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La paz en Buenaventura ha sido esquiva, pero este martes 18 de julio se abrió una pequeña ventana con la instalación de una mesa de diálogo entre el Gobierno y las bandas criminales locales.
El camino -hasta lo que calificó el presidente Gustavo Petro como su primer “laboratorio de la paz urbano”- ha estado lleno de treguas cumplidas a medias y estallidos de violencia. La situación estuvo por decir lo menos tensa hace una semana cuando se conoció un video en el que hombres armados y encapuchados prometían defender a “sangre y fuego” el territorio de otras organizaciones criminales, específicamente una denominada Jalisco, que se pensaba que tenía vínculos con los carteles mexicanos, pero que luego se conoció que era una escisión más de la banda local denominada La Empresa.
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La grabación llevó al Gobierno a convocar un consejo extraordinario de seguridad liderado por el mismo ministro de Defensa, Iván Velásquez. Allí se concluyó que no se quería llegar una militarización de la zona y que era necesario apurar el diálogo social. Esa situación también llevó a que desde la Oficina del Alto Comisionado se retomarán las conversaciones con los voceros de Shottas y Espartanos, que hoy parece rendir frutos.
Todo este trabajo empezó en septiembre de 2022 cuando el presidente incentivó un pacto de no agresión entre Shottas y Espartanos, las dos estructuras ilegales principales. Ese pedido se concretó el 1 de octubre con un partido de fútbol en la plaza central del barrio Juan XXIII entre ambas bandas -derivadas de una más grande llamada La Local-. Desde ese día, se contaron 82 días de cero homicidios, algo impensado por los duros enfrentamientos que llevaban esas bandas criminales.
Un mes después, el 7 de diciembre, se inició una mesa de diálogo en la que hizo presencia el presidente Petro y la vicepresidenta, Francia Márquez, con la idea de que se sometieran a la justicia y pacificaran al puerto. Aunque en las comunas 7, 8, 9, 10, 15 y 16 del puerto no cesaron las extorsiones ni las fronteras invisibles, la tregua permitió detener durante hechos violentos como asesinatos selectivos y desapariciones forzadas, que venían siendo la constante desde hace varios años.
Una tregua de no agresión era urgente, pues en Buenaventura las bandas criminales hacían su propia ley: imponían toques de queda y restricciones horarias para ciudadanos y comercios, establecían cuándo había y cuándo no la habitual misa de las 7:00 p.m. en la catedral del distrito, extorsionaban impunemente en los barrios que controlaban y convirtieron parques del centro y oriente del municipio en un expendio de droga, como relata la Defensoría del Pueblo.
La Iglesia católica ha estado permanentemente como acompañante y veedor de los avances en los diálogos con las bandas. Monseñor Rubén Darío Jaramillo, obispo del puerto, dijo que la demora en la negociación y los incumplimientos en caso de llegar a consensos serían decisiones lapidarias para la gente.
“Mientras no se negocie, las calles y la vida de los ciudadanos de Buenaventura van a estar sometidas al miedo, a las dudas y al pensar que un mejor futuro es algo no merecido, cuando no es así. Este pueblo sufrido y toda Colombia merecen la paz”, agregó.
Pero los pactos de no agresión se comenzaron a romper. De acuerdo con registros de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), entre enero y mayo de este año se perpetraron por acción de estas dos bandas criminales un total de 42 homicidios, siendo mayo (18 casos) y abril (12 casos) los meses más graves. Solo en mayo hubo 23 enfrentamientos que cerraron un balance de 48 homicidios por causas de confrontaciones de bandas en los primeros cinco meses del año.
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Respecto a otros flagelos, la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (CODHES) documentó que en el distrito de Buenaventura se “registró un aumento del 41.1% en el número de víctimas de desplazamientos masivos y múltiples en el primer semestre de 2023, en comparación con todo el año 2022″.
En concreto, según CODHES, como consecuencia de los choques entre bandas criminales allí, “de los nueve eventos de desplazamiento masivos y múltiples ocurridos en 2023, tres fueron urbanos en las Comunas 6 y 7, agudizados por enfrentamientos entre las bandas de Shottas y Espartanos y sus alianzas con los grupos “Los Chiquillos” y el “Cartel Jalisco Nueva Generación””. Y por si eso fuer poco, en las zonas rurales de Buenaventura (donde están cerca del 66% de los desplazados internos) hay constante operación de la guerrilla del ELN y de las Agc.
La paz urbana en Buenaventura parecía un espejismo mientras que los diálogos de paz entre el Gobierno y las bandas de Medellín y el Valle de Aburrá avanzaban. Las dudas sobre la Paz Total comenzaron a acechar más que nunca, pues ante los intentos de negociar con diferentes grupos armados, no se veían resultados visibles en los procesos, a diferencia de la mesa con el ELN.
Este tipo de escenarios llevaron a Danilo Rueda, alto comisionado para la Paz, a un debate de Control Político en el Senado para diagnosticar qué pasaba y cómo podría proyectarse la construcción de paz en los territorios.
Con la instalación de esta mesa, el Gobierno Petro le sigue apostando que su política de Paz Total incluya a las bandas criminales, que pueden sumar unos 1.700 integrantes. Lo hace con miras a un proceso de sometimiento que aún no tiene marco jurídico, pero que, según ha dicho el mismo presidente, tiene el objetivo de eliminar los focos de reciclaje de la violencia.
Los retos de la paz en Buenaventura
Ante el Congreso, Rueda indicó que desde el 7 de diciembre de 2022 lograron cumplir en los barrios con los acuerdos del Paro Cívico. A su turno, el alto funcionario aseguró que con la renovación del pacto de no agresión del 25 de abril de 2023 lograron sentar bases robustas de acuerdos sociojurídicos para someter a estas organizaciones a la justicia.
Sobre este punto, el investigador de Pares Dennis Huffington aseguró que el alto comisionado no estaba en lo cierto. “Sí hubo voluntad por llevar adelante esa tregua, pero las bases fueron frágiles. No es casualidad que mayo haya sido el mes más violento en Buenaventura desde que arrancó el año y que por tanto enfrentamiento en los barrios la gente y los comercios comenzaran a perderle la esperanza de nuevo a un avance real”, explicó.
Un pendiente que dejó Rueda sobre la mesa, y que es alertado por monseñor Jaramillo, es que a Buenaventura le hace falta una oferta institucional para superar la paz. “No es dejar las armas y ya. Es definirles un futuro a los jóvenes que en su momento vieron las armas como su opción. Es desarrollar el puerto y que la vida sea tranquila acá para todos”, le dijo el padre Jaramillo a El Espectador en 2022.
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La instalación de la mesa de este martes no es fortuita y responde en buena parte al diálogo social que tuvo el presidente Gustavo Petro con los grupos urbanos allí hace dos semanas.
Otro factor fundamental, según el investigador Dennis Huffington, fue la identificación plena de los grupos armados con los que se va a concertar. Ya no hay confusión de si son más de dos bandas, pues tanto Shottas como Espartanos absorbieron influencia en combos barriales del oriente de Buenaventura, los llevaron a sus filas y la negociación que llegue con el gobierno los incluirá.
“Los Chiquillos (o Roberts) que son herederos de La Empresa se fueron con Los Espartanos y otra facción de La Empresa, que de hecho antes formaban parte de Los Chiquillos, se fueron con Shottas. Estos son los Jalisco, que hace unas semanas salieron en video amenazando otros grupos. No hay más estructuras, se unieron y se supone que todos ellos están reunidos en la mesa. En el fondo, en Buenaventura no hay bandas que no se identifiquen o como Shottas o como Espartanos”, concluyó.
En contexto: Se instaló la mesa de conversación entre el Gobierno y las bandas de Buenaventura
Al igual que en los diálogos exploratorios, la Sociedad Portuaria, la Cámara de Comercio de Buenaventura, la academia y el gremio de comerciantes de Buenaventura darán un espaldarazo para el avance de la mesa. Este acompañamiento está dentro y fuera de la mesa de negociación que el Gobierno delegó este martes antes de la instalación del diálogo formal.