“Ofensiva total” de Petro contra el EMC aleja aún más a frentes de “Mordisco” del proceso de paz
La orden del presidente se dio tras los combates del fin de semana en Cauca. Los bloques de ese grupo que se levantaron de la mesa dijeron que con esa medida Petro “cierra las puertas del diálogo y la paz”.
Cindy A. Morales Castillo
La “ofensiva total” que anunció el lunes el presidente Gustavo Petro contra el Estado Mayor Central (EMC), considerada la mayor disidencia de las antiguas FARC, aleja aún más la posibilidad de que los frentes de “Iván Mordisco” vuelvan a la mesa de diálogos, luego de la división interna que mantiene ese grupo armado.
“La ofensiva contra el EMC en Cauca debe ser total. Son asesinos del pueblo y traficantes. Si el presidente tiene que ir, el presidente irá” , dijo Petro en su cuenta de X.
La respuesta del presidente viene dada por una serie de fuertes enfrentamientos entre el Ejército y el EMC, que se han recrudecido en la última semana en Cauca con el frente Carlos Patiño en ciertos puntos del cañón del Micay, el fortín de “Mordisco” y uno de los enclaves cocaleros más importantes de ese departamento, que concentra el 75 % de los cultivos de hoja de coca en esa región.
Solo los combates del fin de semana dejaron cuatro soldados muertos y la captura de al menos cinco guerrilleros en Argelia, de acuerdo con el Ejército. Sin embargo, los números globales totalizan más de 15 guerrilleros muertos y 12 heridos desde finales de abril en el sur de ese departamento, según el conteo de las Fuerzas Militares.
A eso se suma el secuestro de miembros del CTI en Cauca por parte de ese grupo armado ocurrido el 20 de abril, y quienes aún siguen en poder de la disidencia. El EMC afirmó hace unos días que no se había podido dar su liberación porque el Gobierno “ha priorizado las operaciones militares” sobre “la acción humanitaria”.
La disidencia le respondió al presidente Petro con otro trino, en el que le reclamó que con la ofensiva “cierra las puertas del diálogo y la paz”. En el mensaje también dicen: “Su verdadero rostro no dista mucho del de gobiernos anteriores. ‘Mal paga el diablo a quien bien le sirve’”, afirmaron sin dar más detalles.
Una serie de versiones sobre lo que había ocurrido con los cuerpos de los soldados que cayeron en los combates del fin de semana también provocaron un rifirrafe en redes sociales entre el Ejército y el EMC. Según la disidencia, el Ejército abandonó los cuerpos de los soldados.
Por su parte, las Fuerzas Militares afirmaron en el comunicado que el comandante en terreno ocultó los cuerpos para hacer un repliegue que “preservara” la vida de la tropa y permitiera trasladar a los heridos y capturados. El Ministerio de Defensa dijo que no se habían podido extraer por condiciones climáticas.
El comandante de las Fuerzas Militares, general Helder Giraldo, igual denunció que los cuerpos de los uniformados que murieron en los combates en Argelia fueron profanados por miembros del frente Carlos Patiño. Giraldo incluso dijo que en una interceptación de comunicación al grupo armado se escuchaba a “Dumar” o “Chito”, cabecilla de la compañía Alberto Poño, dando la orden a sus integrantes de que si llegasen a capturar a miembros de la Fuerza Pública los decapitaran.
La negociación de paz, dividida
Desde hace casi un año el EMC y el Gobierno libran combates por el control del cañón del Micay. Específicamente se disputan el corregimiento de El Plateado, el mayor fortín del grupo armado, por ser la entrada a ese enclave cocalero.
Esa lucha convirtió a los frentes de Cauca en el talón de Aquiles de la negociación de paz con el EMC, entre otras cosas, por el rechazo constante a medidas que otros bloques aceptaban como la llegada de fuerza institucional a las regiones o evitar la presencia de guerrilleros en los cascos urbanos y rurales.
Por eso estos enfrentamientos, que además han dejado unos 200 desplazamientos en la región, siguen marcando la distancia entre el Gobierno y los frentes de “Mordisco” que abandonaron la mesa de diálogos.
Para Jorge Mantilla, investigador en temas de conflicto y crimen, la ofensiva lanzada por Petro es la muestra del cambio en el planteamiento inicial del Gobierno con la paz total. “El Gobierno renunció a la política de paz total y ha avanzado mucho más en un formato de paz parcial territorializada, en esta fórmula de negociar con quien se pueda, donde se pueda”, explica Mantilla.
La razón de la fractura en el interior del Estado Mayor Central, y que provocó que unas estructuras siguieran adelante con el proceso de paz y otras se levantaran de la mesa, se dio por las distintas opiniones sobre cómo responder a la suspensión del alto al fuego regional decretado por Petro el 17 de marzo tras un ataque a una comunidad indígena. Mientras unos delegados del EMC querían mantener el alto al fuego y la mesa de diálogos, otros querían tomar medidas más radicales.
Ese rompimiento provocó ese incremento en los combates. Hace unos días Andrés Patiño, comandante del bloque occidental Comandante Jacobo Arenas —que opera en la región—, afirmó que están prestos a la guerra, pero se mantienen en la vía de diálogo y negociación.
Lo más paradójico y diciente del caso es que al tiempo que se incrementan los choques con los frentes de Cauca, el Gobierno inició el lunes unos diálogos sociales en el Caguán con las facciones que comandan Alexánder Díaz, conocido como “Calarcá Córdoba”, jefe de los frentes de Caquetá, y Andrey Avendaño, del Catatumbo.
Para Mantilla, la apuesta de ese proceso con apenas el 40 % de las estructuras del EMC muestra que el Gobierno seguirá con pilotos de paz territorial y transformaciones en esas zonas para intentar mostrar resultados rápidos. Del lado de los que quedan en la mesa, el mayor reto, según el experto, es que logren construir legitimidad en el interior de sus estructuras y “puedan convencer a frentes que están en duda” de sumarse al proceso.
La “ofensiva total” que anunció el lunes el presidente Gustavo Petro contra el Estado Mayor Central (EMC), considerada la mayor disidencia de las antiguas FARC, aleja aún más la posibilidad de que los frentes de “Iván Mordisco” vuelvan a la mesa de diálogos, luego de la división interna que mantiene ese grupo armado.
“La ofensiva contra el EMC en Cauca debe ser total. Son asesinos del pueblo y traficantes. Si el presidente tiene que ir, el presidente irá” , dijo Petro en su cuenta de X.
La respuesta del presidente viene dada por una serie de fuertes enfrentamientos entre el Ejército y el EMC, que se han recrudecido en la última semana en Cauca con el frente Carlos Patiño en ciertos puntos del cañón del Micay, el fortín de “Mordisco” y uno de los enclaves cocaleros más importantes de ese departamento, que concentra el 75 % de los cultivos de hoja de coca en esa región.
Solo los combates del fin de semana dejaron cuatro soldados muertos y la captura de al menos cinco guerrilleros en Argelia, de acuerdo con el Ejército. Sin embargo, los números globales totalizan más de 15 guerrilleros muertos y 12 heridos desde finales de abril en el sur de ese departamento, según el conteo de las Fuerzas Militares.
A eso se suma el secuestro de miembros del CTI en Cauca por parte de ese grupo armado ocurrido el 20 de abril, y quienes aún siguen en poder de la disidencia. El EMC afirmó hace unos días que no se había podido dar su liberación porque el Gobierno “ha priorizado las operaciones militares” sobre “la acción humanitaria”.
La disidencia le respondió al presidente Petro con otro trino, en el que le reclamó que con la ofensiva “cierra las puertas del diálogo y la paz”. En el mensaje también dicen: “Su verdadero rostro no dista mucho del de gobiernos anteriores. ‘Mal paga el diablo a quien bien le sirve’”, afirmaron sin dar más detalles.
Una serie de versiones sobre lo que había ocurrido con los cuerpos de los soldados que cayeron en los combates del fin de semana también provocaron un rifirrafe en redes sociales entre el Ejército y el EMC. Según la disidencia, el Ejército abandonó los cuerpos de los soldados.
Por su parte, las Fuerzas Militares afirmaron en el comunicado que el comandante en terreno ocultó los cuerpos para hacer un repliegue que “preservara” la vida de la tropa y permitiera trasladar a los heridos y capturados. El Ministerio de Defensa dijo que no se habían podido extraer por condiciones climáticas.
El comandante de las Fuerzas Militares, general Helder Giraldo, igual denunció que los cuerpos de los uniformados que murieron en los combates en Argelia fueron profanados por miembros del frente Carlos Patiño. Giraldo incluso dijo que en una interceptación de comunicación al grupo armado se escuchaba a “Dumar” o “Chito”, cabecilla de la compañía Alberto Poño, dando la orden a sus integrantes de que si llegasen a capturar a miembros de la Fuerza Pública los decapitaran.
La negociación de paz, dividida
Desde hace casi un año el EMC y el Gobierno libran combates por el control del cañón del Micay. Específicamente se disputan el corregimiento de El Plateado, el mayor fortín del grupo armado, por ser la entrada a ese enclave cocalero.
Esa lucha convirtió a los frentes de Cauca en el talón de Aquiles de la negociación de paz con el EMC, entre otras cosas, por el rechazo constante a medidas que otros bloques aceptaban como la llegada de fuerza institucional a las regiones o evitar la presencia de guerrilleros en los cascos urbanos y rurales.
Por eso estos enfrentamientos, que además han dejado unos 200 desplazamientos en la región, siguen marcando la distancia entre el Gobierno y los frentes de “Mordisco” que abandonaron la mesa de diálogos.
Para Jorge Mantilla, investigador en temas de conflicto y crimen, la ofensiva lanzada por Petro es la muestra del cambio en el planteamiento inicial del Gobierno con la paz total. “El Gobierno renunció a la política de paz total y ha avanzado mucho más en un formato de paz parcial territorializada, en esta fórmula de negociar con quien se pueda, donde se pueda”, explica Mantilla.
La razón de la fractura en el interior del Estado Mayor Central, y que provocó que unas estructuras siguieran adelante con el proceso de paz y otras se levantaran de la mesa, se dio por las distintas opiniones sobre cómo responder a la suspensión del alto al fuego regional decretado por Petro el 17 de marzo tras un ataque a una comunidad indígena. Mientras unos delegados del EMC querían mantener el alto al fuego y la mesa de diálogos, otros querían tomar medidas más radicales.
Ese rompimiento provocó ese incremento en los combates. Hace unos días Andrés Patiño, comandante del bloque occidental Comandante Jacobo Arenas —que opera en la región—, afirmó que están prestos a la guerra, pero se mantienen en la vía de diálogo y negociación.
Lo más paradójico y diciente del caso es que al tiempo que se incrementan los choques con los frentes de Cauca, el Gobierno inició el lunes unos diálogos sociales en el Caguán con las facciones que comandan Alexánder Díaz, conocido como “Calarcá Córdoba”, jefe de los frentes de Caquetá, y Andrey Avendaño, del Catatumbo.
Para Mantilla, la apuesta de ese proceso con apenas el 40 % de las estructuras del EMC muestra que el Gobierno seguirá con pilotos de paz territorial y transformaciones en esas zonas para intentar mostrar resultados rápidos. Del lado de los que quedan en la mesa, el mayor reto, según el experto, es que logren construir legitimidad en el interior de sus estructuras y “puedan convencer a frentes que están en duda” de sumarse al proceso.