimas.
Sí, porque la naturaleza política de la violencia durante el conflicto jamás fue hablada.
En Colombia estamos en un momento de transición y tenemos una justicia transicional que debe juzgar a quienes cometieron violencia sexual, sin embargo, estas personas podrían tener penas alternativas de 8 años de cárcel. ¿Qué piensa de esto?
Creo que esto es bueno, importante y mejor que lo que tuvimos en Sudáfrica en su tiempo, pero uno debe tener cuidado en estos tribunales, en la justicia transicional, sobre cuáles son los tipos de violación que se pueden acusar. No deberían ser limitados a las violaciones que hicieron en función de dañar al enemigo. Tienen que incluirse las violaciones que también pasan en tiempos de guerra, pero que pueden ser cometidas por el primo, el amigo, el conocido. Estas justicias tienen que ser incluyentes de todas las violaciones, no solo limitadas a las violencias sexuales usadas como armas de guerra.
Hay que ser muy cuidadosos con no hacer demasiadas diferencias entre violación de guerra y violaciones en contexto comunes, porque el impacto a la mujer es el mismo. En tiempos de guerra la capacidad de la mujer de entrar en relaciones consensuadas es limitada, por un montón de factores y tenemos que tener cuidado en el posconflicto de no destruir la oportunidad para que estos testimonios se den.
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Es decir, ¿para usted en tiempos de guerra casi cualquier violación a una mujer, aunque no sea por parte de un grupo armado, también es una violación de guerra?
Correcto. No me gusta esa diferencia de violación de guerra y violación “no de guerra”. Es violación y punto. En unos contextos las violaciones de guerra son registradas como crímenes de lesa humanidad, que sí tienen aspectos judiciales específicos, en cambio las "violaciones corrientes" no tienen esos marcos judiciales. Esto no es justo.
El peligro de definir y diferenciar las violaciones de guerra de las "corrientes" es que otra vez se está poniendo a la mujer en una situación en la que ella no es lo que importa en la justicia, se la está revictimizando. Ella es la misma víctima. ¿Por qué la violación de guerra debería tener una repercusión en la justicia más importante que una violación común? Esto no es justo porque otra vez estamos tratando al grupo armado o victimario como más importante que el daño causado a la mujer. Estamos diciendo "ustedes lo hicieron por política" o "por dañar su comunidad" y es una manera de olvidar a la víctima y poner al victimario en el centro.
De acuerdo, sin embargo, la justicia transicional no está en capacidad de juzgar cada caso, porque en Colombia son más de 27.000. Entonces, va a juzgar a los victimarios por casos comunes, por macrocasos, no uno a uno. Entonces sería imposible juzgar a mujeres que no fueron violentadas por actores armados, pero sí durante la guerra, porque para eso está la justicia ordinaria. ¿Cree que esto podría constituir impunidad?
En el futuro vamos a ver las consecuencias de juzgar estos casos de manera diferente. Los crímenes contra las mujeres son iguales.
¿Qué aspectos abordará en su conferencia?
Uno de los temas es la limitación de la ley al juzgar violencia sexual y violación. Tenemos que usar la ley, pero no podemos poner todas nuestras esperanzas en ella en estos casos. Como sociedad tenemos que cambiar la noción simbólica e histórica de la violación.
También hablaré de la rabia de una mujer después de una violación. De esto casi no se habla y con el trabajo de Fragmentos, en el que las mujeres víctimas de violencia sexual estuvieron martillando los diseños para el piso, podemos hablar de la rabia que uno siente. Quiero hablar del perdón en situaciones de violación. Muchas veces la sociedad asume que la mujer debe y va a perdonar, solo por ser mujer. Y quiero hablar de memoria para mirar cómo la memoria y los testimonios pueden ayudar a las futuras mujeres.
¿Dice que el perdón es atribuido a la mujer en medio del rol de género, de ser "la madre" y ser "tierna"?
Totalmente, el perdón es posible después de la rabia, de una acusación. Después es posible. Pero si la sociedad no permite la rabia, si la acusación no es permitida por el sistema de justicia, veo muy difícil personar.
Durante siglos Sudáfrica fue controlada por Europa. Primero por colones neerlandeses y luego por británicos. Instalaron un sistema (Apartheid) en el que los negros no podían mezclarse con los blancos: no podían votar, ni asistir a los mismos hospitales, playas, escuelas o usar el mismo transporte público. Por supuesto, lo destinado para los blancos era mejor. En medio de esa violencia, la situación específica para las mujeres atravesó su cuerpo. Fueron violentadas sexualmente por colonos y por los ejércitos que los protegían. Sobre todo, fueron violentadas las que eran activistas o tenían relaciones con hombres activistas.
La filósofa Louise du Toit, profesora asociada al Departamento de Filosofía de la Universidad Stellenbosch en Sudáfrica, dice que este país ha sido ejemplo en cómo deben hacerse los procesos de reconciliación: solo hasta 1992 cayó formalmente el Apartheid y en 1994 subió a la presidencia Nelson Mandela, la cara más visible de esta lucha. Sin embargo, en materia de violencia sexual es un ejemplo de cómo no deben hacerse las cosas. Las violaciones, y otros delitos contra las mujeres, no se juzgaron y por eso, dice, hoy ellas no confían en la justicia.
Esta académica estará este miércoles 14 de agosto en Fragmentos (Cr 7 No. 6b-30), a partir de las 6:00 p.m, dando su conferencia “Víctimas de violación en la guerra: algunos pensamientos sobre la ira, la memorización y el perdón”, en el encuentro Para nosotras, pero con nosotras, organizado por La Unidad de Investigación y Acusación de la JEP en trabajo conjunto con la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales, la universidades Nacional y Central, Fragmentos y la OIM. La entrada a esta conferencia es libre y en ella hablará sobre la ira, el perdón, la memoria y la injusticia. En esta entrevista con Colombia2020 da algunas pistas de los porqués de este delito.
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¿Por qué empezó a investigar sobre violencia sexual?
Me interesaba el punto de vista de la Filosofía porque investiga el por qué: el por qué esto pasa. Hay unas ciencias económicas, estadísticas que dan una imagen de lo que sucede, pero lo que me interesaba eran las preguntas filosóficas de cómo eso llega a pasar en una sociedad, cuáles son las razones que crean un ambiente en el que puede pasar la violencia sexual. Lo que me interesa y he hecho es recolectar testimonios de víctimas de violencia sexual y tratar de entender cómo eso impactó la vida de ellas. Estoy interesada no solo en lo personal, sino también en cómo cambia esa persona políticamente después de haber vivido una experiencia de violencia sexual, porque este delito es un arma política. Estoy interesada no solo en violencia sexual en el marco de una guerra, sino también en una situación de posconflicto, como sucedió en Sudáfrica, que es de donde soy.
A partir de esa recolección de testimonios, ¿qué ha podido evidenciar que sucede en la vida de las mujeres después de la violencia sexual?
Una pérdida total para la mujer, en varios aspectos: una pérdida en la interacción con los demás y con el mundo alrededor de ella. Afecta la voz de la mujer y su posición en la sociedad.
¿Por qué los hombres violan mujeres en las guerras?
Creo que hay muchas explicaciones para esto, que varían de conflicto en conflicto, pero hay una línea roja, que es destruir el poder sexual de la mujer, lo que es importante en la creación de comunidad. Esto se destruye en una violación.
¿Qué tienen que ver los roles de género en las violaciones?
Los contextos de las violaciones, tanto en la guerra como en contextos cotidianos, ayudan a crear unos roles patriarcales muy definidos sobre lo que es un hombre y lo que es una mujer. Esto se exacerba en tiempos de guerra y en la misma violación. En los tiempos de posconflicto siempre hay una oportunidad de reconstruir la sociedad y es en estas épocas cuando hay un miedo de parte de los hombres: sienten que se va a perder un sistema patriarcal que existía en la guerra, y por eso las violaciones continúan.
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¿Hay un miedo de los hombres a perder el poder que les daban las armas y buscan otras maneras de ejercer ese poder?
Esa es una buena interpretación. Hay una masculinidad militar que se desdibuja después de un tiempo de guerra, cuando se quitan las armas, que son los juguetes de los “niños”. También está esta idea de la estructura militar que es muy patriarcal y el posconflicto es una situación en la que ellos tienen miedo de perderla.
¿Las violaciones pueden significar la reafirmación de una masculinidad patriarcal?
Sí, la violación es un arma patriarcal y en una violación de hace claro quién está en una posición de poder y quién en una posición de dominación.
¿Por qué los hombres niegan que violaron mujeres?
Lo raro es que la vergüenza la mayoría del tiempo no es sentida por el hombre, sino por la mujer violada. Eso tiene que ver con factores religiosos y patriarcales. Los hombres lo niegan por miedo a la justicia, más que por vergüenza con la comunidad.
¿Puede ser que los hombres sientan vergüenza de haber tomado a una mujer por la fuerza y no por medio del coqueteo o del consenso?
Es muy importante tener clara la diferencia entre violación y sexo. La violación ocurre en sistemas de dominación sexual en los que un grupo hace esto porque hacen parte de una causa que ellos, en la que usan la violencia sexual como un método. Si la comunidad es capaz de condenar que se violen mujeres, si hay un poder para avergonzarlos, se pueden castigar públicamente. Esto puede cambiar las dinámicas de la situación. El contexto es muy importante, hay algunos en los que la comunidad se manifiesta y se pone del lado de la mujer violentada.
En el caso de Sudáfrica, ¿qué ha podido evidenciar sobre por qué se violan mujeres?
Sudáfrica es un país que era una colonia y tenemos una historia colonial en los que los actos sexuales de los colonialistas siempre han sucedido. Son 350 años de estos casos. Pero por ser un país cristiano, la violación no fue usada como arma de guerra abiertamente. Sí fue un arma para castigar a las mujeres de los enemigos, especialmente de mujeres activistas. También, la historia de la emancipación de la población sudafricana muchas mujeres activistas fueron tomadas y usadas como esclavas sexuales.
Durante el proceso de reconciliación en Sudáfrica, que de muchas maneras fue un ejemplo de cómo hacer las cosas bien, las violaciones fueron totalmente ignoradas. Ahora está saliendo más información sobre eso, las víctimas están contando sus testimonios y haciendo un gran trabajo para sacar a la luz lo que verdaderamente pasó en este tiempo. Por eso tenemos unas estadísticas de violación muy altas. En Sudáfrica hay alrededor de 50 millones de habitantes y 65.000 casos de violación anuales reportados a la policía, en general.
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¿Todavía están en posconflicto?
Eso es una pregunta muy difícil porque muchas personas quieren decir que están mucho más lejos de un conflicto de lo que realmente están, pero yo pienso que estamos aún en un periodo de transición.
¿Entonces estas cifras de violaciones anuales a qué obedecen? ¿Violencias de género en general o conflictos residuales?
Hoy en día la totalidad de estas cifras no obedecen a grupos que están violando a mujeres enemigas, sino que, como en muchos otros países, se trata de personas que son conocidas por la víctima. No tienen nada que ver hoy en día con conflictos pasados, no son armas de guerra.
¿Qué ha pasado con las mujeres violentadas sexualmente en el marco de la guerra, a nivel psicológico, físico e incluso gubernamental?
Esto no se resolvió bien en Sudáfrica porque todavía hoy en día las víctimas no tienen las palabras ni las herramientas para hablar de lo que les pasó durante el conflicto. Sí hay una herencia de lo que se pasó y se puede sentir, algunas veces sale a la luz, pero otras veces sigue abajo, marcando la sociedad.
¿Las mujeres se sienten inseguras?
A causa de que la violación en tiempo de guerra no fue judicializada, no fueron acusados los victimarios ni hubo un proceso de poner a la luz del día estos crímenes, esto sigue estando en la oscuridad. Los crímenes sexuales siguen sucediendo y las mujeres siguen sintiendo que no pueden acusar al victimario porque en el pasado no lo podían hacer tampoco.
Es decir, la injusticia, la falta de juzgamiento, afecta a las mujeres futuras, las que luego terminan siendo víctimas.
Sí, porque la naturaleza política de la violencia durante el conflicto jamás fue hablada.
En Colombia estamos en un momento de transición y tenemos una justicia transicional que debe juzgar a quienes cometieron violencia sexual, sin embargo, estas personas podrían tener penas alternativas de 8 años de cárcel. ¿Qué piensa de esto?
Creo que esto es bueno, importante y mejor que lo que tuvimos en Sudáfrica en su tiempo, pero uno debe tener cuidado en estos tribunales, en la justicia transicional, sobre cuáles son los tipos de violación que se pueden acusar. No deberían ser limitados a las violaciones que hicieron en función de dañar al enemigo. Tienen que incluirse las violaciones que también pasan en tiempos de guerra, pero que pueden ser cometidas por el primo, el amigo, el conocido. Estas justicias tienen que ser incluyentes de todas las violaciones, no solo limitadas a las violencias sexuales usadas como armas de guerra.
Hay que ser muy cuidadosos con no hacer demasiadas diferencias entre violación de guerra y violaciones en contexto comunes, porque el impacto a la mujer es el mismo. En tiempos de guerra la capacidad de la mujer de entrar en relaciones consensuadas es limitada, por un montón de factores y tenemos que tener cuidado en el posconflicto de no destruir la oportunidad para que estos testimonios se den.
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Es decir, ¿para usted en tiempos de guerra casi cualquier violación a una mujer, aunque no sea por parte de un grupo armado, también es una violación de guerra?
Correcto. No me gusta esa diferencia de violación de guerra y violación “no de guerra”. Es violación y punto. En unos contextos las violaciones de guerra son registradas como crímenes de lesa humanidad, que sí tienen aspectos judiciales específicos, en cambio las "violaciones corrientes" no tienen esos marcos judiciales. Esto no es justo.
El peligro de definir y diferenciar las violaciones de guerra de las "corrientes" es que otra vez se está poniendo a la mujer en una situación en la que ella no es lo que importa en la justicia, se la está revictimizando. Ella es la misma víctima. ¿Por qué la violación de guerra debería tener una repercusión en la justicia más importante que una violación común? Esto no es justo porque otra vez estamos tratando al grupo armado o victimario como más importante que el daño causado a la mujer. Estamos diciendo "ustedes lo hicieron por política" o "por dañar su comunidad" y es una manera de olvidar a la víctima y poner al victimario en el centro.
De acuerdo, sin embargo, la justicia transicional no está en capacidad de juzgar cada caso, porque en Colombia son más de 27.000. Entonces, va a juzgar a los victimarios por casos comunes, por macrocasos, no uno a uno. Entonces sería imposible juzgar a mujeres que no fueron violentadas por actores armados, pero sí durante la guerra, porque para eso está la justicia ordinaria. ¿Cree que esto podría constituir impunidad?
En el futuro vamos a ver las consecuencias de juzgar estos casos de manera diferente. Los crímenes contra las mujeres son iguales.
¿Qué aspectos abordará en su conferencia?
Uno de los temas es la limitación de la ley al juzgar violencia sexual y violación. Tenemos que usar la ley, pero no podemos poner todas nuestras esperanzas en ella en estos casos. Como sociedad tenemos que cambiar la noción simbólica e histórica de la violación.
También hablaré de la rabia de una mujer después de una violación. De esto casi no se habla y con el trabajo de Fragmentos, en el que las mujeres víctimas de violencia sexual estuvieron martillando los diseños para el piso, podemos hablar de la rabia que uno siente. Quiero hablar del perdón en situaciones de violación. Muchas veces la sociedad asume que la mujer debe y va a perdonar, solo por ser mujer. Y quiero hablar de memoria para mirar cómo la memoria y los testimonios pueden ayudar a las futuras mujeres.
¿Dice que el perdón es atribuido a la mujer en medio del rol de género, de ser "la madre" y ser "tierna"?
Totalmente, el perdón es posible después de la rabia, de una acusación. Después es posible. Pero si la sociedad no permite la rabia, si la acusación no es permitida por el sistema de justicia, veo muy difícil personar.